T�A Y PRIMA DEPRAVADAS 2
(Mi prima entra al trapo)
Me cost� much�simo dormirme aquella noche despu�s del primer
asalto con t�a Carlota. Una sensaci�n el�ctrica se hab�a apoderado de mi
est�mago. Estaba claro que aquellos tres meses con mi t�a iban a estar marcados
por el delirio sexual, y eso me colmaba de felicidad; era como si me hubiese
tocado la loter�a. Sin embargo sent�a miedo por un mont�n de cosas, y la primera
de todas era pensar hasta d�nde ser�a capaz de llegar aquella mujer tan viciosa
y degenerada. Tambi�n me preocupaban mi prima, y mis padres. Quiz�s mi t�a hab�a
tenido un arranque de locura debido al calent�n avivado por las copas y al d�a
siguiente reaccionaba de alguna forma evasiva o incluso negativa. En fin� que mi
cabeza le daba un mont�n de vueltas al tema.
Pero todas mis dudas y temores desaparecieron cuando, a la
ma�ana siguiente, t�a Carlota vino a despertarme. Me despert� sopl�ndome en la
cara y agarr�ndome la polla por encima de la s�bana. "Despierta, calienta
t�as. T� prima y yo queremos que te vengas a la playa."Y mientras me
dec�a esto me estaba pajeando suavemente, como he dicho, por encima de la
s�bana. Mi tranca desnuda tard� menos en reaccionar que yo mismo y se endureci�
como en sus mejores momentos. Mi t�a no dejaba de mirarme a los ojos ni de
sonre�r. "�Aaala�! �C�mo te pones por nada, cari�ito!". Y
dici�ndome esto acerc� su boca a la punta de mi pene y lo mordisque� suavemente
sin dejar de pajearme despacito. El morbo de la situaci�n, la maestr�a de t�a
Carlota y el roce de la s�bana con mi capullo consiguieron que me corriera en un
instante. Un manch�n de leche se extendi� por la s�bana alrededor de mi polla,
cosa que provoc� la carcajada de mi t�a. "Huuuum, sobrino, eso si es hacer
los honores. Gracias". Me dijo y me bes� en los labios. "Venga,
v�stete y vamos a la playa. Ya desayunaremos all�."
La ma�ana la pasamos en la playa. Yo estuve m�s pendiente de
localizar al alem�n de la noche anterior que de otra cosa. El asunto me ten�a
algo nervioso. Pero no apareci� en ning�n momento. Realmente nunca m�s le vi.
�Mejor!
Aqu�l d�a no pas� nada m�s. Todo fue como los d�as
anteriores. Aunque s� era cierto que t�a Carlota aprovechaba cualquier despiste
de Melina para dedicarme miradas, sonrisas, e incluso tocamientos que me
promet�an la continuidad de aquella relaci�n tan morbosa. A todo esto, Melina
parec�a completamente ajena a la situaci�n, y mi temor era que nos descubriera.
Por la noche cada uno se acost� en su cama. No pas� nada,
aunque yo estuve tenso esperando un aviso que no lleg�.
De nuevo me despert� t�a Carlota. De pie al lado de mi cama,
me llamaba por mi nombre. Estaba delante de m� en ropa interior. Apenas abr� los
ojos me pregunt� a bocajarro: "�Qu� me har�as ahora mismo, poll�n m�o?"
Y se qued� muy seria, mir�ndome fijamente a los ojos y esperando mi
respuesta. Su co�o estaba tan cerca de mi cara que pod�a oler su urgencia. Yo me
qued� idiotizado, �c�mo no! S�lo reaccion� mi verga, que se puso a mil otra vez.
Lo �nico que se me ocurr�a era agarrarme el cipote y casc�rmelo salvajemente,
pero ni me atrev� a parpadear. Se ve que mi t�a se cans� de esperar una
reacci�n, as� que me dijo: "Bueno, veo que tendr� que hacerlo yo todo".
Y acto seguido literalmente se sent� a horcajadas sobre mi pecho apartando la
tela de su co�o y plant�ndomelo en la boca. Autom�ticamente le agarr� aquellas
tetas enloquecedoras y las saqu� del sost�n mientras, como pude, le clav� la
lengua en la raja. Le pellizqu� los pezones, le mord� el co�o, hund� en �l mi
lengua, se lo llen� de babas. T�a Carlota Jadeaba, suspiraba, me tiraba del
cabello. Consegu� que quedase arrodillada a los lados de mi cabeza y as� pude
meterle tres dedos en el culo. Grit� y se vino en mi cara. Fue tal la corrida
que cre� que se hab�a meado.
