Relato: El encuentro





Relato: El encuentro

EL ENCUENTRO


PARTE I


...Quedamos de encontrarnos en el lobby del hotel, temprano,
para


Tomar un caf�, conocernos y platicar. El nerviosismo siempre
es el mismo, �Como Ser� el?. Por lo poco que me a comentado se que mide 1.75 cm.
Rubio, blanco con labios delgados..., 27 a�os. Hemos platicado ya por tel�fono y
tu voz me ha parecido, varonil y segura de si mismo. Se que mi vos tambi�n te a
transmitido lo mismo. Decid� llegar un poco mas temprano, me dirig� al counter y
solicite me anunciaran a tu habitaci�n (me alegro saber que efectivamente
estabas hospedado all�, bajo el mismo nombre que me has dado, eso me dio mas
tranquilidad que no era un bromista o una persona insegura de si misma.


Me sent� a esperarte, frente al elevador. Yo vestido sport,
como siempre, pantal�n casual blanco, camisa de algod�n a cuadro mangas cortas,
mi pelo siempre bien acicalado, zapatos formales


De cuero. Veo llegar varios viajes de elevador, ninguno como
t�, o alguno parecido pero con corbata, por lo que lo descarto. Ya me hab�as
anunciado que estar�as de jeans ajustados con camisa tipo polo y zapatos de
cuero deportivos. Al fin veo alguien con tu descripci�n que se dirige al
counter, yo me adelanto y te llamo por tu nombre, Fernando!, te volteas,
inquiriendo con la vista y me sonr�es, yo a ti tambi�n, las presentaciones del
caso, omitimos expresiones faciales de sorpresa, al reconocer a nuestro
interlocutor. Me preguntas que si ya he desayunado y contesto que si, pero que
si tu aun no te acompa�o a un caf�.


Nos dirigimos al restaurante del hotel, un tanto ya vaci� por
la hora, a lo lejos distingo una mesa discreta para dos, alejada del bullicio y
de la primera mirada de los dem�s. Nos sentamos, el camarero se acerca y
pregunta � buffe o men�?, t� respondes men�, yo solo solicito el caf�. Ya
relajados y sentados te pregunto que tal el viaje, me contestas que bien que no
es la primera vez. El servicio del bus fue bueno, al final es m�s c�modo venir
sin la fatiga de conducir y m�s si hay alguien aqu� en la ciudad que te pueda
llevar algunos lugares sin manejar.... Yo sonri� y te confirmo, para esos son
los amigos, respondo. Nos interrumpen y sirven, continuamos con la charla, me
preguntas, espero que no te hayas delucionado, de que? de verme, eso me pregunto
yo?, respondo. Pero si estamos aqu� es por que ambos dese�bamos conocernos.
Acerco mi pierna a la tuya y la comienzo a presionar. Tu te inquietas, pero vez
que el mantel oculta nuestra cercan�a. Yo contin�o con las manos libres y pongo
la m�a cerca de la tuya sobre el mantel, a penas el roce del dedo me�ique, ambos
muy calmados conversamos como que si nada, sobre lo que hacemos y nuestros
sue�os, sin mencionar nada de lo que nos ha llevado a conocernos. De all� las
preguntas de rigor, y bueno como comenzaste con este rollo?, y yo te comento,
que siempre desde peque�o me hab�a atra�do ambos sexos, y que desde que me case,
nunca hab�a estado con otra mujer mas que con mi esposa, pero sobre hombres,
hab�a ido poco a poco descubriendo mi yo, y sin buscarlo siempre me encontr� con
oportunidades. T� me comentabas de tu novia y tus fantas�as er�ticas con
hombres, en las cuales eras pose�do. Te exitas y siento tu pierna presionar la
m�a, me confirmas corporalmente tu deseo de experimentar pero que no has tenido
la confianza de encontrarte con alguien que te gu�e, que te ense�e, sin sentir
remordimientos ni temer por la discreci�n. Yo te contesto que esa persona podr�a
ser yo, si lo permites. En eso pides la cuenta y me preguntas si te puedo
acompa�ar al cuarto, mientras te cepillas los dientes, yo contesto que no hay
problema.....


