Relato: Su primera doble penetraci�n



Relato: Su primera doble penetraci�n

Despu�s de nuestro estreno dentro del mundo de los intercambios de pareja, (l�anse mis relatos anteriores) nos hicimos adictos mi mujer y yo a ir a los locales de intercambio.

A veces conoc�amos all� a otras parejas, o bien qued�bamos con alguna ya conocida para ir juntos.

No puedo recordar con detalle todos los encuentros que tuvimos, pues fueron muchos a lo largo de los dos a�os en que estuvimos disfrutando de ese mundo.

Supongo que los que recuerdo bien, deben ser los mejores.
Y he borrado de forma inconsciente los menos relevantes, y puede que tambi�n los que fueron decepcionantes.
Pues no todos los encuentros que tuvimos con otras parejas fueron perfectos, pero esos prefiero olvidarlos.

En ninguno de mis relatos he contado como era mi mujer, a la cual llamaremos Raquel.
Por aquella �poca muy mujer ten�a el pelo negro, bastante largo, a mi me encanta el pelo largo, le llegaba hasta media espalda, o sea que por delante se pod�a tapar las tetas con el si quer�a. De estatura mediana, y sobre todo muy guapa.

Con unos ojos negros que le otorgaban una mirada c�lida y profunda, y unos bonitos labios sensuales, aunque no demasiado carnosos, cuando les pon�a carm�n rojo parec�an cobrar vida propia y decir �b�sanos!

En cuanto a sus pechos, medianos, tirando a grandes, siempre firmes, eran la envidia de muchas mujeres y la tortura de muchos hombres.
Ten�a y tiene aun, una enorme sensibilidad en los pezones, casi tanta como en el cl�toris.
He estado con muchas mujeres, pero no he encontrado ninguna con tanta sensibilidad en los pechos.

Su culo, de un tama�o mediano y firme, provocativo dentro de lo normal, al igual que sus piernas.
Y su co�o� hay quienes dicen que son todos iguales, pero os puedo asegurar que eso es mentira, el suyo, aun hoy, es abultadito y carnoso, con unos labios mayores que esconden celosamente el jugoso tesoro que vive dentro.

�Cu�ntas veces se lo habr� comido en los muchos a�os que llevamos casados?
Y en los dos a�os en que estuvimos haciendo intercambios y tr�os, �cu�ntos otros hombres y mujeres se lo habr�n comido?
�Y cu�ntas pollas, a parte de la m�a, habr�n gozado dentro de �l?

Me resulta imposible saberlo, pero me produce mucho morbo pensar en ello.
Y en los r�os de semen que habr�n corrido gracias a �l.
�Como lo envidio!
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Una noche m�s est�bamos en unos de numerosos clubs de intercambio a los acud�amos con frecuencia, sobre todo los fines de semana.

No hab�a mucha gente aun, el yacusi estaba casi desierto y las pocas parejas que hab�a dentro estaban a lo suyo.
Tambi�n hab�a cierta actividad en la zona de las camas, aunque con la oscuridad que all� hab�a se pod�a ver poco desde lejos.

Nos metimos en la ba�era y nos pusimos a hacer lo que yo llamar�a un reclamo por si llegaba alguna pareja interesante.
Nos metimos dentro de agua y sent� a mi mujer sobre mi polla mirando hacia m�, y entre besos y caricias, nos pusimos a echar un polvo que era m�s para llamar la atenci�n que para nuestro disfrute.

Unos minutos despu�s salimos del agua y nos sentamos en el borde del yacusi, puse a mi mujer mirando hacia la entrada del yacusi, con las piernas bien abiertas mostrando su precioso co�o.
A ella de daba un poco de verg�enza hacer eso, pero era por la causa, y yo hice lo propio sent�ndome a su lado y dejando que se viese bien mis 20 cm. de erecci�n.

Entonces seguimos con el espect�culo, all�, fuera del agua para que se nos viese bien.

Yo bes�ndola, chup�ndole los pezones, acariciado su chocho, luego ella se meti� en el agua para hacerme una mamada sin tener que inclinarse mucho, y as� fuimos alternando roles hasta que por fin llego una pareja desde la zona de camas y se meti� en el agua.

De �l solo recuerdo que era alto y fuerte, sin llegar a ser un musculitos, y que su polla, la cual estaba en reposo, se ve�a enorme comparada con la m�a.

