Relato: El gordo precoz (8)



Relato: El gordo precoz (8)


EL GORDO PRECOZ (8)


CAP�TULO VIII: LA PAREJA IMBATIBLE.




Despert� en mitad de la noche, para darme cuenta que Juan no
estaba en la cama ocupando su lugar a mi lado. Mir� hacia el ba�o y vi que la
puerta estaba entornada y hab�a luz en el interior.


Aparentemente ninguno de los dos pod�a conciliar el sue�o.


Rememor� los instantes posteriores a mi llegada al
departamento de Juan hac�a apenas un par de horas.


Luego de confesar que me necesitaba, mi amigo me abraz� con
mucha fuerza, como temiendo perderme.


Me cont� que se hab�a puesto en contacto telef�nico con el
abogado y que se ver�an a la tarde siguiente para hablar de todos los detalles
referentes a su divorcio. Toda la conversaci�n la mantuvo aferr�ndose a mi de
una forma casi desesperada.


Cuando le pregunt� qu� le suced�a, me contest� que me
admiraba mucho.


"Juan, no quiero que me admires. Me gustar�a que el
sentimiento que tengas hacia m�, sea m�s fuerte a�n. Pero no tengo ning�n
derecho a ped�rtelo. No te puedo pedir que me quieras como yo a ti." Dije y
nuestras miradas colisionaron.


Perd� la noci�n del tiempo.


No s� exactamente qu� tanto nos mantuvimos mir�ndonos a los
ojos.


S�lo s� que estuvimos as� hasta que �l quebr� el silencio.


"Qu� es lo que me est�s haciendo, Zesna?" Pregunt� de
repente.


"A qu� te refieres?" Dije sorprendido.


"Es que estoy todo el tiempo pensando en ti." Confes�.


No vi ning�n atisbo de sonrisa en su rostro.


Es m�s a�n, �l aparentaba estar preocupado por lo que acababa
de decir y no lo ve�a muy convencido de que �l realmente quisiera hacer lo que
dijo.


"Est�s hablando en serio?" Dije para convencerme de ello.


Asinti� con la cabeza.


Apret� el abrazo a�n m�s fuerte.


"Por favor, qu�date conmigo esta noche, si?" Me suplic�.


No hac�a falta que me lo rogara. Hasta estaba dispuesto a
pagarle para que me lo permitiera hacer.


Fuimos a dormir juntos, nuevamente en su cama matrimonial de
la misma forma que antes: �l con sus calzoncillos y otra remera igualmente
gastada a la que ya le conoc�a. Y de nuevo fuertemente abrazados, pero ahora,
apoy� uno de sus gruesos muslos, y con �l me aprision� contra la cama.









Mis pensamientos se esfumaron repentinamente cuando escuch�
un lloriqueo que proven�a del ba�o.


Juan se hab�a levantado en medio de la madrugada y yo pens�
que estaba orinando, pero para decir la verdad, ya hac�a un rato bastante largo
que no ten�a noticias de �l.


Me levant� de la cama, y fui sigilosamente hacia el lugar
donde se encontraba mi amigo.


A medida que me acercaba, escuchaba que los lloriqueos iban
acompa�ados de palabras ininteligibles.




Me asust�.


Abr� la puerta cautelosamente para ver si Juan necesitaba
ayuda, y lo vi de espaldas vistiendo tan s�lo la remera gastada y completamente
desnudo de la cintura para abajo con los calzoncillos ca�dos hasta los tobillos;
con su mano izquierda levantando su panza y con la otra escondida debajo de su
imponente vientre movi�ndola fren�ticamente. Intentaba masturbarse en forma
desesperada y casi salvaje, de una manera por dem�s violenta, mientras entre
jadeos emit�a unas palabras que a�n no lograba distinguir, una y otra vez.


Acerqu� mi o�do lo m�s dentro que pude para lograr escuchar
qu� era lo que dec�a, o m�s literalmente, qu� era lo que escup�a, ya que entre
sollozos, desped�a saliva a granel, cada vez que balbuceaba esa frase que a�n no
entend�a.



Abr� un poco m�s la puerta para poder ingresar al ba�o lo m�s
silenciosamente posible, y poder finalmente escucharlo sin que se percatara de
mi presencia, mientras todo su cuerpo se sacud�a y temblaba descontroladamente
para todos lados.


"Yo no soy un gordo puto! Yo no soy un gordo puto! Por favor,
no puedo! Alguien que me ayude!" Gem�a lloriqueando mientras con cada palabra
que pronunciaba segu�a escap�ndose gran cantidad de segregaci�n de su boca, al
tiempo que no paraba de mover la mano salvajemente debajo de su vientre.



Ahora me aterr� y mis ojos se llenaron de l�grimas
instant�neamente.


"Por lo que m�s quieras, Juan, d�jame ayudarte con lo que te
pasa." Le rogu� sin poder evitarlo, interrumpiendo desesperadamente a mi amigo y
deseando fervientemente tener la posibilidad de poder hacer algo por �l. Me
hac�a mucho da�o ver con ese sufrimiento a alguien a quien yo quer�a mucho.



"Oh, Dios m�o. Qu� est�s haciendo aqu�?" Dijo cancelando
r�pidamente la acci�n, y presa de una verg�enza may�scula debido a haberse
quedado completamente al descubierto en tal inc�moda situaci�n, al mismo tiempo
que quitaba inmediatamente la mano de su miembro y con la otra tomaba su bata
que estaba colgada cerca suyo y se cubr�a parcialmente.



Me acerqu� hasta tener su cara a dos cent�metros de la m�a.
Un rostro completamente avergonzado y lloriqueando sin parar, como un chico al
que se le ha sorprendido en plena travesura,.


"Quieres que te demuestre lo mucho que me gustas? Quieres que
te demuestre las ganas que tengo de darte placer? Quieres dejarme ayudarte con
lo que te sucede? Quieres que sea yo el que te d� lo que tanto necesitas?
Quieres permitirme ayudarte y mostrarte que me gustar�a ser tu esclavo en la
intimidad para satisfacerte en todo lo que necesites, en todas tus fantas�as y
en todas tus necesidades? Quieres de una vez por todas comprobar que no hay
absolutamente nada que yo no har�a por ti?" Le dije con l�grimas en los ojos.
"Me permitir�s darte todo el placer que no te han dado antes, y que yo estoy
dispuesto a hac�rtelo sentir solamente para tu propia satisfacci�n? Juan, me
permitir�s llegar a donde nunca nadie ha llegado antes, jam�s?" Finalic� m�s
como una s�plica que como un pedido expreso.


Obviamente no recib� respuesta, por lo que intent� tomarle la
mano que sosten�a la bata para volver a dejarlo desnudo, forcejeando con �l
duramente ya que nuevamente se resist�a.


