Relato: La perla de la Polinesia



Relato: La perla de la Polinesia


LA PERLA DE LA POLINESIA



Por: Horny



Hola, mi nombre es Sergio, tengo 30 a�os. Acabo de llegar de
vacaciones, de un viaje de 1 mes que cambio radical y profundamente mi vida.
Hace un par de meses mi vida sentimental era un completo desastre, mi noviazgo
de 5 a�os hab�a terminado, me hab�an dejado por un hombre mucho mayor que yo
pero seg�n ella menos rom�ntico, m�s organizado y otras cuantas estupideces mas
a cual mas inveros�mil.



�Qui�n entiende a las mujeres? Creo que soy el primer hombre
al cual han mandado a volar por ser demasiado rom�ntico y donde no lo fuera me
tildar�an de seco y desapegado. Con el coraz�n roto y siguiendo los consejos de
un buen amigo me fui para la primera agencia de viajes que encontr� y asesorado
por una muchacha de muy buen ver, compr� un paquete para conocer la paradis�aca
isla de Bora-Bora. Si no hubiera estado tan resentido por mi rompimiento le
habr�a "hecho el favor" a la muchacha de la agencia pero no quer�a l�os, solo
descansar y olvidarme del g�nero femenino



En cualquier otro caso me habr�a ido de vacaciones a un lugar
mas movido, nunca a una isla que ni sab�a exist�a pero simplemente me dej�
aconsejar. La muchacha de la agencia me hablaba y me hablaba aunque he de
confesar que casi no le puse atenci�n, solo me limitaba a asentir con la cabeza.





El aeropuerto se encuentra en Motu Mate, a unos 30
minutos de Vaitape � dec�a ella �. Elegir un hotel en Bora-Bora es muy
importante. Se ofrecen diferentes tipos de alojamiento pero sin duda el
mejor y el que m�s lo har� sentir en el para�so ser� un hotel de lujo, cuyas
habitaciones son bungalows tradicionales de la arquitectura polinesia
construidos sobre las cristalinas aguas de esta isla.



Mate Mate, si,� el hotel� - respond�a yo.



Es visita obligada en esta isla los pueblos de Vaitape,
Faanui y Anau muy alegres y coloristas, con unos fant�sticos mercadillos
donde se puede adquirir diversos productos t�picos como el aceite monoi para
poner la piel morena.



Bueno, gracias, creo que he escuchado suficiente, estoy
mas que listo para irme � le dije para acortar la charla y despedirme.



Tome en cuenta la diferencia horaria antes de tomar el
avi�n � alcanz� a gritarme antes de salir. L�stima que no escuch�





Ya en mi casa me detuve un momento a mirar los folletos de la
isla, cualquier cosa con tal de no pensar en mi ex los dos largos d�as antes del
viaje.



Para los que no sepan Bora-Bora est� al noroeste de Tahit�,
en el archipi�lago de las islas de sotavento. "La Perla de la Polinesia" est� en
el centro de un multicolor lago, formado en el cr�ter de un antiguo volc�n,
rodeada de peque�os islotes conocidos como Motus, que se encuentran
dentro de una barrera de coral. Peque�os extractos de los folletos para
compartir con ustedes�



Por suerte esos dos d�as se pasaron mas r�pido de lo que
esperaba y me fui rumbo a mis vacaciones terapia. Minutos despu�s de mi llegada
y sin ganas de quedarme en el hotel ni siquiera para descansar me fui rumbo a
Tahit�, la mayor isla del conjunto, surcada por monta�as coronadas de nubes,
valles y cataratas. La llaman la isla del amor y la voluptuosidad del paisaje
justifica el apodo. En Papeete, su moderna y florida capital, Paul Gauguin pint�
sus mejores cuadros.



La playa de Matira es famosa por arena blanca y sus aguas
tibias y poco profundas. El secreto de este sitio es gozar de la naturaleza
saboreando ostras y el mejor vino franc�s.



