Relato: Cristina, la amiga de mi mam�





Relato: Cristina, la amiga de mi mam�

El a�o empieza relativamente bien, la universidad, los
amigos, la familia y claro esta, mi prima Lina, todo en completo orden.


Los encuentros con mi hermosa jovencita ya no son tan
frecuentes por que el estudio ahora requiere de un cuidado especial, aunque las
ganas de tenerla en la cama siempre est�n presentes.


Pues bien, aquella ma�ana estaba yo alist�ndome para salir
directo a la universidad, sal� al comedor y como todos los d�as encontr� un
apetitoso desayuno sobre la mesa.


Mientras me engull�a todo cuanto ve�a, mi mam� se acerco por
detr�s y me dijo:



-quisiera que me hicieras un favor al salir de clases-


-�y como que seria?-


-�te acuerdas de cristina?-


-claro, tu amiga-


-aja...llega hoy a las dos y no puedo ir a recogerla porque
tengo que hacer unas


vueltas, �podr�as ir tu?-


-si claro, tranquila que yo voy-


-llega al terminal por la puerta dos-


-bueno-.



Pod�a ir, las clases terminaban justo a la una, tenia
suficiente tiempo para recoger a Cristina, no le pod�a negar un favor a mi mam�
que siempre vela por mi bienestar y menos con semejante manjar que me hab�a
preparado, aunque la verdad me daba algo de pereza.


Hacia ya unos tres o cuatro a�os que yo no ve�a a Cristina,
ella y mi mam� hab�an sido amigas de toda la vida y pasaba mucho tiempo en
nuestra casa. Recuerdo que en esos tiempos tendr�a yo unos trece a�os, las
hormonas alborotadas al borde del colapso, y por consecuencia el pene siempre
tieso.


Cristina es mas bien atractiva, tiene el cabello rubio, los
ojos color miel, piel blanca y unas tetas grand�simas que eran dignas de mi
admiraci�n y de unos cuantos pajasos, era muy juguetona y pasaba todo el tiempo
corriendo, gritando, cont�ndonos chistes a mi hermano y a mi, y en varias de
esas ocasiones en las que el juego terminaba siendo la lucha libre (casi
siempre), yo hacia algunas maniobras para poder recostar mi trozo contra su
culo, o cualquier parte de su cuerpo, total el solo echo de sentirla tan cerca
me pon�a a toda.


Yo la recordaba as�, pero quien sabe como me encontrar�a
ella, a su edad uno no cambia mucho, pero a la m�a si.


Estudie muy juicioso toda la ma�ana sin pensar mucho en lo
que tenia que hacer en la tarde, charl� un rato con mis amigos al salir de clase
y as� se me fue pasando el tiempo.


Cuando vine a ver el reloj, eran la dos en punto y solo
entonces record� que tenia que ir a recoger a la amiga de mi mam�. Como un
b�lido atraves� todo el plantel para llegar al paradero del autob�s, pero ya se
me hacia demasiado tarde y tomando este medio de transporte serian por lo menos
cuarenta y cinco minutos mas, as� que mir� mi bolsillo y par� un taxi, acord�
con el tipo cuanto le iba a pagar y le ped� que fuera lo mas r�pido posible.


En quince minutos estuve ya en el terminal, pero la misma
prisa me hizo equivocarme de puerta y entrar muy lejos del lugar donde Cristina
me estaba esperando, tom� aire y otra vez agarr� velocidad atravesando todo el
sitio de lado a lado.


Cuando llegu� a la puerta numero dos la vi...


Era Cristina, y estaba sentada en una banca tom�ndose un caf�
sin la mayor preocupaci�n, parec�a que no le molestara en lo absoluto que me
hubiese tardado media hora mas de lo previsto.



-hola- le dije abord�ndola de frente.



Tardo un momento en responder mientras me miraba como
confundida.



-�Ricardo?- dijo desconfiada.


-hola cris, �como estas?-


-�Wow!, pero que hombrezote tan bueno, no te reconoc�-


-�llevas mucho esperando?-


-un ratito nada mas-


-disculpa, es que se me hizo tarde en la universidad-


-no tranquilo. Estaba esperando a tu mam�-


-si yo se, pero es que no pudo venir-



Levante sus maletas del piso y fuimos a tomar un taxi.


