Relato: Mi t�o el Ranchero (4)



Relato: Mi t�o el Ranchero (4)

Mi T�o el Ranchero CUATRO


El jadeo de mi pap� era demasiado fuerte como para que el t�o
pudiera seguir dormido, que estaba a unos metros. Se oy� su voz ronca,
adormilada y asustada:



- ��Qu� pas� manito?!... �est�s bien?... �a ver!... deja
prender la luz (todo alarmado).


- �No...no...no!... �no la prendas!... el ni�o est� dormido.
No quiero que lo despiertes. �Nom�s tuve una pesadilla, hombre!... eso es todo.


- �Eso es todo?... ��por una pinche pesadilla tanto cabr�n
esc�ndalo?!


- Que s� necio, ya du�rmete. So�� que me ca�a una auditoria
del gobierno. Yo ahorita me recupero y me vuelvo a dormir.


- Aaaay manito... �c�mo traer�s la conciencia de sucia!...
pero si hasta parec�a que te estaban matando... ya ni la amuelas, caray.


- �Que te duermas, co�o!


- T� bueno pues, ya me dorm�... que te recuperes pronto.



Yo estaba petrificado sobre el pecho de mi pap�, sujeto por
su brazo para asegurarse de que no me moviera, de que no hiciera ruido; apenas
respirando lo suficiente para sobrevivir, y as� nos quedamos, est�ticos hasta
que se dej� o�r el siguiente ronquido del t�o. Entonces mi pap� se relaj� y me
solt�. Se incorpor�, puso sus almohadas en mi lugar para sustituir la m�a que
estaba en el suelo. Me acomod� en mi sitio. Yo no lograba imaginar qu� cara
tendr�a mi pap� mientras hac�a todo eso. Me daba miedo que estuviera enojado, o
decepcionado, no lo sab�a porque no hablaba. En la oscuridad busc� la s�bana y
me cubri� de nuevo. Se acomod� a mi lado, como si me fuera a hacer piojito otra
vez, pero no, en cambio, me habl� al o�do, con esa voz de terciopelo de la que
ya me hab�a enamorado:



- �C�mo te sientes hijo?... �est�s bien?...


- �Mmmm?... S� P�... estoy muy bien.


- Oye hijo... (me iba a decir algo, pero no lo dej�).


- Oye P�... t� tambi�n estate tranquilo. No pas� nada malo.
�Te acuerdas de que vamos a platicar de esto cuado lleguemos a la casa? (resopl�
sobre mi espalda ri�ndose y dijo).


- S� hijo, claro que me acuerdo de eso... pero...


- P�... �ya du�rmete!... no tengas miedo, no se lo voy a
contar a nadie.


- S�... eso me queda claro... ya lo acordamos... pero... �t�
no quieres eyacular?... o bueno, no s�...


- No P�. Ya me vine tres veces hoy... (what?!!!... �yo mismo
me delat�?... quise pensar algo inteligente r�pido y lo logr�)


- Hoy...��qu�?!... (pregunt� alarmado).


- Que hoy ya me vine 3 veces... pero no se lo cuentes a mi
t�o que me dar�a mucha pena.


- �Mucha pena?... a ver... cu�ntame...


- Pos nada, que despu�s de que nadamos en el r�o, yo me qued�
muy caliente, y cuando ven�amos caminando de regreso, montado en el caballo, me
la jal� sin que el t�o se diera cuenta. Por eso me dar�a mucha pena.


- Aah... ya entiendo... �te excitaste en el r�o!


- S� P�, un chorro.


- �Y tu t�o no se dio cuenta?


- No P�... �ya nos podemos dormir?


- S� claro hijo, pero acu�rdate de que llegando a la casa
tenemos que hablar de esto, �est� bien?


- Est� bien P�... buenas noches.


- Buenas noches hijo.



De ah� en m�s, lo �nico que recuerdo fue el fuerte sabor en
mi garganta de lo que luego supe que se llamaba "semen" y no "saliva". Yo ya
ten�a 14 a�os reci�n cumplidos, pero nada de "semen", siempre le dec�a "leche",
o "mocos".



La noche termin� con el ruido subyugante de los grillos, el
cuerpo de mi pap� junto a m�, como protegi�ndome y una desconocida sensaci�n de
paz y alegr�a. Con los a�os supe que eso se llamaba "Felicidad".



