Relato: Mi sobrina politica Llegue al ba�o, vi a trav�s de la hendidura de la puerta,
ella se encontraba de espaldas, sub�a sus calz�n amarillo de encaje�. sub�a su
pantal�n y gira para salir del ba�o, en ese momento entro intempestivamente, la
veo de frente, su pantal�n aun no cubre su calz�n por la parte del frente, se
alcanza a apreciar el encaje amarillo, es de apenas unos cent�metros, no cubre
gran cosa, se nota el color oscuro debajo, incluso se asoman algunos vellos de
su monte de Venus, la visi�n es endiabladamente er�tica para mi, estoy de frente
a ella, con mi vista fija en su prenda intima, poco a poco inicio el recorrido
para ver sus ojos, paso por su vientre, su ombligo, la parte superior de su
blusa, sus peque�os pero hipnotizantes senos, me detengo instintivamente a esta
altura, reviso el lugar que deben ocupar sus pezones, ah� est�n, diminutos pero
en crecimiento, se marcan mas y mas a cada latido de mi coraz�n, y supongo a los
de ella, reinicio el recorrido, estoy en su cuello corto y delgado, suave,
terso, su barbilla aparece, sus labios, est�n encendidos por la sangre que se
agolpa en cada poro de su piel, tienen un color intenso, tiemblan delirantes,
ella se encuentra excitada igual que yo, su breve nariz y finalmente sus ojos,
mirando fijamente a los m�os, tratando de investigar y entender que esta
pasando, ella no debe sentir lo que siente, frente a ella tiene a un hombre, un
hombre muy cercano, casi pariente directo, que aunque no lo es, ella lo siente y
cree as�, siente un miedo terrible, se pregunta porque la excitaci�n tan
terrible que siente.
Ella se a dado cuenta que la he recorrido de arriba abajo,
ella a sentido mi mirada sobre si misma, a sentido como se quema a cada
mil�metro que mis ojos ven, reacciona y recuerda que sus piernas flaquearon, al
entender que mi mirada era de deseo, vuelve como hace un momento a sentir una
descarga el�ctrica en su entrepierna, desde su mismo cl�toris, pasa por su ano,
peque�o y cerrado, se despliega por sus nalgas y sube por la cintura y espalda,
llega a sus senos y estos reaccionan hinchando su pez�n, sube aun mas por su
cuello y nuca, se disipan hasta que llega a su cerebro, esto le hace recobrar la
conciencia.
Pero que e sentido yo al verla, primero a trav�s de la
hendidura de la puerta, aun cuando fue una mirada fugas y repentina, como es
natural la sangre se me agolpa en el pene, pero no solo all�, tambi�n en mi
cabeza, en las sienes, una gran descarga el�ctrica que tambi�n me recorre el
cuerpo, inicia en la punta del pene, baja a mis test�culos y pasa directamente a
mi ano, sube por mi espina dorsal y llega a mi nuca, reacciono y entro,
esperando ver mas de lo que ya e visto, me sorprendo entrando sin pensar,
encuentro mi vista con su cuerpo, al ver su calz�n se repite la misma descarga
el�ctrica, al ver marcado su monte de Venus y sus bellos asomando pierdo el
sentido de la realizad, esto esta pasando, pero como en un sue�o que e
acariciado desde hace mucho tiempo, e deseado estar mil veces en esta situaci�n,
pera la racionalidad me abandona, no puedo pensar, mi pene ya erecto clama por
una caria que no existir� f�sica y directamente sobre el, esta se la dar� a
trav�s de mis ojos, y como si tomara raz�n de la promesa, se dispone a disfrutar
a trav�s de la mirada.