PARTE II


Al subir al elevador, sonre� por tu actitud, nervioso como un
ni�o, me acerco y pongo mi brazo sobre tu hombro y te murmuro que me has
agradado, t� respondes lo mismo. Salimos del elevador a tu dormitorio, todav�a
esta sin arreglar, tu pasas al ba�o yo me siento a la orilla de la cama, y te
pregunto, Fernando no te agradar�a ir a dar una vuelta primero, quiero mostrarte
algunos lugares cercanos que estoy seguro que gustaran, adem�s nos dar� la
oportunidad de platicar y conocernos un poco mas. OK me respondes, aliviado por
que aun no estas seguro de una mayor intimidad.


Salimos a comprar unos helados cerca del hotel, camino donde
se encontraba mi auto. Platicamos as� m�s tranquilos de lo que esper�bamos y
descubrimos que para nuestra muta sorpresa, que ninguno de los dos hab�amos
mentido sobre nosotros cuando nos describimos. Ya ambos hab�amos convenido en
que de nada servia mentir si al momento de conocernos pod�amos dar la vuelta y
huir. Estabas muy nervioso y yo estaba m�s que excitado. Me comentaste lo que yo
sabia muy bien, que estaba muy nervioso y que no sabias que esperar. Yo como te
dije que en nada te presionar�a y que solo llegar�a hasta donde tu
voluntariamente lo desearas. Y tambi�n te dije que el simple hecho de vernos no
era ning�n compromiso para el, ni para mi. Subimos a mi auto y continu�bamos
platicando mientras daba vueltas por la ciudad, me preguntaste si me sent�a
culpable en alg�n sentido por tener sexo con hombres y te respond� que es l�gico
que al principio sea as�. Los prejuicios son profundos y antiguos en este
sentido, por lo que todos tenemos este tipo de emociones. Pero, en mi caso
llegue a la conclusi�n de que a nadie se da�a ni se perjudica a nadie. No somos
asesinos ni ladrones. Por lo dem�s se le debe dar gusto al cuerpo, y quien mejor
que conozca los puntos er�genos de un hombre que otro hombre.






Dimos mas vueltas y como te vi muy indeciso decid� tranquilizarte dici�ndote que
si deseaba te dejaba frente al hotel pero, me sorprendiste al decirme,
"�entonces no vamos a coger?". Me re� y conteste que por mi si y como te hab�a
dicho desde la primera vez que nos escribimos, deseo que exploremos mutuamente
nuestros cuerpos, que disfrutes de la plenitud de tu sexualidad, que descubras
con una mano amiga lo que siempre has deseado en secreto. No estamos hablando de
una relaci�n de amor, mas si de amistad, sin compromiso. Entonces que estamos
esperando, me dijiste y yo te pregunte si deseabas que fu�ramos a tu hotel u
otro lado. Me responside que en otro lado para evitar confusiones entre los
empleados del hotel. Pues bien entonces te llevare a un lugar atractivo y
discreto, poniendo mi mano en tu pierna, pero antes no te agradar�a que
tom�ramos algo para ayudarnos a relajar, que tal un trago? te pregunte, y
respondiste que estaba bien. Antes de llegar al motel que frecuentaba, pasamos
comprando el licor, cuando est�bamos por llegar te ped� que te acomodaras en tu
asiento lo mas bajo que pudieras y entramos r�pido. Baje la cortina met�lica y
pague.


Entramos a la habitaci�n, estaba puesta la TV en un canal
porno. El lugar era un sitio muy c�modo y limpio, buena decoraci�n, con gusto,
estaba un tanto oscuro, mejor por que ello ayuda a evitar el pudor. Al entrar
llegaste jadeando y mas que nervioso lo que me hizo re�r. Te dije que se
calmaras y que tomara las cosas relajadas. Como si yo mismo estuviera tranquilo
pens�. Un trago te pregunto, �rate respondes. El primero fue r�pido, de un solo,
de all� serv� el segundo�.




