Relato: Tabu Familiar (04: Ruidos)



Relato: Tabu Familiar (04: Ruidos)

Tab� familiar IV



- Capitulo 09 Ruidos -



Estela no pod�a conciliar el sue�o, escuchaba los fuertes
ronquidos de su marido a su lado en la cama, hab�a sido mucho tiempo desde que
El la hab�a abandonado, adem�s su primera noche rom�ntica de reconciliaci�n, no
hab�a sido como ella la esperaba, esa breve sesi�n de sexo hab�a dejado un
verdadero sinsabor y una insatisfacci�n y amargura en toda ella.



En los 34 a�os de vida conyugal con su marido nunca hab�a
cuestionado que tan satisfactoria hab�a sido su vida sexual, siempre fue una
mujer abnegada que solamente se preocupo por el bienestar de su esposo y su
hija, pero ahora de pronto, algo dentro de ella surg�a, no comprend�a porque ni
por quien pero sabia que aquella fugaz sesi�n sexual con su marido no hab�a
satisfecho los deseos que ahora despertaban dentro de su ser.



Levant�ndose en silencio de la cama, tratando de hacer el
menor ruido posible, camino hasta la puerta, ir�a hasta la habitaci�n de su
nieta, a ver si dorm�a bien, esa noche con todo lo sucedido el que la hab�a
acostado era su yerno Roberto, as� que pens� en ir a cuidarla mientras dorm�a y
as� quiz�s lograr�a distraerse un poco mientras llegaba el sue�o.



Abri� la puerta y salio en silencio, el pasillo estaba en
penumbras, la poca luz que iluminaba era la recibida por una l�mpara en la parte
baja de la casa. Camino hacia el cuarto de su nieta, pasando frente al de su
yerno Roberto, sinti� de pronto el impulso de abrir la puerta y comprobar que
este dorm�a, pero recapacitando se detuvo en la puerta de su habitaci�n, que le
pasaba porque de pronto sent�a la necesidad de ver a aquel hombre que dorm�a
dentro de ese cuarto, luchando contra su impulso, camino hasta la habitaci�n de
su nieta, abri� en silencio la puerta y entro.



Su nieta yac�a profundamente dormida, mir�ndola ah�, Estela
pens� en que no hab�a duda, aquella peque�a ni�a era una de las pocas
satisfacciones que le quedaban en su vida, esa ni�a y �, de pronto se sorprendi�
de sus pensamientos, aquella ni�a y Roberto, si Roberto su yerno, y es que
aunque Estela luchara por negarlo, la admiraci�n y cari�o que sent�a por su
yerno hab�a crecido en los �ltimos tiempos, El la hab�a apoyado en los momentos
mas dif�ciles despu�s de la separaci�n de su marido, El la hab�a atendido y se
hab�a preocupado por que no le faltase nada en la casa, definitivamente este
hombre, se hab�a comportado como todo un caballero cuando mas lo necesito.



Lo �nico que empa�aba aquella imagen que Estela tenia de su
yerno, era el hecho de que hubiese llegado a casa y lo hubiera encontrado
teniendo sexo con su amiga, esto era algo que a Estela le llegaba como una
pu�alada profundo en su ser, se sent�a traicionada por su hija, no Estela deb�a
ser sincera, se sent�a traicionada y herida por ella, no entend�a bien porque
pero sabia que los celos que sent�a eran por ella, no por su hija.



Estela fue sacada de sus pensamientos al escuchar como la
puerta de la habitaci�n se abr�a y ah� frente a la entrada de la puerta emerg�a
la musculosa y viril figura de su yerno Roberto, vestido �nicamente con un
ajustado b�xer de algod�n blanco que permit�a apreciar completamente su varonil
figura.




- Capitulo 10 Como papi y mami! �




Estela se puso un poco nerviosa mientras ve�a como la viril
figura de su yerno ingresaba en la habitaci�n.



"Es usted do�a Estela?"



"Si Roberto, soy yo" dijo con voz temblorosa



La situaci�n era incomoda, ella estaba vestida con la bata
que se hab�a puesto para dormir, aunque ella sabia que en la penumbra de la
habitaci�n no pod�a v�rsele nada, se sent�a incomoda, esta incomodidad crec�a a
medida que su yerno se aproximaba para hablarle.



"Escuche un ruido y decid� ver de que se trataba, pens� que
talvez mi hija se sent�a mal" hablo Roberto



"Que pena Roberto lo despert�, es que no pod�a conciliar el
sue�o, entonces decid� levantarme a mirar si mi nieta estaba bien, lamento
haberlo despertado" respondi� Estela nerviosa



""No se apene do�a Estela, para serle sincero yo tampoco
pod�a dormir, as� que no tiene que disculparse, y bueno ahora que descubr� de
que se trata, creo que es mejor que me retire a dormir" hablo Roberto.



