Relato: El diario de Cari





Relato: El diario de Cari

Antes de nada: Cari es mi hermana. Es dos a�os menor que yo
(tiene ahora 18 reci�n cumplidos). Vivimos con nuestra madre en una casa amplia,
que paga el pardillo de mi padre como parte del acuerdo de divorcio.


�Se nota que no tengo demasiada simpat�a por mi padre?. Es
que nos dej� cuando yo s�lo ten�a 12 a�os. Prefiri� antes que la elegancia y el
cuerpo cuidado de su esposa, los para m�, dudosos encantos de su secretaria,
rubia te�ida, culona y con unas tetazas que deb�an sin duda ca�rsele hasta la
cintura cuando se despojara de las dos tiendas de campa�a que no eran capaces de
contenerlas. Y encima, dos a�os mayor que �l. No tiene perd�n de Dios.


Mi madre trabaja como "creativa" de una empresa de
publicidad. Creo que es buena en su trabajo, y est� muy bien considerada por sus
jefes. La �nica parte mala, es que viaja continuamente. Yo la comprendo. S� que
no quiere volver a depender nunca m�s de un hombre, y por eso -y quiz� por otras
razones- se esfuerza mucho en su profesi�n.


Se me "fue la olla". Estaba hablando de Cari. Cari era ya una
monada desde los 14, cuando el odont�logo la permiti� prescindir de su horrible
corrector, que le hac�a hablar como si tuviera la boca llena de gachas.


En los dos a�os siguientes, pude asistir a un cambio
espectacular. Los peque�os medios limoncitos que ella se empe�aba en cubrir con
un sujetador que no le hac�a ninguna falta (seguramente porque eso la hac�a
sentirse m�s mayor) crecieron y se hincharon hasta convertirse en dos hermosos
senos, altos y bien formados, que tampoco necesitaban de ayuda, por cierto (es
que dentro de casa usa camisetas holgadas, sin nada debajo, y se aprecia
perfectamente que se mantienen erguidos por s� mismos).


Sus escurridas caderas, se fueron llenando poco a poco, y su
trasero sufri� la misma evoluci�n, al igual que sus muslos. Puede parecer que
estoy intentando decir que est� llenita, pero no lo cre�is: es una mujer de
bandera, as� de claro.


Ahora est�is pensando: "el salido este andaba persiguiendo a
su hermana desde que se encontr� con una mujer en lugar de una ni�a". Pues no,
queridas y queridos m�os.


Bueno, maticemos. Hay un momento, cuando pasas de ni�o a
hombre (a las chicas creo que les sucede lo mismo, aunque antes) en que se te
alborotan las hormonas. Las funciones del cerebro y las del pene tienden a
mezclarse, quiero decir que piensas con la polla. Es cuando normalmente escondes
tus primeras revistas er�ticas en un lugar absolutamente secreto (que tu madre
descubre en la primera limpieza) y te encierras con ellas en el ba�o, y luego
tienes que lavarte las manos, y mirar a ver si queda alg�n resto por alg�n lado�


En ese per�odo dif�cil de todo adolescente, en el que andas
la mayor parte del tiempo salido como un mono, no te puede para nada pasar
desapercibido un cuerpo femenino, aunque sea el de tu hermana. Ellas no lo hacen
conscientemente (al menos la inmensa mayor�a, supongo). Pero es que la
convivencia diaria genera situaciones�


Por ejemplo. Est�s con tu madre y tu hermana, sentados los
tres en el tresillo, viendo televisi�n. Tu hermana est� absolutamente
despreocupada: est� en familia, no tiene que cuidarse de no parecer una
descocada, as� que se relaja, se olvida de que la falda est� subida un poco m�s
de lo conveniente, cruza las piernas enfrente de ti, y lo hace cuando por
casualidad est�s mirando hacia ella, sin intenci�n, pero no puedes evitar
contemplar la totalidad de sus muslos, y la entrepierna ligeramente abultada de
sus braguitas. T� miras r�pidamente hacia otro lado, pero el mal (en forma de
protuberancia entre tus piernas) ya est� hecho.


O, ella se olvida algo en el ba�o. SABE que t� est�s en tu
habitaci�n, estudiando, y no tiene ning�n reparo en ir desde su dormitorio,
vestida s�lo con braguitas y sujetador. Y en ese mismo instante, a ti te ha
apetecido un refresco o algo, abres la puerta, y te la encuentras medio desnuda
por el pasillo.


Y ya el colmo: ella acaba de darse un ba�o. Olvid� la ropa en
su dormitorio, y est� sola en casa, as� que se envuelve en una toalla grande.
Total, solo son cinco pasos. T� acabas de llegar (ella no te ha o�do) y al pasar
del sal�n al pasillo, la ves de espaldas. Lleva la toalla sujeta sobre los
pechos, pero se ha abierto por detr�s, y tienes una maravillosa visi�n de su
parte posterior sin ropa alguna. Te das la vuelta de puntillas para no
avergonzarla, y luego haces ruido, como si entraras desde la calle, y te
encierras en el ba�o, donde etc�tera, etc�tera.