Siempre he sido yo el que toma la iniciativa sin importar con quien estoy y esta
ocasi�n no era diferente. Me acerque a ti y por primera vez puse mis manos en
tus hombros y luego de abrace. Ninguno de los dos es un Brad Pitt o Tom Cruise;
pero ambos nos gustamos y nos sentimos contentos como somos. Tu pecho se mov�a
con respiraci�n profunda y la realidad desapareci� del ambiente. Mis manos
estaban ahora en tu pecho y tu camisa empezaba a estorbar. La abr� para poder
tocarlo mejor y te recostaste en la pared. Comenc� a besar tu cuello y tus
orejas, te erizabas de excitaci�n, ambos est�bamos ahora si, entrando en calor.
Tus labios delgados se abr�an y respiraba acelerado y yo estaba en una situaci�n
muy similar.




Baje mis manos por tu torso y acab� de abrir tu camisa. Llev� mis manos hasta tu
cintura y me acerqu� a tu cara. Te bes� suavemente, estuviste reticente en este
primer beso. Me separ� un poco de ti y volv� a acercarme murmur�ndote que se
tranquilizara. Cuando mis labios volvieron a llegar a los tuyos, esta vez los
separ� para permitir que mi lengua entrara en tu boca. La deslic� para
encontrarme con tu lengua. Nos besamos firmemente pero sin movimientos bruscos,
con elegancia si se puede decir. Mi cuerpo estaba ajust�ndose al tuyo y
agradablemente est�bamos a la misma estatura. Algo muy conveniente. Por primera
vez pusiste tus manos en m�. Rodeaste mi cuerpo y estuvimos un buen rato as�
bes�ndonos y sintiendo el calor de nuestros cuerpos y las respuestas fueron
fabulosas.



A trav�s de la ropa sent� como tu miembro se mov�a. El m�o estaba apretado en
mis pantalones y yo solo llevaba una camisa que no me quedaba apretada. Me
separe para quitarte tu camisa, que acomode en la silla y segu� pegado ti. Tus
jadeos eran profundos y nuestras voces roncas. Pas� un tiempo y empec� a
quitarte el resto de la ropa. Tu pecho firme y delgado, tu abdomen plano. Tus
pezones son peque�os y realmente no tienen vello. Bese tu pecho y tus pezones
mord� suavemente, recargaste en la pared tu cabeza y cerraste los ojos. Me fui
deslizando pro tu pecho lami�ndolo y mordi�ndolo aqu� y all�. Tu piel es
suav�sima y saladita y me encanto. Luego me puse a tu altura de nuevo y lo volv�
a besar en la boca. Esta vez con pasi�n que respondiste r�pidamente. Despu�s de
estar as� trenzados unos minutos de alg�n modo volvimos a coincidir y nos
re�mos. Est�bamos ya en total confianza y nos fuimos al ba�o. Ambos sentimos
necesidad de darnos un regaderazo previo.



Me quitas la camisa, la deslizaste como si fuera de seda y nos besamos por
primera vez con los torsos desnudos. Dejamos caer los pantalones al piso y te
sacases los zapatos y yo hice lo mismo. Ambos quedamos en boxers. Realmente tu
cuerpo es como a mi me agradan, muslos firmes y torneados, tus nalgas
deliciosas. Solo estaban ya los boxers y los bultos que tra�amos estaban muy
notorios en ambos. Me acerque ya con la regadera abierta y deje caer tus boxers
empuj�ndolos pues tus muslos los manten�an tensos. Baje los m�os y quedamos
ahora si en total exposici�n y vulnerabilidad. Ambos ten�amos unas erecciones
hermosas en nuestros miembros. El tuyo es ligeramente m�s grueso que el m�o. Mi
verga es un poco mas recta, pero ambas de mas o menos el mismo largo.