Roberto camino hacia la puerta, en el momento en que su hija
se despertaba.



"Papi, que haces aqu�?" y entonces mirando tambi�n a su
abuela a�adi� " y tu abuelita?"



Roberto hablo primero



"Escuche un ruido mi amor, cre� que te sent�as mal, pero ya
me di cuenta que era tu abuelita que te estaba cuidando"



Y Estela a�adi� "Si hijita, vine a ver si dorm�as bien, pero
creo que te hemos despertado"



"As� que es mejor seguir durmiendo, Buenas noches" dijo
Roberto siguiendo hacia la puerta



"Papi, porque no te quedas a dormir conmigo, desde que mama
muri� no lo haces, sabes me gustar�a que durmieras hoy conmigo," dijo la ni�a



Roberto mir�ndola sonri� "Esta bien hija, dormir� contigo"



"Bueno yo me voy a dormir entonces hijita" hablo Estela a su
nieta.



"No abuelita, quiero que tu tambi�n duermas conmigo, as�
sentir� como si estuviera con papi y mami, si abuelita por favor complaceme"



Estela se sinti� en una posici�n muy embarazo, no sabia que
responder ah� cerca, se encontraba Roberto su yerno, y solamente ella sabia
cuanto la perturbaba sentirlo cerca, ahora su nieta le ped�a que durmiera con
ellos en la misma cama.



Roberto mirando que su suegra se encontraba un poco incomoda
le hablo



"Si se�ora, venga complazca a mi hija, duerma con nosotros"



"Si abuelita ven duerme conmigo, por favor" suplico su nieta.



Esta sinti�ndose completamente comprometida le dijo



"Esta bien hijita, abuelita dormir� contigo"



As� fue como en la peque�a cama de la ni�a se acomodaron los
tres, Roberto en una esquina, su hija en el centro y su suegra en la otra
esquina. La ni�a d�ndole un beso en la mejilla a ambos se dispuso a dormir,
mientras Roberto y su suegra trataban de hacer lo mismo.



Estela sent�a como su cuerpo se calentaba la sentir como su
mano se deslizaba dentro del b�xer de su yerno Roberto, pod�a sentir como la
suave prenda iba bajando a medida que sus manos la deslizaban hacia los muslos
de su yerno, se sent�a mas caliente a medida que su mano entraba en contacto con
aquel enorme miembro duro como una roca, ella suavemente envolv�a su mano
alrededor de este, era tan grueso que no pod�a abarcar su grosor, y lo
acariciaba suavemente, pod�a sentir cuan gruesa era aquella columna de dura
carne, su mano se deslizaba arriba y abajo, palpando despacio cada cent�metro de
aquel pene, se sent�a muy excitada, sent�a como su vagina se iba humedeciendo a
medida que segu�a acariciando el miembro de su yerno, sent�a sus pezones duros
bajo la tela de su bata, su mano poco a poco se deslizo hasta acariciar las
gordas pelotas de Roberto.



Con la yema de sus dedos las rozo, produciendo un gemido de
placer en su yerno, esto la excitaba m�s, suavemente ella tambi�n empez� a gemir
completamente excitada por lo que suced�a, su yerno abr�a un poco las piernas
permitiendo que su mano se deslizaba y jugara con sus bolas completamente,
Estela pod�a sentir lo pesadas que estaban estas, deber�an estar llenas de
semen, no entend�a porque, pero la idea la incitaba mas, de nuevo subi� con su
mano recorriendo todo el enorme pene de su yerno, de la punta de su pene ahora
sal�a una especie de lubricante.



Sus dedos fueron impregnados con este, produciendo que el
contacto de su mano al deslizarse sobre su pene fuera mas suave y placentero,
Estela sent�a como su vagina se humedec�a cada vez mas, y un peque�o cosquilleo
en esta, era como una suplica, Estela no tenia duda, deseaba ser penetrada por
aquel enorme miembro.




- Capitulo 11 En la realidad y no en un sue�o �



Roberto lentamente fue despertando de su sue�o, con una
placentera sensaci�n entre sus piernas, una suave mano se deslizaba arriba y
abajo suavemente sobre su verga, que se encontraba completamente dura, poco a
poco abri� los ojos, sintiendo como esa mano recorr�a completa su verga, de
pronto fue sorprendi� al ver la figura de su suegra, junto a El, estaba
arregostada a su pecho, y su mano se deslizaba bajo la sabana sobre toda la
longitud de su miembro, escuchaba como esta suavemente gem�a, miro su cara, su
suegra estaba dormida y seguramente estaba teniendo un sue�o er�tico que estaba
disfrutando mucho, por su cara de satisfacci�n.



