Relato: Noche de Bodas con Ang�lica





Relato: Noche de Bodas con Ang�lica

Noche de Bodas con Ang�lica


Corr�a el oto�o de 1995 y me encontraba m�s solo que antes.
Hasta entonces hab�an estado entre mis brazos mas de una decena de chicas; pero,
por una u otra raz�n ya no estaban a mi lado y yo estaba decidido a disfrutar mi
solter�a involuntaria que ser�a muy bien aprovechada, pues, me llevar�a a la
cama a cuanta hembrita se me pusiese en el camino.


Mi manejo en los negocios estaban d�ndome resultados
favorables y mi empresa hab�a reflotado; por ello, decid� incrementar mi
personal y entre los nuevos contratados decid� incorporar a un psic�logo que
atendiera a los ni�os del Centro Educativo.


Fue de este modo que una persona de mi entorno me recomend� a
la Doctora Ang�lica con quien pact� una entrevista en mi despacho para viernes
02 de junio de 1995. cerca de la una me anunciaron su llegada y al tenerla
frente a mi pude apreciar a una mujercita menuda y enfundada en un traje
bastante formal propia de una sesuda intelectual; pero, extraordinariamente
joven.


Durante nuestra entrevista en la que tratamos aspectos
estrictamente laborales me dej� la impresi�n de que conoc�a muy bien su
profesi�n y que ten�a el deseo de hacer bien su trabajo as� que recib� su
expediente y qued� en comunicarme con ella.


En cuanto sali� busque en su expediente su fecha de
nacimiento y descubr� que era del 09 de mayo de 1971; por lo tanto, ten�a un
doctorado a sus escasos 24 a�os. Mi incredulidad se acrecent� as� que me puse en
contacto con la universidad de donde proced�a y con el Colegio de Psic�logos y
s�lo obtuve de ellos la confirmaci�n de la autenticidad de sus documentos y las
mejores referencias; as� que a las pocas horas me pon�a en contacto con ella y
para el lunes estar�a haci�ndose cargo del Departamento de Psicolog�a.


Cuando lleg�, el lunes 05, me sorprendi� mucho verla aparecer
con un su�ter atado a su cintura y antes de que reprendiese su actitud me
explic� muy avergonzada que al descender del taxi que la llev� hasta el plantel
un grupo de papeles se la hab�an ca�do al suelo y que al recogerlos su falda se
hab�a descosido. No pude evitar el celebrar con una risilla tama�a situaci�n y
con ella s�lo consegu� avergonzarla m�s; y, a pesar de que le facilit� aguja e
hilo para resolver su problema no la volv� a ver esa tarde, pues, esa y las
dem�s tardes trabajo con la puerta cerrada de su oficina y nuestros encuentros
durante las semanas siguientes fueron espor�dicos y no pasaron de breves
saludos.


Sin embargo, pronto se vio en la necesidad de alcanzarme los
primeros resultados de sus estudios realizados a los ni�os y entonces
paulatinamente fuimos pasando m�s tiempo juntos y aunque desde un comienzo evit�
involucrarme con ella sus extraordinarios candor y belleza har�an fracasar mi
prop�sito y sin darme cuenta fui siendo cautivado por sus grandes ojos negros y
su sonrisa angelical.


De nuestras frecuentes reuniones aprend� a descubrir su
sensibilidad y a apreciar su eficiente trabajo. Me enter� que pertenec�a a un
cuerpo de voluntarios que catequizaban a j�venes de asentamientos humanos y eso
me hizo admirarla m�s. No beb�a ni fumaba y le encantaba bailar.


El lunes 21 de agosto del 95� hab�amos organizado una fiesta
por el cumplea�os de una de las Profesoras y Ang�lica muy animada acept� a
acompa�arnos: pero, cuando sal�amos rumbo a nuestra reuni�n un hombre de unos 25
a�os nos dio el encuentro y la salud� con un beso. Prudentemente nos alejamos
unos paso; pero, alcanc� a escucharla decir :"Y t�, �Qu� haces ac�?", en tono de
enojo; pero, luego bajaron la voz y s�lo supe que ven�an tras de nosotros: sin
embargo, acabamos perdi�ndolos y al llegar a la fiesta nadie sab�a de Ang�lica.
No se de donde hab�a sacado yo que ella no ten�a ning�n compromiso as� que aquel
encuentro tan extra�o me dej� despedazado.