Yo ya estaba dispuesto a no esperar m�s. No por mi, sino por
�l mismo. Se estaba haciendo mucho da�o, y yo estaba seguro que lo pod�a ayudar
con esto que le pasaba.


Lo mir� fijamente mientras le posaba una mano debajo de su
abdomen por sobre la bata cerca de donde deber�an estar sus genitales. Sus
peque�os ojos color miel claro se agrandaron como nunca los hab�a visto antes,
mezcla de sorpresa, incredulidad y quiz�s algo de rechazo, no pudiendo creer lo
que yo le estaba haciendo. Supe que su verg�enza ya no le ir�a a desaparecer de
su rostro, pero no me import� en absoluto, ya que deb�a irse acostumbrando poco
a poco y de una buena vez a que mis palabras siempre reflejaban la verdad
absoluta acerca de mis sentimientos hacia �l.


"No hay absolutamente nada que yo no har�a por ti."


"Juan, me permitir�s llegar a donde nunca nadie ha llegado
antes?" Rogu� con todo mi ser y termin� la frase con un "Por favor!"


Creo que esas dos frases reflejaban �ntegramente mis
prop�sitos, mis anhelos, mis m�s sucias fantas�as, pero sobre todo, y como ya es
una constante en m�, que antepongo el placer de mi gordo frente a mis propias
satisfacciones, esas dos cl�usulas deber�an despertarle el bichito de la
curiosidad, hacerle volar la imaginaci�n, juguetear con sus m�s rec�nditas y
morbosas fantas�as, poner en pr�ctica aquellas cosas que nunca se habr�a animado
a hacer y quiz�s ya se hubiera resignado a no realizarlo jam�s; o en todo caso,
aprender de experiencias nuevas que lo podr�an transportar a l�mites nunca antes
sospechados, como yo ten�a la plena certeza de que deber�a ser.


Nuestras miradas se estaban estudiando como para reconocer
cada pulgada de nuestros ojos, y de repente le ped� que se diera vuelta, lo que
lo puso extremadamente nervioso.


"T� me la quieres meter!" Dijo apavorado. M�s que una
pregunta pareci� ser una afirmaci�n.


"No, si t� no quieres. Eso es lo que te ha tenido preocupado
todo este tiempo?" Pregunt� comprendiendo finalmente. "Mira, yo no voy a hacerte
nada que tu no desees. En este momento, ten�a pensado lamerte el culo con la
lengua." Dije sabiendo que posiblemente se volver�a a ruborizar. "No te resistas
m�s, Juan. Entr�gate de una vez por todas a tus sentimientos. Deja de resistirte
a gozar plenamente."


Quiso negarse, pero lo gui� para que se diera vuelta, esta
vez sin ofrecer demasiada resistencia.


Me arrodill� y toqu� ambas nalgas con mis manos y las separ�.
Saqu� la lengua lo m�s estirada posible y con ella me abr� camino por su raja
terriblemente h�meda y visiblemente profunda hacia su orificio.


Mientras le rozaba el sector con la lengua, Juan comenz� a
temblar, y mucho m�s a�n cuando alcanc� a llegar a su agujero tantas veces
anhelado, por lo que aprovech� y deslic� una de mis manos por debajo y
abri�ndole los muslos apretados, para lograr asirle los genitales por detr�s.
Llegu� apenas con el tiempo suficiente como para rozar sus test�culos, cuando
dos segundos despu�s un diluvio de l�quido viscoso y caliente comenz� a mojarme
toda la mano, mientras violentas convulsiones hicieron sacudir de forma nerviosa
a mi obeso amigo, al mismo tiempo que descontrolados espasmos y gemidos
guturales quebraban completamente el silencio del cuarto de ba�o y denotaban una
explosi�n de placer, pero que sospechaba que a�n hac�a un esfuerzo supremo por
resistirse a reconocer y por ende tambi�n a negarse a disfrutarlo plenamente.


Era posible que cada vez que comenz�bamos a hacer algo, �l
eyaculaba? No me equivocaba en lo absoluto en afirmar que este desorden ten�a
algo que ver con lo que le hab�a hecho el hijo de puta del sacerdote.



"Juan, nuevamente quiero que seas sincero conmigo, como lo
has hecho siempre." Le dije mientras me pon�a de pie. "Te gust�?"


Tras mirarlo por un momento que me pareci� una eternidad,
asinti�.


Llev� mi mano seca a su pecho, y lo apoy� sobre su remera
gastada. Comenc� a moverla en c�rculos, mir�ndolo a los ojos. Los suyos iban y
ven�an vi�ndome directamente, y a veces haci�ndolo de reojo con intermitencia
hacia mi mano toc�ndole las gigantescas tetas. Otras veces, alternaba bajando la
mirada y volviendo a repetir la secuencia. Sab�a de su nerviosismo. Estaba
seguro que estaba luchando fuertemente contra ello.


Roc� su pez�n por sobre su remera.


Se puso en un estado de tensi�n completo. Vi c�mo apret� sus
pu�os.


Pellizqu� dulcemente su erecta tetilla con el pulgar y mi
dedo �ndice, siempre por sobre su prenda.


"S� que te gusta mucho." Dije sonriendo. "S�lo d�melo para
que pueda seguir confiado que no te hago sufrir. De lo contrario me vuelvo a la
cama." Sab�a que estaba siendo perverso, pero quer�a que fuera participativo. No
deseaba que se mantuviera completamente pasivo o ajeno a todo lo que le hac�a.


"S�." Dijo solamente, y fue suficiente para darme m�s �nimos.



"Por favor, qu�tate la remera!" Le ped� sin saber si lo ir�a
a hacer o no.


Ante mi sorpresa, se tom� la remera gastada con ambas manos y
se la fue levantando lentamente sin apartar su vista de mis ojos. Supongo que lo
deseaba hacer, pero tem�a que me mofase de �l.


Cuando finalmente sus pectorales lograron quedar
completamente desnudos, mis ojos se agrandaron, y mi boca necesit� un babero
para contener todo el l�quido que chorreaba por entre las comisuras de mis
labios. Por vez primera pude apreciar todo su descomunal pecho con unos pocos
pelos rubios, suaves y finos desparramados por entre sus tetas, cuyos tama�os
junto a los de sus pezones casi me hacen desmayar de la emoci�n. Casi diez
cent�metros de cada una de sus aureolas ovaladas por estiramiento estaban
deleitando mi visi�n, resign�ndome a que no podr�a meterme en la boca cada una
de ellas en forma completa. Aunque como no soy tan glot�n, igualmente me ir�a a
conformar con una gran porci�n.


No pude menos que mirarle a los ojos que estaban expectantes
de mis reacciones ante su cuerpo. Intent� agachar la cabeza nuevamente
avergonzado y comenz� a sonrojarse.


