Mi pasi�n incestuosa surgi� a los catorce a�os, cuando nos
quedamos hu�rfanos de padre y al trabajar Matilde, mi mam�, que al casarse con
su difunto padre en segundas nupcias era su madastra, a la que Dios tenga en su
gloria, como empleada de una empresa de limpiezas en turnos de noche, ven�a a
casa de madrugada, cuando mi hermanastro se iba a la industria en que prestaba
sus servicios, que esta situada en un pol�gono industrial de Zaragoz, con su
motocicleta. Afortunadamente yo a�n permanec�a un ratillo entre las s�banos
esperando la hora de ir al colegio.

Una noche de verano cay� una tromba de agua, en el transcurso
de una tormenta muy fuerte, con mucho aparato el�ctrico y truenos
ensordecedores. Tuve miedo y sin pens�rmelo dos veces me dirig� al cuerto de mi
hermanastro. Yo era una chica muy desarrollada para mi edad y al levantar el
embozo de su cama v� sorprendida que �l estaba desnudo.

Nacho me dijo que pasara tranquila, que �l no me iba a comer,
pero yo cuando me pidi� que me quitara el camis�n y la braguita y me uniera
desnuda a su cuerpo, no lo dud� ni un momento y le obedec�. Not� que me abrazaba
con una pasi�n poco l�gica entre dos hermanos de padre y nuestras bocas se
unieron en un beso muy sensual, y su lengua lami� la mia, mis dientes y hasta el
velo de mi paladar, excit�ndome.

Mi hermanastro me atrap� los pechos, que ya eran como dos
melocotones, aunque mucho m�s peque�os que los de mam�, que parec�a una tetona
de esas que sal�an en las revistas. Nacho que parec�a un expero en acariciar
mujere,s roz� con sus dedos mis pezones tiesos y luego jug� con las zonas m�s
sensibles de mis tetas, llev�ndome al placer m�s alucinante que hasta entonces,
yo que era un cr�a salida pero ingenua, hab�a experimentado.

Inconscientemente agarr� esa salchicha larga que ten�a entre
sus piernas y not� como crec�a y engordaba, a la vez que una humedad
incontrolable me brotaba de mi sexo hambriento, ansioso por sentir ese pedazo de
carne tan delicioso en mi interior, barrenando mis entra�as. Mi amiga Elisa que
ya hab�a follado con varios novietes y con algunos amigos de su primo que eran
veintea�eros, me explic� que una sent�a al ser taladrada por una buena picha un
peque�o dolor, que al poco rato y si el paternaire era algo h�bil, se
transformaba en un placer maravilloso.

Mi querido Nacho puso los dedos en mi chochito y como no
ten�a a�n vello en mi almejita, m�s que una suave pelusilla apenas imperceptible
y rubia, mis labios se abrieron d�ndole acceso al interior de mi sexo, al
botoncito de los placeres que con su manipulaci�n viciosa e impropia de un
hermano creci� y ya perd� el concepto de mi dignidad, qued�ndome como una
esclava d�cil sometida a los tocamientos, a lo que quisiera hacer con mi cuerpo
infantil, que quer�a abrirse como una flor a las dulces manipulaciones que �l me
hac�a.

Se puso excitad�simo cuando me oblig� a amorrarme sobre su
bajo vientre y me coloc� ese falo salvaje y sabroso delante de mi boca y de mi
nariz. Yo no sab�a que deb�a de hacer, pero �l me explic� con palabras muy
groseras, con la poca delicadez de la que suelen hacer los muchachos cuando
est�n cachondos, que se la ten�a que chupar, sin hacerle da�o con los dientes
como si se trata de un helado riqu�simo. Como en aquella �poca por culpa de una
educaci�n muy no�a, y dado que estudiaba en un colegio de monjas, no hab�a visto
"hoja verde", creo que lo hice fatal, pero el deseo de agradarle a Nacho y de
que me considerase algo m�s que una hermanastra, me hizo superarme y poco rato
m�s tarde lo o� jadear y le sali� un chorro de un l�quido viscoso, como especie
de clara de huevo, que siguiendo sus �rdenes me tragu� sin rechistar y se la
chup� hasta que no qued� ni gota de ese tibio semen que me brind�.