A la ma�ana siguiente, como era de esperarse, despert� solo
en la cama y solo en la casa... �pero!... lo curioso fue que despert� con mi
short y la camiseta puestos. �Qu� hab�a pasado ah�? Luego me enter�, pero queda
claro que no tengo que explicarlo.



Me levant� y fui al ba�o a hacer lo propio y a cepillarme los
dientes, pero mientras estaba en eso, no pude menos que recordar lo sucedido el
d�a anterior. �Era demasiada informaci�n!... dif�cil procesarla como quien
recuerda una pel�cula o una fiesta. Fue demasiado lo de mi t�o y... �lo de mi
pap�!, que por inesperado tuvo mayor peso, pero hab�a algo clavado en mi mente:
el beso que ten�a que devolverle a mi t�o. Me daba miedo y me daba emoci�n, no
sab�a qu� hacer o pensar, pero fue in�til, porque mi t�o pens� por m�. Lo �nico
que me quedaba claro, era que me hab�a gustado un chingo el sabor del semen. Aun
cepill�ndome los dientes, pod�a sentir en mi nariz el olor de "la salvia" de mi
pap�.



Sal� a la cocina y descubr� un suculento desayuno ya servido.
Desayun� otra vez como n�ufrago y tuve que regresar al ba�o. Saliendo me vest�,
me puse las botas que me hab�a comprado mi pap� para la ocasi�n y fui al corral
donde estaban orde�ando las vacas. Me sub� a la cerca de metal y concreto a
otear todo.



Yo no sab�a que el corral hubiera crecido tanto y tanto,
mucho menos que hubiera tantos empleados, y mucho menos que hubiera tantas
vacas.



Busqu� a mi pap� pero no lo encontr� por ninguna parte. S�lo
vi empleados, vacas y becerros. Me sent� junto al dep�sito de leche y, por si no
lo sabe quien me lee, se acostumbraba entonces a poner el dep�sito de leche
cerca de los becerros, por alguna raz�n que desconozco, pero lo que a m� me
result� obvio, es que tambi�n era el centro de acopio y distribuci�n de
moscas... pero bueno, no me import�. Me puse a jugar con los becerros peque�os,
cuando son� una voz muy familiar para m�: "��Qui�bo cabroncito?!... �hasta que
por fin te amaneci� el d�a...huev�n!". Levant� la cabeza y lo vi venir cargando
una cubeta llena de leche (leche real =) espumeante y con su ropa de car�cter,
es decir: con botas de hule negro, pantalones caqui ajustados y una camisa igual
a la que llevaba cuando fuimos al r�o. Se le ve�a muy contento. Se le ve�a muy
cachondo, la verdad, y tan cachondo se le ve�a, que con cegadora claridad pude
ver que el bulto ajustado entre sus piernas empez� a crecer... �genial!



Lleg�, vaci� la leche que tra�a (la de la vaca, no la suya)
avent� la cubeta y me gui�a un ojo dici�ndome en voz baja: "Esp�rame tantito,
ahorita nos vamos". S�lo asent� con la cabeza y con una sonrisa. Incre�ble o no,
yo ya andaba otra vez caliente, nom�s de verle crecer el bulto en el pantal�n.



Camin� hacia el centro del corral y le grit� al mayoral:
"�Esteban!... �ah� te encargo todo!... vamos a darle de comer a los caballos...
si ves que no regreso, agarra la camioneta y ve a entregar la leche...��me
entendiste?!". O� una voz que le contest�.



Regres�, me dio un golpe en el hombro y me dice: "�V�monos
mijo!... que se nos acaba el d�a". �Que se acababa el d�a?, �pero si acababa de
empezar! Ok, obedec�. Nos subimos ahora al jeep y fuimos hasta el pesebre de los
caballos, mismo que estaba muy lejos del corral de orde�a. Ya en el camino me
dice:



- �Qu� pues mijo?... �c�mo amaneci�! (con su sonrisa c�nica
cl�sica. Yo me re�)


- Dormido y de lado, t�o. �Y usted?


- Pos muy caliente, la mera verdad. Despu�s de lo de ayer en
el r�o, me qued�... �m�s caliente que un comal en fog�n! (Sigui� conduciendo el
jeep y sin decir nada, atrap� mi mano y la puso sobre su entrepierna, y mi mano
se top� con algo muuuy duro, algo ya reconocible para m� y me dice) �Mire nom�s
c�mo me trae cabr�n escuincle!... �esto se tiene que solucionar ahorita mismo!
(y volvi� a soltar su risotada sarc�stica... c�nica... que era lo que me
subyugaba de �l).