Fue algo incre�ble esa experiencia pues era como lo hab�amos deseado desde un
principio. Nos besamos mientras entramos en la ducha. El agua recorr�a nuestros
cuerpos desnudos mientras est�bamos aun comenzando a explorar nuestras
sensaciones. Tu piel era tan tersa, parec�a que no crec�a vello en ese cuerpo
viril y hermoso que estaba frente a m�. Estando desnudos ah�, habl�bamos de
nuestras sensaciones. La sensibilidad de la piel estaba en tu m�xima delicadeza.
El agua ya nos hab�a mojado totalmente y empec� a enjabonarte despacio,
sintiendo tu tibieza y nerviosismo y dici�ndote que estaba bien, que no hac�amos
el mal a nadie. Con manos un poco nerviosas comenc� a enjabonar tu espalda y
miraba tu cuerpo fuerte y a la vez delicado. Una combinaci�n extra�a de
emociones me inundaba. Por un lado el deseo de estar contigo y experimentar todo
lo que nuestros cuerpos permitieran me excitaba y por otra parte, sent�a ternura
estando con otro hombre que expirementaba tu primera relaci�n homo. Estabas tan
nervioso que tuviste un peque�o resbal�n que casi te caes por lo que te ped� te
apoyaras en la pared con las manos mientras segu�a yo enjabonando tu cuerpo.



Te apoyaste y segu� enjabonando tu espalda desnuda. Tus nalgas son perfectas,
son peque�as y redondas; Paraditas ofrecen a la vista un paisaje est�tico y
er�tico inigualable. Deslice mis manos con el jab�n hasta tus gl�teos,
acarici�ndolo lo llene de espuma ligera y note que echaba tu cabeza atr�s con
los ojos cerrados. Tu ronca voz me dijo que estaba tan excitado que cada roce de
mis manos por tu piel lo encend�a mas y mas hasta que tem�a venirse sin siquiera
tocar tu miembro erecto. Te respond� que si eso te relajaba estaba bien por mi
el neg� con la cabeza que bajo al frente saboreando con tus labios las caricias
de mis manos desliz�ndose pro tu cuerpo. Yo por mi parte estaba extasiado
mirando tu cuerpo y las respuestas a mis manos.


Tus m�sculos se crispaban levemente con mis enjabonadas
manos. Se tensaban y tu piel reflejaba con movimientos y temblores leves por
todo tu cuerpo. Mi respiraci�n estaba acelerada y segu� enjabon�ndote las
piernas y gl�teos con suavidad tratando de mantener el ritmo cadencioso sin
apurarme por el deseo de comenzar a estimular tu verga. Recta y coronada por
algunos vellos que hab�a dejado en la ra�z de tu miembro, esta corona de vellos
resaltaba la belleza y poder de ese miembro viril tan fuerte y recto.


Finalmente tuve que pedirte te giraras para quedar frente a
frente. Te recargaste en la pared con los ojos aun cerrados y apoyo tus piernas
separadas y hacia el frente. Tu pene se manten�a tan erecto y firme que me deb�
controlar para no apurar tu venida. Tu pecho se mov�a en profundas respiraciones
mostrando el poder de tu cuerpo y tus m�sculos imponentes. Era un pecho fuerte y
tus pezones estaban totalmente duros. Enjabon� despacio tu torso y llegue a tu
abdomen. Con nerviosismo enjabone tus piernas llen�ndolas de una espuma que
desaparec�a r�pidamente con el correr del agua por tu cuerpo. Y finalmente
estaba all�, tu pene endurecido y caliente estaba ya esperando ser limpiado con
mis manos. Tu glande asomaba t�midamente en el prepucio y tus test�culos
colgaban pesadamente entre tus muslos. Mis manos un poco temblorosas empezaron a
recorrer con espuma tu verga blanca, est�tica que te daban un aspecto agradable
y delicioso para chupar que aumento mi excitaci�n poderosamente. Instintivamente
mire entre mis piernas mi propia verga tan dura tan fuerte que casi explotaba,
tenia unas dimensiones que pocas veces alcanza y la firmeza que vi, entre mis
muslos me incito a apurar el ba�o. Tu verga lat�a con vida propia en mis manos,
el jab�n se deslizaba abajo r�pidamente y mis ojos atentos casi sal�an de tus
orbitas mirando como el agua bajaba hasta ese miembro firme con suavidad y sin
descanso. Estaba yo totalmente absorto en ese pene tan maravillosamente cuidado
cuando sent� tus manos llevarme, guiarme hasta quedar de pie frente a el.
Nuestras vergas duras y latentes estaban roz�ndose y me acerqu� hasta quedar
totalmente unidos nuestros cuerpos. Tuvimos que mover un poco nuestros cuerpos
para que los penes se acomodaran entre nosotros sin tocarlos. Fue un poco
doloroso para mi sentir mi verga acomodarse del lado pues estaba totalmente
erecta. Pocas veces la he sentido tan dura y fuerte como esa primera vez
contigo.