Ang�lica nunca me hab�a animado a un romance: sin embargo, me
sent�a traicionado as� que esa noche beb� como nunca antes lo hab�a hecho y al
llegar a mi casa llor� como un est�pido por quien no era nada m�o.


Al d�a siguiente procur� no acerc�rmele; pero, escuch� a
todos comentar sobre "el extra�o desconocido que hab�a raptado a la doctorcita".
Sus risas y bromas me hac�an da�o; as� que opt� por dar vuelta a la p�gina y
olvidar que exist�an.


Pasaron los d�as y nunca volvimos a ver al extra�o de aquella
tarde y sin saber como volv� a estar frente a Ang�lica y ella volvi� a
acompa�arme a hacer algunas gestiones y tramites como ocurriera semanas atr�s.


Como anot� l�neas atr�s mi deseo era llevarme a la cama a
cuanta chica se apareciese en mi camino y Ang�lica correr�a el mismo destino
seg�n yo; por ello, el mi�rcoles 30 de agosto, aprovechando que ya no hab�a
nadie en el edificio y me propuse robarle un beso; pero, al acercarme a ella, su
aspecto fr�gil e inocente me lo impidieron. Pens� entonces que en adelante todo
ser�a perfecto entre nosotros; sin embargo, el viernes 01 de septiembre, cuando
le ped� salir juntos me dijo que no le era posible porque ir�a a resolver un
asunto personal; eso me entristeci� mucho; pero, asum� que lo mejor era
apartarme de su lado para siempre. Ese fin de semana fue fatal para m�, pues, no
pod�a arranc�rmela ni de la cabeza ni del coraz�n y por segunda vez llor� con un
profundo dolor por la misma mujer. Me resultaba incre�ble la manera en que me
estaba enamorando de ella, s�lo he de a�adir que jam�s am� y jam�s sufr� tanto
como aquella vez.


Por fin lleg� el lunes 04 de septiembre y cuando cre� haber
pasado mi crisis y que todo era cuesti�n de mantenerla a distancia, Ang�lica,
entr� de improviso a mi oficina y rozando apenas una de mis mejillas con sus
labios puso en mis manos un libro pulcramente envuelto en papel de regalo y
a�adi� mientras sal�a de prisa de mi oficina "Es para ti". Tras de ella descubr�
bajo la envoltura que se trataba de "El Vendedor M�s Grande del Mundo" de Og
Mandino, con una dedicatoria que rezaba "Para Mart�n De Ang�lica". Esa noche
volvimos a salir a caminar y en alg�n momento me confes� que el viernes anduvo
de compras con una de sus hermanas.


Ese viernes 08 recib� un importante premio y para celebrar la
invit� a cenar a uno de mis lugares favoritos"El Viejo Almac�n", un restaurante
ambientado con art�culos de la Edad Media y a la luz de las velas me anim� a
preguntarle por el extra�a de aquella tarde y cogi�ndome de la mano me respondi�
"Es parte del pasado; pero, ya esta bien olvidado y no vale la pena hablar de
�l". Brind� por ello y disfrutamos de una cena exquisita en todos los aspectos.


Se sumaron muchas otras salidas hasta que el lunes 16 de
octubre de 1995 le ped� que fuese mi novia y ella acept� regal�ndome un tierno y
t�mido beso en los labios con el que me provoc� sensaciones sublimes nunca antes
sentidos


Unos d�as despu�s, el mi�rcoles 25 de octubre le propuse
matrimonio y aunque al comienzo aleg� si acaso no est�bamos yendo muy de prisa
acab� aceptando mi propuesta.