- ��Ahorita T�o?!... pero... ����Y MI PAP�?!!!


- Olv�dese de su pap�, que se fue a recorrer solito las
cercas del lado norte y eso queda muy lejos, tenemos tiempo.



"�Tenemos tiempo?", pens�. Entend� que ya se avecinaba el
pago del beso.



- Oiga mijo: �no oy� usted anoche al cabr�n de su pap� con el
esc�ndalo que se tra�a?


- �Mi pap�?... �esc�ndalo?... no entiendo t�o.


- �S� hombre!... quezque ten�a una pesadilla y se despert�
todo ahogado, como si no pudiera respirar.


- Mm... no t�o, no lo o�.


- ��Seguro mijo?!


- Seguro T�o. No lo o�. �Por qu�?... �qu� le pas� a mi pap�?



Se qued� callado un rato. Por la cara que puso, yo retir� mi
mano de su entrepierna y me dice con una gran risa: "��pale Pelao!... no me
quite la mano de ah� porque se me baja". As� que la volv� a poner, pero no a
rega�adientes, lo hice contento. Lo hice contento y muuuuuy caliente otra vez.



- Oiga mijo... lo que pasa es que yo jurar�a que anoche su
ap� hizo cosas raras, como que se la estaba jalando... no s�... algo as�...


- ��Mi papaaaaa�?!... uuy no t�o, imposible, conmigo a un
ladito, no creo que se hubiera atrevido.


- �No?


- No t�o, nom�s no. Pos si le digo que para m� fue mucho que
me dejara ba�arme con �l, primero, y luego que me dejara dormir en cueros con
�l. �Imposible!


- Aaaah... T� bueno pues...



Llegamos a los pesebres, mismos que yo pensaba peque�os, como
para un caballo o dos, pero no, era enorme, mucho m�s grande que la casa en la
que dorm�amos. Antes de bajarse del jeep, me dice el t�o: "Esp�rame tantito...
vete bajando. Nom�s d�jame deshacerme de estos cabrones". Se par� a medio
pesebre reacomod�ndose el bulto, como escondi�ndolo, algo grit� y aparecieron
dos empleados s�lo en pantalones y botas, uno de ellos muy peludo, duro y muy
guapo. Les dijo que mi pap� andaba por el lado norte, revisando las cercas y que
tal vez los iba a necesitar, que "nosotros" nos encarg�bamos de darle de comer a
los caballos, que ellos agarraran dos de los caballos jodidos y se fueran. As�
lo hicieron, pero lo que me llam� mucho la atenci�n, fue que el peludo guapo, en
cuanto termin� de o�r las �rdenes de mi t�o, me volte� a ver a m�, sonri� con
mucha malicia y dijo mientras se pon�a el sombrero sin dejar de verme: "S�
patr�n... ya entendimos... vamos a ir a ayudar al patr�n grande y nos vamos a
tardar un buen rato... no se preocupe.".



Yo necesit� una explicaci�n para eso. �Qu� tan frecuentemente
llevaba mi t�o a chavitos para com�rselos?... �por qu� adivin� tan r�pido el
peludo lo que �bamos a hacer? Eran buenas preguntas para hacerle a mi t�o, pero
las obvi�.



Mi t�o estaba d�ndoles instrucciones. El peludo ya montado en
su caballo, me ech� otra mirada, levant� su sombrero como despidi�ndose de m� y
lo peor: �me gui�� un ojo! �Qu� estaba pasando ah�?



Bueno, se fueron y lo siguiente fue revisar la comida de los
caballos. En realidad s�lo faltaban los dos sementales. Les pusimos la pastura y
mi t�o se ech� para atr�s el sombrero.



- �Listo!... ya acabamos (y me volte� a ver con malicia) �y
usted cabr�n?... �ya est� listo?


- Pos s�... pero... �d�nde?


- Venga. S�game.



Empez� a caminar hacia una monta�a de pacas de pastura y
comenz� a escalar. Yo hice igual, atr�s de �l. Y al llegar al tope y unos metros
hacia el fondo llegando a la pared, hab�a instalado una especie de escondite en
forma de hoyo. Hab�a una l�mpara de bater�as, ropa colgada de un clavo, algunas
revistas y hasta zapatos hab�a.