De pie y bes�ndonos como endemoniados nuestras manos acariciaban espaldas,
nalgas, muslos, torsos. Fuera de control mord�a tu cara, cuello y hombros,
sent�a tus manos en todo mi cuerpo, en mis nalgas se deslizaban y apretaban con
desesperaci�n y locura y las vergas aun se empujaban entre nuestros cuerpos
desesperados y fuera de si.

Te ped� sali�ramos ya de la ducha y fuimos atropelladamente hasta la cama.
Ca�mos empapados y nos quedamos unos segundos tratando de mantener la calma, no
quer�amos acabar esta experiencia r�pidamente. Estuvimos tendidos algunos
minutos sin decir nada. Las respiraciones se iban relajando y empec� a mirar tu
cuerpo desnudo a mi lado. Tenias los ojos cerrados y tu pecho se mov�a
r�tmicamente hinchando el t�rax Mire tus piernas, tu piel suave, tus pies bien
hechos y firmes. Mov� mi pierna derecha hasta acercarla a tu pierna izquierda
que se tenso al roce de las pieles. Tus m�sculos redondeados y firmes se
mostraron sensuales y abriste los ojos girando tu cabeza hasta mirarme a los
ojos.


�Est�s caliente a�n? te pregunt� y sonre�ste y tocaste mi
pene con tu mano izquierda mostr�ndome cuan excitado y dispuesto segu�a. Me
recost� apoyando mi cabeza en mi mano y fui acerc�ndome a tus labios que se
abrieron para dejar pasar mi lengua entre ellos. Suaves y carnosos, tus labios
recibieron mi beso con delicada virilidad y se nos escap� un leve jadeo a ambos
que nos hizo re�r. Luego me recost� apoyando mi pecho en el tuyo. Cerca, m�s
cerca ahora, nuestros cuerpos empezaron a unirse en tu totalidad sintiendo tu
piel suave en la m�a, tus m�sculos redondos en los m�os, tu candor en el m�o. La
situaci�n era tan ideal que me pareci� una fantas�a que no deseaba terminar
jam�s. Pasaste tu mano en mi torso que recorri� suave, despacio como solo
rozando con tu mano mi cuerpo para mantenerme en vilo. Mis ojos se cerraron
instintivamente y te susurr� que estaba m�s excitado que nunca antes y me
besaste levant�ndose lo suficiente como para poner tu mano detr�s de mis nalgas.




Ese toque me hizo tensar los m�sculos de mis gl�teos reforzando tu dureza y
forma redondeada. Baj� tu mano hacia mis muslos recalcando delicadamente la
forma de mis nalgas. Ah, pens�, sabe totalmente el valor de cada parte de mi
cuerpo, sabe tocarme y acariciarme con varonil pudor y comprende que cada parte
rinde tributo cuando las manos de otro hombre se posan sobre ellos. Mi
respiraci�n se aceler� r�pidamente y mi cuerpo sinti� renovarse la excitaci�n de
estar con un hombre hermoso.



Lo bes� apasionadamente y me recost� sobre tu cuerpo. No pod�a resistirme y,
encima de ti lo abrac� con mis piernas para abarcar las tuyas y sentir entre mis
muslos los torneados muslos de otro. Las vergas se empezaron a presionar y de un
modo natural se encontraron casi paralelas entre nuestros cuerpos desnudos. Te
mord� en los hombros mientras te susurraba cuan felices momentos nos esperaban
mientras entre besos y mordiscos trataba de devorarme a ese hombre. Tus manos no
cesaban de recorres mi espalda, separar mis nalgas que se tensaban con fuerza
entre tus manos. Mis piernas trataban de acaparar todo tu cuerpo no pod�a
contenerme en mi impulso y comenc� el viaje por tu cuerpo resbalando el m�o
sobre el tuyo. Besando fren�ticamente tu pecho, lamiendo y mordiendo tus pezones
arrancando roncos jadeos de tu garganta mientras el segu�a acariciando mi cuerpo
con tus manos. Estaba llegando a tu abdomen lami�ndolo y bes�ndolo saboreando
ese cuerpo y todas tus hermosas y desarrolladas formas, tu abdomen plano, me
ten�a extasiado hasta que puse atenci�n en la presi�n sobre mi pecho. Tu miembro
ingobernable se endurec�a y sent�a yo los poderosos latidos de la sangre en tus
venas. Segu� bajando por tu cuerpo m�s, m�s cerca, y acomod� tus brazos a los
lados de tu cuerpo. Abandon�ndote a mis caricias y besos llenos de lascivia
prohibida por una sociedad enferma de ego�smo y rechazo.



