Relato: Me encanta que sea tan zorra (9)





Relato: Me encanta que sea tan zorra (9)


ME ENCANTA QUE SEA TAN ZORRA (9)





De nuevo aqu� queridos amigos para contaros de entre las
aventuras que llevo contadas de mi esposa Cristina una de las m�s excitantes,
por dos razones: Porque la polla que se la foll� esta vez es la polla m�s grande
que ha probado en su vida y segundo, porque por primera vez, yo estuve presente
sin necesidad de tener que estar observ�ndolos a escondidas como me hab�a pasado
las otras veces.



Ante todo deciros que Cristina me hab�a dicho que en esto de
medir las pollas, hay mucha mentira y mucha fantasmada. Siempre me dec�a que una
polla de m�s o menos 17 o 18 cent�metros, ya era una buen�sima polla y que esas
pollas que algunos dicen que tienen de 24 o 25 cent�metros, s�lo las tienen uno
de cada mil que lo dicen. Aun hoy, cuando leemos y lee por todas
partes relatos de pollas de 20, 24 y 25 cent�metros, dice que son falsas, que el
relato es ficticio o bien que exageran la medida, sobre todo si escriben
hombres. Que eso es lo que desear�an tener pero muy pocos tienen. Sabe que
existen porque prob� esta que voy a contar en este relato y pudo comprobarlo
pero dice que ha tenido muchos hombres y que no es as�, aunque todos presuman y
quisieran. Incluso en un relato le�mos una vez una polla de 30 cent�metros y
Cristina coment� que eso es lo que quisiera, pero que no se lo cre�a.



El caso es que ella hab�a tenido pollas de 18 cent�metros con
las que hab�a disfrutado un mont�n y que seg�n dec�a le daban un placer
fant�stico. Incluso me hab�a comentado que pollas como la m�a, de 14 o 15
cent�metros tambi�n dan placer cuando una las sent�a dentro y sobre todo, duras,
pero nunca hab�a probado una de esas pollas de m�s de 20 de las que algunos
hablaban.



Ten�a una compa�era de trabajo con la que desayunaba muchas
ma�anas llamada Mar�a Isabel. Por lo poco que me contaba, ya que no dejaban de
ser intimidades de ellas, la tal Mar�a Isabel era una viciosa tambi�n de mucho
cuidado y Cristina le hab�a contado algunas de las aventuras de ella, pero
dej�ndome a mi como cornudo no consentido, en lugar de contarle la verdad, por
aquello que siempre hemos dicho de que ante la gente que me conozca no me deje
quedar en rid�culo. A su vez, Mar�a Isabel, tambi�n era al parecer infiel a su
marido, si bien �ste, en verdad, era cornudo no consentido porque al parecer no
sab�a nada, aunque yo le dije a Cristina que quien sabe, que a lo mejor estaba
mintiendo porque era el mismo caso que nosotros.



Un buen d�a, Mar�a Isabel, que lleg� de unas vacaciones,
desayunando con ella, le coment� de un tipo que hab�a conocido en verano y que
ten�a la polla m�s grande que hab�a visto nunca. Le cont� que se llamaba Javier,
que ten�a una polla enorme, que le hab�a dado un placer grandioso y que hab�a
acabado completamente enviciada con �l. Tambi�n le coment� que ten�a su tel�fono
y que pensaba seguir hablando con �l y estar en contacto por si alg�n d�a se
pasaba por nuestra ciudad. Cristina se ri� y coment� a su amiga en plan de risa
que pod�a pas�rselo un d�a.



Mar�a Isabel sigui� en contacto con el tal Javier. De aquella
no hab�a internet, pero exist�an los tel�fonos y a veces, Mar�a Isabel esperaba
que todos se fueran en el trabajo para quedarse y hacerle alguna llamada. En
alguna ocasi�n, Cristina se hab�a quedado y hab�a presenciado la conversaci�n
haci�ndole gestos a Mar�a Isabel mientras hablaba, en plan de broma y de juerga.



Un buen d�a, Mar�a Isabel se vino a Cristina toda ilusionada
pues al parecer, el tal Javier ten�a que hacer un viaje a nuestra ciudad. Seg�n
Cristina estaba excitad�sima y en el desayuno no paraba de hablar de todo lo que
quer�a hacer con �l. A Cristina le emocionaba ver a su amiga as� y cuando
hablaba de aquella polla tan enorme, se calentaba pensando en que pod�a ser
verdad. Al fin y al cabo, no se lo estaba contando un tipo que pod�a mentir sino
su amiga, con la que desayunaba muchas veces.