Ella era rubia con el pelo largo, recogido para la ocasi�n, ojos claros, alta, su piel era casi tan blanca como la leche, sus pechos, con aureolas rosadas, eran m�s bien peque�os pero se adivinaban muy firmes.
Y su vello p�bico, casi inexistente, color crema.

Se sentaron a nuestro lado y entablamos una peque�a conversaci�n para romper un poco el hielo, as� supimos que �l era espa�ol y se llamaba Ram�n.
Ella era francesa, de nombre Miriam, y sol�a pasar algunas temporadas en Espa�a, no eran una pareja estable, aunque estaban pasando unos d�as juntos

Miriam nos confeso que se encontraba cansad�sima, pues hab�a venido al club con dos amigos, uno era el que estaba all� con nosotros, y el otro se acababa de ir.
Y que durante al menos dos horas seguidas se la hab�an estado follando por turnos, no recodaba cu�ntas veces.

Le pregunte si quer�a hacer el amor conmigo, y me dijo que si pero que tuviese mucho cuidado porque lo ten�a muy irritado.
En cuanto al maromo, estaba sentado al lado de mi mujer y ya le estaba metiendo mano por todas partes, mir� mejor para ver su verga, y me qued� encandilado por su tama�o, no era m�s larga que la m�a, pero la doblaba en grosor.

Sent� mucho morbo al pensar que mi mujer iba a tener esa maravilla dentro de su cuerpo, como la envidiaba, que suerte tienes, como vas a disfrutar, pensaba.
Mientras ve�a como se calentaba cada vez m�s con ese hombre olvidando con toda seguridad que yo estaba all�.
Este t�o debe ser insaciable pens�, al recordar lo que me dijo Miriam que le hab�an hecho.

Nos levantamos y nos fuimos los cuatro a las camas.
Para ir entrando en ambiente, bes� con mucha pasi�n a aquella mu�eca francesa, y que bien besaba ella tambi�n, luego esos pezones de fresa hicieron las delicias de mi boca, me recree lamiendo y besando todo su cuerpo, esa blanca piel como de porcelana, pero suave y caliente.

Pero cuando fui a meter mi cabeza entre sus piernas, me rog� que no lo hiciera, aquellos dos t�os le hab�an dejado el chocho en carne viva con sus pollas y el duro pelo de sus caras.

Le dije que lo entend�a y ella d�ndome las gracias se inclino sobre mi polla y sin mediar palabra, se la meti� hasta la garganta, para luego seguir moviendo la cabeza arriba y abajo, muy despacio.
Tortur�ndome cuando se la sacaba y lamia mi glande, mir�ndome a los ojos, mientras yo me estremec�a de placer. Ya no aguantaba m�s, a punto de reventar le pregunte si pod�a met�rsela en su bonito chocho y me dijo que si pero que no me moviese muy fuerte.

A pesar de que tenia aun la vagina muy dilatada, debo confesar que no dur� demasiado, porque ten�a muchas ganas, pero me gusto mucho, entonces mi blanca-nieves se levanto, se visti�, me dio un beso, y dijo que iba a al bar a tomar algo.

Con lo cual me quede solo con mi mujer y su nuevo juguete, ellos estaban aun en los preliminares, el le estaba comiendo el co�o, y ella, como siempre en estos casos emit�a unos gemidos que se pod�an haber o�do a decenas de metros.

Me acost� a su lado y puesto que la parte superior de su cuerpo estaba libre, aprovech� la ocasi�n para besar su boca, acallando as� por unos mementos sus gemidos.
Luego segu� con sus pechos, mientras que Ram�n le segu�a comiendo el cl�toris.

Ella, boca arriba sobre la cama, se retorc�a de placer, era como si quisiera escapar.
Sus gemido iban en aumento, y si pecho se elevaba al ritmo de una respiraci�n arr�tmica y jadeante.

Lo que deb�a sentir su cuerpo en esos momentos, puede ser de lo m�s grande en placer f�sico y mental que una persona pueda soportar.
Yo, sent�a una enorme alegr�a por ella y mucha envidia.