Me separ� un poco y vi. ese m�stil hermoso y recto, de un tama�o decoroso y con
una forma tan recta que me hizo respingar de emoci�n. Mi cuerpo vibr� asombrado
de ese portento de belleza con el que estaba haciendo el amor. Pero control� el
deseo y empec� a besar tus piernas. Deliciosas formas curvas y fuertes, las
columnas de Apolo estaban tensas por mis besos y caricias. Cada roce, cada toque
de mis manos hac�an que esos muslos se marcaran y tensaran como las cuerdas de
un instrumento musical. Las fibras se distend�an entre mis manos y en mis
labios, tus muslos curvos se mov�an suavemente con una excitaci�n controlada y
mis manos estaban absortas totalmente en esas formas imponentes. A pesar de
masturbarme yo acariciando mi cuerpo y sentir mi musculatura en todo tu
esplendor siempre, jam�s hab�a estado en una posici�n que me permitiera apreciar
toda la belleza de unas piernas bien formadas.


Regres� arriba despu�s de minutos de caricias en tus piernas
y encontr� escurriendo y expulsando elixir ese miembro duro, erecto y latente de
vida propia. Tu prepucio cubr�a medio glande que brillaba con tus propios
l�quidos. Liber� tu glande totalmente de la piel para poderlo apreciar
totalmente. Un bulbo redondo casi esf�rico se mostr� a mis manos y lo comenc�
lamer suavemente. Al primer roce de mi lengua gimi� tu voz ronca y tus piernas
se movieron un poco tens�ndose y separ�ndose para dejarme un poco m�s de
espacio. Pegu� el pene a tu cuerpo dejando ante mis ojos libres y colgantes tus
test�culos envueltos en un escroto totalmente libre de vello. La corona de velo
que dejaba sobre tu pene era una verdadera belleza pues al mismo tiempo que era
modesta y hermosa luc�a ese miembro como una escultura. Tu escroto estaba tan
suave que mi lengua se desliz� f�cilmente empap�ndolo con mi saliva haciendo que
los test�culos se delataran debajo de esa piel delicada y tersa. Son unos
test�culos grandes y con formas casi id�nticas. Sim�tricos, cuelgan en el
escroto como p�ndulo ocultos en tu suave piel clara. Tu cipote viril, es una
l�nea recta que llega desde la regi�n del ano con un color oscuro que luce
amenazador y ergotizante en tu entrepierna.



Lo lam� con suavidad sintiendo la ternura de la piel y la fuerza de los latidos
internos en tu verga. Tus jadeos leves y roncos me excitaban cada vez mas
provocando en mi pene una erecci�n firme y duradera como pocas veces. Tus
piernas por momentos se mov�an nerviosas y tus muslos se segu�an tensando
enloqueci�ndome m�s con tus m�sculos curvos y marcados. La piel de tu suave
cuerpo ya estaba mojada por el sudor y cuando miraba tu cara desde abajo,
mientras lam�a tu verga, ve�a que me miraba con ojos entrecerrados que se pon�an
en blanco por momentos. Sonre�a pl�cidamente y recostaba tu cabeza nuevamente
con los ojos apretados y tus labios abiertos en jadeos suaves y profundos. A
veces escuchaba que me dec�as que jam�s te hab�an mamado la verga tan
deliciosamente como yo y con la lengua te segu�a lamiendo tu miembro recto y
h�medo por todas partes. El glande estaba totalmente lleno formando el bulbo
redondo y brillante m�s bello de lo que he conocido. El tronco fuerte y latente
se manten�a empuj�ndome con fuerza para que lo pudiera succionar totalmente.