"No, Juan. Nunca m�s!" Le dije mientras con esa misma mano
seca le devolv�a el rostro a su posici�n inicial. "Nunca m�s te averg�ences de
tu cuerpo cuando est�s conmigo. Eres hermoso, te mire por donde te mire." Le
dije apoyando ahora mi mano mojada de su propio semen por encima de su pez�n
derecho y pint�ndolo literalmente con su leche; y acto seguido hice lo mismo con
el izquierdo chup�ndolos y lami�ndolos a discreci�n, demostr�ndole sin ning�n
lugar a dudas mediante mi desesperaci�n por secarle esos descomunales senos con
mi boca, todo lo mucho que me gustaba su cuerpo.


Los retorcijones de Juan no eran de esperarse en absoluto
cuando succion� ambas tetas hasta que le quit� completamente todo resto de
esperma de all�.


Hasta percib� que le temblaban las piernas y tuve temor de
que se pudiera caer por la excitaci�n.


Lam� todo el pecho, a lo ancho, largo y alto.


Chup� todo lo que estuvo a mi alcance, y cada vez que le
rozaba las tetillas con la lengua o los labios, �l se desesperaba de placer.
Ten�a esa parte sumamente sensible. Y me alegr� por ello.


Estuve seguro que nunca nadie le hab�a hecho esto. Jam�s.


Cuando hube finalizado, acerqu� mi boca a la suya, y nuestras
respiraciones se volvieron m�s intensas, casi dir�a furiosas, o tal vez
salvajes.


Le mir� sus labios con lujuria mientras me mord�a los m�os.
�l lo not�, pero esta vez no apart� la vista de mi rostro. Mir� mi boca y acerc�
su rostro inund�ndome con su aliento. Cerr� los ojos esperando lo inevitable.


Sus labios se posaron encima de los m�os, y un beso como un
chasquido son� en el silencio.


Nuevamente t�mido, breve y torpe, como la primera vez.


Pero otro beso, al fin.




"Juan, quiero ducharme contigo." Le dije.




No estuvo muy convencido, pero definitivamente no se estaba resistiendo m�s a
mis pedidos.


Abr� el grifo de la ducha.


Me arrodill� y permit� salirse completamente a los
calzoncillos de sus pies, y tom� un poco de distancia para verlo mejor.


"Juan, estoy seguro que nunca te han dicho lo hermoso que
eres." Dije, y de pronto record� algo que �l mismo me hab�a dicho en una
oportunidad, y le pregunt� acerca de ello como para quedarme completamente
seguro. "Dime la verdad, alguna vez alguien te ha visto as� desnudo, quiero
decir, as�, siendo adulto, completamente desnudo?"


"No." dijo simplemente.



Le cre�.


Fuera de su madre, que le habr�a ba�ado cuando era un ni�o, y
descontando la experiencia del sacerdote degenerado, aunque tampoco era un
hombre en ese entonces, nunca hab�a dejado a ninguna otra persona verlo as�
siendo un adulto.


Me emocion� por ser la �nica persona en tener ese privilegio,
a�n por encima de sus dos ex esposas, sabiendo que �l era consciente de todo lo
que yo le estaba haciendo, y que no hubiera podido realizarlo de ning�n modo si
�l no estuviera plenamente dispuesto a permit�rmelo. Le di las gracias por ello,
y nuevamente su rubor sali� a flote, pero ya no opon�a resistencia, y eso era
muy importante.


Eso era lo m�s importante.


Me quit� los calzoncillos, lo tom� de una mano, y lo conduje
debajo de la ducha caliente.


Qued� de pronto hipnotizado por segunda vez al verle esos
hermosos ojos debajo de la lluvia. Hasta pude sentir un click imaginario en ese
preciso instante.


Nos miramos por largos diez o quince minutos como
explor�ndonos los ojos primero y luego toda la cara, s�lo sosteni�ndonos
fuertemente por nuestros brazos como para que ninguno de los dos se fuera a
resbalar y caer.


"Qu� te sucede?"


Todo ir�a a suponer que hab�a sido yo el que formul� esa
pregunta, pero no, fue Juan el que la hizo esta vez.


"Juan, eres una de las personas m�s hermosas que he conocido
en mi vida. Y no hablo s�lo de tu cuerpo, sino tambi�n de tu interior." Le
confes�.


"Est�s bromeando, verdad?" Pregunt� comenzando a sonre�r a
causa de lo que crey� que era una broma.


Un di�logo silencioso hubo entre nosotros, como para evitar
que ni siquiera las paredes oyeran.


Negu� con la cabeza muy seriamente, confirm�ndole para que no
le quedara ninguna duda y mis ojos le rogaron que hiciera algo por m�. Adivin�
que me preguntaba con su mirada qu� pod�a hacer, y simplemente baj� la vista
hacia su boca levemente, y le volv� a depositar la mirada lentamente sobre los
ojos.


Se lo estaba suplicando en verdad, y �l entendi�
perfectamente.


El agua de la ducha actu� como �nico testigo de nuestro
primer beso apasionado e interminable. La intensa lluvia hizo correr las
l�grimas que brotaban de nuestros ojos haciendo disimular el llanto de felicidad
que ambos ten�amos en ese momento.


Lo sab�a!


�l tambi�n lo estaba deseando desde el mismo d�a en que nos
conocimos. Desde el mismo momento que puso su mano sobre mi hombro para
susurrarme "C�mo te diste cuenta?". Desde el mism�simo instante en que el
cortocircuito delat� la mutua empat�a que se generaba entre nosotros. Ese era mi
m�s preciado secreto para conocer de antemano acerca de la atracci�n que podr�a
sentir un obeso hacia m�. Yo sent�a esa misma sensaci�n por casi todos los
gordos que ve�a, pero no siempre percib�a la misma intensidad de retorno cuando
llegaba el contacto f�sico.


Adem�s, �l sab�a besar.


Por supuesto que sab�a!


Los t�midos besos anteriores, me hab�an hecho dudar de ello.
Hab�an sido tan cortos y torpes, debido posiblemente a su nerviosismo, a su
total falta de experiencia con un hombre, o quiz�s a su temor por ser tildado de
"gordo puto", tal como un cura hijo de mil putas le hab�a dicho para
atemorizarlo, s�lo creyendo que lo hac�a por un breve lapso de tiempo para
evitar ser delatado por ese inocente ni�o regordete que muy poco sab�a de la
vida, ignorando y mucho menos import�ndole que ese estigma que deposit� en el
cr�o, le podr�a durar posiblemente para el resto de su vida. Juan se negaba a
ser catalogado como "un gordo puto." �l no lo era en absoluto. Era un hombre
hecho y derecho pero que recordaba esa desagradable experiencia que lo persegu�a
como una pesadilla, y que rogaba encarecidamente para que Eduardo pudiera hacer
algo al respecto.