Despu�s de disfrutar tan exquisito manjar visual, doy un paso
mas, ella no sabe que hacer o decir, yo tampoco, nos miramos directamente a los
ojos queriendo sacar fuerza para continuar, tratando de entender nuestra mutua
excitaci�n, tratando de luchar contra los prejuicios, reales o ficticios pero
que ah� est�n, ella con un poco mas de cordura supongo reacciona y pide perd�n
por no cerrar la puerta, yo vuelto a la realidad por su voz, contesto que no se
preocupe, ella disimula diciendo que igual que la vez pasada la encontr� en el
ba�o, y que por su man�a de no cerrar la puerta la e visto desnuda, me dice que
tiene mucha pena que se encuentra avergonzada, yo tratando de avanzar en mi
excitaci�n y posible contacto sexual le digo que no se preocupe, que esas cosas
pasan que nadie es culpable, pero al mismo tiempo le impido salir, cosa que ella
intenta hacer sin mucho esfuerzo.
Ella tambi�n quiere continuar ese momento er�tico, se siente
prendada de la situaci�n, cuantas veces a imaginado que esto ocurre, ya que no
es casualidad que ella deje la puerta del ba�o abierta, lo hace siempre que yo
estoy bajo el mismo techo que ella, esta vez a diferencia de la anterior a
funcionado mucho mejor su estrategia, esta vez ella a acertado el momento, a
calculado justo el instante de subir al ba�o, pensado que yo la seguir�,
pensando que el resto de la gente en la casa esta cada quien en sus asuntos, que
nadie se dar� cuenta que yo tambi�n e subido casi detr�s de ella, para reafirmar
que as� es, ella incluso espero hasta que inicie a subir las escaleras, una vez
que confirmo que era yo, corri� al ba�o bajando su ropa para que as� la
encontrara.
Pero que pasa todo este tiempo no avanzo, quiero tocarla,
quiero acariciarla, pero las fuerzas me han abandonado, o mas bien el miedo es
quien me detiene, que pasa si continuo, pueden ocurrir 3 cosas: A)Que la
situaci�n haya sido meramente casual, que mis fantas�as sean solo eso,
fantas�as, que ella realmente no se siente atra�da por su t�o, entonces si yo
avanzo ella se asustara, pensara que estoy tratando de seducirla, tratando de
abusar de mi condici�n de t�o, B)Que alguien mas nos vea en comprometida
situaci�n y el problema que me acarre� sea infinito, y que el mero disfrute de
mi fantas�a cumplida no cubra el may�sculo problema en que me e metido o C)Que
la abrace, que la atraiga hacia mi y le de un beso en los labios, esos labios
que me gustan tanto, y despu�s de disfrutar de la miel de su boca, ya no podamos
para, sino hasta la situaci�n de hacer el amor en el mismo ba�o de sus padres,
bajo el mismo techo, donde se encuentran varias personas mas aun en la reuni�n.
Por la actitud de ella deduzco que la opci�n A no es
correcta, solo me quedan 2 opciones que elegir, una es el riesgo, la otra es el
temor a no poder detenerme, que hago, todos estos a�os de "experiencia sexual"
ahora no me sirven, solo hay una cosa en mi cuerpo y no precisamente la raz�n,
mas bien es una excitaci�n de adolescente incontenible que quiere desbordar,
respirando y transpirado hondo, decido por el riesgo, pero me digo que tiene que
ser menor, intempestivamente le toma las manos, la jalo un poco, alej�ndome yo
mismo, esto me deja a mi fuera del ba�o, doy una r�pida mirada al pasillo y
puerta que conduce al ba�o, la poca luz que se encuentra en el lugar me permiten
deducir que nadie se dirige al ba�o, si as� fuera, las sombras provenientes me
indicar�an que alguien se acerca, agudizo mis o�dos, tambi�n para apoyar la
vigilancia, todo esto ocurre en fracci�n de segundos, ella no a reaccionado a
quitarme sus manos, vuelvo mis vista a sus ojos y los encuentro.
-�Que pasa hija, porque tiemblas tienes fr�o, ponte algo no
te vayas a enfermar?
-No t�o no tengo fr�o
-�Entonces porque tiemblas, que te ocurre, tienes miedo?
