Por supuesto que yo sabia muy bien a que se debia dicho bulto
y lo consideraba como una demostraci�n f�sica de su desarrollo; en cierto
sentido estaba contenta d e eso por que yo queria que mi unico sobrino fuese mi
un hombre real.

Esa tarde de enero estaba el tendido sobre la arena y me
acerque con mi nuevo traje de ba�o negro para tenderme a su lado, como
habitualmente lo habiamos hecho ese verano. Cuando llegue a su lado ,me miro de
una forma diferente, con fijeza, yo diria con preocupaci�n, y ello me ocasiono
casi un poco de rubor pues soy demasiado voluptuosa, muslos generosos y tetas
grandes y duras, insolentes, cintura pronunciada, y un culo que llama la
atenci�n. Me acoste a su lado.

Mirando desde alli pude observar como su bulto comenzaba a
adquirir proporciones desmesuradas. Primero dibujo una curva grande entre sus
piernas, pero cuando el giro para mirarme directamente, pude observar que su
miembro empujaba furiosamente contra su traje de ba�o, levantando una voluminosa
"carpa"q apuntaba al cielo. Discimule cuanto pude, siempre lo habia hecho asi,
pero no despegue los ojos de ese paquete, porque ahora estaba realmente
interesadaen el fen�meno que yo estaba despertando en ese cuerpo que tanto
queria.

A fin de que el no pudiese notar mi interes, cambie de
posici�n, poni�ndome de costado, no pudiendo evitar que mis pechos se asomaran
casi por completo fuera del peque�o corpi�o y mis pezones quedaran pr�cticamente
expuestos. No tenia mucho control sobre la situaci�n, y no podia separar la
vista de esa pir�mide que me atraia como un diamante.

Esa noche, en mi cama, me fue dif�cil conciliar el sue�o, me
habia acostado solamente con una peque�a bombachita, mis senos parecian mas
pesados, mis pezones casi me molestaban en su roce con la sabana y el bajo
vientre no solo me dolia, sino que ahora me latia r�tmicamente. Mi bombacha
estaba mojada en su parte delantera y su aroma intesno e intimo invadia mi cama.

No tenia dudas de que este fen�meno era una consecuencia de
lo vivido en la play, y era la evocaci�n de su cuerpo desnudo y particularmente
su miembro que adivinaba fabuloso y temible, aun sin haberlo visto, lo que
ocasionaba mi estado febril. Sabia lo estaba sintiendo y tambien adivinaba lo
que estaba sintiendo el.

Sin poder dormir, mis fantasias me acompa�aron hasta el
amanecer, fantasias que habia comenzado a acompa�ar con mis propias caricias.
Mis pezones supieron de la ternura de mis dedos, recorri mis muslos suaves y
peine con mis u�as la generosa mata de vellos en mi pubis humedecido sobre mi
virginidad. Me recorria con un deleite infinito, deteniendom en esos rincones
que ahora adquir�an para mi un significado nuevo e inquietante.mi dolor se habia
transformado en un latido incontenible, cuando las primeras luces del dia
internaron por fin en el sue�o. Ya entrada la ma�ana, bajo el agua de la ducha,
me sentia una persona nueva; entendia lo que me pasaba, entendia lo que estaba
deseando, estabamos cada uno en su soledad, sin que hubiese forma para decirnos
abiertamente lo que nos sucedia. Era evidente que sus excitaciones eran
provocadas por mi, no habia otra mujer en su cercania.

No fui capaz de construir un camino de acercamiento, y
decidi, que si la naturaleza era quien me habia puesto en este escenario, que
fuera ella quien encontrara el camino para llegar al final. Esa noche, despu�s
de cenar, me pidio que le cortara un poco el cabello, que el estimaba lo tenia
algo crecido. Yo habia realizado esta operaciodesde que era peque�o demanera que
o le di ningun significado especial.

Se sento e un peque�o taburete y yo inicie la operaci�n como
siempre. Al parecer, elhaia crecido bastante desde la ultima oportunidad, y me
estremeci al constatar que mis pechos rozaban su cabeza en cada uno de mis
movimientos.