Ya en el autom�vil empezamos a charlar un poco sobre el viaje
y esas cosas de primer momento, solo en ese momento pude detallar de nuevo las
bellas formas de Cristina, llevaba una camisa que dejaba ver claramente sus
pechos apretados por el sost�n y me fue dif�cil poder mantener la mirada arriba.
Adem�s tra�a la cara maquillada, los labios rojo ardiente y rimel y delineador
oscuro, buen�sima.


No dej� de hablar en todo el trayecto a la casa, diciendo,
opinando, preguntando, la misma esencia, como la recordaba.


Llegamos al fin, bajamos las maletas y pagamos el taxi.


Abr� la puerta y no hall� a nadie en casa, entonces la hice
seguir y le ofrec� un refresco.


Vi uno de los compartimentos de mi armario desocupado y
supuse que estaba as� para meter la ropa de la reci�n llegada, la llam� y le
ped� que trajera las maletas para ir organizando antes de que mi mam� llegara
para que pudieran sentarse a hablar con tranquilidad y se pusieran al corriente
con la vida de la otra.


Terminamos r�pido y nos sentamos en la sala en la espera de
mi progenitora.



-y cu�ntame cris, �qu� te trae por ac�?- le pregunt�.


-negocios, mi esposo mont� una fabrica y vengo a buscar
contactos para comprar


materia prima y eso. Aunque si te soy sincera es tambi�n
para descansar un poco


del tedio y la monoton�a-


-�y eso?-


-es que siempre es lo mismo por all�, de la casa al trabajo
y del trabajo a la casa-


-�y tu hijo?-


-bien, lo dej� con el pap�. Quiero descansar, quiero
liberarme-


-me parece bien-


-y tu que, �tienes novia?-


-aun no, pero aspiro a tener en poco tiempo-


-�andas en plan de conquista?-


-si, mas o menos-


-ella va a caer f�cil, estas echo todo un papazote, los
a�os te vienen tratando bien-


-espero que si-


-y que...�qu� tan grande lo tienes?-



En cualquier otro caso se podr�a decir que esto es una
insinuaci�n, por no con Cristina, hasta con ese tipo de cosas jug�bamos
nosotros, incluso a veces se pon�a en actitud de mujer fatal y nos molestaba a
mi hermano y a mi, as� que lo tome con mucha naturalidad, re�mos un rato y
seguimos hablando.



-�ya has tenido sexo o no?, porque si quieres yo te ense�o-
dijo picaramente.


-no gracias, ya he tenido sexo-



Y re�mos de nuevo.


Viendo que las cosas ya estaban tomando otra textura pens� en
lanzarme al ruedo y buscar la manera de entrar en el sexo de esa mujer, pero
justo llego mam�.


Se saludaron como si no se hubiesen visto en veinte a�os y
entonces mi mam� me dijo la cosa mas genial que pude o�r durante ese mes y
talvez mas.



-hijo, cambia las cobijas de la cama de tu hermano,
cristina va a dormir ah�-


-�y mi hermano?-


-no te acuerdas, esta de paseo con los amigos-



Mi hermano es un tipo muy agradable que me ha ayudado mucho,
se acababa de graduar del colegio y andaba vagando por ah� mientras entraba a la
universidad el otro semestre. Descansando del colegio, dice �l. Y una vez,
aunque indirectamente, salvaba la patria.


Pase toda la tarde en mi cuarto buscando una manera de
follarme a Cristina, pude cranearme desde la mas sutil y elaborada hasta la mas
absurda, pero siempre estaba la inc�gnita respuesta de ella, la gloria entre sus
piernas o la reprimenda mas salvaje y vergonzosa a manos de mi madre. Vaya
situaci�n.


Llego la hora de comer y todos juntos, mis padres, cristina y
yo, elaboramos una entretenida charla que duro f�cilmente unas dos horas.


Luego todos se fueron a acostar y yo me qued� lavando los
platos, al terminar iba caminando hacia mi cuarto y detalle la luz del ba�o que
queda en el corredor que separa las habitaciones prendida. No pod�a ser nadie
mas que Cristina porque mis papas no utilizan ese ba�o y la puerta de su cuarto
ya estaba cerrada.


No pude contener las ganas, sabia que no iba a poder ver nada
pero igual me agache y coloque me cabeza contra el suelo para tratar de adivinar
en que estaba la hu�sped.


Solo pude referenciar un par de pies cubiertos desde los
tobillos por una prenda blanca y a cuyo primer movimiento yo sal� disparado
hacia el cuarto. Me acost� en mi cama y esper� a que se apareciera por la
puerta.