Se qued� relajada y se puso a acariciarme el
cabello mir�ndome a los ojos. Naturalmente yo segu�a en pie de guerra. A�n no me
hab�a corrido y se lo hice notar. Me sonri� de una forma que me dej� expectante.
Moviendo la cabeza negativamente me dijo: "Ahora no, cielito. No es justo
que yo te acapare. A melina tambi�n le gustas. Y si ella te gusta a ti� ya
sabes." Me qued� sin respiraci�n. T�a Carlota segu�a sentada sobre mi
pecho y esparciendo su corrida por mi cara con sus dedos. Y a mi me daba vueltas
la cabeza. Aquello estaba rozando la locura. No entend�a nada. �Mi t�a me estaba
ofreciendo a su hija de quince a�os! S�lo atin� a balbucear: "�Y qu� dice
ella?" No tuve que esperar una respuesta. Instant�neamente a mi pregunta
not� que alguien, ocult�ndose detr�s de mi t�a, amarraba mi polla y la sacud�a
en�rgicamente antes e met�rsela en la boca. Era Melina, por supuesto. La
expresi�n de mi cara hizo que mi t�a soltase una de sus obscenas carcajadas. Me
puso el �ndice en los labios orden�ndome que no dijese nada. Yo me esforzaba por
estirar el cuello y poder ver a mi prima mam�ndomela, pero explot� en el
intento. Llen� aquella tierna boca con mi leche. Pude notar los esfuerzos de
Melina por trag�rsela toda. Aun se qued� un ratito jugando con mi polla en su
boca antes de asomarse por detr�s de su madre y sonre�rme con cara de gato que
se acaba de tragar al canario. Un hilo de semen decoraba su barbilla. Me sent�
en la gloria. Aquellas dos mujeres hab�an decidido acabar conmigo, y eso me
hac�a el hombre m�s feliz del universo. "Esta ma�ana no vamos a la
playa, cari�os. Vamos a conocernos mejor." Dijo t�a Carlota
levant�ndose de m�.
Me qued� un rato yo solo en la cama santiguando mi suerte y
pregunt�ndome cu�ntas veces ser�a capaz de correrme por d�a. �Inocente juventud!
Eso s�, tom� la decisi�n de no preguntar nada. Si aquellas parientes m�as eran
tan fogosas, depravadas, y encima estaban compinchadas era mi bendici�n y no iba
a ponerla en peligro fisgoneando.
Me di la ducha m�s refrescante, reconfortante,
reconstituyente y dicharachera de mi vida, lo juro. Despu�s fui a desayunar.
Cuando entr� en la cocina qued� maravillado del espect�culo
que me encontr�. T�a Carlota estaba pr�cticamente desnuda, s�lo llevaba puesto
un delantal que apenas le tapaba el canalillo del pecho y los pelos del co�o.
Andaba trasteando como si nada, limpiando un cacharro, guardando cubiertos,
ordenando el frutero� y hablando animadamente con su hija sobre banalidades.
Melina no llevaba delantal. Llevaba puesta una blusa corta �nicamente y estaba
desabrochada del todo. Todo aquel cuerpecito estaba expuesto al mundo. Salud�
muy animado, pero cuando observaron que estaba vestido me amonestaron. Como
mucho s�lo pod�a llevar puesto el calzoncillo. O todos o nadie. La verdad es que
no tuve ning�n inconveniente en quedarme como quisieran.
Yo esperaba que la diversi�n llegara inmediatamente, pero
pasaba el tiempo y ellas segu�an con lo suyo. Ya hab�a desayunado hac�a rato y
segu�a en la cocina a la espera de alg�n arranque por su parte, pero no pasaba
nada. Me estaba empezando a aburrir cuando lleg� el pistoletazo de salida. Como
era de esperar fue mi t�a quien puso en marcha el tema. Lo hizo de la forma
aparentemente m�s inocente. Abri� la nevera, sac� el pepino que tan bien conoc�a
sus entra�as, y como si tal cosa le dijo a su hija "�Mira que bicho! �Te
puedes creer que anteanoche me lo met� enterito por el culo. Tu primo es
testigo. �l me lo saco con los dientes. �Verdad, sobrino?" Yo me qued�
at�nito por lo inesperado de la ocurrencia. "S�, t�a. Y volver�a a
sac�rtelo mil veces". Dije con la mejor de las sonrisas. "�Todo
esto? �Entero? A ver, d�jamelo". Dijo Melina incr�dula. Lo estuvo
sopesando y calibrando un momento y despu�s se lo llev� a la nariz. "Pues
no huele a nada". Dijo arrugando el morrito. "Claro, so
guarra. Lo lav� ayer por la ma�ana". Replic� T�a Carlota.