Durante los meses siguientes utilic� todos mis recursos para
llev�rmela a la cama y fue in�til. Hice de todo; pero, ni siquiera consegu�
quitarle una sola prenda. En alg�n momento pens� en dejarla, pues, su obstinada
negativa a perder la virginidad antes del matrimonio era para ella mas que una
costumbre; un principio y una verdad inherente a su personalidad y eso me hizo
admirarla y a acrecentar el amor y el respeto que sent�a por ella. Yo que hasta
entonces afirmaba que las v�rgenes mayores de 15 a�os eran una especie en
extinci�n; hab�a encontrado a una de 24 a�os bella, inteligente y sexy; un �ngel
arrebatado del cielo que no hacerla mi mujer hubiese sido un pecado
imperdonable.


De aquellos primeros meses como novios recuerdo ahora con
nostalgia y con ternura que cuando la besaba estando ambos de pi� y procuraba
acercar nuestros cuerpos lo m�s posible para sentir sus erguidos senos en mi
pecho y para que ella sintiese como mi bulto crec�a y se endurec�a a causa suya;
pero, astutamente levantaba su redondo, carnoso y bien paradito culito hacia
atr�s de modo tal que mi pene no la rozaba. Fue en una de esas ocasiones en que
desesperado por no poder cog�rmela la gire en un descuido suyo para que ella de
espaldas a m� sintiese mis besos en su cuello y en su nuca mientras que mi mis
h�biles manos masajeaban y apretujaban sus dos conos carnosos y le encajaba mi
polla entre sus nalguitas; fueron unos pocos instantes en esa pose; pero, sent�
como su excitaci�n se multiplic� en sobremanera y pense que hab�a doblegado su
resistencia, pues, la sent� entregarse al placer y escuch� como sus gemidos
aumentaban en volumen e intensidad; sin embargo, se saf� violentamente y a�adi�
"Ll�vame a casa, ahora" y acced� a pesar de mi fastidi�. �bamos en silencio
hasta que volte� y me confes� muy ruborizada "Eres terrible ...�sabes? ...Estoy
muy mojada". Me beso y a�adi� "S� que cuando lo hagamos ser� maravilloso"


La noche del s�bado 27 de abril de 1996, fui a casa de sus
padres, ped� su mano en matrimonio, recibimos el consentimiento de su padre, la
bendici�n de su madre y yo puse en su mano el anillo de compromiso de rigor.


A los pocos d�as dispuse el inicio de las obras de
construcci�n de la que ser�a nuestra casa, pues, en se�s meses la har�a mi
esposa y ser�a mi mujer.


El tiempo se nos pas� entre la construcci�n de nuestra casa,
en amueblarla, los tr�mites legales y religiosos de las ceremonias matrimoniales
y por supuesto la planificaci�n del viaje de bodas; adem�s, de nuestro trabajo
al que no pod�amos descuidar. Fueron meses muy intensos y agitados: sin embargo,
nos dimos tiempo para escaparnos a cenar y a bailar en VENUS -nuestra discoteca
favorita- e hicimos de "Hotel California" de Eagles y de "La Fuerza del Coraz�n"
de Alejandro Sanz; los himnos de nuestro amor. Dem�s est� decir que durante esos
meses insist� en hacerla m�a antes del matrimonio; pero, su fortaleza moral
resisti� heroicamente a mi insistencia y creo que estuvo bien, pues, llegado el
d�a me sent� honrado de llevar a mi novia vestida de blanco por dentro y por
fuera sin que nadie pudiese poner en duda su dignidad.


Por la ma�ana del viernes 25 de octubre de 1995, el Alcalde
de la Ciudad �por una deferencia especial- ofici� personalmente nuestro
matrimonio civil y por la noche un sacerdote cat�lico bendijo nuestra uni�n en
la iglesia principal ante una gran audiencia de familiares y amigos. Luego
vendr�a una gran fiesta en la que estuvimos hasta la media noche; pues, a esa
hora fugamos rumbo a nuestra casa sin que nadie lo supiese, pues, todos supon�an
que saldr�amos de viaje esa noche.