Adem�s, tengo que hacer una precisi�n: yo la quiero y la
trato como mi hermana, pero en realidad no lo es. Es mi prima carnal. Mis padres
la adoptaron cuando solo ten�a 18 meses, y el hermano de mi madre y su esposa,
sus verdaderos progenitores, fallecieron en un desgraciado accidente de
autom�vil. �Es incesto tener relaciones con tu prima?. Muchos dir�is que s�,
pero hasta la Iglesia Cat�lica acepta incluso el matrimonio entre primos, de
modo que�


De nuevo me he desviado del tema, aunque bien pensado,
explicar mi relaci�n con Cari viene muy al caso.


La historia comienza un d�a en que yo estaba preparando un
trabajo para clase en el ordenador. Me hab�a salido "de cine". Solo faltaba
imprimirlo, y �zas! me quedo sin papel en la impresora a la segunda hoja.
��D�nde c� est� el paquete que compr� hace dos meses?�. Caigo en la cuenta de
que esas dos hojas eran las �ltimas del susodicho paquete. Necesito imprimirlo
sin falta, as� que me dirijo al dormitorio de Cari, que dispone tambi�n de su
propio ordenador.


Toco con los nudillos en la puerta antes de entrar, aunque
est� pr�cticamente abierta. Cari est� escribiendo en un peque�o cuaderno con
tapas duras, que oculta r�pidamente en un caj�n al advertir mi presencia.


A los dos d�as, se repite la misma historia. Esta vez no iba
a su habitaci�n, pero al pasar por delante, de nuevo la sorprendo escribiendo
afanosamente en el cuadernito aquel. Llevo los zapatos de calle, y mis tacones
suenan sobre el parquet. Y cuando llego ante la puerta, otra vez abierta, veo
por el rabillo del ojo que Cari de nuevo esconde r�pida el librito bajo una pila
de apuntes.


Y claro, me pic� la curiosidad: �por qu� mi hermana escond�a
tan aprisa aquello cada vez que me ve�a?.


Al d�a siguiente cuando llegu�, no hab�a nadie en la casa. Y
el demonio ese que todos tenemos detr�s de la oreja me sopl�: "ahora es la
ocasi�n", Y yo, "que no, que eso es una violaci�n de su intimidad". Y �l
"�vamos, gilipollas!, que nadie se va a enterar". Total, que abro el caj�n, y
all� estaba: "Mi diario", cerrado con un peque�o candado de esos de combinaci�n.


Lo devuelvo a su lugar, y doy media vuelta. Y el demonio otra
vez "pero si no es nada. As�, de paso te enteras de si tu hermana tiene alguna
dificultad, para poder protegerla". Y lo vuelvo a tomar, y dudo durante mucho
tiempo. Y al final me decido a abrirlo. Pero hay un problema: el candado. Pienso
durante unos instantes, y luego compongo una cifra: "2", "9", "0", "5" (d�a y
mes de su cumplea�os). �Clic!, el candado se abre, mientras pienso en lo ingenua
que es la gente con esto de las claves y contrase�as. De nuevo dudo. Finalmente,
la curiosidad me puede, y lo abro. S�lo dos p�ginas escritas con su elegante
letra inclinada:



2 de septiembre:


Hoy he tenido un sue�o de esos que no se recuerdan, pero me
he despertado tremendamente excitada. El sue�o ha debido ser muy sensual, porque
ten�a las braguitas mojadas.



(�Joder!. Parece que esto de las hormonas revueltas no es
solo cosa de los varones).



M�s tarde, en la ducha, el roce de mis manos sobre mi propio
cuerpo, me ha producido sensaciones� cerrando los ojos, pod�a por un momento
imaginar que eran sus grandes manos cubiertas de un vello muy fino las que
acariciaban mi cuello, bajaban por mi pecho, se deten�an en mis senos, y los
masajeaban circularmente.


Mis pezones se han endurecido inmediatamente por el contacto
de sus dedos, fuertes y suaves al mismo tiempo.



(�Mierda!. Y a m� se me hab�a endurecido otra cosa, sin poder
evitarlo).



Ahora mis manos -sus manos- acarician suavemente mi vientre,
en el que siento un cosquilleo de anticipaci�n. Descienden por mis ingles, �van
a tocar mi sexo!� pero pasan de largo, y es la cara interior de mis muslos la
que recibe su caricia.


Estoy temblando. Noto en mi vulva la ansiedad de recibir el
roce de esas manos� �qu� digo?, dar�a algo porque fuera su boca la que se posara
en mi intimidad, que besara y lamiera todo el interior de mi sexo caliente, que
probara el sabor de mi excitaci�n�



No puedo seguir leyendo. Me encierro en el ba�o, etc�tera,
etc�tera.


Luego, recuerdo que el diario ha quedado abierto sobre la
mesa. Temiendo que llegara de un momento a otro, hago adem�n de cerrar el
candado. Pero aquello es superior a m�.



Mi mano -su mano- se posa al fin sobre mi vulva, la acaricia�
�Dios, que placer!. Nunca hab�a experimentado algo as�. Y el orgasmo llega.
Primero como suaves contracciones, que poco a poco van convirti�ndose en olas
que me arrollan, que me estremecen hasta lo m�s �ntimo para luego retirarse y
volver, a�n m�s fuertes.