Empec� por esta isla para hacer un poco
de turismo y recuperar la diferencia horaria antes de bucear. Eso de la
diferencia horaria me ten�a un poco desubicado pero solo quer�a llenar mi tiempo
haciendo la mayor cantidad de cosas posible para no pensar en mi ex. Fue dif�cil
no pensar en ella, a cada momento imaginaba como ser�a si los dos estuvi�ramos
all� disfrutando todo aquello pero luego desechaba esos pensamientos y buscaba
otra cosa que hacer.



Uno de los mayores placeres es levantarse y tomar un desayuno
en la terraza de esos bungalows o habitaciones de los hoteles de lujo. No iba a
escatimar en gastos a la hora de consentirme, hab�a sido herido y me merec�a eso
y m�s. Nada m�s relajante y rom�ntico que despertarse y poder disfrutar de un
paisaje tan hermoso, con solo abrir los ojos. Era una pena que estuviera tan
solo�



Estaba mentalmente preparado para todo menos para lo que el
destino hab�a designado para m�. Gracias destino por la espectacular gu�a
tur�stica que me toc�, de nombre Ma�a. La conoc� al d�a siguiente de mi llegada.
Una mu�eca de piel oscura de 24 a�os y que gracias a la magia de un bikini azul
claro pudo lucir sus turgentes y relucientes curvas de �bano blanco. Ojo, �bano
blanco, porque no es de color. De hecho es de muchos colores. Matices espa�oles,
africanos, hind�es y apaches, pasados por un colador hawaiano y gringo. En fin,
lo que importa es que el resultado es exquisito, lo suficiente como para que yo
clavara sus ojos en ella y la convirtiera en el �ngel oscuro m�s sexy del
planeta.



Por razones que saltaban a la vista no fui el �nico que se
fijo en ella pero si fui el que ella m�s insistentemente observ�. Suerte para
todos los perdedores que iban en pareja o en familia, yo estaba completamente
solito, disponible y a la orden, para lo que ella dispusiera.



Cada d�a ten�amos una cita en alg�n lugar para llevar a cabo
una actividad diferente y simplemente asist�an los que quer�an asistir. Ese d�a
nos reunimos con ella solo 5 personas, dos parejas al parecer de novios o reci�n
casados y yo.





Hoy iremos a la laguna de Bora-Bora � comenz� ella � la
cual ofrece diferentes posibilidades de ser explorada. Se puede remar en una
canoa hasta un islote solitario. Para los que gusten de la compa��a pueden
embarcarse en un bote y hacer una excursi�n con barbacoa. Los m�s
deportistas podr�n practicar el submarinismo y observar a los nativos que
alimentan a los tiburones y tambi�n podr�n nadar entre delfines.



Y podremos nadar entre sirenas? � le dije yo lanz�ndole
una mirada sugerente. Ma�a se ruboriz� un poco y continu�.



Para los que prefieran la tranquilidad de la isla pueden
quedarse en tierra tomando el sol y disfrutar de bell�simas playas de arena
blanca. Tomar el sol, leer un libro y como no aprender a bailar el tamure
tahitiano, hacer coronas de flores o tejer un cesto son otras de las muchas
actividades que se pueden realizar en la isla.





Ese d�a llevaba un bikini amarillo y un pareo del mismo color
con flores, sandalias y el negro cabello recogido en lo alto de su perfecta
cabeza. Se ve�a espectacular como siempre y yo no le quitaba los ojos de encima.
Es que estaba en verdad rica. Exquisita, preciosa, ex�tica, de lujo y a la vez
delicada, delicadeza peligrosa, que en rigor es la mejor de todas las
delicadezas.



Durante todo el camino no hice otra cosa que enviarle
mensajes que le gritaban cuanto me atra�a pero solo recib� evasivas. Me devolv�a
las miradas eso si, pero no me permit�a ir mas all�.



A la hora del almuerzo las parejitas se apartaron dej�ndome a
solas con ella momento que aprovech� para invitarla. Ma�a acept� por suerte y
nos sentamos a comer. Me dej� aconsejar por ella y prob� la sopa de pahua y los
brochettes agridulces de mahi mahi. No estuvo mal, siempre me ha gustado probar
cosas nuevas y mas si era de manos de mi gu�a favorita.



Al d�a siguiente partimos unas diez personas en safaris con
jeep hacia interior de la isla para ver toda la belleza interior de Polinesia,
muy verde y f�rtil. Visitamos los tempos de piedra marae enclavados en las zonas
arqueol�gicas.