"Pues, �sabes que te digo?, que si no lo veo no lo creo. Esto no te cabe en el
culo". Contest� Melina. Yo me empezaba a poner a mil otra vez.
La cosa
promet�a. "Pues compru�balo t� misma. Lubr�calo y m�temelo despacito".
Mi t�a se apoy� con las tetas sobre el m�rmol del fregadero y se abri� las
nalgas al m�ximo con las manos. Su ojete peludo estaba justo enfrente de m�. Mi
prima no vacil� en actuar. Escupi� varias veces en la punta del pepino y en el
ano de su madre y puso el artefacto en posici�n. Lo ten�a agarrado con las dos
manos y empez� a empujar despacio pero sin pausa. En un momento estuvo
pr�cticamente todo dentro. T�a Carlota ten�a las piernas en tensi�n. Se
aguantaba de puntillas y segu�a separ�ndose las nalgas con las manos. Su
expresi�n era curiosa. Ten�a los ojos cerrados y las cejas fruncidas como si
sintiera dolor, sin embargo una sonrisa maliciosa iluminaba su cara. Melina
empez� un movimiento de mete-saca que arranc� suspiros a su madre y empez� a
magrearle los pezones con una mano. Ni que decir que yo ya me la estaba meneando
como un mico. Pero decid� intervenir. Me quit� el calzoncillo, y completamente
armado me acerqu� al escenario. Separ� la mano de Melina del pepino y le dije:
"Ahora mira como lo saqu� con los dientes". Me amorr� como la otra
vez al culo de mi t�a y en un santiam�n le saqu� aquel monstruo del ano. Pero no
me qued� parado si no que agarr� la mano derecha de mi prima y le ped� que
cerrara el pu�o. Ella entendi� lo que yo hab�a pensado y no dud� en clavarlo en
el ojete de su madre.
Entr� con facilidad y comenz� a removerlo sin piedad. T�a
carlota ten�a convulsiones. Ya no se abr�a las nalgas con las manos si no que se
tapaba la boca con una y se pajeaba con la otra. Hac�a equilibrios para
sostenerse en pie. De repente, el co�o de mi t�a empez� a chorrear. Yo no me lo
pens� y me coloqu� de forma que aquel chorro cayera sobre mi polla. Me dej�
completamente empapado desde la cintura hasta los pies. Yo segu�a con mi paja,
por supuesto, pero intentando no correrme. De repente me di cuenta de las veces
que me hab�a corrido y todav�a no hab�a follado ni con mi t�a ni con mi prima,
as� que saqu� de un tir�n la mano de Melina del culo de mi t�a y la encul� con
rabia. Pero, claro, aunque mi polla no es peque�a ni mucho menos, despu�s de
aquellas monstruosas introducciones, resultaba algo insuficiente para ambos. De
un empuj�n mi t�a me saco de su culo y se dio la vuelta. "Esperad. Venid".
Dijo. Me llev� hasta la mesa e hizo que me tendiera boca arriba. Ella se sent�
sobre mi polla empal�ndose el co�o de un arrebato y orden� a su hija que
siguiera con lo que estaba haciendo.
T�a Carlota ten�a mi polla en lo m�s
profundo de su co�o y el pu�o de su hija, casi hasta el codo, en lo m�s profundo
de su culo. El espect�culo era demoledor. Pod�a sentir los movimientos del pu�o
de Melina en mi verga. Parec�a que hiciera intentos de agarr�rmela a trav�s del
intestino de su madre. Algo lleg� a mi mano. Melina me daba el pepino
dici�ndome: "�D�selo que lo mame! �M�teselo hasta la garganta!" Y
yo no me hice de rogar. Se lo acerqu� a la boca y ella misma hizo el resto. Yo
no tuve que empujar. T�a Carlota empujaba sola la cabeza trag�ndose el pepino.
Se mov�a como si estuviera pose�da. Se estrujaba las tetas con las manos. Cuando
vi que los ojos de mi t�a empezaban a desorbitarse supe que se estaba corriendo
otra vez y di rienda suelta al torrente que me hab�a esforzado por retener. T�a
Carlota se atragantaba con el pepino mientras yo inundaba su co�o y Melina
aprovechaba para clavarle un poco m�s el brazo en el culo. La corrida de mi t�a
super� la m�a con creces. Entre los dos encharcamos la mesa completamente.
Despu�s vino la calma y todos nos tranquilizamos por un rato.