Roberto sent�a como su verga cada vez se pon�a mas dura a
medida que las caricias de su suegra continuaban. La miro de nuevo y pudo
comprobar que su bata se hab�a abierto un poco revelando el nacimiento de aquel
monumental par de senos que tenia su suegra, esto lo excito mas, ahora pod�a
sentir como de su verga sal�a liquido lubricante que era impregnado en la mano
de su suegra, empez� a gemir suavemente sintiendo como la mano de su suegra,
bajaba y acariciaba con la yema de sus dedos sus gordas pelotas que estaban
llenitas de semen.



Entonces movi�ndose un poco trato de liberar su mano y poder
acariciar una de aquellas deliciosas tetas que tenia su suegra. El movimiento
que hizo debi� haber sacado a su suegra de su profundo sue�o, porque poco a poco
abriendo los ojos, miraba a su cara, y su expresi�n se trasformaba en un mueca
de verg�enza y angustia.



Estela retiraba angustiada su mano del pene de su yerno bajo
la sabana en el momento en que su nieta entraba en la habitaci�n y los saludaba.



"Hola papi, hola abuelita, andaba donde abuelo pero aun esta
dormido, pobrecito debe estar muy cansado," dijo la ni�a mientras se acercaba y
los saludaba.



Estela r�pidamente se separo del lado de Roberto, y
levant�ndose de la cama, miro a su nieta y le hablo asustada.



"Bueno hijita creo que es hora de despertar a abuelo"



Diciendo esto salio r�pidamente de la habitaci�n, sin mirar
en un solo momento al rostro de su yerno.



Roberto permaneci� un rato mas en la cama, miro como su hija
encend�a la tele para ver sus f�bulas, mientras EL aun en la cama trataba de
relajarse y bajar la tremenda erecci�n que tenia bajo las sabanas, esto iba a
ser dif�cil, puesto que en el momento, en que su suegra se hab�a levantado de la
cama, hab�a podido apreciar lo duros que estaban sus pezones a trav�s de la
delgada tela de su bata.



Estela camino por el pasillo hasta su habitaci�n, se sent�a
temblar de la verg�enza, su cara estaba roja de la angustia, como hab�a podido
suceder eso, como hab�a sido posible que ella dormida acariciara a su yerno. Se
sent�a morir de la verg�enza.



Abriendo la puerta de su habitaci�n, miro como su esposo
yac�a aun dormido, entonces apresuradamente se dirigi� al ba�o de su habitaci�n.
Sent�ndose sobre el inodoro, Estela empez� a sollozar mientras levantaba su bata
para orinar, sent�a su cuerpo muy caliente, y un extra�o cosquilleo en el
interior de su vagina, llevando una mano hasta esta, noto como el vello pubico
alrededor de su vagina estaba completamente mojado, deslizando su mano poco a
poco entre sus piernas noto que un extra�o cosquilleo llegaba a su vagina como
una corriente el�ctrica, sin saber como empez� a deslizar su mano sobre su
vagina, mientras aun sollozando cerraba sus ojos, la imagen que ven�a a su mente
era la del pene de su yerno, pod�a sentir su dureza y su tama�o aun en su mano,
su mano paro frente a la entrada de su vagina, estaba muy h�meda, entonces
lentamente deslizo uno de sus dedos dentro de su vagina, ahogados gemidos
empezaron a salir de su garganta a medida que aceleraba los movimientos de su
dedo dentro de su vagina, poco a poco deslizo otro dedo dentro, mientras la
imagen del pene de su yerno llenaba completamente su pensamiento, acelerando sus
movimientos, sinti� como uno de sus dedos chocaba contra un duro bot�n en el
interior de su raja, en el preciso momento en que una fuerte descarga el�ctrica
recorr�a todo su cuerpo llen�ndola del placer mas excitante que pudiera haber
experimentado nunca. Trato de contener sus gemidos, pero aun as� un fuerte jadeo
salio de lo m�s profundo de su garganta en el momento en que alcanzaba su primer
orgasmo y su cuerpo convulsionaba de placer.



Permaneci� tranquila, relajada y satisfecha sintiendo como su
mano estaba llena de una gran cantidad de jugos que hab�an salido de su vagina
en el momento del placer m�ximo, sent�a su cara aun roja de la excitaci�n, sus
pezones estaba completamente duros bajo su bata, sonri� recordando las palabras
de su amiga, la forma en que describ�a su orgasmo, supo que ese placer que hab�a
sentido, era del que hablaba su amiga, por primera vez en sus 58 a�os de edad,
hab�a disfrutado de un orgasmo.