Al llegar despedimos a todo el personal de servicio y nos
quedamos solos. Ella estaba radiante. La bes� en el living y desde all� la
cargu� en brazos hasta nuestra rec�mara.


Al llegar dej� de re�rse y la deposit� en nuestro lecho
nupcial mientras besaba sus labios con ternura y deseo. Retir� de su cabeza el
velo y la corona que honraban su pureza y a manera de caricia fui deshaci�ndome
delos ganchillos que armaban su peinado hasta que dej� en libertad sus rizados
cabellos rubios entre los que enred� a mis dedos mientras empec� a besar con
ansias y pasi�n sus labios rojos y carnosos al tiempo que mi miembro se apretaba
a su muslo derecho ya que yo permanec�a acostado a su diestra. Esta vez ya no me
evit� y mas bien pos� su mano �a�n cubierta por el guante del ajuar- sobre �l;
pero, al momento la retir�. Entonces; yo me sent� a su lado y la despoj� de sus
guantes mientras besaba sus manos y romp�a el silencio as�: "Sabes en el tiempo
del feudalismo exist�a una costumbre... que para honrar la pureza de la
desposada el var�n deb�a besar su entrepierna y ella deb�a abrazar con sus
piernas el cuello de su marido antes de la noche de bodas... �Me dejar�as
hacerlo?" "No s�, ...bueno" �respondi� y al hacerlo not� el temblor de sus
piernas y la aceleraci�n de su respiraci�n y de la m�a, pues, por primera vez
ve�a y rozaba sus piernas a�n cubiertas por las pantys blancas. Sal� de debajo
de su falda y cuando sub�a en busca de sus labios me interrumpi� y "�Me
esperar�as un ratito?" �"�Qu� ocurre?"-"es queee... me orino" y sali� corriendo
cerrando tras de s� la puerta del ba�o. A los minutos regres� y al verla no pude
evitar re�rme y "�Ya!! No te r�as" y volvi� a acostarse invit�ndome a besarla y
a continuar descubriendo los secretos desu cuerpo a�n son explorar.


Descorr� la cremallera de su vestido blanco de novia quedando
ante mi vista su espalda dividida s�lo por un fino brazier de encaje que
manten�a a�n cubierto su erguido busto hasta entonces oculto a mis ojos y que
ahora con rubor empezaba a mostr�rmelo. Continu� despoj�ndola del vestido con su
enorme cola de encaje y me encontr� con otra prenda debajo parecida a una falda
amplia que proced� a quit�rsela no sin antes besar su vientre desnudo, plano y
tibio adornado por su ombligo est�ticamente formado y delicioso a mi vista. Al
despojarla de aqu�l extra�o atuendo me encontr� con sus piernas enfundadas hasta
la mitad del muslo con sus pantyes blancas que dejaban al descubierto parte de
su piel; entonces con cuidado me adue�e de ellas y de una en una proced� a
desnudarlas quedando ante m� las dos piernas m�s hermosas que hasta entonces
hab�a admirado. Perfectamente moldeadas, tan bellas y deliciosas que qued� desde
entonces prendado de ellas. Cog� entre mis manos uno de sus pies y lo cubr� de
besos oblig�ndola a retorcerse y a gemir de placer en nuestra cama. Aprovech� el
momento y me desvest� de prisa hasta quedar en calzoncillos con una erecci�n tan
fabulosa que mi verga desbordaba el el�stico que los sujetaban; pero, ella
manten�a sus ojos cerrados y no lo not�; entonces me arroj� sobre ella y de
prisa le arranqu� el sost�n y tuve desde ese momento sus riqu�simas tetas a mi
disposici�n y las bes� desesperadamente y chup� sus pezoncitos marrones sin
tener compasi�n e hice o�dos sordos a sus gemidos, jadeos y grititos delirantes
en los que me dec�a "oh ya basta... no, no, no... sigue...as� mi amor... ya, por
favor, para..no, no siii, sii, oh...". mi mujer estaba descontrolada y eso me
volv�a loco a m�. Hubiese querido clav�rselo de un solo empell�n; pero, no era
todo tan perfecto que no era justo echarlo todo a perder. Mi mujer era un manjar
y hab�a que com�rsela con hidalgu�a.