-Si t�o, tengo miedo
-�De que?
-De que alguien nos vea�..as�.
-�As� como?
-Tomados de las manos
-�Y que tiene eso de malo?
-Nada, lo que pasa es que no esta bien
-�Qu� es lo que no esta bien hija?
-Pues esto que estamos haciendo, esto que esta pasando, esto
que siento.
-�Qu� sientes hija?, porque yo tambi�n me siento diferente,
te veo diferente, no como mi sobrina
-�C�mo me ve entonces t�o?
-�Quieres de verdad que te lo diga?
Para esos momentos mis manos acariciaban sus brazos, casi
hasta sus hombros, de arriba abajo, queriendo memorizar cada cent�metro de su
piel, queriendo concentrar todas mis c�lulas sensibles en la yema de mis dedos,
todo para disfrutar del momento, momento que no sabia si se repetir�a alguna vez
mas.
Ella mientras tanto, presa de un gran miedo sent�a mis
caricias, deseaba que no me detuviera, sent�a en su piel, el ir y venir de mis
dedos, sent�a su calor, al mismo tiempo, al igual que yo tem�a por si alguien
nos viera, pero al fin estaba disfrutando de mis caricias, que aunque t�midas
eran satisfactorias, cuando de mi boca salio "no como mi sobrina", sinti� un
nuevo latigazo el�ctrico, noto como su fuente de placer se inundaba con calido
sopor, un fluido que sabia y conoc�a, se encontraba presa de tal excitaci�n que
al intuir con mis palabras que la ve�a como mujer, exploto en un micro orgasmo
que mojo su entrepierna, quiz�s imperceptible para la mayor�a, pero muy
satisfactorio para ella, �Por qu�?, pues porque era provocado por la persona que
ella deseaba con gran intensidad, era la persona que hab�a deseado por alg�n
tiempo, era la persona que en sus muy intimas fantas�as deseaba entregarle
aquello que llamaban virginidad.
-Si t�o, d�game
-Te veo como una jovencita muy pero muy bonita, hermosa,
fresca, limpia e inocente, te veo como una peque�a flor, que no se si tengo el
derecho de maltratar o humillar.
-Humillarme o maltratarme, �porque?, �porque har�a usted
eso?.
-Por lo que te estoy diciendo, te estoy diciendo que te veo
como una mujer, una mujer que me gusta.
Con estas palabras otro micro orgasmo se vino en sus adentro,
confirmaba ya sus sospechas, no le era indiferente sexualmente a su t�o.
Tratando de salir de su estupor por la confirmaci�n, ella
solo atino a decir.
-Pero �Porque le gusto, si estoy bien fea y flaca?
-Tu no eres fea, y mucho menos flaca, cuantas mujeres
desear�an tener tu cuerpo, estas delgada, tal y como nos gustan a los hombres
-De verdad t�o
-Claro, estas muy bien, y te voy a confesar algo, pero antes
tienes que hacerme una promesa
-Si t�o, que promesa
-Quiero que me prometas que no te reir�s de mi, y adem�s
quiero que me contesten con toda la sinceridad del mundo a lo que te pregunte,
aceptas.
Con estas palabras yo mismo me estaba protegiendo, en
principio sabia que no le era indiferente a mi joven sobrina, que estaba
dispuesta a continuar la platica tan amena y excitante, pero al mismo tiempo
arriesgada.
-Si t�o, esta bien, se lo prometo.
-Bueno, entonces te dir� que me gustas mucho, ya se que
pensaras que son muy viejo para ti, pero aun as� me gustas, y no sabes cuanto.
-Yo no pienso que usted sea viejo, es mas usted no es viejo,
es muy joven y me agrada mucho que yo le guste, aunque me sorprende mucho que me
lo diga.
-Puedo preguntarte si yo te gusto, bueno te lo estoy
preguntando.