Cuando lleg� el tal Javier a nuestra ciudad, qued� con Mar�a
Isabel para tomar un caf� durante el desayuno al lado del trabajo y as� poder
quedar luego en alguna parte a alguna hora. Mar�a Isabel le dijo a Cristina que
por qu� no le acompa�aba y as� lo conoc�a. Cristina no quer�a en un principio.
Pensaba que era un ligue de su amiga y sab�a las ganas que ten�a Mar�a Isabel
como para ir ella a estorbar pero Mar�a Isabel le dijo que ahora solo iban a
tomar un caf�, que no pod�an hacer nada y que ella no estorbaba nunca. Al final,
tras mucho insistir, la convenci�. Cristina me llam� para decirme que, como
otras veces (Mar�a Isabel, Jaime, etc), no iba a desayunar conmigo. Me coment�
el asunto y le dije como siempre que hiciera lo que quisiera pero ri�ndome le
coment� que no le quitara el macho a su amiga.



Cristina se fue con Mar�a Isabel a una cafeter�a fuera de la
del trabajo en la que hab�an quedado. Al llegar y ver a Javier, le bes�
suavemente en los labios y le present� a Cristina. Se sent� Mar�a Isabel con �l,
dejando a Cristina sola enfrente.



Cristina le observ�. Era un hombre joven, de unos 27 o 28
a�os, pelo negro, 1,76 de altura y lo que m�s la llam� la atenci�n era la piel
oscura que ten�a. No es que fuera negro. Era espa�ol y de raza blanca pero con
la piel bastante oscura para lo habitual. Era (como pude comprobar despu�s) como
la piel que tenemos todos cuando nos da el sol en verano en la playa y nos
ponemos m�s morenos de lo habitual, s�lo que en �l, era natural.


Al principio, Javier estaba un poco cortado para hablar, al
estar Cristina all�. Se fue soltando poco a poco cuando Mar�a Isabel le explic�
que ella no ten�a secretos para Cristina y que lo sab�a todo. Y se anim� mucho
m�s cuando supo por boca de Mar�a Isabel que Cristina tambi�n era una buena
viciosa que le pon�a los cuernos a su marido (ya que como he dicho Mar�a Isabel
no sab�a que yo lo conoc�a y lo consent�a). As� que empezaron a hablar de los
momentos que hab�an pasado y de los que iban a pasar esos d�as. De vez en
cuando, Mar�a Isabel le hac�a alg�n comentario sobre su enorme polla, a lo que
Javier sonre�a y miraba un poco cortado para Cristina, la cual, sonre�a tambi�n
y le dec�a que no la hiciera caso, que era una cabra loca.



La verdad es que de todos modos, Cristina pod�a sentir como
el tal Javier se la com�a con los ojos, lo cual, era normal, ya que aunque Mar�a
Isabel no dejaba de ser una hembra atractiva, no pod�a compararse con Cristina.
Quienes a trav�s del messenger han visto fotos de Cristina de aquella �poca, e
incluso de ahora, comprender�n de qu� les hablo. Evidentemente, Cristina era muy
sexy y aun hoy, a pesar de sus 47 a�os sigue siendo una mujer muy atractiva,
incluso m�s atractiva que mujeres 10 a�os m�s joven que ella. Cristina sinti�
los ojos de Javier como hab�a sentido muchas veces los de otros hombres.



Eso la hizo sentirse mal e inc�moda. A Cristina le iba la
marcha. La posibilidad de tener una aventura con un hombre con una polla
fabulosa (por lo que dec�a su amiga), le gustaba, pero sab�a tambi�n que su
amiga estaba completamente ilusionada y enviciada con el tal Javier y lo que
menos pens� Cristina en esos momentos era en quitarle la ilusi�n a su amiga. Eso
la hizo sentirse inc�moda.



Aprovechando que Mar�a Isabel fue al ba�o, Javier aprovech�
para pedirle el tel�fono a Cristina. Cris le hizo ver que no le apetec�a, que
Mar�a Isabel significaba mucho para ella y no quer�a traicionarla ni hacerle
eso, a lo que Javier le respondi� que no se preocupara, que s�lo la iba a llamar
y que aquellos d�as estar�a con Mar�a Isabel, que solo quer�a el tel�fono para
llamarla y saludarla. Cristina sigui� dudando pero al final se lo dio.



Durante tres d�as, Mar�a Isabel llegaba como loca a la
oficina, cont�ndole a Cristina lo mucho que disfrutaba con Javier y poniendo a
Cristina algo caliente con lo que le contaba. Hubo momentos en que sinti� ganas
de decirle a su amiga que aquel tipo la hab�a pedido el tel�fono, pero no sabe
por qu�, en ese momento no lo hizo.