Como yo siempre he sido un poco culona y ten�a un trasero
bastante desarrollado, para no dejarme encinta, me pidi� que me diera la vuela y
me echara bocabajo, con la almohada bajo mi vientre y el culo en pompa. El me
mordisque� los gl�teos, me ensaliv� por detr�s la vagina y el ano y con vaselina
me lubric� mi ano. Se apoy� sobre mi espalda y me puso esa estaca dura de nuevo
en mi esfinter empujando con delicadez y poco a poco, notando como su sable me
atravesaba el culito y aunque pens� que me lo desgarraba, en unos cuantos
empujones controlados logr� meterme su gran salchicha en mi agujerito.

Me cogi� de las tetas y me meti� un dedo en la rajita
acariciendo tambi�n mi cl�toris que ya estaba excitado, lo que distrajo mi
atenci�n, me puso como una loca de excitada y goc� como una cerda mientras �l me
enculaba, disfrutando a tope con la tonta de su hermanastra, que para �l solo
era una mu�eca hinchable en la que podr�a vaciarse y encima la enculada y la
mamada le sali� gratis, lo que no le suced�a cuando se iba de prostitutas.

Despu�s dormimos muy abrazados, hasta que al amanecer y antes
de que regresara mam� de trabajar, me fu� a mi cama, despu�s de lavarme la boca
y mi culito que lo ten�a bastante dolorido a causa de sus juegos amorosos, en
los que por vez primera me sent� mujer y fue como un preludio de los goces que
juntos, Nacho y yo, �bamos a disfrutar y que hoy, tantos a�os despu�s tambi�n
nos ponen a tono formando una pareja ideal, en la que ambos nos entregamos a
tope sin reservas ni tabu�s, porque en nuestra relaci�n todo est� permitido.

Dos a�os despu�s disfrutamos Nacho y yo de una acampada en
plena monta�a, a la que fuimos en un puente festivo, enga�ando a mi madre, a la
que expliqu� que ambos nos ibamos con varios amigos, cuando en realidad
estuvimos los dos solos, durmiendo juntos y como consecuencia de esos d�as de
vino y rosas, perd� la virginidad y conoc� el sexo con toda su dulzura, con el
hombe que mejor me hizo vibrar de goce entre sus brazos.

Lo que enturbi� nuestra relaci�n tuvo lugar en una tarde de
domingo invernal, en la que mam� no trabajaba. Yo me hab�a ido a comer con unas
compa�eras de la Universidd y volv� a eso de las cuatro de la tarde, porque me
encontraba bastante mal y regres� antes los previsto.

Como no hab�a nadie en la casa, d� una vuelta por todas las
habitaciones y me extra�� que se hubieran ido dejando la televisi�n encendida y
un par de cigarrilos en el cenicero, a�n humeantes. Fu� a las habitaciones de
mam� y de Nacho y no estaban. Como me estaba haciendo pip� antes de seguir con
la b�squeda me dirig� al cuarto de ba�o y al abrir la puerta o� sus voces
destr�s de la cortina de la ba�era.

Me ech� a temblar, al ver la ropa interior de mam� y la de mi
hermanastro en el bid� tirada, y sus zapatillas en el suelo, mientras que encima
del inodoro se encontraban sus albornoces listos para ser usados por esos dos
traidores. Debo de reconocer que ante ese hecho inesperado, sent� que mi dolor
de cabeza se hac�a insoportable y con decisi�n corr� la cortina y junto a la
nube de vapor les v� a ellos desnudos y abrazados bajo la ducha.

Les insult� y me doli� observar a mam� gruesa y m�s bien
peque�a, pero con unos c�ntaros por pechos, con el rostro sonrojado y ese
vientre gordo que culminaba en un co�o muy peludo para mi gusto, que cubr�a casi
completamente su raja y sus labios, con sus muslos llenos de celulitis y con un
culo que parec�a enorme comparado con el m�o. �Qu� habr�a visto ese cerdo de mi
hermanastro, en la que era la viuda de su difunto padre?