Grito su nombre, sin poder contenerme, completamente loca de
placer. Y al fin me relajo, satisfecha, pero no saciada. Porque anhelo en lo m�s
profundo que sean sus manos, su boca, y despu�s su pene, los que me lleven a un
�xtasis que intuyo infinitamente superior al que acabo de vivir.



(Pero, �qui�n es el t�o que provoca estos sentimientos en mi
hermana?).


Oigo la llave en la cerradura. En menos de tres segundos, el
candado est� cerrado, y el diario de nuevo en el caj�n. Salgo r�pidamente, pero
sin hacer ruido, me siento ante mi escritorio, y simulo estar estudiando. Entra
en mi habitaci�n sin llamar, como suele:


- �Hola, Alex! -exclama alegremente-. �Qu� tal tu d�a?.


Me besa suavemente en los labios, un beso inocente, costumbre
entre toda mi familia desde siempre, pero hoy ese beso me produce un sentimiento
distinto: me vuelvo a empalmar, sin poder evitarlo.


Cari sale de mi dormitorio. Y advierto que el libro en el que
simulaba leer est� puesto del rev�s. �Se habr� dado cuenta?.



�Hab�is o�do aquello de que "el asesino vuelve siempre al
lugar del crimen"?. Yo tambi�n lo hice al d�a siguiente, pero decidido a cometer
otro. Ibamos a salir al cine con mi madre, y Cari se estaba ba�ando y
acicalando, y en eso tarda horaaaaas. Mi madre hab�a salido un momento a comprar
no s� qu�. Ten�a unos minutos y� esta vez no dud� demasiado.



3 de septiembre.


Despu�s de lo de ayer, hoy me he estremecido solo al verle.
Mi vista se ha posado, como si fuera independiente de mi voluntad, en el bulto
de su entrepierna, y no he podido por menos de tratar de imaginar como ser� sin
ropa. No imagino un pene gigantesco, como el de los modelos de "esa" p�gina de
Internet�



(�Co�o, co�o y reco�o!. �Joder con la ni�a!. Tan recatadita y
pudorosa, y ah� la tienes: accediendo a p�ginas "porno". Bueno, no es tan ni�a,
ya es mayor de edad. Lo que pasa es que para m� sigue siendo la cr�a de doce
a�os que jugaba conmigo a hacerme cosquillas, de forma totalmente inocente. Por
m�s que, evidentemente, hace a�os ya que no se permite tantas confianzas).



� m�s bien lo imagino suave, hermoso, sin desmesuras, como
todo lo dem�s en su cuerpo.


Apenas puedo contener mis ansias de acariciar sus fuertes
piernas por encima del pantal�n. �Qu� digo?. Mi verdadera ansia es tenerle
desnudo entre mis brazos, piel contra piel, recorrer con mis manos su cuerpo
apenas velludo, y que luego mis labios acaricien su pecho. Mmmmmm. Y luego
entregarme completamente a �l, ser suya por fin.


Despu�s de salir de clase, cuando me ha besado en la boca, he
sentido que todo mi vello se erizaba con s�lo el dulce contacto de sus labios
suaves, y he sentido por un momento su aliento quem�ndome. Pero �l sigue
indiferente, y yo ya no puedo contenerme ni un instante m�s. Le necesito. M�s
que el comer y el respirar. No puedo soportar ni un momento el ansia de llenarme
con su olor, sentir el contacto de su piel en mi cara o mis manos, aunque sea
apenas un segundo. Tenerle tan cerca y tan lejos al mismo tiempo es�



(�Qu� hago?. �Hablo con ella?. Porque alguien tendr�a que
decirle que no puede ponerse tan en evidencia como intuyo que lo est� haciendo.
Que es posible que �l no est� tan enamorado como ella parece estarlo, y que
podr�a utilizarla, para despu�s de saciados sus deseos, echarla a un lado. Pero
no puedo reconocer que he le�do sus pensamientos m�s �ntimos. Y, �joder!, ha
conseguido excitarme de nuevo, y ya tengo una erecci�n del demonio).



Poco a poco, se fue formando mi decisi�n. �Ten�a que conocer
al var�n perfecto, al "pr�ncipe azul" que parec�a destinado a terminar con la
virginidad de mi hermana!. �Si es que todav�a es virgen -pens� con una
irracional punzada de celos-�.


Esa tarde, sal� de la Facultad nada m�s terminar la pen�ltima
clase. Ten�a tiempo m�s que de sobra para esconderme en los alrededores de su
Centro de estudios, y ver con mis propios ojos� Temblaba al pensar en que
pudiera descubrirme. �Qu� le dir�a?. �C�mo se lo tomar�a ella?. Pero era
arrastrado por una fuerza irresistible. Y otra vez tuve que apartar de mi mente
la insidiosa serpiente de unos celos absurdos. �Es mi hermana!. Y alguna vez
tiene que encontrar un hombre que la haga mujer, con el que conocer por primera
vez el �xtasis del amor y del sexo.


Pero el "adorado tormento" de Cari no apareci�: volvi� sola a
casa, y no se detuvo a hablar con nadie en todo el camino. Y sent� un alivio
inmenso por ello, y me recrimin� mi est�pida actitud. No, nunca m�s. No volver�a
a espiar su diario, ni a seguirla. Si acaso, una conversaci�n con ella acerca de
estos temas, nada personal, hablando en general, en el momento adecuado.