Dej� libre sus senos y vi a su cuerpo dar peque�os saltos;
como si estuviese recibiendo descargas de electricidad y ligeramente arqueado
por las caderas entonces aprovech� y cerca de mi rostro fui baj�ndole su
calzoncito negro quedando ante m� su pubis casi despoblado de vellos como si se
tratase de la chuchita de una tierna adolescente y repose mi rostro sobre ella y
Ang�lica poso su mano sobre mi cabeza y me regalo una caricia que me result� m�s
maternal que pasional. Era momento de actuar con un poco m�s de lujuria e
impedir que la ternura dejara de lado el deseo y volv� a sus labios, a su cuello
y al l�bulo de sus orejitas y los bes� y les di peque�os mordisquillos; mientras
que mis manos hac�an lo suyo con sus senitos y con su conchita; as� que, en
cuesti�n de segundos recuper� el nivel de excitaci�n perdido y nuevamente la
tuve gimiendo y retorci�ndose de placer mis brazos.


Me apart� de ella nuevamente y descend� hasta su chuchita
para prepar�rsela para el gran momento; pero, esta vez alterne mis manos para no
descuidar sus senitos, pues, hab�a descubierto que eran una de sus zonas
er�genas favoritas. Con muchos besos y caricias logre separar ligeramente sus
hermosas piernitas cerradas como si la verg�enza no la dejase regalarme la
visi�n de su flor carnosa que aguardaba ser estrenada por m� entre sus piernas.


Sin darme cuenta acarici� la cara interna de sus torneados
muslitos y not� su excitaci�n al tacto y la aprovech� para colocar debajo de sus
nalguitas un almohad�n, pues, la esbeltez exquisita de su cuerpo y la timidez
propia de su primera vez dificultaban mi labor en su conchita. A pesar de su
resistencia puse, entonces, sus ricas piernitas sobre mis hombros y tuve por
primera vez la visi�n clara de su vulvita virgen ante m�, una vulvita
perfectamente delineada, chiquitina como nunca antes hab�a visto, brillante como
un diamante ba�ado por chispitas de plata y rosadita como una fresita perdida en
el oto�o; era todo un manjar y no resist� ni un minuto y separando sus labios
mayores la llen� de besos y leng�etazos mientras ella ella convert�a sus timidos
gemidos en hilarantes jadeos que eran m�sica celestial a mis o�dos; pero, no me
detuve hasta que sent� brotar de su capullo gran cantidad de su n�ctar vaginal y
supe que mi Ang�lica, mi mujer se estaba corriendo en mi cara y que su primer
orgasmo se lo estaba provocando yo.