- �Y esto t�o?


- Ah... es el escondite de los caballerangos. Aqu� se vienen
a hacer sus cochinadas (me gui� el ojo con cinismo)


- �A poco aqu� traen viejas a coger?


- ��Qui�n dijo que con viejas?!


- �No?


- �Ni madres de viejas! Ese peludito apestoso ese que viste
ahorita, se trae en chinga a casi todos los empleado del rancho. �Le encanta
chupar verga al cabr�n!


- Ah...


- Y hablando de chupadas de vergas... �qu� prefiere mijo?
�quiere que me le encuere todo otra vez?, �o as� nom�s me la saco pa que me d�
mi beso?



La verdad es que no pude contestar, ten�a el cuerpo lleno de
miedo, ansiedad porque nos pudieran descubrir, pero tambi�n lleno de lascivia
por lo que representaba estar en ese lugar especialmente hecho para eso. Le
contest� que no sab�a. Me vio la cara de miedo y me dice: "�Venga pa�c�
cabr�n!... usted me debe un beso y me lo va a pagar. Venga, acar�ciemela
tantito". Y r�pido me acerqu� y le puse la mano encima del pantal�n ya levantado
otra vez. "De veras que la tienes grandota t�o". No contest� nada, nom�s se me
qued� viendo a los ojos con una lascivia a�n m�s grande que la m�a. Despu�s se
retir� tantito para desabotonarse el pantal�n y como hablando solo, dice: "Si la
m�a se te hace grande, esp�rate a ver la de Jacinto, el peludo que se acaba de
ir". �Era eso una promesa de que se la ver�a? No entramos en detalles porque ya
se hab�a bajado los pantalones hasta que se atoraron en las botas, se abri� la
camisa y me dice: "��rale mijo!... no se haga pendejo... que esta chingadera ya
est� hirviendo. Y de paso te a vas a enterar a qu� huele un hombre caliente". Su
verga parada apuntaba hacia un lado.



Mi boca y mi garganta estaban secas. Me costaba trabajo
respirar. Pero no me amilan�. Me acerqu� y al verla de cerca, volv� a caer
hipnotizado por el espect�culo del paquete de mi t�o. La tom� con una mano y
enseguida retraje el prepucio hasta el tope, lo que efectivamente me brind� la
oportunidad de percibir por primera vez el olor de un hombre caliente. Se
parec�a mucho al olor que mi verga ten�a a veces, pero este era mucho m�s
intenso y no me desagrad�. A penas la hab�a tocado, dice el t�o: "aaay
cabroncito, tienes magia en las manos... nom�s con tocarme ya me quiero venir...
�mira nom�s c�mo me tienes!".



Estuve acarici�ndolo un buen rato. El beso se me hab�a
olvidado. La sensaci�n era por completo diferente al la del r�o, pues ahora
estaba seco. Aprovech� para sentir sus huevos peludos y result� ser una bolsa
pesada que ocup� toda mi mano. Me pidi� que se los apretara y obedec�. Gimi�
como mula cargada. As� estuvimos mucho tiempo, pasando de sus huevos a la verga
y viceversa, hasta que me dice en voz baja: "A ver cabr�n, encu�rate t�
tambi�n... hay que hacer la cosa pareja". Me daba miedo desnudarme ah�, donde
podr�an sorprendernos, pero obedec� y qued� igual que �l: el pantal�n hasta las
botas, la camisa abierta y el coraz�n queri�ndoseme salir del pecho. Y de pronto
los planes cambiaron un poco, porque sin decir nada, se tir� al suelo para
hincarse, me atrap� por la cadera y me jal� hacia su boca abierta. Por un
momento vino a mi mente la imagen de los becerros abriendo el hocico para
atrapar la teta de vaca y as� lo hizo con mi verga.



��� Otra vez de regreso al mundo de �xtasis!!! Impulsivamente
atrap� su cabeza con ambas manos para descubrir que sus orejas tambi�n estaban
muy calientes. Pronto empez� a jalarme al mismo tiempo que mov�a su cabeza hacia
adelante y hacia atr�s. �El t�o se hab�a olvidado del beso? Luego hizo algo
nuevo para m�: empez� a lamer mi panza hasta llegar a mis tetillas y las empez�
a succionar, pero no soport� la sensaci�n, demasiado intensa, as� que lo empuj�
para que dejara de hacerlo. Y pregunta: "�Qu�?... ah s�, su beso, a ver,
si�ntese en esas pacas para que le quede a la altura del hocico y no batalle
mucho mijo". Camin� como pude con las piernas atrapadas por el pantal�n y me
sent�. �l ya estaba instalado moviendo su verga en bamboleo, avanz� en peque�os
pasos, atrap� mi cabeza con una mano y dice: "A ver cabr�n... abra la buchaca".
Apoy� mis manos en sus mulsos velludos y abr�.