Yo fui aumentando la frecuencia de estos contactos y la
presion de ellos, y pude notar que su bulto habia comenzado a perfilarse
claramente entre sus piernas, al tiempo que la aparicion de mi dolor me indicaba
con claridad que nuestros cuerpos se estaban comunicando aunque no lo
admiti�ramos.

Era una comunicaci�n embriagadora que fui desarrollando en
tonos diversos aumentando y disminuyendo la presion de mis pechos sobre su
cabeza, ensayando un lenguaje pasional silencioso y prohibido que me permitia ir
adentr�ndome en la rpfundidad de ese ambiente que me abrazaba.

Habia terminado de cortale el cabello y ahora solamente lo
estaba peinando con suavidad pero, dej�ndome llevar, habia acercado su cabezade
tal manera qahora le presionaba dr�sticamente contra mi pecho que latia
apresuradamente. El, no se movia.

Mientras con una mano deslizaba el peine por sucabellera
suave, con la otra fui abriendo mi blusa y luego, desarochando mi corpi�o para
sacarlo por sobre mi cabeza sin que el pudiera notarlo. Ahora tenia mis pechos
lires. Ya casi notenia control, cuando puse su cabeza entre ellos, mi blancura
hacia resaltar lo oscuro de su pelo. Se dejo estar y yo aprisione su cabeza
entre mis tetas haciendola girar muy lentamente hasta que mis pezones tocaron
sus mejillas. Nuestro silencio aumentaba esa tensi�n hermosa, hasta que
obedeciendo a un impulso, lo tuve frente a mi, con su rostro hundido entre mis
tetas, recorriendo sus mejillas. Era, por fin, nuestra suavidad busc�ndose
intencionadamente y de pronto, senti la hendidura entre mis pechos humedecia por
su saliva.

Su lengua se agitaba en ese espacio, y me recorria con una
agitaci�n deliciosa

Una de mis manos habia ascendido y englobaba, sin lograrlo
enteramente, una de mis tetas, con una presion torpe, sin mirarme, mientras
aumentaba la zona de su recorrido. Me estaba acariciando , yo latia
desesperadamente y mi dolor era intenso. Su saliva inagotable me empapaba,
resatando mi suavidad y cuando quise llevarle mis pezones hasta su boca, se puso
de pie y apretando su bulto con ambas manos abandono la habitaci�n.

Senti mi soledad como un entorno en el cual comenzaba a ser
como siempre lo habia querido. Mis manos temblaban mientras abotonaba mi blusa.

Al dia siguiente temiamos el encuentro. Yo lo sentia
deambular por la casa y seguramente el me escuchaba, porque yo no tenia ningun
cuidado en ocultar mi presencia.

Pasado el mediodia, entre en el living, para invitarlo a
pasar a la mesa. El estaba tendido sobre el sillon, levantando el libro frente a
sus ojos. Me sente a su lado sin hablar, y desvio levemente para saludarme con
sus ojos tiernos. Acaricie su cabello , pero enseguida tomo mi mano para
retirarla. Me sobresalte temiendo su abandono y escuchaba el ruido de la rota
cristaleria de mis ensue�os, cuando el , describiendo un lento arco en el aire
deposito mi mano ah�; justo sobre su mastil, oculto y erguido.

Un golpe en el interior de mi cerebro desparramo en seguida
un escalofrio por mi espalda humeda, y mis manos comenzaron a moverse en forma
decidida, como due�asde una experiencia que nunca tuvieron. Su cierre se deslizo
en silencioy el prisionero vio la luz antes mis ojos extasiados.

Ninguna vison imaginada podria haber superado esa realidad
palpitante. Quede por un momento paralizada sin querer sacar la vista.

Era su dimension llenando el espacio, en medio de esa soledad
y ese silencio que nos envolvia, delimitando un mundo aparte, un mundo en el que
nos estabamos encontrando sin decirnos nada, por que una sola palabra habria
quebrado el hechizo.