�l no era un gordo puto, ni yo mismo me consideraba puto en
absoluto. A mi me gustan s�lo los obesos, pero tambi�n las obesas. No me gusta
otra clase de hombres ni de mujeres. Y a �l, jurar�a que tampoco le gustaba
cualquier hombre que pasara por la calle. Para ser sincero totalmente, dudo
mucho que alguna vez se le hubiera cruzado por la cabeza tener alguna clase de
relaci�n con otro hombre, salvo la de amistad. Pero nunca sexo, nunca un beso en
la boca, nunca un manoseo en los genitales. Esto se dio de una manera lenta y
natural, como deber�an darse todas las relaciones que pretenden ser serias.
Nunca ir a coger a los cinco minutos de haberse conocido. Eso ser�a sacarse una
calentura y ya. Eso a mi nunca me gust�. D�nde quedar�a la pasi�n, que es en
definitiva lo que hace que fluyan todos los l�quidos corporales internos cuando
se est� con una persona, para poder disfrutar el sexo mucho mejor?


Aunque el sexo no es todo en la vida.



Su beso sin ser demasiado h�medo, era jugoso. Su lengua a�n
no se introduc�a en mi boca, pero me exploraba los labios como queriendo
hacerlo, pero a�n sin atreverse.


Le ofrec� mi ayuda.


Entreabr� apenas mis labios y dej� que mi lengua apenas
rozara la suya, permiti�ndome comenzar a jugar con ella. Lo tocaba y la volv�a a
guardar, una y otra vez, notando su desesperaci�n por querer seguir sinti�ndola
en contacto con la suya. Abr� mis ojos y comprob� que �l los ten�a cerrados. Le
gustaba sobremanera, lo estaba disfrutando y tan s�lo anhelaba que lo hiciera
tanto como yo.


La lluvia continuaba cayendo sobre nuestros cada vez m�s
excitados cuerpos y nuestras bocas estaban muy lejos de despegarse.


Repentinamente sent� que sus gordas manos me tomaban por la
espalda, y comenzaban a explorarme apret�ndome muy fuertemente contra �l. Sentir
esos dedos cortos y regordetes recorrerme la piel, me hac�a temblar de gozo y
satisfacci�n. Levant� mi miembro duro y lo apoy� entre nuestros vientres
apretados entre s�, y el franeleo me volv�a terriblemente loco. Se me aflojaron
las piernas y casi me fui al piso en m�s de una oportunidad, si �l no hubiera
estado sosteni�ndome firmemente contra su cuerpo.


Su lengua ya entraba, exploraba, jugueteaba y volv�a a salir
de mi boca una y otra vez, como si ella fuera su madriguera. Sus labios
succionaban los m�os, a veces con delicadeza, otras con potencia, fuerza y
desesperaci�n, como cayendo en las garras de la lujuria y de una excitaci�n
incontrolable en forma intermitente.


Mi saliva se uni� a la suya y se hicieron una sola que pasaba
de una boca a la otra acrecent�ndose en determinados momentos, hasta que uno de
los dos tragaba un tanto, y volv�a a repetirse el proceso.


Su respiraci�n agitada me golpeteaba la nariz, y viceversa.
Los jadeos de ambos se incrementaron, la sangre empez� a alcanzar su m�ximo
grado de ebullici�n, los descontroles estaban a punto de tomar riendas en el
asunto, y nuestras manos no se aguantaron m�s, y comenzaron a explorar en forma
desesperada absolutamente todo el torso del otro.


Sus dedos me palpaban el pecho, apretujaban mis tetillas,
refregaban mi vientre, se hund�an debajo de mis brazos asi�ndome las axilas, y
todo eso con su lengua inquieta palpitando dentro de mi boca y manteniendo en
jaque a la m�a impidi�ndome volver a introducirla dentro suyo, d�ndome a
entender un silencioso mensaje: "Ahora estoy en control de la situaci�n." Me
alegr� de que fuera as�, y no pretend� obstaculizarlo en absoluto.


Finalmente logr� una intensa excitaci�n que muy pronto dej�
paso a la desesperaci�n mezclada con euforia, y que hizo que aumentara el ritmo
fren�tico de los manoseos.


Mis manos se llenaron con sus pezones, y los pellizcaban con
frenes�, d�ndole un placer indescriptible y nunca antes conocido.


Mi pene duro segu�a apretado entre ambos y s�lo con sus
movimientos reiterados que me rozaba el glande contra nuestra piel, logr�
eyacular en una sensaci�n muy pocas veces alcanzada anteriormente. Es que adem�s
su lengua no dejaba de saborearme por dentro como nunca lo hab�a hecho nadie
anteriormente, mientras sus manos me recorr�an por todo el cuerpo; e
inexplicablemente no me import� en absoluto el haber explotado con tanta
anticipaci�n en esta oportunidad.


�l estaba como desaforado, desenfadado, y salvaje. Segu�a
caliente. Finalmente se hab�a entregado con todo su cuerpo a sus instintos
humanos. De una vez por todas hab�a dejado de lado su pudor, su verg�enza, su
timidez, su desagradable experiencia que lo rotulaba como "gordo puto" y que le
imped�a disfrutar de la sexualidad m�s linda, m�s grande y m�s deseada: la
correspondida; no import�ndole en absoluto el qu� dir�n, o en todo caso
confiando ciegamente en mi, como su amigo, su real amigo, su amigo para todo,
que deseaba tan s�lo compartir muchas m�s cosas a�n con �l. El cari�o, el
afecto, la amistad, el amor, el sexo, la lujuria, el placer, su satisfacci�n y
la m�a propia.


Por primera vez en mi vida, continuaba sumamente excitado
tras eyacular. Nunca antes me hab�a sucedido esto. Mi pene hab�a perdido dureza,
pero no estaba completamente fl�ccido. Continuaba la desesperaci�n de seguir
sintiendo su lengua en mi boca, que me mortificaba cada vez que la quitaba por
unos segundos, antes de volverla a introducir para continuar con las lamidas
interbucales. Sinti� el gusto de mi paladar y la sensaci�n de sentirlo toc�ndome
esa parte tan sensible, me segu�an provocando cosquilleos.


Su mano lleg� a mi muslo derecho por detr�s, y lentamente fue
acarici�ndomelo hacia delante, donde fue directamente a apoyarse sobre mis
test�culos. Los tom�, los sopes�, los acarici� y apret� suavemente. Acto seguido
fue en busca de mi miembro semierecto. Lo asi� con temor y lo tuvo en su mano
ligeramente apretada.