Despu�s del ba�o cultural volvimos mas relajados, algo
contentos por los tragos y hasta cantando. Yo ni corto ni perezoso me sent� en
la parte posterior de uno de los jeeps con Ma�a, no pod�a perder ninguna
oportunidad de conquistarla y seducirla, quer�a conocer m�s de aquella
misteriosa mujer como fuera.



Durante el trayecto le cont� de mi vida, le abr� mi coraz�n
pues se que es una t�ctica que nunca falla con mujeres como ella. Le cont� mis
penas mas recientes apelando a sus cualidades protectoras y entablamos una
especie de v�nculo que me hizo ganar puntos. Tan bien me fue que me anim� a
invitarla a salir solos esa noche.





Tu eres la que conoce, yo te invito y me dejo llevar a
donde tu quieras � le dije.



Las cosas son bastante tranquilas en Bora Bora � me
contest� �. Sin embargo, en el Club Med Bora Bora podemos disfrutar de una
buena cena y de un show nocturno y m�s o menos a un kil�metro de aqu� de
Vaitape, la capital, hay una discoteca.



Una sola en toda la isla? � Le pregunt� asombrado.



Jejeje si, una sola en toda la isla, que abre los viernes
y s�bados a las 11 pm y cierra a las 3 am. Al menos una vez a la semana en
casi todos los resorts de la isla se escenifica al atardecer una danza
tahitiana. Tu decides.



Lo del club me parece bien, te parece si nos vemos en la
entrada del hotel? � le pregunt� � Si llega a ser en otro lugar de seguro me
pierdo.



En una hora entonces. � Me dijo despidi�ndose con un beso
en la mejilla que por poco me mata.





Una hora mas tarde nos vimos, como siempre estaba preciosa,
no hab�a color que no le quedara bien aunque la prefer�a de blanco y en general
de colores claros. Me encantaba verla luciendo esos modelitos ajustados que tan
bien se le daban.





Est�s preciosa Ma�a � Le dije casi en un balbuceo.



Gracias Sergio, tu tambi�n estas muy guapo.



Ll�vame, soy todo tuyo esta noche.





Pasamos toda la noche hablando y ri�ndonos, jugando con
nuestras manos y rozando las rodillas bajo la mesa. A ratos mir�ndonos embobados
o d�ndonos bocados el uno al otro momento que aprovechaba para chuparle los
dedos mir�ndola con lujuria.





Y cu�ntame que tal te a parecido mi isla? � Me pregunt�.



Preciosa, un refugio para el amor. En ella, el tiempo se
detiene. � Le dije de una manera que lo mismo pod�a estar hablando de la
isla que de ella.



Si, es para los amantes de lo ex�tico. � Contest� ella
nerviosa.



Y t� eres lo m�s ex�tico que he conocido desde mi
llegada.





Y diciendo esto me anim� a acercar mi boca a la suya
peque�ita, de labios gruesos y jugosos, naturalmente rosados, voluptuosamente
sensuales. Los apret� y absorb� entre los m�os y ella me devolvi� cada beso.
Tom� su cara entre mis manos y volv� a besarla muchas veces, sonriendo mientras
lo hac�a.



Esa noche naci� algo especial entre los dos, algo grande. No
me pregunten como pero as� fue, me enamor� y eso que no soy enamoradizo,
rom�ntico si pero no enamoradizo, no soy un hombre f�cil jejeje.



Como el hombre m�s decente de la tierra no fui m�s all�, al
menos no en esta ocasi�n. Esta mujer me gustaba demasiado, no la quer�a para una
sola noche y si pasaba algo entre los dos quer�a que ella me lo pidiera. Yo
l�gicamente iba a facilitarle las cosas, tampoco iba a jugar al dif�cil pero
quer�a que ella tomara la iniciativa para que se sintiera segura conmigo.



Los d�as siguientes fueron una especie de luna de miel pero
sin sexo. Casi parec�amos hermanitos pero la pasamos muy bien ya fuera haciendo
excursiones al mar, jet-esqu�, parascending, buceo en agua profunda, o visitando
el lagonarium, alimentando los tiburones, la pesca y por supuesto la nataci�n en
el agua l�mpida caliente.