Entonces ah� estaba, llevaba encima un corto pantaloncito que
se aferraba con firme convicci�n a su voluminoso paquete y una blusa de tirantes
delgaditos de la cual se desbordaban un par de melones que se dejaban ver por
arriba y por los lados, adem�s no llevaba sost�n y los pezones se hac�an
visibles ante la suavidad de la tela.


Mi pene no aguanto y comenz� el camino cuesta arriba mientras
Cristina atravesaba el cuarto dej�ndome ver un par de nalgas no muy grandes,
pero igualmente tentadoras.


Me pregunt� si me encontraba cansado, yo le respond� que si,
y se dio media vuelta reflej�ndose en la ventana para acomodarse o masajearse,
yo que se, el seno izquierdo, con una mano se sosten�a la pijama y con la otra
se tanteaba la teta. Yo no di mas y de inmediato me fui hacia el ba�o y
descargu� todas mis ansias sobre una toalla, la mejor paja que recuerdo haberme
dado, no lo hacia desde que hab�a empezado mi relaci�n con Lina, ella siempre
estaba cuando la necesitaba, pero lo apremiante de la situaci�n me oblig�.


Las dos noches siguientes fue lo mismo, ella toc�ndose antes
de acostarse a dormir y yo sin hallar la manera de acercarme, ni siquiera pude
ponerme una sita con Lina para calmar las ganas un poco porque tuvo una semana
muy atareada y mi t�a no la dej� mirar la luz del sol.


Faltaba un d�a para que llegara mi hermano y para que
mandaran a Cristina a dormir a otro cuarto y yo aun no lograba nada.


Entonces esa noche cuando todo estaba apagado y el silencio
inundaba los espacios, yo no pod�a pegar el ojo pensando en ella toc�ndose la
teta, o� entonces lo que desencadeno los siguientes acontecimientos.


A eso de las doce y cuarto de la media noche, pude escuchar
unos leves sonidos que proven�an de la cama adjunta, sonidos que primero muy
suaves se fueron transformando en potentes gemidos, que de no ser por que la
puerta estaba cerrada, hubieran despertado a mis papas.


Con la curiosidad propia, levante un tanto la cabeza tratando
de visualizar algo entre la total oscuridad que me invad�a, la luz proveniente
de la calle me permiti� distinguir la silueta de las cobijas que cubr�an a
Cristina y que se mov�an sagazmente.


De pronto la mujer se dio un giro y quedo boca arriba, ahora
la visi�n era much�simo mas clara. Cristina, la calenturienta Cristina se
masturbaba �vidamente, se tomaba un seno con un mano mientras la otra cumpl�a la
funci�n reina trabajando sobre su concha, las cobijas se hab�an desplazado algo
hacia abajo y dejaban al aire la er�tica escena, por lo menos de la cintura para
arriba.


Como guiado por el calor que todo esto me proporcionaba me
levant� despacio de la cama, y sin perder detalle me fui caminado igual hacia el
interruptor de la luz.


No tuve planeado nada, solo la prend� y me vi en frente de
Cristina con el palo en la mano pajeandome ah�, de pie.


Como explicar la cara de sorpresa que coloco al verme, se
quedo inm�vil sin mover un m�sculo mirando alternadamente mi pene y mi rostro.
Un silencio tremendo tuvo lugar en la habitaci�n por unos segundos hasta que de
su boca se oyeron las siguientes palabras.



-�te ayudo con eso?-



Extendi� una mano pidiendo que me acercara y lo propio hice,
sus dedos rodearon mi pedazo ya totalmente erecto y seguidamente me empez� a
hacer un paja que solo fue interrumpida cuando cambi� de posici�n sent�ndose en
la cama y se puso a mamarmela.


Sus labios se frotaban contra mi pene en un ir y venir de
leng�etadas internas, manten�a los ojos cerrados y con la otra mano acariciaba
su vagina.


Yo que aun no me la cre�a, la observaba extasiado pensando en
todo lo que le iba a hacer en unos pocos momentos, tanto as� que entre todas
esas im�genes er�ticas deambulando por mi mente un tremendo tir�n que provino de
mis adentros me aviso la irremediable venida. Eyacul� sobre su rostro, sus ojos,
su boca, su nariz y su cabello estaban cubiertos por mis l�quidos, entonces y
mientras Cristina se lam�a con la lengua todo lo que estaba cerca, con los dedos
llenos de semen se unto los pezones y empez� a masaje�rselos mir�ndome como un
puta caliente.