Me detuve un instante para tomar un respiro, pues, mi
agitaci�n no era menos que la suya y la vi all� excitada, temblorosa, con su
rostro enrojecido producto del orgasmo y sus ojos entreabiertos sin fuerzas para
despertar y me enamor� m�s al verla con su hermosa cabellera negra y desordenada
sobre la almohada y sus manitas colocadas a ambos lados como una nenita agotada
que regresa de corretear por el campo, con sus senitos desnudos por primera vez
ante los ojos de un hombre luciendo sus endurecidos y erectos pezones y con sus
piernitas abiertas ajenas al pudor y a la verg�enza mostr�ndome el tesorito
virginal que hab�an guardado por 25 a�os para entreg�rmelo esa noche a m�. No
era momento para contemplaciones y la sorprend� pos�ndome sobre ella y busqu�
con mis labios los suyos mientras que mi miembro tanteaba el terreno que en unos
instantes deb�a empezar a explorar y le bes� y acarici� a mi antojo y cog� su
mano inocente y la llev� hasta mi pene y lo cogi� y escondiendo su rostro tras
sus besos susurr� "es enorme" y fue entonces que se lo empec� a sobar cada vez
con m�s intensidad ensu cosita sin estrenar y nuevamente jade� y yo no me
animaba a penetrarla a pesar de que la postura era m�s que perfecta, pues,
recordaba las dimensiones de su conejito y no quer�a lastimarla, no quer�a
hacerle doler y como adivinando mi pensamiento entre sus jadeos exclam� con una
mezcla de s�plica, exigencia y desesperaci�n "�M�temelo yaaa......!" y antes de
que terminase lo hice y sent�, como pocas veces antes, como mi miembro
destrozaba su himen para alojarse en el fondo de sus entra�as mientras que ella
apretaba sus dientes para que no la oyese gritar y una l�grima solitaria ba�aba
sus mejillas empalidecidas por el dolor al tiempoque sus u�as largas rasgu�aban
mi espalda en un acto de extremo erotismo, de lujuria y de pasi�n fruto del amor
conquistado y atesorado por nosotros dos.


Me qued� quieto dentro suyo sintiendo como sus paredes
vaginales abrazaban y apretujaban al imprudente invasor; mientras que yo llenaba
a mi Ang�lica de besos, caricias, mimos y palabras de amor; para relajarla y
cuando lo hube logrado fui desliz�ndolo de adentro hacia fuera a un ritmo
imperceptible que fue aceler�ndose cada vez m�s hasta enloquecer a mi amada que
no tardo en unirse al movimiento agitando sus caderas con absoluta desesperaci�n
hasta que despu�s de un buen rato cuando est�bamos a punto de desfallecer
explotamos en un orgasmo compartido que dej� impregnado con olor a sexo nuestra
habitaci�n hasta llegado el amanecer.


Qued� tendido sobre ella y al despertar aun est�bamos
desnudos y abrazados sobre nuestra cama y pens� que por primera vez no exist�a
el miedo de ser descubierto o de las consecuencias de un momento de lujuria y de
pasi�n, pues, hab�a cachado con mi mujer y todos lo sab�an y me incorpor� y la
observ� acurrucada a mi lado, con sus bellas piernitas desnudas recogidas hasta
su pecho como si fuera un beb� y evitando despertarla quise ver su culito y
descubr�, junto con ese hermoso bizcochito, rastros de mi semen enrojecido por
su sangre y las manchas de su pureza estampadas en nuestras s�banas como prueba
fidedigna de de su pureza y castidad.


Sinti� mi presencia y se sobresalt� un poco, me miro y
sonriendo dijo "Buenos d�as, mi amor". No acept� ba�arse conmigo y rdo me apen;
pero, lo entend�.


Brindamos con Inca Kola (gaseosa peruana), como lo hici�ramos
la noche anterior, ya que no le gusta beber; y, desayunamos un rico pollo a la
braza con papas fritas antes de iniciar nuestro viaje de bodas rumbo a la ciudad
de Cajamarca en donde consegu� ba�arme con ella, en donde me dio su primera
mamada untando mi verga con chocolate, en donde hicimos en amor hasta en los
Ba�os del Inca (Fuente Natural de Aguas Termales); y, en donde por ense�arle
tantas poses la volv� adicta a mi sexo y acabamos haciendo el amor siete veces
en la tarde del martes del 29 de marzo del 1996; mientras una copiosa lluvia nos
imped�a salir del Hotel Amazonas en donde pasamos casi una semana de Luna de
Miel. Lo �nico que no he conseguido hasta ahora es penetrarla analmente, pues, a
pesar de haberle despertado su curiosidad por hacerlo al intentarlo se queja de
que lo tengo muy grueso y que le duele.


A�n vivimos juntos, tenemos dos ni�os; pero, mi temperamento
aventurero me ha llevado a ha serle infiel algunas veces; as� que, aqu� no
acaban mis historias.


Soy el Caballero Azul y los espero en
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