Cada momento era una oportunidad para mirarla, para robarle un beso y encenderla
cada vez mas. De los besos pasamos a las caricias, las palmadas en el cuerpo y
los juegos de manos. Cada vez nos acerc�bamos mas a lo que ambos dese�bamos y
era estar juntos.



Llevaba all� dos semanas y a�n no hab�a comprado nada para
llevar a casa. Ma�a me acompa�o a las tiendas especializadas en la venta de
perlas negras y tallas de madera, as� como a los locales de souvenirs y
productos a base de coco.



En la tarde alquilamos unas bicicletas para disfrutar de una
autonom�a total. Fuimos a dar una vuelta a lo largo de la v�a que recorre la
isla y ella lentamente y sin yo darme cuenta me fue llevando a una playa poco
visitada. All� nos detuvimos para descansar. Parqueamos las bicicletas en una
palmera y pusimos una manta en la arena blanqu�sima de aquel lugar. Nos dimos un
peque�o chapuz�n para refrescarnos despu�s del paseo y nos tumbamos en la manta.



Ese d�a Ma�a luc�a mi color favorito en
una m�nima prenda que apenas la cubr�a. Un bikini blanco destacando sobre la
piel cobriza y que para colmo marcaba sus pezones muy oscuros. La tela era muy
delgada y con el agua helada se le marcaban claramente. Mis ojos no pod�an
separarse de ese par de cositas y ella lo not� porque de inmediato se liber� de
la parte superior del bikini dej�ndome contemplar sus senos ligeramente m�s
claros en todo su esplendor, suaves y deseables, con el pez�n mas oscuro de lo
que hab�a imaginado.





Te gustan mis tetas? � Pregunt� absurdamente Ma�a.



Que si me gustan? Son un par de bombones de chocolate que
con gusto lamer�a, morder�a y acariciar�a hasta que dijeras basta. � Le
contest� a punto de morir y con una erecci�n cada vez mayor.



Y que estas esperando? Ya me cans� de jugar a los novios
de manitos sudadas, quiero ser tu mujer, tu amante.





No tuvo que terminar la frase cuando ya me ten�a pegado como
un beb� reci�n nacido a sus tetas morenas, chupando y besando. Mi lengua cobr�
vida lamiendo el canalillo entre ellas, el pez�n y la areola en c�rculos. Me
volv� goloso pegado sin af�n a sus maravillosos senos mientras mis manos se
aferraban a su cintura.





Me gusta, que delicia, sigue Sergio, no pares de besarme
las tetas, mu�rdelas� siii. � Me dec�a entre suspiros que me hac�an volver
loco.





Yo l�gicamente le hac�a caso atrapando sus pezones entre mis
dientes suavemente, hal�ndolos un poquito y luego con mis labios depositando
todo el calor de mi aliento. Luego tom� ambos senos con mis manos mientras mi
boca sub�a por su cuello hasta su boca la cual me esperaba ansiosamente. Mis
manos estrujaban firme pero suavemente sus tetas mientras arriba nuestras
lenguas peleaban, nos mord�amos y hac�amos competencia de gemidos.





Que quieres que te haga? � Le pregunt� entrecortadamente.



Quiero que me hagas el amor en esta playa. � Me dijo.





Era una pregunta que sobraba y una respuesta m�s que obvia
pero quer�a o�rselo decir. Que me dijera "hazme el amor" era un sue�o que me
rondaba la cabeza hac�a d�as, desde que la v� por primera vez.