De su boca brotaron unas pocas palabras a bajo volumen
mientras se examinaba cada mil�metro de sus senos.



-a mi marido le gusta que se la chupe todas las noches.
Pero normalmente se queda


dormido apenas se viene, y yo quedo con unas ganas
tremendas de que me la meta.


Una vez lo hice con el celador del edificio cuando el se
durmi�, no me pude



contener.-



La escuchaba en silencio y la ve�a frot�ndose las tetas de
semejante forma, me iba a lanzar sobre ella para palpar todo su cuerpo con mis
manos y mi lengua, pero justo antes de realizar el movimiento, sigui� hablando.



-mi primera vez fue con un novio a los 16. el era mayor que
yo, tenia mas experiencia y me ense�o muchas cosas, esa primera vez me la
meti� por el culo. En ese momento doli�, pero en las siguientes ocasiones fue
delicioso. Tuve varios novios, unos exploradores del sexo, otros conocedores,
y otros algo quedados...como mi marido.



�puedes creer que no me chupa la cuca ni me la mete por el
ano?, dice que es falta


de higiene. Richi, mi amor, �tu por donde se la metes a las
mujeres que te comes?-


La pregunta me dejo fri�, lo pens� un segundo y dije.



-por donde pidan-



Entonces ahora si pude proceder recost�ndome sobre los pechos
de Cristina, primero bes� su boca, despu�s fui bajando hasta encontrarme con su
par de gigantescas tetas y se las chup� completas sin olvidar rinc�n alguno, sus
pezones ya estaban duros y parados.


Le quit� la camisa solo como por ir despejando el camino y
segu� hacia el sur.


El pantaloncito blanco que llevaba no resisti� un leve jal�n
que lo baj� hasta sus rodillas para mostrarme una concha mas o menos peluda que
lat�a a buen ritmo y que desprend�a un calor excitante junto a un olor a sexo
femenino exquisito. No tenia puesta ropa interior. Nunca en todos esos d�as se
la puso.


Se la mam� como su esposo no lo hacia, le met�a la lengua
como si le estuviese metiendo el mismo pene, no pod�a entender como es que un
tipo se negaba a brindarle semejante placer a una diosa como aquella. Cristina
vibraba como pose�da, no encontraba de donde agarrarse y tenia que morder la
almohada para retener lo mas posible la cantidad de gemidos que ped�an salir
como endemoniados.


Despu�s la levant� un poco y le abr� las nalgas para poder
verle el ano, ella misma se sostuvo las piernas en alto para darme acceso con
mas facilidad. Primero roc� suavemente los bordes del agujero en un jugueteo
para llevarla al desespero, cada peque�o contacto de mi lengua con su ano,
sobrellevaba en ella una descarga de pasi�n grand�sima, apretaba los m�sculos de
inmediato y luego se relajaba.


Para cuando adentr� mi lengua del todo en su culo, Cristina
exhal� un gemido potente y acto seguido un r�o de sus l�quidos broto de su
concha empap�ndole el ano y de paso a mi.


Aprovechando la lubricaci�n anal, me coloqu� en posici�n y
apuntando con ligereza la penetre por detr�s. La entrada fue sencilla y los
posteriores movimientos tambi�n.


Me mont� sus piernas sobre mis hombros y empec� a bombear,
ella manten�a los ojos cerrados y se mord�a el labio inferior, sujetaba las
sabanas con ambas manos y por supuesto yo gozaba igual. El choque de los cuerpos
era preciso.


Cambiamos de posici�n, me acost� boca arriba sosteniendo de
manera vertical mi miembro, Cristina se puso de cunclillas acomodando su concha
sobre la cabeza de mi aparato, y luego se desliz� suavemente hacia abajo hasta
chocar contra mis huevos.


Empez� a cabalgar encima m�o, tan fren�ticamente, que la cama
se puso a chirrear y tuvimos que bajar el ritmo un poco.


Pasamos varios minutos as�, minutos en los cuales me
concentr� en el movimiento aleatorio de sus senos, que magnifico, que
experiencia, la primera vez que lo hacia con una mujer mucho mayor que yo, y
debo decirlo, no hay punto de comparaci�n con las jovencitas.


Se retiro y se puso en cuatro ofreci�ndome el culo.



-vamos Richi, dame otro ratito por detr�s- dijo.