Pero algo hab�a cambiado en m�. Y aquella misma tarde, cuando
me bes� al llegar yo a casa, fue mi vello el que se eriz� por su contacto. Y hu�
de all�, recrimin�ndome una y mil veces por aquella reacci�n impropia, porque no
se trataba de cualquier mujer, sino de mi hermana Cari. Y el diablillo
sopl�ndome en el o�do: "no es tu hermana, es tu prima". �Y qu� demonios de
diferencia hab�a?.



Bueno, todo esto sucedi� hace semanas, en las que el deseo me
mataba por las noches. D�as y d�as de atesorar peque�os detalles, como por
ejemplo la caricia de sus manos en mi cara, cuando le dije no recuerdo qu�. O
aquel beso al encontrarnos en la tarde, que dur� mucho m�s de lo acostumbrado.


Luch� contra ello, palabra que lo hice. Nunca m�s me permit�
tocar su diario, resist� mis tentaciones de seguirla para saber por fin qui�n
era el hombre que conocer�a lo que me estaba vedado, que me robar�a el cari�o de
mi hermana. Ten�a momentos en que pensaba que lo hab�a vencido, para luego caer
de nuevo en la profunda sima de mi amor inconfesable.


Durante todo el lunes, me concentr� en las clases, y cuando
al final me dirig�a hacia casa, pens� con satisfacci�n en que hab�a conseguido
apartar de mi mente todo el d�a lo que llegu� a temer que se convirtiera en una
obsesi�n. Porque hasta el domingo, ya no era temor de que alg�n malnacido se
aprovechara de ella, �eran celos!, al fin tuve que reconocerlo. Y con ello,
hab�a llegado otro sentimiento a�n m�s peligroso: no pod�a apartar mis ojos de
su cuerpo cuando est�bamos juntos. Ni pod�a dejar de imaginar sus manos
recorriendo mi piel desnuda, sus labios posados en mi pecho� Aquel fin de
semana, lo pas� pr�cticamente encerrado en mi habitaci�n, sin querer ni verla. Y
ella, que asomaba de vez en cuando la cabeza por la puerta, sol�cita: "De veras,
Alex, �te encuentras bien?. Casi no has comido, y me preocupas".


Pero toda mi tranquilidad se derrumb� en un momento. Llam� en
alta voz, pero nadie me respondi�, con lo que asum� que a�n no hab�a llegado (mi
madre no regresa hasta las 8 p.m., las 9, la mayor parte de los d�as). Me dirig�
al aseo y abr� la puerta, y al hacerlo, sent� el agua de la ducha correr, y
advert� el ligero vapor que llenaba el recinto. Y, tras las cortinas, el cuerpo
desnudo de Cari, como una sombra rosada en la que no se distingu�an apenas sus
formas.


�C�mo es que hab�a olvidado bloquear el pestillo, ella, tan
celosa normalmente de su intimidad?. Cerr� la puerta, y me recost� sobre la
madera. Porque la falsa confianza acumulada durante todo el d�a se hab�a ido al
garete. Y otra vez me asalt� el deseo irresistible por mi hermana. Algo que no
pod�a, que no deb�a ser de ninguna forma.


Y volv� a abrir la puerta lentamente, sin ruido alguno, y
estuve durante largo rato� �s�, espiando a mi hermana!. Y los movimientos de sus
brazos alzados de vez en cuando me hac�an imaginar m�s que ver sus pechos
erguidos por la postura. Y, cuando se puso frente a la cortina unos instantes,
percib� la sombra un poco m�s oscura de su vello p�bico. Cerr� la puerta, con el
coraz�n batiendo como un tambor.


Sin poder evitarlo, di un paso m�s en mi camino hacia no
sab�a donde: me sent� en un sill�n, en una posici�n tal que dominaba todo el
pasillo donde estaba el aseo, fingiendo leer un diario. No tuve que esperar
mucho. Cari sali� al pasillo vestida solo con sus braguitas, y una toalla sobre
los hombros, que se mantuvo abierta solo el tiempo preciso para ofrecerme una
visi�n fugaz de sus senos desnudos. Se detuvo un momento, con cara de sorpresa,
y luego avanz� hacia donde yo estaba, sonriente, sujetando con una mano los dos
extremos de la felpa que cubr�a ahora su pecho. Se inclin� sobre m� y me bes� en
los labios, como siempre, en un beso que era no de pasi�n, sino de familiaridad,
no de deseo, sino de cari�o fraternal. Al menos por su parte.


A duras penas pude contener mis ansias de atraerla contra m�,
de depositar en sus labios llenos otro beso, distinto del que me hab�a regalado.
De abrazarla contra mi cuerpo, de acariciar su piel desnuda�


Ya no puedo resistirme m�s a la evidencia: amo a mi hermana,
con amor de hombre por una mujer, la deseo casi dolorosamente. Y la conciencia
de la imposibilidad de este amor, m�xime cuando ella est� enamorada de otro, se
clava como un pu�al en mi coraz�n.