Nacho avergonzado, con ese cuerpo que tantas veces bes� y
lam� en los cuatro puntos cardinales de su anatom�a y ese pene grande y altivo,
entonces ca�do por la humedad de esa ducha c�lida y y la sorpresa de verse
descubierto en plena acci�n punible y despreciable, me jur� que me adoraba y que
era la mujer de su vida. Mi madre, se convirti� entonces en mi rival y a punto
estuvimos las dos, como lobas en celo de echarnos las u�as a la cara, y
ara�arnos hasta que una de las dos derrotara a la que le trataba de quitar a su
hombre, aunque las dos �ramos unas incestuosas asquerosas.

Despues de ese d�a nuestra relaci�n filial fue desastrosas.
No me hablaba con mi madre porque ella pod�a elegir a otro hombre de su edad y
no hacerlo con un joven maravillos, que se hab�a convertido en el amor de mi
vida. A Nacho tambi�n lo perd�, proqeu me obstin� en irme a vivir a casa de t�a
Amalia, la hermana de mi padre y estuve en Madrid, en su casa unos cuantos a�os
hasta que al cumplir los veinticinco, falleci� mam� sin que pudi�ramos
recondiliarnos, cosa que me duele ahora al recordarlo y elpiso lo heredamos mi
hermanastro y yo.

Cuando v� de nuevo a Nacho, me d� cuenta de que ya era un
hombre adulto, pero igual de atractivo. Ten�a una terrible historia de desamor a
las espaldas y a sus veintinueve a�os deseaba rehacer su vida. Al entrar en el
piso que fue escenario de nuestros encuentros amososos, sent� como si el tiempo
se hubiera detenido, como si todo volviera a ser igual que ayer. Sin saber que
hac�a lo abrac� con todas mis fuerzas, y �l me bes� en la boca con id�ntico
�mpetu y pasi�n que cuando los dos �ramos dos adolescentes.

Yo recordaba que hab�a perdido con Nacho la virginidad, que
me hab�a hecho mujer y tambi�n mucho da�o al enga�arme, con mi difunta madre.
Tuve el remodrdimiento de pelearme con ella por culpa del amor de mi
hermanastro. Cuando ambos nos desnudamos mutuamente y nuestros cuerpos se
unieron en un estrecho abrazao en la cama de mam�, sin poder evitarlo ambos
lloramos como dos ni�os dolidos por los avatares de una vida, que para ninguno
de nosotros hab�a sido f�cil.

Me sobraban los polvos que ech� con varios hombres, de los
que no recordaba nada m�s que sus jadeos, y las caras de est�pdos integrales
difrutando de mis encantos de mujer, pero ellos a m� no me hicieron sentir
orgasmos del calibre de los que obtuve con Nacho, mi �nico amor, el pr�ncipe
azul que todas las mujeres tenemos y que pocas veces llega a convertirse en
nuestro compa�ero sentimental.

Fu� pose�da por �l y todos mis m�sculos, vibraron al igual
que mis pechos que �l bes�, y mi vagina que supon humedecer con sus caricias
linguales, y con sus penetraciones que me llenaron de placer; de dicha jam�s
experimentada con ninguno de mis amantes ocasionales. Me hizo un griego fabuloso
y yo le regal� una cubana impresionante entre mis pechos que ahora eran grandes
y redondos, como los de una mujer superdotada, una tetuda como a �l le gustaba
llamarme. Sus labios le dieron a mis pezones el masaje er�tico que ning�n hombre
antes supo brindarme, obsesionados con llen�rmelos de baba o darles
excitadisimos, algunos mordiscos, que yo reprobaba con una bofetada e incluso
con alg�n rodillazo en cierta parte, que los dejaba con pocas ganas de volver a
hacerme da�o en mis fresitas del placer.

Mi hermanastro me confirm� que me quer�a, que deseaba estar
toda la vida a mi lado y hacerme muy feliz. Yo le acept� y desde ese hermoso
d�as enamoradisimos y ya somos padres de una ni�a de dos meses, que es mi viva
estampa y que tiene los ojos y la nariz muy parecidas a las de su abuela, mi
difunta madre, que desde el cielo o donde est� estoy segura de que aprobar�
nuestra relaci�n, aunque sea incestuosa. Yo que se una mujer muy liberal y no me
considero una mojigata, estoy convencida de que amar de verdad nunca puede ser
pecado. �No les parece?

Escribame para comentarios, sobre todo si son chicas. ;-P
jejeje