Bueno, todos no. Melina estaba candente. Era la �nica que no
hab�a descargado tensiones, y pronto me lo hizo saber. Mientras t�a Carlota se
hab�a quedado transpuesta y tirada sobre la mesa de la cocina, Melina empez� a
chuparme los cojones empapados de la corrida de su madre. Yo, cachorro salido
que era entonces, enseguida estuve a punto, y mientras mi prima se com�a mis
huevos yo me la pelaba tranquilamente con la mano hasta que estuvo en su mejor
momento como si nada hubiese pasado. Me puse en posici�n de ataque y bes� a mi
prima. Le hund� la lengua hasta las am�gdalas y ella hizo lo mismo. Pero cuando
iba a penetrarla me par�. "Por el chocho no, primito. Este es sagrado. Va
a ser por amor. Puedes darme por el culo, si quieres, o follarme la boca, o lo
que quieras, pero mi virginidad la quiero conservar. �Vale, primo?". La
verdad es que me hubiera gustado profanar aquel co�ito tierno, casi infantil,
pero quise respetarla. Eso s�, se lo estuve comiendo hasta que se corri� dos
veces. Me encantaba enredar mi lengua en los pelos de aquel co�o y aquel culito
tan nuevos, tan sabrosos.
Me embadurn� bien la tranca con sus corridas y la puse
de cara a la mesa sobre la que su madre dormitaba tras la batalla. Poco a poco
le desvirgu� el culo. No se quej� en absoluto, tuvo aguante supongo que debido a
la calentura que la embargaba. Empec� suavemente, pero fui acelerando las
embestidas hasta que le arranqu� gritos de placer. Casi en el �xtasis, tom� a mi
prima por los muslos y se los sub� hasta que pudo poner sus pies sobre la mesa y
le hice una petici�n que casi fue una orden "M�ate en tu madre".
Melina se despatarr� y se abri� la vagina con sus deditos y, mientras yo le daba
por el culo, lanz� un chorro de orina directo a la barbilla de su mam�. T�a
Carlota se espabil� inmediatamente y empez� a disfrutar de la situaci�n abriendo
la boca para recibir el pip� de su hija. El meado de Melina recorri� toda la
cara de su madre escurri�ndose por las tetazas hasta la pelambrera del co�o. Mi
t�a se pajeaba mientras tanto y yo ya no pude m�s. Me corr� litros dentro del
culo de mi prima. Por un momento cre� que le iba a salir mi leche por la boca,
pero no lleg� a tanto, claro. Mi prima y yo perdimos el equilibrio y ca�mos al
suelo quedando ella sobre m�. As� quedamos un momento, aun con mi capullo dentro
de su peludito culo. Parec�a que ya estaba, que hab�amos terminado por aquel
d�a, pero no.
T�a Carlota hab�a resucitado. Se puso a nuestro lado y levant� un
pie hasta ponerlo sobre la mesa, apunt� su pelud�simo co�o hacia nosotros y
descarg� una inmensa meada sobre nuestros cuerpos, nuestras caras, nuestras
bocas� A la muy cerda se le escapaba alg�n pedillo que nos hac�a re�r. Despu�s
se empe�� en agradecernos lo mucho que la hab�amos hecho disfrutar. Hizo que me
levantara y a Melina la puso de rodillas frente a m�. "C�mele el rabo como
t� sabes hacerlo, cari�o" le orden�. Acto seguido ella se arrodill�
detr�s de m� y empez� a comerme el ano. Me met�a la lengua hasta los intestinos,
y, como es de suponer, yo no tard� un minuto en estar otra vez con todo el
poder�o en orden. Mientras me lam�a y perforaba el ano, t�a Carlota me iba
pajeando dentro de la boca de su hija, y de nuevo estall� sin ning�n miramiento.
La corrida fue tan copiosa como las otras. Melina intentaba tragarse mi lefa
pero no pudo con tanta. Se ahogaba. Sac� mi polla de su boca y su madre acab� de
pajearme sobre su cara. El rostro de mi prima era indescriptible lleno de semen,
saliva y el meado de su madre que le hab�a empapado todo el pelo. Llegado aquel
momento, realmente necesitaba descansar. Cuatro descargas en una ma�ana no
estaban nada mal. Me deje caer sobre una silla y me recre� observando a mi t�a
Carlota limpiando el rostro de su hija con la lengua, trag�ndose mi leche, las
babas de Melina y hasta sus propios meados.
Y eso sucedi� la segunda semana. Quedaban dos meses y medio
todav�a.
Ya les seguir� contando como fueron.