Y fue en el medio del silencio y de esa soledad, que el dolor
aparecio en mi bajo vientre con una violencia inusitada. Fue tan intenso que
para atenuarlo, senti la necesidad imperiosa de doblarme sobre mi mismay de esa
manera,fui acercando m rostrohacia su forma, y lo tuve ante mis ojos, en un
primer plano inusitado

Oscilaba ante mi, como una vara magica, cuyo calor podia
persibir cerca de mis mejillas. Lo vi latiar al ritmo de su corazon, que en ese
momento era el ritmo de mi dolor en mis profundidades, y pude ver como la piel
de su extremo, desnudaba su cabeza brillante y redonda, tensa y mi boca se fue
abriendo, sin que yo pudiera evitarlo. Con los labioas casi doloridos por el
esfuerzo, lo introduje en mi boca, sin tocar su piel, en un equilibrio perfecto,
rodeado tan solo de mi calor. Peque�os golpes contra las paredes de mi boca eran
ocasionados por su palpitar y cada uno de ellos encontraba un eco en la dolorida
respuesta de mi vientre, y fue entonces cuando mi lengua se atrevio a calmarlos
con caricias que inventaba desde la nada de su experincia, impulsada solo por el
deseo.

Senti sus manos acariciando mi cabellara y luego deslizarse
por la tenue tela de mi blusa.

El, estaba abriendo mis botonoes, habia despertado ahora y se
hacia participe activo de la locura. Eran dedos sudorosos, pero livianos, topes,
y ansiosos que hacian su tarea con objetivos claros.

Con peque�os moviemientos, casi imperceptibles, yo lo
ayudaba, sin abandonar al prisionero de mi boca. Saco mi corpi�o y mis tetas
esperaron sus manos, que no llegaron por que sus manos se habian introducido
bajo mi pollera para alcanzar la voluptuosidad de mis nalgas.

El camino estaba libre, a la vista. Ese camino que yo deberia
recorrer hasta el final, sin saber como, y enelcualno podria guiarme. Aho
estabamos los dos pregutandonos en silecio, busc�ndonos para amarnos.

Con los labios apretados sobre mi prisionero, lo fui
deslizando hasta dejarlo libre, y me puse de pie despoj�ndome de la pollera y de
todo lo demas, para aparecer fente a el, en toda mi desnudez. Su rostro
congestionado, adquirio serenidad, de quien sabe que ha llegado al final de su
dif�cil camino y extendio los brazos hacia mi.

Habia decisi�n en su mirada, y cuando estrecho mis manos,
senti en ellas una fuerza que no habia imaginado; me atajo con cierta autoridad
y me parecio que en ese momento habia, de alguna forma, madurado, lo sentia mas
cerca en el tiempo, como si yo hubiese retrocedido y el hubiese dado un salto de
a�os. Separo mis piernas yme hizo sentar sobre sus muslos, obedeci�ndolo, fue
esa la primera vez que encontre el sentido de la palabra "entrega. Lo demas fue
el rayo candente y liberador, la destrucci�n origiaria de todos mis placeres, la
entrada triunfal y dolorosa de supresencia en mi vida su s iagotabbles
cent�metros ense��ndome mis propias dimensiones, abriendo mi presente y mi
futuro, hasta que mis vellos encotraron los suyos.

En ese momento en que juntos comenz�bamos a temblar, vi su s
ojos azules alegres y picaros, me di cuenta que mi dolor en el bajo vientre era
barrido para siempre de mi existencia y pude contemplar la mesa primordiosa
adornada por mi y un almuerzo que deberia esperar quizas mucho tiempo para se
consumido.

Seguiamos movi�ndonos, sinti�ndonos el uno al otro, de
repente comence a sentir algo que nunca habia experimentado, el tambien parecia
sentirlo al igual que yo. Continue siendo desvirgada, hasta que esa extra�a
sensaci�n se trasformo en un placer incre�ble e incontenible. Ambos habiamos
tenido los primeros orgasmos de nuestras vidas, agitados los dos, nos miramos
fijamente a los ojos y fundimos nuestros labios en un silencio que inundo toda
la sala.