Un peque�o silencio me hace temblar, me cimbra en mis
adentros, me hace pensar que no tendr� el valor y la voluntad para dec�rmelo,
pero me equivoco (benditas equivocaciones)
-Si t�o, si me gusta y mucho, desde hace mucho tiempo, cada
vez que pienso en usted me�.
Su silencio solo confirmo la palabra que no dijo, EXCITO, esa
palabra no dicha me empujo, tanto o mas que mis propios deseos, tanto mas que mi
propia excitaci�n, tanto mas que la desesperaci�n de mi pene, totalmente erecto
y dispuesto a tocar el cuerpo de mi sobrina, y posiblemente mas, me empujo para
que mis labios temblando de la emoci�n, se fueran acercado a los de ella, no sin
antes dar un r�pido y furtivo vistazo al pasillo, solo y sin se�al de intrusos.
Ella mientras tanto, adivinando que se hab�a delatado no
atinaba que decir o hacer, solo reacciono cuando mis labios estaban a escasos
cent�metros de los de ella, se encontr� temblando al igual que yo, lo �nico que
hizo fue esperar, esperar que mis labios se unieran con los suyos, mis labios
siguieron cubriendo el breve espacio que los separaba del manantial de su boca,
mis emociones eran infinitamente agradables, cada mil�metro recorrido era un mar
de sensaciones placenteras.
Para ella, que era la primera vez que besar�a al hombre mas
deseado por sus infinitos e inexpertos deseos, tambi�n era una sensaci�n de
expectaci�n cumplida, una especie de fantas�a surrealista, que solo en sus mas
calidos y l�quidos sue�os hab�a tenido.
Finalmente, mis labios se posaron temblorosos en los de ella,
apenas como leves roces de piel, apenas como ligeros destellos.
Esta vez, la explosi�n interior en ambos fue magnifica y
abrumadora, ambos cuerpos se sumieron en un mar de sensaciones satisfactorias,
el, sin voluntad de su cuerpo y lo que sent�a, tubo su orgasmo, eyaculo en sus
pantalones y sin �nimos de ocultarse a semejante explosi�n de placer, se dejo
llevar por su cuerpo, se dejo abrumar por el poder de la excitaci�n, una
excitaci�n que hac�a que sus nalgas se contrajeran, sus piernas se tensaran, que
sus pulmones se llenaran de oxigeno, que su espalda se expandiera de tal forma
que si alguien lo viera en ese momento, lo ver�a 2 veces su tama�o real, y no
porque se sintiera imponente, no porque quisiera apoderarse de aquella jovencita
a trav�s de la fuerza bruta, sino mas bien, por el simple hecho de disfrutar de
la m�xima expresi�n sexual que a tenido, mas bien abandonado a disfrutar de
aquel peque�o roce con los labios de su sobrina.
Aun cuando la brutal excitaci�n le exig�a, abrazarla y
tomarla en sus brazos, posar su baca, directa y apasionadamente sobre los de
ella, el se contuvo, ya era demasiado tiempo el que hab�a transcurrido, alguien
pod�a estarlos buscando, alguien pod�a sospechar de la ausencia de lo dos, la
miro a los ojos y le dijo.
-Ya es demasiado tiempo, creo que alguien nos puede buscar,
pero me prometes que esto se repetir�, que esto tendr� otro final que este fugas
momento.
Con la voz cortada, con el coraz�n a punto de salir de su
pecho, ella entendi� que era suficiente por el momento, la pregunta de el fue
como una bocanada de esperanza, esto no hab�a terminado, se repetir�a en alguna
ocasi�n mas.