Los test�culos se mov�an subiendo y bajando dentro del saco de piel que los
conten�a y con mi mano deb�a bajarlos un poco para mantenerlo en vilo sin apurar
tu eyaculaci�n. Mi cuerpo estaba tambi�n sensible, a veces sent�a tu caricia en
mis hombros y nuca pero era tanto tu placer que no eran mucho. Mi verga estaba
tan mojada que sent�a escurrir el l�quido constantemente y tambi�n pod�a sentir
mis propios latidos sexuales en mi entrepierna, realmente estaba yo d�ndome un
banquete con ese pene recto y fuerte que por primera vez era acariciado y mamado
en toda la regla por otro hombre. Estaba totalmente decidido a que �sta primera
vez fuera para ti tan impactante y deliciosa que no dejaras de pedirme volvernos
a ver.


Estuve as� por mucho tiempo, no se realmente cuanto tiempo
paso hasta que me pediste que parara pues estaba a punto de venirse y no lo
deseaba a�n. Regres� despacio sin dejar de acariciar tus piernas y tu torso
hasta quedar frente a frente sobre �l y besarlo profundamente sintiendo que
estaba ya totalmente abierto a la exploraci�n abriendo tu boca y con las lenguas
entrelazadas en una lucha desesperada por mantenernos en vilo una eternidad.



Dej� caer lentamente mi cuerpo sobre el tuyo y nuevamente los miembros se
presionaron y acomodaron entre nuestras pelvis. Mis muslos quedaron abrazando
los tuyos que respondieron con tensi�n excitante que sent� entre mis piernas.
Tus manos me acariciaron el torso, las nalgas y las piernas y separaba mis
nalgas con movimientos instintivos insertando uno y otro dedo con una pasi�n
incre�ble. Los besos se hac�an m�s fren�ticos y salvajes y empezamos a mordernos
suavemente los labios. Los gemidos y jadeos estaban roncos y secos y sin saber
que dec�amos nos excit�bamos descontrolados totalmente.



Me separaste un poco para susurrarme que ahora t� deb�as corresponder a mi
atenci�n bucal con una sonrisa socarrona que me rob� el coraz�n. Me acomod� en
la cama y el comenz� a besarme, sujet� con mis manos la cabecera de metal y me
relaj� para gozar de tus caricias. Tus labios empezaron a recorrer mi cuello con
mordidas y lamidas que me sacaban exhalaciones de placer y mi respiraci�n estaba
apurada. Mi verga ansiaba tus labios y lat�a con fuerza y tus movimientos se
hac�an m�s y m�s fuertes. Arriba una y otra vez. Tus manos me rozaban el torso,
tu lengua me lam�a los pezones y me los mord�a quedito solo para excitarme m�s y
m�s. Sent�a mi garganta a veces abierta a veces cerrada, mi cuello se tensaba y
por ocasiones sent�a orgasmos en mi nuca. De alguna manera extra�a tengo
orgasmos que se desbordan en la nuca y me hacen enloquecer sin siquiera un asomo
de eyaculaci�n. El se sorprendi� durante uno de mis orgasmos y pens� que
eyacular�a por lo que apretaba mi glande esperando salir mi semen; m�s en vano
pues mi cuerpo simplemente se contorsionaba en un arco de �xtasis estrechando mi
pelvis y aun levant�ndolo a �l con un empuj�n fuerte y un rechinar de mis
dientes apretados. Al relajarme de ese orgasmo, me qued� ex�nime unos segundos y
al abrir los ojos me encontr� con tu cara frente a lam�a mir�ndome con los ojos
abiertos totalmente. Te alc� hacia m� bes�ndolo apasionadamente y pidi�ndote
siguieras.