No hab�a condici�n f�sica que permitiera que aquello pudiera
entrar completo en mi boca, y mucho menos en la forma brusca que �l lo quiso
hacer. Me retir�, volte� hacia arriba para verlo y le dije que mejor me dejara
que yo lo hiciera. "��rale pues mijo!... aqu� al cliente lo que pida" y apoy�
las manos en la cadera con su sonrisa c�nica. La atrap� con la mano, le di unos
cuantos jalones al prepucio, y finalmente me anim� a chupar su glande. Nom�s o�:
"Aaaaaay... que rico".



Estuve chupando y ensalivando su glande un buen rato hasta
que me volv� a animar y la met� un poco m�s. Poco a poco se me fue distendiendo
la boca hasta que pude meterla hasta mi garganta pero fue demasiado. No supe qu�
fue, pero la de mi pap� no me hab�a ocasionado impulso de v�mito y �sta s�. Me
retir� por completo y le dije que mejor no, que ya me hab�a arrepentido. "��C�mo
hijos de la chingada no?!... si yo a usted se la chup� hasta que se vino en mi
boca. ��ndele!... vu�lvale a hacer". Y la volv� a meter a mi boca mientras me
masturbaba, pero la verdad es que no pude, era demasiado grande. Me volv� a
retirar para ser terminante esta vez y suspender la maniobra. En realidad yo
quer�a que �l me la chupara a m�, pero no alcanc� ni a protestar, porque se
oyeron los gritos de alguien llam�ndolo desde el pie de la monta�a de pacas. Y
dice mi t�o: "���Me lleva la chingada!!!...es el cabr�n de Jacinto... a ver
mijo, v�stase r�pido y aqu� esp�reme".



�Salvado por la campana?... no lo supe, yo no quer�a
mam�rsela pero tampoco quer�a que la cosa terminara as�. Pero menos a�n quer�a
que Jacinto se diera cuenta o adivinara de lo que est�bamos haciendo. Ambos nos
terminamos de vestir r�pido y el t�o comenz� a bajar por donde subimos. Y eso de
que lo esperara ah�, ni pensarlo. Rode� "le escondite" y comenc� a descender por
la parte lateral de la monta�a. Desde donde estaban no hab�a manera de que me
vieran, y el ruido es casi imperceptible. Baj�, le di la vuelta a la caballeriza
y volv� a entrar por la puerta grande. Entonces vi a mi t�o bajando otra vez,
con cara de desconcierto y al verme a lo lejos, me grit� que fuera para all�.



El peludo guapo malencarado, ten�a el sombrero echado para
atr�s, los brazos cruzados y las piernas muy abiertas. Esperaba una resoluci�n
de parte del t�o. Y como si ah� no hubiera pasado nada, me dice el t�o: "Mijo,
qu� bueno que aparece. Su pap� quiere que lo alcance porque quiere ense�arme no
s� qu� chingaderas. Mire mijo, agarre el jeep y ll�veselo a la casa, al cabo que
ya le entiende bien a la manejada y ah� nos espera. Yo me voy a ir a caballo. T�
Jacinto te quedas aqu� porque los caballos no se pueden quedar solos".



De ser un c�nico pervertido, pas� a ser un sol�cito y
obediente empleado mi t�o. Se fue al galope. Como nunca hab�a cruzado palabra
con Jacinto, pens� en nom�s dar la media vuelta y largarme, pero por supuesto,
teniendo muy en mente la curiosidad por la verga de ese hombre, pero ni hablar,
ah� no hab�a nada que mi mente pudiera maquinar para poderla ver... �nada?...



Sin m�s, me la di la vuelta y enfil� mis pasos hacia el jeep,
pero se dej� o�r la voz grave de Jacinto:



- Oiga Patr�n Chico... �a poco se va a ir sin ver el potrillo
nuevo de "La Canela"? (me volte� emocionado)


- �Ya pari� la canela?