Su lengua a�n continuaba hurgando dentro de mi boca, y sumado
a la sensaci�n de tener mi pene tomado con firmeza bajo la ducha, hizo que �ste
volviera a cobrar lentamente una dureza que tras varios movimientos de vaiv�n,
volvi� a ser extrema. Lejos de retirar su mano de all�, ejerci� a�n m�s presi�n
sobre mi excitado miembro, sinti�ndolo palpitar de suma excitaci�n.


Mi respiraci�n que hab�a descendido su ritmo, reinici� la
agitada secuencia. La suya no menguaba ni un solo segundo, denotando que estaba
sumergido en una vor�gine de lujuria, o tal vez de pasi�n por haberse rendido
finalmente a realizar lo largamente anhelado e igualmente dilatado.


Como respuesta a mis instintos, dej� que mi mano liberara su
pecho y fui en direcci�n a su ombligo, grande y profundo, donde juguete� un
instante con mi dedo. Continu� camino hacia m�s abajo, llegando al l�mite de su
tremenda panza. Sorte� el obst�culo de su doblez levant�ndolo, y prosegu� el
trayecto hacia sus partes m�s pudendas, m�s rec�nditas y escondidas, que
guardaba con extremo recelo.


Su lengua se detuvo expectante cuando sinti� a mi mano
hurgarle cerca de la entrepierna, y mi pene sinti� una presi�n de su mano que
continuaba apret�ndolo paulatinamente cada vez m�s, mientras mis dedos
exploraban toda su zona inguinal hirviendo.


Alcanc� por sobre su gran rollo, un matorral de suaves
pendejos desperdigados, que no eran demasiados, apenas unos pocos que alcanzaban
para dejar al descubierto que estaba ante el umbral de sus genitales.


Detuvo su respiraci�n, se apacigu� su jadeo, a�n not� su
lengua que segu�a sin moverse dentro de mi boca y su mano continuaba apretando
mi erecci�n, sintiendo el palpitar de mi �rgano.


Deseaba con todo mi ser, poder lograr sentir su erecci�n en
mi propia mano. Algo que hab�a anhelado durante tanto tiempo. Lograr llegar a
asirle con firmeza su corto pene, como ya hab�a intuido que ser�a, pero volv�a a
temer que nuevamente fuera v�ctima de una eyaculaci�n precoz que tirara por la
borda todos mis intentos de darle a�n m�s placer masajeando su glande.


Tuve que agacharme un poco para poder alcanzar m�s all� de
sus pendejos. Supuse por unos segundos que �l podr�a ofrecer alg�n grado de
resistencia, pero aunque eso no ocurri�, lo not� como expectante, con la
posibilidad de detenerme en cualquier momento.


Ojal� que eso no suceda!


Por favor!


Mis dedos dejaron su vellosidad para chocarse con una
protuberancia rocosamente dura.


Esper� su reacci�n antes de proseguir.


Silencio.


Quietud.


Todo estaba bien.


Escal� la protuberancia con mis dedos �ndice y medio.


Apenas tres cent�metros de un glande grueso en forma
inveros�mil, comparado con lo que yo hab�a conocido anteriormente, era lo �nico
que sobresal�a de su abdomen. Agregu� mi pulgar para asirlo con firmeza, y
finalmente toda la palma de mi mano se sum� para apretarlo lo m�s fuerte que
pude y para intentar transmitirle toda la emoci�n que me embargaba en ese
momento.


Grande fue mi sorpresa cuando no eyacul� como era de
esperarse. Ahora no quer�a que nada se interpusiera en esta agradable sensaci�n
que ambos est�bamos compartiendo juntos.


A�n estaba expectante, acostumbr�ndose a la idea de que
alguien fuera de �l mismo le estaba acariciando su partes �ntimas guardadas
recelosamente por tanto tiempo.




De pronto un coro de jadeos y gemidos quebr� el silencio. Sus piernas se
aflojaron, y por primera vez desde que comenzamos a besarnos, nuestras bocas se
despegaron abruptamente cuando Juan comenz� a deslizarse suavemente apoyado
sobre los azulejos, que fue el verdadero motivo por el cual lleg� hasta el piso
y no cay� pudi�ndose lastimar con la ca�da, ante la imposibilidad m�a de poder
ayudarlo que a pesar de que intent� sostenerlo con fuerza, me llev� con �l
directamente hacia el piso


At�nito, lo mir� sentado de culo en el suelo mientras la
ducha caliente segu�a corriendo por sobre su obesa humanidad. No sab�a si
finalmente se hab�a hecho da�o, lo cual descart� de inmediato tras verlo
comenzar a re�rse a carcajadas por lo sucedido.


Admirarlo en esa posici�n, con sus ojitos color miel claros
mir�ndome tiernamente bajo la lluvia, me excit� a�n m�s de lo que estaba
anteriormente, y s�lo me dej� caer encima de �l, lo que lo oblig� a recostarse
un poco m�s hacia atr�s apoy�ndose sobre los azulejos de la ducha.


Nuevamente fui con mi boca en busca de la suya, y con mi mano
en pos de su erecci�n.


Sus muslos hab�an ocultado otra vez sus genitales, pero ante
mis caricias en esos lares, �l los abri� de par en par para permitirme llegar a
ellos. Fui m�s por debajo hasta hallar la zona levemente peluda y al dar un paso
m�s llegu� para encontrar su glande en el mismo estado en que lo hab�a dejado un
momento antes. Cerr� mi pu�o alrededor de �l, y Juan busc� mi pene con su mano
al mismo tiempo y volvi� a sujetarla con fuerza.


Nos vimos a los ojos fijamente mientras sosten�amos nuestros
respectivos miembros erectos en nuestras manos.


Esto era muy fuerte!


"Juan, dime lo mucho que te gusta, por favor. Lo necesito."
Le rogu�.


Su mirada y su respiraci�n terriblemente agitada lo estaba
diciendo todo, pero precisaba de su voz gruesa y dulce que me lo terminara de
confirmar.


"No te resistas, por favor. Esto va a ser algo entre
nosotros. Nadie m�s tiene que saberlo jam�s. Qu� temores tienes?" Pregunt�
insistiendo en mi deseo por conocer qu� pensamientos ten�a dentro suyo. "T� no
eres un gordo puto, ni yo soy un flaco puto. Simplemente nos gustamos y nos
disfrutamos. Qu� hay de malo en eso?"


Demor� en responder.


"S�, me gusta mucho." Confirm� finalmente. "Sabes lo mucho
que me cuesta aceptar eso, verdad?"


"S�, lo s�." Contest� y apret� a�n m�s mi pu�o sobre su
glande que lat�a fuertemente. Y como si fuera poco le confes� algo que lo
sorprendi�. "Te amo, Juan!"



Tom� mi �rgano genital que ten�a aprisionado con mucha m�s
fuerza a�n, y lo fue acercando hacia su entrepierna.


"Quita la mano de mi pito." Orden�.