Pasado un tiempo, Cristina empez� a recibir llamadas de
Javier. Cristina sab�a que Mar�a Isabel segu�a llam�ndole muchas veces y se
sent�a un poco inc�moda de estar traicionando a su amiga, aunque fueran simples
llamadas. Las primeras llamadas de Javier fueron para saludarla, comentar que
tal estaba, en fin, cosas irrelevantes. Con el tiempo, fue cogiendo m�s
confianza y empezar a decirle cada vez cosas m�s picantes o comentarios de lo
mucho que le gustar�a hacerlo con ella, a lo que Cristina siempre le contestaba
lo mucho que sent�a por su amiga y le frenaba, aunque al parecer Javier no se
cansaba de insistir.



A finales de junio, Javier le coment� que aprovechando el
viaje de vacaciones de Mar�a Isabel en julio, quer�a venir a nuestra ciudad y
tener algo con ella. Cristina volvi� a insistirle que no iba a traicionar a su
amiga y que lo olvidara. Efectivamente, sab�a que Mar�a Isabel hab�a elegido
vacaciones en julio (nosotros ten�amos agosto) y se iba con su marido a Puerto
Rico, pero indudablemente, Cristina no quer�a traicionar a su amiga por mucha
polla que aquel tipo tuviera.



No pudo aguantar m�s y le confes� a Mar�a Isabel lo que
estaba pasando. Como le hab�a dado el tel�fono de ella (el de la oficina, no el
de casa), c�mo Javier la hab�a estado llamando a espaldas de ella, c�mo ella
siempre se hab�a negado, en fin todo.



Cristina se llev� la sorpresa de que Mar�a Isabel le
respondi� que agradec�a su sinceridad pero que no le importaba. Seg�n le coment�
su amiga, ella sab�a que Javier se lo har�a con muchas, pues era un chico joven,
soltero y no iba a estar solo con una casada como ella. Adem�s, le dijo que no
estaba dispuesta a perder a su marido y a sus hijos por un joven por mucha polla
que tuviera. Que era solo un amante del que obten�a un buen placer de vez en
cuando y lo m�s sorprendente, recomend� a Cristina que lo probara, que ya ver�a
como disfrutaba.


Como ya digo, Cristina se sorprendi� much�simo. Continuaron
la conversaci�n, hablando la mitad en broma y la mitad en serio, pero el caso es
que a Cristina le qued� claro que si se decid�a, a su amiga no le iba a importar
ni iba a sentirse traicionada.



As� que, cuando Javier volvi� a llamar a Cristina al d�a
siguiente, para insistir una vez m�s, se encontr� con la sorpresa de que
Cristina le dijo que bueno, que se viniera en julio a nuestra ciudad y pod�an
tener algo. Qued� todo planeado para el primer fin de semana de julio. Por
supuesto, a Cristina le falt� tiempo para coment�rselo a su amiga, encontr�ndose
con la sonrisa de esta dici�ndole que se preparara que iba a disfrutar como una
loca.



Y por supuesto tambi�n, Cristina lo habl� conmigo. Me coment�
el tema. Lo cierto es que algunos comentarios ya me hab�a hecho: la ilusi�n de
Mar�a Isabel, cuando lo hab�a conocido, como le llamaba y ella no quer�a
traicionar a su amiga, en fin, un poco lo que les he contado, pero esta vez, me
lo coment� para decirme que iba a quedar con �l. Por supuesto yo le pregunt� si
lo ten�a seguro y su respuesta fue que en el caso de que lo hiciera desplazarse
a nuestra ciudad no iba a ser para despu�s decirle no, salvo que la insultara o
pegara o cualquier cosa as�.



Hablamos sobre el asunto y puesto que iba a venir aquel fin
de semana pensamos como iba a ser el asunto. El iba a venir de hotel y por
supuesto, Cristina pod�a ir al hotel como hac�a Mar�a Isabel, pero entonces, yo
no podr�a verlos y siempre que pudiera ser me apetec�a. Pod�amos traerlo a casa
y yo quedarme en el rinconcito de siempre donde puedo observar sin ser visto,
aunque no deja de entra�ar cierto riesgo. Pero entonces, a mi se me ocurri� que
por qu� no, que por qu� no pod�amos dec�rselo. Cristina dud�. Hacerlo as�
claramente conmigo al descubierto, nunca lo hab�amos hecho y adem�s, tampoco
sab�a cual pod�a ser la reacci�n de Javier. Yo le dije que �l lo que quer�a era
follarla y que con tal de conseguirlo, qu� le podr�a importar que yo viera o
dejara de ver si consegu�a lo que quer�a y tambi�n le dije que era un
desconocido, que viv�a en otra ciudad, que no conoc�a a nuestros amigos y que
por lo tanto, qu� m�s daba que lo supiera o no. Cristina me coment� que conoc�a
a Mar�a Isabel y por lo tanto, pod�a descubrirlo ante ella. Yo le respond� que
si se lo ped�amos, quiz�s el tipo aceptara no coment�rselo y guardar nuestro
secreto y que en el peor de los casos, que Mar�a Isabel supiera, pues tampoco
era tan grave ya que nosotros tambi�n conoc�amos sus infidelidades y por tanto,
por su propio inter�s, se ver�a obligada a guardar silencio. Le hice ver que
merec�a la pena correr el riesgo y al final, Cristina acept�.