- Chicos, tengo que salir de viaje esta tarde, y estar� fuera
cuatro d�as -dijo mi madre, mientras est�bamos de sobremesa, tras la cena -.


- �A d�nde esta vez? -pregunt�-.


- A Par�s.


- Mmmmmm, �Par�s! -dijo Cari-. Me encantar�a tener una vida
tan interesante como la tuya, siempre viajando, conociendo lugares y gente
nueva.


- M�s bien es una lata. Apenas me deja tiempo el trabajo,
vuelvo al hotel deseando quitarme los zapatos de tac�n que me est�n matando,
darme un ba�o caliente, y dormir. Adem�s, ya te llegar� la ocasi�n, cuando
termines los estudios. O antes. Quiz� podr�amos hacer una escapada los tres
juntos, en las vacaciones del pr�ximo a�o.


Cari palmote� como una chiquilla excitada.


- �Lo prometes, mami?.


- Bueno, habr� que ver� Pero s�, consid�ralo como una
promesa.


Yo no pod�a dejar de pensar en las cuatro cenas con Cary, los
dos solos en la peque�a mesa de la cocina, en las cuatro noches con Cari
durmiendo muy cerca de m�, en la otra habitaci�n, como una tentaci�n permanente,
para la que no ser�a barrera la presencia de mi madre en el dormitorio
principal� Pero no, ten�a que arrojar lejos de m� tales pensamientos, porque no
se trataba de cualquier mujer, sino de mi hermana.



Esta ma�ana, mi madre ya no estaba cuando me levant�. Hab�a
un acuerdo t�cito, seg�n el cual yo utilizaba el aseo antes que mi hermana,
porque ella tardaba un tiempo infinito en ducharse y vestirse, y yo ten�a una
clase que empezaba media hora antes que la primera de las suyas. Luego
protestaba: "que si lo dejaba todo encharcado, que si no me molestaba en colgar
las toallas h�medas"�


Y entonces, ocurri�.


Tres minutos para el cepillado de dientes, cinco para la
rasuradora el�ctrica, otros cinco para una ducha r�pida. Como todos los d�as. Y
su irrupci�n en el ba�o me sorprendi� completamente desnudo, de frente a la
puerta, mientras aplicaba la loci�n en mi cara. Ella terminaba de levantarse.
Llevaba puesto un corto camis�n semitransparente, que permit�a distinguir sus
hermosos senos, y sobre el que resaltaban los bultitos de sus pezones erectos.
Una m�nima braguita, y nada m�s. Se qued� inm�vil durante muchos segundos, con
los ojos muy abiertos, y luego sali� apresuradamente. Pero, si mir� hacia abajo,
TUVO que advertir que mi pene estaba creciendo a marchas forzadas.


Luego, durante la cena, ninguno hizo la menor intenci�n de
referirse al incidente. Uno m�s, provocado por la convivencia. Nada extra�o,
entre hermanos que comparten el mismo techo. Pero despu�s, mientras charl�bamos
ante el televisor encendido, al que ninguno hacia el menor caso, mi vista no
cesaba de dirigirse hacia el escote de Cari, por el que de vez en cuando pod�a
vislumbrar algo m�s de la mitad de sus pechos, en alg�n movimiento fortuito. O a
sus muslos, descubiertos hasta la mitad por la postura. O a su entrepierna,
fugazmente mostrada en dos ocasiones. Pretext� sue�o, y me fui a mi habitaci�n,
tremendamente excitado.



Son las 2 a.m. y el sue�o se resiste a aliviar mis
enfebrecidos pensamientos. Se ha levantado viento, y huele a humedad. Me
levanto, y cierro la persiana, no del todo, lo suficiente para que el viento no
haga ondear la cortina casi horizontalmente.


Suena un trueno lejano, seguido de otro. La luz de un
rel�mpago pasa a trav�s de las ranuras de la persiana entreabierta, llenando la
habitaci�n de fugaces l�neas luminosas. Escucho las primeras gotas de lluvia
golpear contra el alf�izar.


El siguiente trueno es como la explosi�n de una bomba sobre
el tejado. Recuerdo que hay que evitar las corrientes de aire en una tormenta,
de modo que me levanto, con intenci�n de comprobar si todas las ventanas est�n
cerradas. Abro la puerta, y me sobresalta la figura blanca parada en el pasillo:


- �Por Dios Cari, vaya susto me has dado!.


- No soporto los truenos. Ya s� que es una chiquillada, pero
no puedo evitarlo, me asustan. Y hoy no est� mam� para acostarme con ella�


Me estoy poniendo enfermo. Imagino a mi hermana en la cama
junto a m�, y el deseo vuelve, insidioso, casi irresistible. No puedo ni
moverme, estoy paralizado. Siento el ansia de estrecharla entre mis brazos, de
acariciar su pelo, de besar sus labios�


El cielo se desagarra de nuevo encima de nuestras cabezas.
Cari grita mi nombre, y se me abraza fuertemente. Y ya no pienso en nada. La
acompa�o a mi cama, y abro el embozo. Ella se introduce entre las s�banas.


- Por favor, Alex, acu�state a mi lado y abr�zame, como
antes, cuando �ramos ni�os.


