T�TULO: El vicioso invisible 1
Me encontraba solo en mi habitaci�n. Ard�a en deseos de joder
y estaba muy necesitado de sexo. Fuera, en la calle, hac�a fr�o, pero yo hab�a
puesto la calefacci�n, me hab�a encerrado con pestillo y en pelotas en la cama,
presentando una buena erecci�n, me dediqu� a brindarme una buena paja. Mi
peque�a polla era masajeada sin cesar�cuando, sin saber por donde ni por qu�,
not� una extra�a sensaci�n que me adormec�a entero. Era como una especie de rayo
de luz magn�tico que me dej� absorto y mi �ltimo recuerdo es que todo me daba
vueltas y perd�a el conocimiento.
Cuando despert� me encontr� como si no fuera yo mismo. Me
notaba como m�s compacto o con m�s peso y mi mente se hab�a hecho �gil y
distinta. Me percat� enseguida de la raz�n de mi sobrepeso cuando al mirar hacia
el suelo de la habitaci�n contempl� que un enorme y grueso pene me hab�a
crecido. Me colgaba imponente y cuando lo cog� entre mis manos me di cuenta de
su tama�o, grosor, peso, consistencia. Me qued� perplejo y orgulloso de poseer
semejante cacharro, pues se adornaba de unos gordos cojones acordes con el
tronco. Me excit� y aquello se puso m�s grande y poderoso, empin�ndose hacia
arriba y mostrando un tama�o descomunal. Me calent� pero tambi�n me asust�.
�Qu� pedazo de polla�- musit� para m�.
De pronto me sobresalt� de nuevo, pues llamaban a la puerta
de mi habitaci�n. Quise esconderme, intentando tapar mis enormes genitales.
S�- dije.
Carlos soy tu abuela � me contest�.
Me qued� a�n m�s perplejo, ya que hac�a tiempo que mi abuela,
la madre de mi madre, no ven�a por casa a causa de desavenencias con mi padre.
�Qu� har�a en casa? � me dije.
En ese momento, sin poder evitarlo, me acord� de ella, en
especial des sus descomunales pechos y de sus grandes sujetadores que yo ve�a
de peque�o cuando ella se quedaba en casa en ocasiones. Me sent� caliente con
s�lo recordar la imagen de su cuerpo grueso y de formas abultad�simas y not�
que me empalmaba como un burro. Se me puso tiesa de inmediato, enorme. No
sab�a lo que hacer, pues no me pod�a mostrar de tal guisa. R�pidamente me puse
un bat�n que se me hab�a quedado peque�o y que apenas pod�a ocultar mi
paquetazo. Me dio miedo. �Qu� me hab�a pasado? �Qu� transformaci�n hab�a
sufrido? Con el bat�n puesto, intentando taparme todo lo que pude, fui a abrir
la puerta. Cuando lo iba a hacer, me di cuenta de que en una de las mesas de
mi alcoba, hab�a como unos tarros y sprays. Me acerqu� a ver qu� era aquello y
fui cogiendo uno a uno. El primero era una tarro azul, grande, bien lleno, con
una etiqueta que dec�a : PARA HACERSE INVISIBLE. Duraci�n: 1 hora . Apl�quese
una peque��sima cantidad en los labios. Me qued� helado.
El segundo era un spray, tambi�n de gran tama�o, con otra
etiqueta que dec�a: PARA PARALIZAR A LAS PERSONAS. Duraci�n: 1 hora. Apl�quese
peque��sima cantidad en el cuello de la persona a paralizar.
El tercero y �ltimo, era otro gran tarro verde, que estaba
igualmente lleno, con su etiqueta correspondiente que dec�a: PARA SEDUCIR
SEXUALMENTE. Apl�quese en los genitales de la persona.
Me qued� estupefacto, no entend�a nada, pero se me encendi�
enseguida lo que ten�a hacer y se me aceler� el coraz�n de s�lo pensar lo que
pod�a hacer con esa abuela que llamaba a mi puerta, que me lo pon�a a huevo,
con esas tetazas que pose�a la muy puta. De inmediato me apliqu� un poco del
producto del primer tarro para hacerme invisible. Alucin�, pues desaparec� al
instante como pude comprobar por el espejo que ten�a en mi habitaci�n. Ya no
se me ve�a. Sin embargo, ante m� mismo me ve�a y me palpaba, hasta el punto de
que con la emoci�n y consiguiente excitaci�n el poll�n se me puso bien gordo y
largo, y me lo manose� con ambas manos.