-te encanta que te enculen �verdad?-


-me fascina, dale, r�pido-



Se al hund� por detr�s una vez mas, no gritaba, no pod�a,
simplemente murmuraba cosas que creo yo, eran cientos de vulgaridades en varios
idiomas, me miraba de a momentos con esos profundos ojos color miel y se mord�a
el labio inferior. Demasiado para mi.


Una vez mas me vine, ahora en su culo.


Ca� agotado sobre el colch�n, la vista en el techo y el
miembro fl�cido. Cristina no iba dejar las cosas all�, la candente mujer aun
llegaba a un segundo orgasmo, y lo menos que pod�a esperar de un joven que por
l�gica se supone resistente y vigoroso, era un poco mas de satisfacci�n, pero yo
no pod�a mas, todo el morbo que la situaci�n, que ella despertaba en mi, era
bastante e hizo que mi cuerpo estuviera desgastado.


Pero como dije, ella quer�a mas, comenz� bes�ndome los muslos
subiendo desde las rodillas, cosa que jam�s me hab�an echo, siempre era yo quien
tomaba la iniciativa para ese tipo de cosas. Despu�s me lami� por debajo de los
huevos para luego trag�rselos enteros, se meti� en la boca mi palo aun fl�cido
mientras me sujetaba con fuerza las nalgas con ambas manos.


Me beso el ombligo, el pecho, el cuello, y justo cuando yo
cre�a estar recuperando �nimos, me dio media vuelta dej�ndome acostado boca
abajo.


Con los labios me roz� la espalda y las nalgas, pens� que era
raro, pero igual tener a esa mujer inspeccionando mi cuerpo de arriba a abajo
era glorioso.


Entonces e inesperadamente, empec� a sentir como su lengua se
iba abriendo paso entre mis gl�teos, y luego como sus manos me los separaban.
Cuando iba a dar un brinco para sacarla de ah�, su babosa lengua hizo contacto
con mi ano y sent� un placer inmenso que me hizo estremecer.


Pod�a o�r el chasqueo de su lengua entrando y saliendo de mi
hoyo, roz�ndolo, lami�ndolo, toc�ndolo, incluso creo que alcanzo a meterme un
dedo mientras estuvo all�.


Ya entrado en ganas por la nueva sensaci�n que Cristina me
hab�a echo descubrir y con el m�stil en todo su esplendor, me levant� decidido a
encularla como jam�s la hab�an enculado en su vida.


La jal� levant�ndola de la cama y la coloqu� contra la
ventana abierta, con la brisa fr�a de la noche acarici�ndole las tetas y su ano
frente a mi. Se la met� tan fuerte como me fue posible, quer�a hacerla sentir,
para que gritara y gimiera tanto como quisiera, con la cara en la ventana nadie
dentro la escuchar�a.


Y as� fue, tras cada estocada Cristina gozaba emitiendo
fuertes sollozos que se tragaba el viento, yo tomaba impulso y atacaba, se o�a
con claridad el golpe de mi cuerpo contra sus nalgas cada que la penetraba, era
delicioso.


Luego la penetr� por la concha un rato, los gemidos que yo
supon�a fren�ticos cuando no pod�a hacer mucho ruido, ahora eran evidentes. Y al
fin, se vino, tuvo un tercer orgasmo.


Despu�s se coloc� de rodillas y me la mam� hasta que eyacul�
en su cara de nuevo, y entonces fue todo, cada cual se desplazo hasta su
respectiva cama y nos quedamos profundamente dormidos.


A la ma�ana siguiente despert� tarde, como a las 10:30,
demasiado tarde para ir a la universidad, decid� entonces quedarme en casa. Sal�
a buscar a alguien pero la casa estaba vac�a, me sent� en el sill�n de la sala y
me puse a recordar cada segundo de lo que hab�a pasado. Solo hasta la hora del
almuerzo llegaron mi mam� y Cristina con algunos paquetes, mam� se fue a ordenar
todo en la cocina mientras la hermosa rubia tetona se sent� a mi lado.


Tuvimos unos cuantos encuentros mas en los d�as siguientes,
muy excitantes. Como mi hermano lleg� y ocup� su sitio natural, todas las noches
me desplazaba en puntillas al cuarto donde dorm�a Cristina y desat�bamos la
pasi�n otra vez.


Pero hubo mas, luego les cuento...


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Relato: Cristina, la amiga de mi mam�
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