Con gran esfuerzo consigui� articular algunos monos�labos para pedirnos que parasemos, pero su cuerpo sigui� por unos momentos temblando y con peque�as convulsiones, como presa de una descarga el�ctrica.
Poco a poco su cuerpo se fue relajando y su respiraci�n volv�a ser normal, y ya pudo incluso sonre�r, expulso aire emitiendo un sonoro �Uff�, y creo que dijo algo as� como: �Joer que fuerte ha sido�.


Ahora se puso �l boca arriba para que mi mujer se tragase aquel enorme trozo de carne.
No pude evitar la tentaci�n, y por un momento agarr� ese falo con mi mano y lo apret� fuerte masturb�ndolo un poco, el no opuso resistencia.
Estuve a punto de met�rmelo en la boca, pero me contuve por si aquello no le gustaba a �l, y por lo pensar�a mi mujer.

Toda para ti, ego�sta, susurr� a mi mujer, creo que ni me oy�, toda su atenci�n estaba puesta en aquella hermosa polla que ella iba a hacer suya.

Lo masturb� un poquito, casi no la pod�a abarcar con la mano, y sujetando la base de la polla, se la fue tragado poco a poco, no sin antes abrazar el glande con sus labios y limpiar con su lengua el lubricante que se deslizaba hacia su mano.

Yo, all� acostado aproveche la ocasi�n para acariciarle los huevos, aunque retra�dos por la erecci�n, se adivinaban bastante gordos.
Estuve tentado de pasarles mi lengua, pero una vez m�s me contuve.
Mi mujer no sab�a aun nada de mi bisexualidad.

No pude, ni quise evitar una nueva erecci�n, al ver como Raquel se iba metiendo esa cosa tan gorda en la boca, empez� despacio para ir aumentado cada vez m�s el ritmo.
Tambi�n la ve�a como levantaba la mirada para mirarle a �l la cara y as� ver como estaba reaccionando ante la bravura de esa mamada.

Yo miraba excitad�simo, mientras le acariciaba el culo a mi mujer y con mi lengua le lamia todo lo que estaba a mi alcance, pero intentando no interrumpirles.
Me preguntaba qu� pasar�a ahora, �Se correr�a en su boca, o bien avisar�a a tiempo?

Hizo lo segundo, toc�ndole la cabeza le pidi� que parase.
Mi Raquel no era muy partidaria de que se le corrieran dentro de la boca, al menos por aquel entonces, luego empez� a gustarle.
Tampoco es muy elegante por parte de un hombre vaciarse sin avisar, me parece de mal gusto y un abuso de confianza hacia quien te la esta chupando.

Entonces ella retiro su boca, dejando al aire esa polla toda mojada, y con la mano se limpio la boca, no s� si de saliva o de algo de semen que se hubiese escapado.

Acto seguido se tumbo d�cilmente boca arriba y levantando las rodillas se abri� de piernas sin que se lo pidiesen, como una buena chica.
El se dejo caer despacio sobre su cuerpo, y ella le agarro su polla para guiarla hacia el sitio m�s �ntimo y m�s deseado de su cuerpo.

La o� soltar un leve gemido mientras �l se la iba metiendo despacio, y acto seguido se puso a bombear como un loco, y ya no se pod�an distinguir los gemido de de uno y otro.
Perec�an pose�dos parec�a que quer�an devorase mutuamente.

Pasados los primeros momentos, relajaron el ritmo y el polvo empez� a ser como m�s cari�oso, m�s humano.
Entonces me di cuenta de mi situaci�n, all� mirando como un bobo, y con una excitaci�n de dos pares de huevos, nunca mejor dicho.

Me acerque, le di un beso a mi mujer en la boca, pero creo que ni me vio, ten�a la mirada perdida, mirando al techo, con los ojos casi en blanco, posiblemente concentrada en lo que sent�a entre las piernas, creo que en ese momento no hab�a nada m�s importante en el mundo para ella.

Me acerqu� al o�do de Ram�n, y le dije:
-Aguanta un poco m�s, no te corras todav�a, vuelvo enseguida.

Me lie una toalla a la cintura y sal� apresuradamente a ver a la due�a del local, la cual estaba en la cafeter�a, all� estaba tambi�n Miriam hablando con un franc�s, la salude y le di un beso.
Me pregunto sobre lo que est�bamos haciendo dentro, se lo resum� r�pidamente y sonri�.
-Me encantar�a estar con vosotros, me dijo, pero ya sabes c�mo me encuentro, a�adi� toc�ndose la parte inferior de su barriguita.
-No te imaginas como me gustar�a, dije yo.
-Otro d�a ser�, y sonri� resignada.
- Lo siento, pero debo darme prisa, a�ad�.