Obedec� sin pedir explicaciones.


Me tir� toda la piel del pene hacia atr�s dejando mi glande
completamente al descubierto, y comenz� a frotarlo contra el suyo propio. Glande
contra glande.


Por Dios santo!


Nunca hab�a hecho nada semejante.


La excitaci�n me desbordaba!


Adem�s de que la sensaci�n era totalmente ins�lita para m�.
El placer me estaba llegando al grado m�ximo en cuesti�n apenas de unos segundos
de haber comenzado ese frotamiento.



Mis l�grimas comenzaron a correr nuevamente por sobre mis
mejillas aunque se perd�an totalmente en la lluvia que corr�a sin cesar
proveniente del duchero.


Ya se hab�a despertado completamente mi gordo, estaba
dispuesto a disfrutarme, a entregarse por completo a sus fantas�as, a sus juegos
deseados o imaginados. Eso que estaba haciendo me llenaba de placer, y sab�a lo
que intentaba lograr.


Aceler� el ritmo de frotaci�n. Mi glande besaba literalmente
el suyo en forma desesperada, y trat� de disfrutar m�s el momento antes de
llegar al cl�max, pero anhelaba hacerlo cuanto antes, y mi lujuria no se pudo
contener.


"Voy a acabar en cualquier momento, Juan." Le dije entre
jadeos que ya me eran incontrolables y al borde de comenzar con los espasmos.


Apur� a�n m�s el ritmo, y de pronto de su uretra comenz� a
salir esperma a borbotones mientras se sacud�a nerviosamente contra los
azulejos, y a�n as�, no ces� de refregar mi glande inundado ahora con su semen,
contra el suyo. Por una diferencia de unos pocos segundos mi eyaculaci�n no
coincidi� plenamente con la de �l. Pero se junt� por sobre y alrededor de su
miembro que comenzaba lentamente a ser engullido por su tremendo vientre.


Ambos casi compartimos al mismo tiempo nuestras explosiones
espasm�dicas; casi eyaculamos en el mismo instante, y eso siempre es muy fuerte
para mi. Es como estar en la misma sinton�a.


La ducha limpi� completamente la mezcla de l�quidos producto
de nuestro acto amoroso e hizo desaparecer lentamente la prueba del delito por
el desag�e.


Nos volvimos a mirar a los ojos y nos fundimos nuevamente en
un beso apasionado.


Sent� que su mano palpaba nuevamente mi entrepierna, y s�lo
encontr� mis test�culos colgando de un miembro totalmente sin vida. Los tom�
sintiendo su peso, presion� levemente, los frot� y los sostuvo all� apret�ndolos
contra mi cuerpo.


Hice lo propio tomando sus grandes bolsas las que sopes�, as�
con firmeza sin apretar para evitar da�arlo, y tambi�n del mismo modo que �l,
los apret� contra su propio abdomen. Ni rastros de su pene.


Apoy� mi rostro en su hombro, y sentimos mutuamente como se
calmaban lentamente nuestros respectivos jadeos y respiraciones mientras ambos
llor�bamos.


No dej� de besarlo por todos los lados donde me era posible
desde esa posici�n, para demostrarle mi gratitud por lo que me hab�a hecho
sentir esa madrugada.


Ambos est�bamos exhaustos.


La calma se apoder� de nosotros, aunque continu�bamos
abrazados con una mano, y a�n sinti�ndonos los genitales con la otra. Esto era
como una comuni�n entre dos grandes amigos.


Dar y recibir placer.


Mis ojos continuaban inundados de l�grimas, pero brotaron a�n
muchas m�s cuando escuch� la �nica palabra que pod�a lograr emocionarme en ese
momento.


"Gracias!" Fue lo �nico que sali� de su boca.


Estaba finalmente reconociendo lo bien que le hac�a estar
conmigo.


Por lo m�s sagrado, dese� que finalmente saliera de una vez
por todas del trauma que acarreaba desde su infancia para gozar plenamente y sin
obst�culos de todo lo que seguramente podr�amos lograr hacer juntos.






Luego de tomar la ducha demorada propiamente dicha, y tras
enjabonarlo, enjuagarlo y comprobarle que no le qued� jab�n en ning�n lugar,
incluido ninguno de sus rollos ni agujeros, fuimos a compartir nuevamente el
lecho nupcial.


Nos introdujimos dentro de la cama completamente desnudos por
primera vez y luego de apagar al luz ambos nos pusimos de costado frente a
frente.


"Juan, debes convencerte que Eduardo se tiene que enterar de
tu problema de la ni�ez." Dije rog�ndole que recapacitara por su negativa
anterior.


"Ya lo he pensado, y har� lo que me pidas. No me cabe ninguna
duda que t� me quieres bien. Pero te tengo que pedir un favor. Acomp��ame una
vez m�s. No me animo a dec�rselo s�lo. A�n me da mucha verg�enza compartir eso
que me sucedi� con alguien m�s, por m�s que s� conf�o en el doctor." Dijo entre
sollozos ante mi asombro, aunque me dej� aliviado y contento a la vez.


"Mira, no quiero que haya ning�n secreto entre nosotros, y
por m�s que te vayas a enojar conmigo, tengo algo que confesarte. Antes quiero
que sepas, que jam�s, y vuelvo a repetir, jam�s de los jamases har�a algo que te
perjudicara en lo m�s m�nimo. Juan yo te amo con todo mi coraz�n." Dije y le
cont� de mi conversaci�n telef�nica con Eduardo esa tarde. De todo lo que le
dije, y de lo que �l me contest�.


Se hizo un silencio, mientras conten�a mi respiraci�n.


No lograba verle el rostro debido a la oscuridad.


Deseaba ser muy sincero con mi amigo, y no quer�a tener
secretos con �l, ya que aspiraba que �l tampoco los tuviera conmigo.


Demoraba en contestar.


"No est�s enojado conmigo por haberle contado, verdad?"
Pregunt� dubitativamente.


"Deber�a?" Pregunt�.


"No lo s�, es que lo hice a pesar de que t� no quer�as que se
enterara." Dije a�n no demasiado convencido de haber compartido en ese momento
con �l la charla que hab�a mantenido con el doctor.


"Est�s arrepentido de haberlo hecho?" Quiso saber.


"No." Le dije simplemente. "Si estuviera seguro que te ir�as
a enojar, igual se lo hubiera contado a �l. Posiblemente lo que cambiar�a ser�a
que t� no te enterar�as nunca." Dije.


Comenz� a re�r a carcajadas.


"En verdad que t� eres alguien especial, Zesna." Dijo
finalmente. "No, es imposible que yo pudiera estar enojado con alguien como t�."
Y busc� mi boca en la oscuridad para regalarme un beso.