Pero ya no lo somos. Cari se abraza a mi cintura, estrechando
su hermoso cuerpo contra el m�o. Tengo conciencia de sus senos en contacto con
mi pecho desnudo, a trav�s de la liviana tela de su prenda de dormir, de su
vientre oprimiendo mi erecci�n, que no puedo evitar de modo alguno, de la piel
de sus muslos como una caricia en los m�os. Paso una mano bajo su cuello, y la
dejo abierta, acariciando levemente su espalda. Mi otra mano, como dotada de
voluntad propia, se desliza m�s abajo de su camis�n, subido hasta la cintura, y
se posa sobre la parte superior de sus nalgas. Advierto que el camis�n es su
�nica prenda, y mi excitaci�n alcanza cotas insoportables.


La indistinta claridad del alumbrado exterior tamizado por la
persiana entreabierta, basta para distinguir que Cari me mira muy fijamente, con
su rostro casi en contacto con el m�o. Percibo su dulce aliento, entrecortado,
sobre mi boca. Y algo explota dentro de m�. No pienso, no mido las
consecuencias, estoy m�s all� de todo ello. Ahora solo la beso, intensamente,
con la boca entreabierta. Y Cari se aprieta a�n m�s fuertemente contra mi pecho,
y responde al beso, permitiendo a mi lengua probar la suavidad del interior de
su boca. Y su pierna desnuda pasa sobre las m�as, completando un doble abrazo
del que no quisiera desprenderme nunca.


Poco a poco, la cordura se impone a mi instinto. La
conciencia de la enormidad de lo que acabo de hacer, me abruma como un peso
insoportable.


- Cari, yo� lo siento.


Ella pone uno de sus dedos sobre mis labios.


- �Sssssssss!, no hables, cari�o. Lim�tate a abrazarme.


Y entonces, como un mazazo, la revelaci�n se abre paso en mi
mente afiebrada: �no hay "pr�ncipe azul", nunca lo hubo!. �Soy yo qui�n llena
por las noches los pensamientos de mi hermana!. �Es mi cuerpo el que ella ans�a
tener entre sus brazos, mi pecho, el objeto de deseo para sus labios!.


Y con ella, la �ltima barrera de mi control desaparece
pulverizada. Y mis manos acarician sus hermosos pechos, sintiendo en las palmas
la suave rugosidad de sus pezones erectos, y su boca se posa en mis tetillas, y
las besa, suave como una pluma.


Mis manos ahora la ayudan a desprenderse de la �nica prenda
que impide a mi piel conocer la dicha de estar en contacto con la suya. Y ella,
con suaves tirones, hace descender mi pantal�n corto hasta las rodillas, y yo la
ayudo, deseoso como estoy de percibir la maravillosa sensaci�n de nuestros
cuerpos desnudos enlazados.


Ahora son sus manos las que recorren mi espalda, y uno de sus
dedos resigue mi espina dorsal, para retirarse cuando se introduce en el canal
entre mis nalgas. Mi mano ya ha descendido hasta posarse en la suavidad de la
cara interior de sus muslos, sin atreverse a�n a hollar su intimidad. Pero son
las suyas las que apresan la m�a, y la obligan a posarse sobre su vulva ya
humedecida de deseo.


Luego se retiran, y t�midamente rozan mi erecci�n, leves,
solo con las yemas de sus dedos. Y yo empujo ligeramente con las caderas, para
conseguir que la totalidad de mi pene tome contacto con las palmas de sus manos.


Nos besamos intensamente, durante muchos segundos, con besos
que poco a poco van transform�ndose en ansiosos. Mis manos han comenzado a
recorrer lentamente la hendidura de su sexo. Las suyas acarician mi hombr�a,
suaves como plumas, y me desbordan las sensaciones.


Me tiendo lentamente boca arriba, arrastrando el cuerpo de
Cari en mi movimiento, hasta que su leve peso descansa sobre m�. Se ha deslizado
ligeramente hacia arriba, con lo que ahora mi glande est� en contacto con su
feminidad. Siento que mi cuerpo es recorrido por leves temblores, y una peque�a
contracci�n involuntaria de mis nalgas, causa un gesto de dolor en su precioso
rostro, r�pidamente reprimido.


- Espera, cari�o, despacio -susurra en mi o�do-.


Un �ltimo resto de cordura me detiene por un instante.


- Cari, no debo�


- No hables, mi amor. Soy feliz de entregarme a ti por vez
primera, de que seas quien me haga mujer. Nadie, nunca, podr�a hacerme m�s
dichosa que t� en este momento.


Ella introduce la mano entre nuestros cuerpos, y toma mi pene
excitado, marcando el ritmo de la penetraci�n. Siento que su flor se abre
ligeramente, y mi glande queda atrapado en el mismo inicio de su vagina. Yo
estoy inm�vil, con mis manos acariciando sus nalgas muy abajo, casi tocando su
sexo. Controlo mi instinto, que me impulsa a introducirme dentro de ella, y
permito que Cari, con mucha lentitud, vaya descendiendo mil�metro a mil�metro
sobre mi cuerpo. Ahora ya puedo sentir que su estrecho conducto ha recibido la
totalidad de mi glande, y en su rostro hay una peque�a mueca de dolor.