Le pregunte a la due�a si ten�a alguna crema lubricante para dejarme, sonri� poniendo cara de picara, y al momento volvi� con un tubo de crema, le di las gracias y volv� apresuradamente, a la cama, con la esperanza de que estuviesen aun follando.

Al llegar me encontr� con que ya no estaban el uno dentro del otro, estaban hablando entre si y acarici�ndose lentamente.
Por lo que pens� que hab�an terminado, pero no era as�.
Me dijeron, entre risas, y con cierto aire de complicidad, que hab�an parado para esperar a que yo volviese, intrigados por saber lo que me llevaba entre manos.

-Es una sorpresa, dije, y escond� disimuladamente el tubo de crema al quitarme la toalla.

Me tend� boca arriba sobre la cama y le ped� a Ram�n que se tumbase a mi lado.
En esos momentos nuestras erecciones hab�an perdido algo de fuerza.
Por lo que le pregunte a Raquel si le apetec�a chup�rnosla a los dos a la vez, y accedi�.

Me daba algo de corte pensar que su boca iba a estar alternando entre los diferentes tama�os de nuestros penes, pero el morbo que me produc�a la situaci�n pudo m�s que cualquier complejo.

As� que Ram�n y yo juntamos todo lo posible nuestros cuerpos, permaneciendo ambos boca arriba, abrimos un poco nuestras piernas, y ella se puso de rodillas, a caballo, entre las piernas de ambos.

Aquello le obligaba a separar los muslos, y pon�a su co�o, ligeramente abierto, al alcance de nuestras manos.
Se inclino para ponerse manos a la obra, pero de pronto se detuvo y levantando la mirada, dijo:
-�Bueno, y ahora con cu�l de las dos empiezo?
Empieza por �l le dije, refiri�ndome a Ram�n, es nuestro invitado, y as� lo hizo.

Aun con solo media erecci�n, el miembro de ram�n se ve�a ya gord�simo, ella se inclino sobre �l, y enderez�ndolo con su mano, se lo meti� todo entero en su boca.
Yo no pod�a saber que estaba pasando dentro de esa boca, aunque era obvio que la ten�a llena y eso le deb�a dejar muy poco margen de maniobra.

Sab�a lo que ella quiera, quer�a sentir como aquel hermoso pene crec�a dentro de su boca y saber cu�nto podr�a aguantar sin tener que sac�rselo.
Me imagino que se lo estuvo succionando mientras pudo, pero cuando aquello fue creciendo cada vez m�s no tuvo m�s remedio que echarse hacia atr�s tosiendo.

Durante todo ese tiempo, Ram�n hab�a alargado su mano y me hab�a estado acariciado la polla y los huevos, lo cual fue una grata sorpresa para m�.

Raquel se hab�a recuperado de la tos y ahora re�a pensando en lo que le hab�a pasado.
-Por poco me ahogo, dijo mientras se limpiaba las lagrimas que le hab�an provocado la tos y ahora la risa.

A estas alturas no hizo falta que mi mujer se esforzase para pon�rmela dura, Cuando se la meti� en la boca mi polla estaba a punto de explotar, todo aquello me hab�a excitado much�simo.
Vaya noche, pensaba, esto no se repetir� en el resto de mi vida.
Y mientras me la chupaba, tan bien como ella sab�a hacerlo, yo me agarraba a la polla de Ram�n y disfrut� de ella tanto como pude, hasta que Raquel dejo de devorarme la verga.

Ahora llego el momento de la sorpresa.
Le ped� a Ram�n que se tumbase boca arriba, y a mi mujer que se sentase sobre �l, volviendo a meterse aquel trabuco en las entra�as.
Se dejo caer despacio sobre �l, y una vez m�s deb�a de sentir ese enorme placer que yo tanto envidiaba, sus gemidos perder�an m�s bien peque�os quejidos, pero para m� que la conoc�a, aquello no dejaba lugar a dudas.