La deposit� delicadamente sobre la manta, y comenc� a besarla
lentamente, primero su cara, sus ojos, su nariz respingona, sus orejas. Luego
baj� por su cuello hasta sus hombros bes�ndolos y mordi�ndolos para probarla,
para conocer cada uno de sus sabores. Bes� despu�s su abdomen, sus muslos y
rodillas. Posteriormente su espalda, sus nalgas sin dejar un solo rinc�n sin
conocer. De postre, finalmente, le quit� la parte inferior del bikini. Su
conchita depilada qued� expuesta a los elementos, al sol, al aire, a la arena y
por supuesto a mi h�meda lengua. Me arrodill� entre sus piernas acariciando su
vulva con dos de mis dedos en toda su longitud. Abr� bien sus piernas y bes� el
interior de sus muslos con ternura y pasi�n mientras ella no paraba de gemir. De
su rodilla comenc� a bajar lentamente hasta llegar a su cueva donde me qued� un
buen rato, mientras comenzaba a atardecer, lamiendo y recorriendo con mi lengua
todos sus recovecos y succionando su n�ctar. Se corri� en mi boca en medio de
sonoros gemidos.



Ella como pose�da se incorpor� y abalanz�ndose sobre m� me
liber� de la pantaloneta y se lanz� directamente a devorar mi falo. Era
delicioso sentir su boca peque�ita cerrarse sobre mi miembro. No lo hac�a nada
mal pero suavemente con mis caricias y el movimiento lento de mis caderas la
ayud� a marcar el ritmo, no quer�a acabar tan pronto.





T�mate tu tiempo mi amor � le dije � disfr�talo como yo.
Ven, b�same en la boca primero, no hay prisa.





Me bes� en los labios un poco mas despacio, su respiraci�n y
la m�a se normalizaron y reanud� sus besos esta vez por mi pecho y abdomen hasta
llegar de nuevo al punto de partida. Se esmer� en darme una buena mamada y
cuando estaba a punto de llegar la detuve, mas que nada deseaba penetrarla.





Si quieres si�ntate encima, para que te la metas cuando
est�s lista � le dije.



No mi vida, quiero que te acuestes sobre m�, que me
penetres lentamente, mir�ndome a los ojos, sentirme indefensa pero protegida
entre tus brazos � Me contest� susurr�ndome al o�do con voz ronca.





La acost� de nuevo con las piernas separadas y me sub�
apoyando mis codos y rodillas en la manta para no recargar todo mi cuerpo en su
peque�o cuerpo. La punta de mi pene tanteo la entrada de su cueva, se unt� de
sus fluidos antes de entrar lentamente, resbal�ndose muy suave hasta llegar al
fondo, momento en el cual ambos soltamos un peque�o gemido.



Mis brazos rodearon su cuerpo y mi boca se peg� a la suya
mientras nuestras caderas se mov�an acompasadamente, marcando el mismo ritmo, ya
fuera en c�rculos o peg�ndose la una a la otra. Ambos gem�amos, yo besaba su
cuello, su pelo, la ol�a movi�ndome cada vez mas fren�ticamente, demorando el
cl�max lo m�s posible para que ambos disfrut�ramos.





No pares Sergio, ac�bame � me gritaba clavando sus u�as
levemente en mi espalda.





Su cl�toris estaba muy sensible por el anterior orgasmo y el
contacto reiterativo de mi pelvis hizo que se corriera de nuevo. Yo lo hice
despu�s, dentro de ella, y solo puedo decir que fue un momento glorioso, m�gico
y muy placentero.



Me tumb� a su lado, con la respiraci�n agitada y nos
envolvimos en la delgada manta para contemplar juntos el atardecer. La mir� a
los ojos y me qued� perdido en su mirada. Los d�as que siguieron esa playa se
convirti� en testigo de nuestros rounds de placer y a su lado prob� todos los
sabores del verdadero amor. Me fui de Bora-Bora pero ya deseo regresar�



Dicen que cuando uno ha visitado una isla, las ha visitado
todas, pero les aseguro que �ste no es el caso. Bora Bora es uno de los lugares
m�s bellos de la tierra y, a mi entender, si existe el Para�so, debe ser como
esta isla, sin lugar a dudas.



Esta m�tica isla es un lugar de ensue�o y es muy dif�cil
encontrar las palabras para describir la magia que emana de ella, as� que creo
que lo mejor ser� que la visiten y lo comprueben por ustedes mismos.



Si en algo coinciden todos los que han viajado a esta isla es
en sus ganas de volver. Para muchos es el �ltimo Ed�n de la tierra y para m� el
lugar donde encontr� mi verdadera perla de la Polinesia y volv� a creer en el
amor.




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Relato: La perla de la Polinesia
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