A la ma�ana siguiente, ten�a una euforia que me desbordaba
por los poros, sin embargo todo estuvo anormal en la tienda y nada me sal�a bien


Reclamaba pedidos que deb�an haber entregado d�as anteriores,
todos los clientes gordos solicitaban mi atenci�n y parec�a que absolutamente
todo el personal ten�a algo para preguntarme como para no dejarme en paz en
ning�n momento. Eso finalmente me puso de mal humor.


De pronto un cadete pas� por detr�s m�o y gir� y le lanc� una
mirada que lo intimid�.




"Y t� no tienes nada qu� preguntarme?" Le dije, ya que parec�a que no era su
intenci�n hacerlo.


"Qu� hora es?" Pregunt� como por obligaci�n, sin salir de su
asombro por la forma casi violenta, muy inusual en m�, que hab�a utilizado para
preguntarle.


Mir� el reloj y...


La puta madre!


Era casi medio d�a, y me hab�a olvidado de llamar a Eduardo
para comunicarle que Juan ya sab�a de nuestra conversaci�n antes de que tuviera
la cita con �l.


Fui corriendo donde un tel�fono y marqu� su n�mero privado
para saltearme a su secretaria.


"Hola!" Dijo su voz que reconoc� de inmediato.


"Habla Zesna, Eduardo. Quer�a avisarle que Juan ya conoce
nuestra charla por tel�fono. Anoche se lo comuniqu� y est� todo bien con que lo
haya hecho. S�lo quer�a que usted lo supiese antes de que..."


"Como no, se�or Fern�ndez." Me interrumpi�. "Le agradezco su
llamado. En cuanto me desocupe le devuelvo la gentileza y conversamos m�s
tranquilos." Dijo y colg� sin m�s.


No tuve ni la m�s m�nima duda de que Juan estaba all� con �l
en su consultorio en ese mismo momento.


Sonre�.


El cadete continuaba petrificado en el mismo lugar que lo
hab�a dejado antes de hacer mi llamado telef�nico. Me acerqu� a �l y le ped�
disculpas.


"Es que hoy tuve una ma�ana muy dif�cil." Le dije, y le puse
la mano en el hombro como para que se percatara que realmente sent�a por haberle
hablado de la forma tan est�pida como lo hab�a hecho.


Acept� mis disculpas y se retir�.


Volv� a sonre�r ahora completamente aliviado, sin saber que
en unos momentos m�s iba a ser v�ctima de otro desagradable momento.





"Zesna, hay una se�ora aqu� que desea hablar contigo." Dijo
una voz femenina por el intercomunicador.


"Por qu� asunto es?" Pregunt�.


"S�lo dijo que es algo personal."


Y ahora?


Qui�n carajo ten�a algo personal de qu� hablar conmigo. Y
mucho menos trat�ndose de una mujer. Yo no estaba involucrado con ninguna, y
ahora, sinceramente no lo deseaba hacer en lo m�s m�nimo.


"Dile que bajo en un minuto." Le dije, y guard� el trabajo
que estaba realizando para dejar todo el escritorio ordenado.


Fui descendiendo por la escalera sin siquiera suponer qui�n
podr�a ser esa persona, hasta que la vi sin ser visto antes de bajar el �ltimo
escal�n.


No fue un gusto para nada que Mar�a estuviera por la tienda,
por lo que no le pude mentir.


"Hola!" Le dije simplemente.


"Podemos hablar en privado?" Pregunt� sin saludar.


"No. Todo lo que tengas que decirme, deber�s hacerlo aqu�."
Contest�.


"Dios te va a castigar por lo que has hecho!" Dijo enseguida.


"Dios ya me ha castigado por el s�lo hecho de haberte
conocido." Dije, y agregu�. "Aunque no tengo la menor idea de por qu� lo dices."


"No? No puedes ser tan hijo de puta todav�a como para
negarlo." Dijo alzando un poco la voz.




"No tengo problemas en hablar contigo, por ahora, pero si no mantienes la
conversaci�n en un tono bajo, te voy a hacer echar por el guardia de seguridad."
La amenac�.


"T� eres el culpable de que Juan se quiera divorciar de m�."
Dijo ya en un tono m�s privado.


"Est�s totalmente equivocada. T� eres la �nica culpable de
ello, mismo a�n si le hubiera contado lo que nunca hice." Not� que su rostro
denot� sorpresa ante lo que le dec�a.


"Est�s mintiendo." Dijo totalmente desconcertada.



"No, felizmente no tuve que darle la triste noticia. Supongo que �l ya lo
sospechaba." Me contuve de sonre�rme.


"Yo a�n lo quiero." Dijo.


"Lo siento mucho." Le dije y me vi tentado a agregar:
"...perdiste, porque yo lo amo." Sin embargo s�lo dije." Las mentiras tienen
patas cortas, y t� lamentablemente te pasaste de la raya. Por suerte no fui
c�mplice de tus provocaciones. Ahora si me permites, hoy justamente estoy con
mucho trabajo. Si deseas comprar algo, te env�o a una vendedora."


Se dio medio vuelta, y sali� furiosa del local.



Llam� por el interno a mi jefe y le ped� hablar con �l.


De camino a su oficina, me comunicaron que ten�a un llamado
telef�nico.


Le ped� a la que me avis�, que le comunicara al jefe que me
iba a demorar en ir a verlo tanto tiempo como me llevara tomar la llamada.


"Zesna, habla Eduardo." Dijo y luego de confirmarme lo que yo
hab�a supuesto acerca de que no hab�a podido hablar en el momento de mi llamado
por hallarse en compa��a de Juan, prosigui�. "No s� c�mo lograste convencerlo de
que era imperativo que me ten�a que enterar de su experiencia con el sacerdote,
pero quiero que sepas que hoy adelantamos mucho gracias a ello. Ahora est� a�n
m�s comunicativo conmigo evidenciando que has influido en forma por dem�s
positiva en �l. Comprende que no te puedo hacer part�cipe de lo que hablamos
aqu�, pero no peco en lo absoluto dici�ndote que hoy logramos avanzar much�simo
en muchos de sus problemas gracias a ti. Estoy muy seguro que t� ser�as de gran
ayuda, sobre todo por lo que conozco de ti con respecto a �l.


"Me gustar�a ayudar en todo lo que yo pueda hacer. Eduardo,
usted ya sabe lo mucho que siento por �l."


"S�, hijo. Estoy muy seguro." Hizo una pausa. "Por si est�s
interesado, mira que ahora cambiamos las pastillas de menta por las de lim�n."
Concluy�.







"De qu� te r�es?" Pregunt� mi jefe apenas ingres� a su
oficina.