As� de una forma discreta ambos volvieron a la reuni�n,
aparentemente nadie hab�a notado su ausencia, as� transcurri� la velada, entre
risas, bromas, recuerdos de los asistentes, pero para ellos la velada termino
entre miradas furtivas, ella mirando de reojo las nalgas de el, su espalda y su
forma er�tica de bailar, el mientras tanto dedico sus ojos a admirar aquella
figura juvenil que le hab�a llevado a atreverse a tanto, sus ojos se posaron
durante largos periodos en los pezones hinchados de ella, prueba evidente la
excitaci�n que aun manten�a, as� mismo vi�ndole las nalguitas paradas, la
cintura marcada e imaginando aquel calz�n amarillo que ella tra�a debajo de su
pantal�n.
Ya muy de madrugada, cuando finalmente ella pudo estar sola
en su cuarto, inicio el proceso de quitarse la ropa para dormir, en ese momento
record� lo excitada que hab�a estado, as� que se dedico a revivir los momentos
excitantes que hab�a tenido.
Lo primero en quitarse fue la blusa, se dio cuenta que el
recuerdo le erizaba de nuevo los pezones, puntiagudos osaban marcarse sobre su
brassiere, ella se toco por encima del mismo, se sorprendi� de lo grandes que se
sent�an, procedi� a quitarse el pantal�n, bajo la cintura del mismo por sus
piernas, al mismo tiempo que se acariciaba, esto le puso la piel chinita, se
sent�a extasiada, el pantal�n callo al piso, ahora se encontraba en ropa
interior, un peque�o brassiere blanco y los calzones amarillos que el hab�a
visto, as� se admiro en el espejo, record� lo que el hab�a dicho, "eres muy
bonita, ya quisieran otras mujeres tu cuerpo delgado", con estas palabras se
estremeci� de nuevo, inicio un juego de caricias sobre su cuerpo y ropa
interior, tocando sus piernas, su monte de venus, su vientre, su abdomen, sus
pechos, sus brazos y su espalda, en esta posici�n desabrocho el sost�n, y sus
senos juveniles retaron a la gravedad, estos permanecieron en su sitio, ni un
�pice de grasa, ni un ligero desv�o, estaban en su sitio imperturbables, solo
los pezones demostraban el �xtasis, se manten�an hinchados, paso a recostarse en
su cama, ya en ella, inicio el delicioso proceso de quitarse sus bellos y
peque�os calzones, cerr� sus ojos e imagino que el se los deslizaba por las
piernas para quitarlos, as� se quedo desnuda, tendida sobre la cama, como le
gustar�a que el estuviera ah�, como le gustar�a que su t�o, le acariciara las
piernas, su pubis, sus senos, as� desnuda se cubri� con las sabanas, poso sus
manos sobre sus piernas y reinicio las caricias que ella misma se prodigaba, as�
llego a la parte interna de sus piernas, las abri� instintivamente y pudo tocas
lo vellos de su pubis, as� mismo se descubri� totalmente empapada de sus propios
jugos vaginales, entonces se le ocurri� acariciar su sexo, deseoso de
desahogarse, en principio puso un dedo a lo largo de su abertura vaginal, lo
presiono un poco y su dedo se hundi� un poco en su manantial sexual, lo jalo un
poco y se toco su cl�toris, hinchado por la excitaci�n y dispuesto a seguir
disfrutando de mas momentos inolvidables, aun que fuera as�, en la oscuridad de
su alcoba, procedi� torpemente a masajear su capullo sexual, y a producirse esa
excitaci�n y places que en otras ocasiones hab�a experimentado, pero esta vez
era diferente, en su absorta mente se encontraba la imagen de su t�o, el cual le
prodigaba estas caricias que tanto hab�a deseado, as� apurando el sensual masaje
exploto en un orgasmo ya sin contener, sobre sus dedos escurri� ese liquido
espeso y caliente que la inundo, esto mismo escurri� por sus nalguitas,
apretadas y contra�das por la excitaci�n, as� el orgasmo corri� por su cuerpo,
hasta dejarla semiinconsciente, as� mismo se quedo dormida, con su mano entre
sus piernas y la mente perdida en la imaginaci�n de c�mo ser�a el pene de su
t�o.
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Relato: Mi sobrina politica
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