- Ya Patroncito, ya va para dos semanas que pari�.


- �A verlo?, �d�nde lo tienen?


- Ac� �st�n los dos, venga.



Se dio la vuelta y lo segu� hasta el fondo, pasando por un
lado de la monta�a. �l iba adelante de m�, callado. Y s�, efectivamente
apestaba, as� que no me le acerqu� mucho. En el trayecto, se quit� la camisa y
la dej� colgada en alg�n palo. WOW... �qu� espalda!... total contraste con su
pecho pues no ten�a un solo vello. Sigui� caminando y llegamos. El pesebre de La
Canela estaba en esquina y �l se acerc� por un lado y yo rode� la esquina para
pararme del otro lado, por dos razones: Una, no quer�a volverlo a oler, y Dos,
quer�a verlo de frente.



Estuvimos un rato contemplando el potrillo, estaba hermoso.
Le hice varias preguntas pertinentes y �l me contestaba lac�nico, pero con esa
mirada torva que no dejaba de inquietarme. Se hizo un rato de silencio y como a
prop�sito, el potrillo comenz� a orinar. Yo lo vi con ternura, pero la ternura
se disip� rapid�simo porque el tal Jacinto dice, al mismo tiempo que empieza a
bajarse el cierre: "Pos es que de ver dan ganas Patroncito" y se sac� la verga y
se dispuso a orinar. "�A poco a usted no le dan ganas de orinar cuando alguien
m�s orina por ah�?". Levant� los hombros y algo le contest�. Mis ojos me hab�an
vuelto a traicionar porque estaban adheridos a una manguera oscura y fl�cida de
f�cil 20 cent�metros. Lo curioso es que no estaba orinando, por el contrario, se
dio cuenta de que no pod�a quitarle los ojos, y se acomod�, es decir, se hizo un
poco para atr�s para que pudiera verlo bien de cerca a cerca y le dio unas
sacudidas. Mi boca habl� por voluntad propia:



- �Pero si ni est�s orinando!


- Ah� va... ah� va... �usted no tiene ganas?


- No... orita no...


- S�quesela patroncito, y va a ver que en cuanto empiece a
mear yo, se le va a antojar a usted.



Por alguna raz�n que huelga explicar, hice lo recomendado,
pero yo saqu� una r�gida regla apuntando hacia arriba. Se hizo el silencio. Yo
viendo la suya y �l viendo la m�a, en completo silencio. Al verme, comenz� a
sacudirla con cadencia y r�pido se le empez� a parar. Sigui� y sigui� hasta que
se vio armado con un instrumento de entre 25 y 30 Cms. Avanz� un poco hasta que
pudo recargarla sobre uno de los palos y comenz� a mover la cadera como
cogi�ndose la cerca. No me quitaba los ojos de encima, ni yo a �l. Y como ya
est�bamos en el entendido de la excitaci�n exhibida, se meti� la mano a la boca
y la sac� repleta de saliva, la embarr� en su verga y se empez� a masturbar
lentamente.



Mi excitaci�n era demasiada, pero la imagen de mi padre de
pronto vino a mi mente y decid� dar por terminado aquello, adem�s, ya se la
hab�a visto, que era mi objetivo. Le dije:



- No. Nada sali�. Como t� no orinaste a m� no me dieron
ganas. Ya con eso (y me la met� al pantal�n)


- No patroncito... esp�rese. Dicen por ah� que chup�ndole se
pueden sacar los orines (me re�)


- Eso no es cierto.


- A ver... vamos probando... d�jeme que se los saque
patroncito... (sin dejar de masturbarse despacio).



Me qued� inm�vil, tentado diab�licamente por ese tipo que
estaba hecho un adonis, pero lo pens� dos veces y le dije que no gracias. Sal�
corriendo ya sin mirar para atr�s, me trep� al jeep y lo llev� hasta la casa.
Apagu� el motor y me recost� en el asiento, tratando de recuperar la
respiraci�n. Tratando de recuperar la cordura y sobretodo, que me dejaran de
arder los cachetes y las orejas. Y tanto me fui relajando, que me adormil� ah�
en el jeep. Corr�a un aire fresco y no hab�a moscas.



Yo estaba totalmente perturbado por la excitaci�n y el
domingo apenas comenzaba.



CONTINUAR�




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Relato: Mi t�o el Ranchero (4)
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