Relato: Isabel Todo comenz� cuando hab�a cumplido los 17, un lunes por la
tarde, ni siquiera me acuerdo que d�a era, hab�a llegado de clases y quer�a
salir. Me acuerdo que deb�a participar en una convivencia de mi curso en el
colegio, era una especie de reuni�n entre padres e hijos. La cosa estaba buena,
hab�a bastante que comer y poco que tomar, solo bebidas y una que otra cerveza
que se hab�a escondido por ah�. Pedro, mi mejor amigo, se acerc� y dijo que
quer�a presentarme a su madre, a lo cual acced�, pensando en que me presentar�a
a una vieja desabrida y feucha. Mam�, le dijo, �l es Carlos. Grande fue mi
sorpresa, era una mujer muy linda, con pechos grandes, bonita sonrisa: Hola, me
dijo. De ah� en adelante nos quedamos conversando un buen rato, parec�a una
mujer muy entretenida, hablamos de esto y lo otro, de repente le miraba sus
pechos y me imaginaba con ella. Creo que me gust� a primera vista y no pod�a
quitarle los ojos de encima. Luego de un rato, me dijo que se ten�an que ir, que
en otra oportunidad nos podr�amos ver. Me pareci� la mujer mas divina que haya
conocido, bien formada, de linda caderas, de manos suaves y tersas: un manjar.
Trat� varias veces de hablar con Pedro para que me invitara a su casa, a
estudiar, pero parece que no le gustaba. Un d�a tom� el tel�fono y la llame con
el pretexto de hablar con Pedro. Me dijo inmediatamente que no estaba, que se
hab�a ido a la playa con unos amigos y que no volver�a sino dentro de una
semana. Yo solo quer�a verla. Le dije que Pedro ten�a un saco de dormir que yo
le hab�a prestado y que deb�a ocuparlo para salir a acampar. Me dijo que si
quer�a yo pod�a ir a su casa y ver si lo encontraba. A lo que inmediatamente
dije que si.
Llegu� al departamento, toqu� el cit�fono y me habl� su dulce
voz. Cuando me abri� la puerta, en el segundo piso, quise besarla en la boca,
pero me contuve, talv�s nunca pasar�a nada. Me invit� a almorzar, no le gustaba
comer sola, Pedro era su �nica compa��a, ya que hab�a sido mama soltera y nunca
quiso casarse. Me sirvi� un vaso de cerveza y comimos mientras convers�bamos. Yo
solo ten�a en la cabeza esa idea loca de culiarla y culiarla por horas.
Terminamos de comer y nos sentamos en el living a ver televisi�n, me acuerdo que
estaban dando S�bados Gigantes, y eso no me gustaba. Ella se sent� en el sill�n
frente a la TV y yo en el sof�. Me sirvi� Campari con soda, no me gust� y mejor
lo cambi� por cerveza. Le dije se cambiara al sof�, pues se ve�a mucho mejor y a
lo cual accedi�. Luego de un rato, le quise dar un beso, pero no se dej�, y lo
estuve intentando por horas, hasta que descubr� que le excitaba que le besaran
el cuello. As� lo hice, nos besamos y nos besamos, y mientras lo hac�amos le
tocaba las tetas. Ten�a unos labios tan ricos de besar que daban ganas de
com�rselos, me tenia humedecido entero y solo quer�a met�rselo. Me dijo que nos
fu�ramos a la cama y as� lo hicimos. Llegamos a la cama y continuamos
bes�ndonos, le bes� los labios, y luego sus tetas grandes de pezones paraditos,
luego sus labios, luego sus tetas, as� mientras ambos gem�amos por lo que estaba
pasando. Le recorr� el cuerpo con mi lengua, por los costados, por su ombligo.
Le baj� el calz�n blanco de encaje, lo tir� lejos, le abr�a las piernas, me
lleg� un olor caliente al rostro, ese olor que solo la excitaci�n puede
provocar, puse mis manos sobre ese chorito mojado y le abr� los vellos p�bicos
hacia un lado e inmediatamente hund� mi rostro sobre ese choro caliente, le bes�
los labios, estaban salados y aun mas h�medos, le pas� la lengua por las orillas
del cl�toris, como rode�ndolo, eso la desesperaba y gem�a. Por fin, puse su
cl�toris entro de mi boca, mis labios lo succionaban y ella pareci� volverse
loca, estuve mucho rato as� hasta que lanz� un gemido, me dijo que hab�a
acabado. La segu� besando, eso me gustaba, la di vuelta, le bese la espalda,
lento, llegue a su culito paradito, con ambas manos le abr� las nalgas y puse mi
lengua dura en su orificio mientras mi mano le tocaba la vagina aun mas h�meda.
Por fin, la di vuelta nuevamente y se lo met� r�pidamente, sin esperar a que se
diera cuenta. Transpiramos arduamente por el comp�s de nuestros movimientos,
mientras nos pon�amos en varias poses.
vamos, s�gueme culiando, me dec�a
eso quiero, repet�a yo, mientras le hablaba y le hablaba
a su o�do y eso le gustaba.
Acabe una y otra vez, ella me lo chupaba para que mi pico
reaccionara, luego de un rato, volv�a a met�rselo y nuevamente prob�bamos nuevas
posiciones. Siempre hab�a querido meterselo a alguien por el detr�s, meterle mi
gran miembro, mi pico por el hoyo de atr�s, se ve�a tan diminuto tan indefenso.
Me dijo que si, y se puso boca arriba, mir�ndome, levant� sus piernas,
llev�ndose sus rodillas hacia la cara, dejando por completo descubierto su choro
y su hoyo del culo, ambos casi se juntaban, me dijo que echara un poco de saliva
sobre el orificio, as� lo hice y lentamente lo fui metiendo, ella me miraba como
si se mezclara el placer con el dolor, yo, a medida que iba entrando, iba
sintiendo un inmenso calor en el pene, parec�a que ella se iba a partir, lo
empec� a hacer mas r�pido y mas r�pido, a ella parec�a gustarle pero le dol�a,
yo ya no pod�a parar.
Culiamos toda la noche aquella vez, acab� no se cuantas veces
y lo disfrutamos. Aquella noche fue placentera a 100\%. Despertamos por la
ma�ana, nos miramos y nos pusimos a re�r. Me ba�e, me bes� en la boca, le toque
las tetas y el choro y ella el pene en se�al de despedida. Me dijo que me
avisar�a para cuando nos pudi�semos ver de nuevo.
Autor: Carlos
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Relato: Isabel
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