Aun relajada, escucho como la puerta del ba�o se abr�a,
mientras su viejo marido entraba.



- Capitulo 11 Amargo despertar -



"Veo que te haz despertado temprano amor" Dijo Jorge a su
mujer que yac�a aun sentada en el inodoro sorprendida de verlo entra mientras
ella reci�n terminaba su masturbaci�n.



Estela asustada, trato de cubrirse bajando su bata, de pronto
volv�a a ser la se�ora pudorosa que siempre hab�a sido.



"Tranquila Amor, no te debes avergonzar de que te mire, soy
tu marido"



Jorge no comprend�a que m�s que pudor de parte de su mujer,
era el nerviosismo de que este descubriera lo que hab�a estado haciendo.



Jorge abri� la llave de la ducha, entonces ah� frente a su
mujer, se comportaba como el hombre que siempre hab�a sido, sin el m�nimo pudor,
se quito su ropa, quedando completamente desnudo frente a ella.



Estela lo miro con un poco de verg�enza, pero aunque ella no
quisiera dentro de si misma no pod�a dejar de comparar la figura de su marido
con la de su yerno Roberto.



Jorge se meti� a la ducha mientras Estela terminaba de
orinar, entonces un poco mas tranquila, sinti� de nuevo el impulso de estar con
su marido, entonces acerc�ndose a la puerta de la ducha, recorri� con sus ojos
la figura de su esposo, era extra�o pero sent�a necesidad de tocarlo, como era
posible, ella una mujer tan pudorosa, de pronto se sintiera tan ardiente.



Entonces levantando la bata sobre su cuerpo, se desnudo, ah�
en pleno d�a, esto era algo que ella nunca antes hab�a hecho.



"Veo que en estos meses, has cambiado mucho amor " dijo Jorge
mientras ve�a como su esposa quedaba completamente desnuda e ingresaba con El en
la ducha.



Ella t�midamente se acerco a su marido, aun sent�a un poco de
miedo de expresar sus sentimientos y deseos, as� que dejo que El tomara la
iniciativa, Jorge se acerco a ella, y acercando sus labios a los suyos, la beso
suavemente, Estela sinti� un extra�o sentimiento de rechazo al sentir su boca
sobre la suya, Jorge empez� a besarla mientras le hablaba.



"Veo que amaneciste con ganas, se ve que te hacia mucha falta
todo lo que te daba amor, porque veo que aun despu�s de la gran noche de ayer,
aun tienes ganas amor"



Estela pens� en como su marido le dec�a que estaba con ganas
despu�s de la sesi�n de la noche, si esa sesi�n de sexo hab�a sido un verdadero
fracaso. Ella callada sent�a como su marido segu�a bes�ndola.



"Ya no te da pena que te mire desnuda de d�a amor, eso me
gusta, mira como me pones el pene!"



Estela pod�a sentir como el peque�o pene de su marido
empezaba a ponerse duro, aunque igual no pod�a dejar de compararlo con el de
Roberto, tom�ndolo t�midamente en sus manos, sinti� como este se pon�a un poco
mas duro, mientras lo acaricio cerro sus ojos e imagino que era el pene de su
yerno el que estaba en su mano, un nuevo impulso vino a su mente, as� que
inclin�ndose trato de meter en su boca el peque�o miembro de su marido, quien
miro sorprendido la acci�n de su mujer.



Estela meti� a su boca el pene de su marido, era una extra�a
y nueva sensaci�n, con su boca abarco completamente el pene de este, empez� a
chuparlo despacio, de pronto el pene de su marido en vez de ponerse mas duro,
empez� a bajar.



Jorge se sinti� de pronto cohibido, nunca antes su mujer se
hab�a comportado as�, esto lo hacia sentirse extra�o, sent�a que no estaba
dominando la situaci�n, ve�a como su mujer desesperadamente chupaba su pene que
en vez de crecer iba perdiendo su dureza.



Entonces asustado le grito a su mujer mientras la empuja para
que no siguiera chupando su pene.



"ALTO ESTELA PARECES UNA PUTA!!! UNA VERDADERA SE�ORA NO HACE
UNA COSA DE ESAS!!!"



Le grito a su mujer tratando de justificar su cohibici�n e
impotencia., al terminar de decir esto salio de la ducha, tomo una toalla y se
fue a la habitaci�n.



Estela en silencio permaneci� asustada bajo el agua de la
ducha, que hab�a pasado, cre�a que esto gustar�a a su marido y mas bien lo hab�a
hecho enojar, se sinti� vieja, sucia y perversa, as� que bajo el agua de ca�a
sobre su cuerpo, lloro desconsolada.



Continuara�.



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