Se mov�an despacio supuse que lo hac�an para prolongar aquel polvo, y as� disfrutar el mayor tiempo posible, pero yo iba a tener que interrumpirles.
Saque el tubo de crema que tenia escondido y me puse el lubricante sobre los dedos de mi mano derecha, me puse detr�s de ella y busqu� su ano con mi mano, en ese momento dejo de moverse, y �l la imit�,

Debo decir que mi mujer ya hab�a probado en varias ocasiones el coito anal conmigo, y le gustaba por el morbo que le daba, m�s que por el placer en s�.
Por eso tambi�n sab�a que con algo de lubricaci�n y de dilataci�n, mi polla le entraba casi sin dolor.

-�Qu� me vais a hacer? Dijo, haci�ndose la inocente.
-�De verdad, no te lo imaginas? Le pregunt�.
-Te vamos a follar los dos a la misma vez, �Qu� te parece?
-Me da algo de miedo, y adem�s Ram�n la tiene muy gorda, dijo ella.
-Es por ello que yo te la voy a meter por el culo y el por el choco.

Cuando ya ten�a metidos dos dedos dentro de su culo, los fui moviendo despacio, y comprobando como la resistencia de su esf�nter iba cediendo.
Al otro lado de su tabique rectovaginal pod�a sentir la polla de Ram�n que esperaba pacientemente.

Lo siguiente fue embadurnar mi polla con la crema que me quedaba en la mano, y sujet�ndola fuertemente la guie hacia su agujerito, fui empujando muy despacio, y tuve que parar varias veces a petici�n de la due�a del culo.
Por fin, en un �ltimo empuj�n la tuvo toda dentro, me estuve quieto unos momentos, para que Raquel fuese relaj�ndose, luego empec� a moverme despacio.

La estrechez de aquella cavidad se ve�a reducida por el tama�o del pene de mi compa�ero en este viaje de placer y locura.
Cuando �l empez� tambi�n a moverse despacio, pude surtir como nuestras pollas comprimidas dentro de aquellas fundas calientes se rezaban, lo cual incrementaba por mil el placer que sent�amos.

Como ya cuento en otro relato, la doble penetraci�n es una de mis pr�cticas sexuales favoritas, superada por muy pocas cosas.

Mi mujer estaba disfrutando con aquello, solo hab�a que ver como no paraba de moverse, buscando siempre la postura que m�s placer le produc�a.

En aquel combate cuerpo a cuerpo, la cuesti�n era aguantar al m�ximo para que ella se corriese con nosotros, pero conforme aumentaba el placer, nuestro ritmo de movimientos iba en aumento, retorci�ndome de placer tuve que decir:
-Lo siento, pero me corro, ya no aguanto m�s, y dando unos �ltimos pollazos incontrolados, me vaci� con una eyaculaci�n que parec�a interminable, dentro del culo de mi Raquel.

Me estuve un momento quieto, recobrando la respiraci�n, y al notar la flacidez de mi pene lo saque, y me aparte un poco.
Entonces mi insaciable amigo puso de nuevo a mi mujer boca arriba, y se desboco en un mete y saca loco acompa�ado de los gritos de ambos.

Ten�a miedo por Raquel, por si le hac�a da�o, pero lo que consigui� fue que se corriesen juntos entre gritos y palabras casi incompresibles.
Entonces, agotado, se dejo caer sobre ella por unos momentos, mientras se daban besos de agradecimiento mutuo.
Yo me sent�a un poco desplazado, pero era feliz al verla contenta y saciada.
Tampoco me deb�a quejar, yo fui qui�n la met� en esto.

Cuando intento levantarse, sinti� como el semen le sal�a por los dos orificios.
-A ver como lo hago para levantarme yo de aqu� en este estado, dijo.
Nosotros re�mos cari�osamente al o�rla decir eso.
Cogi� una toalla, se la lio en la cintura y como pudo llego hasta el ba�o.

Cuando salimos, aun estaba Miriam en la cafeter�a esper�ndonos, no sentamos con ella comentado entre risas, y la sorpresa de Miriam, toda nuestra odisea.

Tras algunas copas m�s, a casi amanec�a.
No abrazamos todos para despedirnos, con la esperanza de volvernos a ver alg�n d�a.

Sin duda hab�a sido maravilloso, que pena que Miriam no participase con nosotros hasta el final, pero claro, ella ya se hab�a llevado una buena raci�n.

Besos para tod@s.
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Es lo que me anima a seguir contando mis vivencias dentro del maravilloso mundo del sexo.

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Relato: Su primera doble penetraci�n
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