Sus senos resbalan un poco m�s sobre mi pecho, y noto
perfectamente la peque�a resistencia al avance. Cari se queda muy quieta, con
los ojos llenos de l�grimas. No puedo hacer otra cosa que besarla, tratando de
aliviar su peque�o dolor, con mis manos en torno a sus mejillas. Ella me mira
dulcemente, despu�s sonr�e y desciende un poco m�s, y la resistencia cede.


Tiembla como una hoja. La acuno entre mis brazos.


- Cari, mi amor, no quiero causarte el m�s leve da�o.


- Soy feliz, Alex. Nunca he sido m�s feliz que en este
momento.


Ahora su deslizamiento es mayor, y siento como mi dureza se
abre camino en su interior unos cent�metros. Ella contrae ligeramente el gesto,
y despu�s empuja fuertemente. Y la totalidad de mi carne ardiente queda abrazada
por la suya, mientras ella me mira intensamente, y sus labios componen una
sonrisa amorosa.


Me quedo muy quieto, sin osar mover mi cuerpo durante mucho
tiempo. Pero mis manos acarician su espalda, y mi boca deposita peque�os besos
sobre su rostro. Ella susurra de nuevo.


- Alex, mi amor�


- �Est�s segura? -pregunto-.


- Nunca estuve m�s segura de algo, ni fui m�s feliz ni m�s
dichosa.


Y entonces, muy despacio, hago oscilar mis caderas. Mi pene
se desliza hacia el exterior, muy lento, s�lo hasta la mitad. Una nueva
contracci�n lo vuelve a introducir profundamente, pero muy poco a poco. Seguimos
as� unos segundos.


Nuestras bocas han vuelto a encontrarse, y Cari ahora atrapa
mis labios entre los suyos, para luego soltarlos, y permitir que mi lengua
juegue con la suya. Poco a poco nos va invadiendo la pasi�n. Ella pasa los
brazos tras mi espalda, y se aprieta convulsivamente contra mi cuerpo. Su
respiraci�n es cada vez m�s acelerada, y peque�os gemidos empiezan a escapar de
sus labios.


No s� si es mi deseo o el suyo el que ha impreso un ritmo
mayor a mis penetraciones, que ahora son m�s r�pidas. Cari abre a�n m�s las
piernas, apretando mis costados entre sus rodillas. Siento, imparable, mi
eyaculaci�n, y me detengo, pero ella tambi�n est� ya m�s all� de cualquier
posibilidad de controlarse. Comienza a moverse sobre m�, empujando y relajando
su pelvis, y ahora ya no puedo evitar que mi semen fluya a borbotones, y cada
una de las contracciones de mi pene es acompa�ada como por una corriente
el�ctrica que recorre todo mi cuerpo. Cari no se detiene, y yo reinicio mis
movimientos.


Su pelvis ahora se mueve espasm�dicamente sobre mi cuerpo.


- Alex, ��por favor!!. �Cari�o, no te detengas!.


Me muerde los labios, en el paroxismo de su excitaci�n, y su
voz se torna gutural, casi un chillido:


- ���Aleeeeeeex!!!. ��Me viene, siento que me viene!!. ��S�,
s�iiiiiii!!.


Mis movimientos ahora son m�s lentos, pero cada vez la
introducci�n es m�s profunda. Cari incrementa a�n m�s la oscilaci�n de sus
caderas.


- ����Mi amor!!!. ��Mmmmmm!!. ���Yaaaaaa!!!. ��Ah!!, ��Ah!!,
���Ahhhhhhhhhhh!!!.


Con un �ltimo gemido, se desploma sobre m�, con los ojos
anegados en l�grimas. Apoya la cara en mi pecho, y se queda muy quieta, mientras
sus temblores van desapareciendo lentamente.


Estamos as�, inm�viles, durante muchos minutos. Por fin, ella
levanta la cabeza, me mira con dulzura, y besa suavemente mis labios. Luego se
desliza por mi costado, y yo no tengo m�s remedio que girar, para poder quedar
de nuevo abrazados, frente a frente.


No dejo de pensar en qu� vamos a hacer a partir de ahora.
�C�mo enfrentar a nuestra madre, y hacerla part�cipe de aquello?. O, por el
contrario, �c�mo poder vivir ocult�ndolo, comport�ndonos �nicamente como
hermanos ante los ojos de los dem�s?. Pienso en las noches solitarias, sabiendo
que el objeto de nuestro amor est� al otro lado de la pared, pero sin poder
satisfacer nuestro anhelo. La tensa espera por las ma�anas, hasta que mi madre
cierre la puerta tras de s�, para lanzarnos uno en brazos del otro�


Pero a�n quedan tres noches m�s, noches en que de nuevo
dormiremos abrazados. Tres tardes en las que la sentar� sobre mis rodillas, y le
dir� al o�do todo el amor que siento por ella� Tres d�as y tres noches que ser�n
una eternidad, y al mismo tiempo demasiado cortos para satisfacer por completo
nuestra ansia.