Sonre�ste divertido y sorprendido y retomaste el recorrido en mi cuerpo, besaste
nuevamente mi abdomen lami�ndolo recorriendo hasta llegar de nuevo a mi verga
dura y escurriendo jugos de mi carne. Tomaste mi pene con la mano y empez� a
lamer mis jugos con fruici�n que me sac� m�s de un gemido profundo. De este modo
no exagero al decirte que tuve varios orgasmos en los cuales recib� un beso de
premio por mi goce. Finalmente te ped� que se detuviera para recobrar fuerzas
pero te negaste y seguiste d�ndome una mamada hambrienta llena de pasi�n y me
llev� al vilo del orgasmo tan r�pidamente que me abandon� y por fin eyacul� con
fuerza. Mantuviste tu boca totalmente pegada a mi glande, envolvi�ndolo y sent�
como mi semen sali� disparado fuertemente hasta tu garganta en chorros espesos y
calientes una y otra vez. Al terminar mi orgasmo abr� los ojos sintiendo mis
quijadas adoloridas por la fuerza con que las cerr� mientras mis dientes
rechinaban fuertemente. Nuevamente me encontr� con tu cara frente a la m�a y me
besaste con una enorme fuerza. Separ� mis labios para recibir tu lengua y mi
semen en la boca. Nos fundimos en un abrazo terrible y nuestros cuerpos se
presionaron intensamente.



Te ped� que me dejaras ahora llevarte al cl�max pero me pediste que intent�ramos
una penetraci�n. Te bes� y arrobado por la pasi�n te acomod� poniendo tus manos
apoyadas en la cama y los pies firmes en el piso. Comenc� a lamer tus nalgas y
acariciar tus piernas y espalda. Deseabas ser penetrado por mi verga; m�s me
contuve, comenc� con mi lengua a chupar tu esf�nter, tomando con mis manos tus
test�culos y pene, mi lengua voraz lami� cada parte de tu ano y gozosa violo tu
recto, cada lenguetazo era una exclamaci�n de placer, luego comenc� a deslizarte
mi miembro, presion� mis muslos fuertemente, comenc� a penetrarte suave pero
firme, sin dar lugar a retroceder, sabia que no era f�cil por ser la primera
vez, pero te susurraba que tuvieras calma, que junto al dolor llegaba el placer,
poco a poco comenzare a sentir como me empezaba a mover adelante y atr�s. Tus
nalgas golpeaban mis pelvis con fuerza, sacud�as todo tu cuerpo por momentos.
Mis embestidas eran fuertes y r�tmicas. Tu esf�nter recib�a mi verga. Me esforc�
por mantenerme firme, escuchaba tus gemidos, sent�a en mi mano tu verga firme y
empapada. En mis muslos sent�a la fuerza de los tuyos. Te tomaba por los hombros
como deteni�ndome o por la cintura. Yo empujaba mi cuerpo al tuyo con fuerza
creciente m�s y m�s a cada momento. Al cabo de varios minutos sent� el primer
chorro de semen. Te apret� m�s fuerte y sent� tu verga caliente y tu semen
empez� a resbalar por mis manos. Una vez terminado nuestro orgasmo, me quede un
momento recargado en tu cuerpo�


Nos recostamos cansados, t� con los ojos cerrados, aun sin
dar cr�dito a lo que hab�a sucedido era mucho el placer y tu piel estaba aun
sensible. Comenc� con mis dedos a recorrer tu pene, ahora fl�cido, y te re�as,
moviendo tu cuerpo como queriendo alejar mi mano, estabas feliz, hab�as por
primera vez experimentado un sexo intenso, pasional y sin pudor. Estabas all�
sin remordimientos, habiendo descubierto una parte de ti que no conoc�as, ahora
que te hab�as encontrado ya sabias de que eras capaz de ser gozado y dar gozo a
la vez, te sentiste por primera vez completo. Quedamos por alg�n tiempo
platicando de la experiencia, de nuestro encuentro, ambos felices ahora como
buenos compa�eros, amigos que lograron una intimidad que cuesta a�os, en unas
pocas horas, todo por la curiosidad, aunque ahora satisfecha, nuestros cuerpos
ped�an repetirla nuevamente�


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Relato: El encuentro
Leida: 358veces
Tiempo de lectura: 17minuto/s





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