"De nada, es que acabo de tener una conversaci�n telef�nica
que me alegr� el d�a y no puedo dejar de re�r por lo que me dijo antes de
colgar. Pero yo le ped� hablar con usted por otro tema." Y ya m�s seriamente, le
dije que hab�a estado Mar�a en la tienda hac�a unos minutos, le cont� todo lo
que me hab�a dicho y de paso le habl� de todos los intentos que ella hab�a hecho
anteriormente para llevarme a la cama, y que por supuesto no le hab�a
correspondido en absoluto.


"Le has contado a Juan?" Me pregunt�.


"Realmente no quise agregar m�s le�a al fuego, pero ahora
estoy decidido a no ocult�rselo por m�s tiempo."


"Lo de ustedes es realmente asombroso." Dijo.


Oh, Dios!

Seguro que algo estaba sospechando.


Es que es imposible que cualquiera que nos viera juntos no se
percatara de que algo extra�o suced�a entre nosotros. La atracci�n mutua que
sent�amos hasta deber�a verse desde lejos. De todas formas, siempre me gustaba
mantener mis relaciones dentro de la intimidad. No soy de los que se deleitan
con gritar a los cuatro vientos lo feliz que soy, y sinceramente si fuera con
una mujer, ser�a exactamente igual. La felicidad m�a, s�lo le importa a mi
pareja adem�s de a mi mismo. Y a nadie m�s.


"A qu� se refiere?" Pregunt� para que me dijera concretamente
a qu� se estaba refiriendo y no quedarme con la inc�gnita.


"T� te diste cuenta que no tuvieron la necesidad de jugar un
tercer partido definitorio en ninguno de los encuentros que tuvieron en el
torneo de truco?" Dijo admirado.


Respir� aliviado, y tuve que reconocer de que ten�a toda la
raz�n, aunque realmente no me hab�a percatado de ello con anterioridad.


"Nosotros mismos que jugamos la final contra ustedes, tuvimos
que dejar por el camino a cuatro parejas rivales en una tercera partida. Ustedes
resultaron totalmente invictos en el real sentido de la palabra." Dijo.




"S�." Dije. "Somos la pareja imbatible." Finalic�.



Luego de la reuni�n con mi jefe, iba a tomar mi hora de
descanso para almorzar, pero cuando baj� las escaleras, cambi� de opini�n por lo
que vi en el sal�n de ventas.




CONTINUAR�.


Si escriben alg�n comentario aqu� o me mandan un email,
estar� muy agradecido.





Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .



Número de votos: 1
Media de votos: 10.00


Relato: El gordo precoz (8)
Leida: 20376veces
Tiempo de lectura: 30minuto/s





Participa en la web








Contacto
Categorias
- Amor filial
- Autosatisfacci�n
- Bisexuales
- Confesiones
- Control Mental
- Dominaci�n
- Entrevistas / Info
- Erotismo y Amor
- Fantas�as Er�ticas
- Fetichismo
- Gays
- Grandes Relatos
- Grandes Series
- Hetero: General
- Hetero: Infidelidad
- Hetero: Primera vez
- Intercambios
- Interracial
- L�sbicos
- MicroRelatos
- No Consentido
- Org�as
- Parodias
- Poes�a Er�tica
- Sadomaso
- Sexo Anal
- Sexo con maduras
- Sexo con maduros
- Sexo Oral
- Sexo Virtual
- Textos de risa
- Transexuales
- Trios
- Voyerismo
- Zoofilia


Afiliados




























porno musulmanasrelatos porno vesinitaestreno analpuritanos.comRelatos porno orgía familiarrelatos suegra borracha para celularhistorias eroticas de nietas cojedorasHincesto relatomi esposa jugando strip poker relatosrelato xxx por evitar k espulsen a mi hijorelatos sexuales brutalesRelatos eroticos porno padrastro putitorelatos eroticos la vecinita. ..mi hijita de 9 añitos relatorelato erotico mis dos hijitas chiquitas quieren ser mis amantes pornogaycamionerorelatos eroticos de incesto fotosRelatos de amor bien pornos de como desnudar a una mujer para meterselosexo co madurasRelatos porno ya soy grandre bdlol.ruRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatorelatosmama hijosxxxRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelato/relato40717_cogi-con-viejos-por-caliente-.htmlrelatos eroticos mi sobrinita de 10 añitos relato erotico mi sobrina borrachaembarazada de mi abuelo,relatos eroticosrelatos porno amor filialclitori granderelato erotico cogiendo con mi madre en casa de mi abuelosrelatosdesexo-me culie a mi amiga con pastillas para dormirMe folle a mi yerno relacto erocticorelatos sesuales entre abuela nietoRelatos cojiendo con mama en el ranchorelatos xxx como mi esposa me pide que la buelva putafoliaron a mi mama relatosrelato porno con 11 gozo de el pene en mi chuchitalas pequeñas de la primaria relatos pornorelatos lesbicos filialestravestis uruguayos/relato38370_mi-prima-la-dormida.htmlrelatos mi madre se agacha selebe el calzonSela chupo ami hijita relatos éroticossexo masaje con mi hermana relatos relatosrelato de burrito con amos gayrelato porno mi abuelo y yoRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatoporno amateur transesualfoye con mi hermana de9 añosrelatos eroticosSoy madura me puse en cuatro para que me follara mi sobrinomiermana sesinta emiverga xxxrelatos gay cogí a mi alumnomi papi y yo relatos eroticosRelato sexo madre hija lesbigayçrelato porno desvirgando hermanami vecinita relatosBuscar buenos relatos eróticos de sexo anal en relación de incesto entre hermana y hermanoRelatos eroticos gratis la aventura en el africahermosisima y rica nena desnudandoseporno en bragasRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatorelato eroticos,sexo con nena de 12ver relatos teniendo sexo con mi madrinaIncesto con la abuela relatadosrelatos reales de mujeres infielesmi vecinas embarazadas perversas XXXrelatos follandome a mi alunnarelatos lesbicos hotRelatos eróticos hombres que han desvirgado culitos gaysme coji bien rico a mis pequeñas relatos pornorelatos incesto mi hija folla con viejo despues del colejioxvideo relato erotico en el metro cdmxrelatos eroticos el zapaterorelatos eroticos de patronas viudas calientes eculadas por pollas grandesrelatos eroticos marquezRelatos porno amor filial papa soltero bdlol.rurelatos de nenes gay con madurosaudiorelatosxxx la hija de mi amigoRelatos eroticos trio papá mamá y hijarelatos heroticos geyfollando a mi hermana menor relatosRelatos porno amor filial bdlol.rurelato abuelo y nieta anal gratisRelatos pornos me encanta la pija de mi sobrino.vacaciones pornoosos maduros zulianosporno transsexualesmaduros porno gaysrelatoseroticos de incestos con sobrinitas de 10/relato34177_el-boxeador-i-su-tio.htmlRelato erotico abuelito aprovechadoRelatos gays el culito de esteban