Le estoy acariciando las sienes con la yema de los dedos. No
puedo apartar mi vista ni por un segundo de su precioso rostro, que me sonr�e
con amor. Soy el primero en romper el silencio:


- �Si supieras, cari�o!. Los d�as interminables en que te he
deseado. Las noches en blanco suspirando por tu cuerpo, tan cercano y al mismo
tiempo tan inalcanzable�


Ella me muerde ligeramente la barbilla.


- Pues has tardado demasiado en decidirte. No sab�a ya que
hacer para que me miraras como mujer�


- �Qu� est�pidos podemos ser!. Ambos so�ando con el otro, y
ninguno daba el primer paso.


- Yo s�.


Me mira con cara de malicia.


- �O crees que dej� el diario a tu alcance por casualidad, y
con una clave que sab�a que no tardar�as ni dos segundos en descubrir?...



Decididamente, los hombres somos m�s simples que el asa de un
cubo, pero me da igual. Nada importa su argucia, ni mi ingenuidad. Nos queremos,
y eso basta. Al menos hasta dentro de cuatro d�as, en que habremos de volver a
la dura realidad.



F I N



A.V. Agosto de 2003.


Me agradar�a mucho recibir vuestros comentarios y cr�ticas.
Mi direcci�n de correo es POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO


Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .


Número de votos: 1
Media de votos: 10.00


Si te gusta la web pulsa +1 y me gusta






Relato: El diario de Cari
Leida: 820veces
Tiempo de lectura: 21minuto/s





Participa en la web
Envia tu relato







Contacto
Categorias
- Amor filial
- Autosatisfacci�n
- Bisexuales
- Confesiones
- Control Mental
- Dominaci�n
- Entrevistas / Info
- Erotismo y Amor
- Fantas�as Er�ticas
- Fetichismo
- Gays
- Grandes Relatos
- Grandes Series
- Hetero: General
- Hetero: Infidelidad
- Hetero: Primera vez
- Intercambios
- Interracial
- L�sbicos
- MicroRelatos
- No Consentido
- Org�as
- Parodias
- Poes�a Er�tica
- Sadomaso
- Sexo Anal
- Sexo con maduras
- Sexo con maduros
- Sexo Oral
- Sexo Virtual
- Textos de risa
- Transexuales
- Trios
- Voyerismo
- Zoofilia


Encuestas

Afiliados



























Relatos eroticos orgias bi en familiarelatos swingerrelatos calientes madre dise ijo metemelaintercambios parejas madurasrelatos porno de suegrasrelatos de incesto follando con mi nieta.de 10 añitosrelato erotico los gemidosfollando a mi hija dormida relatos incestorelatos eróticos de mama y hijorelatos eroticasuna buenea madremis sobrina llegan borrachas relatos eroticosRelato de como mi suegro desvirgo el culo ricoprimer doloroso analrelatoa eroticos goki y gohan xxx.gayRelatos eroticos gratis incesto sobrina de 13 añitos primera vezrelato me coje el compadre ala fuerzamonjas teniendo sexoWww.de relatos de incesto y amorfilialMi sobrina religiosa relatoinsesto relatos porno mis hermanas sandrarelatos gay hijo padreRelatos gays mi ahijado tragonRelatos eroticos gratis incesto sobrina de 13 añitos primera vezconfesiones de amor filial hija padreMi Sibrina De 9 Relatostodo relato espiando ami tíaEmbarazada fetiche misrelatospornorelatos trios hmhrelato porno cogido por mi perro a mi 10relatos eroticos de amorfilia con sobrinitas y hijasRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatoRelatos eroticos gratis incesto sobrina de 13 añitos primera vezcpjiendo a mi nuera relatosrelatos eroticos doble penetración Con mi t�aRelato porno de sexo amateurcuentos xxx orgia en familiarelatos porno bdlol.ru AnaisRelatos pornos incesto sobrinita toma teta de su t�a yo participoRelatos macizorrasRelatos lesbicos hotRelatos pornoy fotos de la tia Incesto con la abuela relatadosrelatos eróticos desvirgada por mi suegrorelatos erosRelato porno partiendo culoRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatomi hija tiene un culo muy rica relato eróticoRelatos eroticos orgias gay ahhhhhhh ah asi mas ahhrelato erotico suegra que le hiciste a mi hijarelatos eroticos caballito con pParelatos porno con mi madrerelatos porno mi insatisfecha mujerrelato erotico casa abandonadaFollandole el culo mientras dormia relatosrelatos eroticos de yernos en la picinaRelatos de sexo no consentido con misioneras americanasrelatos porno incestorelatos madres con hijosbajar bideos de trasesuales con pntimedias minifalda zapatiyavacaciones con mi hija relatos eroticosanal violento relato pornorelatos erotico es muy granderelatos eroticos pañalesRelato suegro y nuera anal gratisRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatoRelatos porno amor filial papa soltero bdlol.ruIncesto con la abuela relatadosRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatorelatos coji con papa me embarazoRelato porno con mi sobrinit de docerelatos eroticos madre amigorelato erotico esclava atadarelatos nudistas todas las familias andaban desnudas con sus hijosRelatos porno mi madrastra y mi paparelatos porno con fotos revista climaxrelatos eroticos nietas folladas por abueloshistorias porno gratismi sobrinita relatoporno español eroticoRelatos er�ticos : el poderestodorelatosxxx las tetonas de la familiarelatos gay solos