As� que el d�a que lleg� Javier y la llam� quedando en la
cafeter�a del hotel donde se hospedaba, yo fui con Cristina. La dije que yo me
quedar�a en la barra mientras ella se lo explicaba y que luego, cuando me
hiciera una se�a me llamar�a. As� fue.


Llegamos al hotel, preguntamos por la cafeter�a y all� estaba
Javier. Yo me dirig� a la barra y Cristina se sent� con �l. Cristina llevaba
aquel d�a la minifalda negra tableada que en tantas ocasiones de �stas se pon�a
y un polo amarillo de tirantes muy anchos, que dejaban sus brazos al aire libre.
De ropa interior iba de negro como suele ir a menudo cuando queda con alguien,
con unas braguitas de esas de raso que tanto usa y que son suav�simas.


Tras saludar a Javier, se sentaron y estuvieron un rato
hablando. Durante ese tiempo, Cristina le estuvo un poco explicando la situaci�n
de nuestra pareja, c�mo disfrut�bamos los dos de estas cosas y bueno,
explic�ndole todo. Javier hac�a gestos con la cabeza asintiendo y moviendo los
hombros cuando hablaba. Me pareci� que ten�a la pinta de estarle diciendo que no
le importaba como as� fue. Poco despu�s, Cristina le explic� que su marido
estaba all� y me hizo un gesto para que fuera.



Estrech� la mano de Javier, present�ndonos y sent�ndome con
ellos. La conversaci�n gir� en torno a nuestra "desviaci�n". El coment� que se
lo hab�a hecho con muchas mujeres pero nunca delante de las narices de su marido
y que para �l iba a ser una experiencia novedosa. Insinu� que le atra�a la idea
por experimentar algo nuevo y que ten�a su morbo, y tambi�n coment� en alg�n
momento que con tal de follarse a Cristina, le daba igual que yo estuviera o no.
Por supuesto, entendi� que nosotros lo ocult�ramos a nuestros amigos, conocidos
y familiares y nos prometi� no decir nada a Mar�a Isabel, cosa que creemos que
debi� cumplir pues �sta, nunca le ha comentado a Cristina nada acerca de saber
nuestro secreto.



Estuvimos charlando de cosas intrascendentes. En una de las
ocasiones Cristina fue al ba�o y Javier, que ya hab�a comprobado que conmigo se
pod�a hablar libremente, aprovech� para preguntarme alguna cosa sobre como
calentar a Cristina. Le coment� que la mejor manera con ella era comenzar
siempre con las tetas, dici�ndole o habl�ndole sobre ellas y tambi�n lo mucho
que la gustaba que la llamaran algo "fuerte" cuando estaba en la cuesti�n.
Tambi�n le dije que no la penetrara demasiado r�pido, que se lo hiciese desear
como una golfa. En fin, varias cosas.



Fuimos a comer juntos y estuvimos luego por la tarde
ense��ndole un poco nuestra ciudad a Javier. Durante ese tiempo, �l se comport�
de forma muy correcta, sin hacer el m�s m�nimo acercamiento a Cristina, por si
nos ve�a o encontraba alguien conocido por la calle. Y ya sobre las nueve de la
noche nos fuimos a nuestra casa.



Cuando llegamos, nos servimos unas copas y charlamos un poco.
Enseguida, yo puse algo de m�sica suave para ir entrando en calor. Mientras
tom�bamos la copa, yo ense�� a Javier el diario donde yo iba apuntando las
aventuras de Cristina y donde apuntar�a tambi�n la suya. Le dije que para poder
disfrutar sin perderme nada ni tener que escribir, si me permit�a que pusiera un
mini casette a grabar todo lo que hablaran o dijeran. El se cort� un poco, me
coment� que eso quedar�a grabado ah� con su voz y que en un futuro, si �l se
ve�a en otra situaci�n, la posibilidad de una cinta en la que apareciera su voz
pod�a perjudicarle mucho. Le jur� que luego transcribir�a a mi diario
textualmente la cinta y la borrar�a y le jur� que lo har�a, que le daba mi
palabra. Deb� de parecerle de fiar porque acept�. Debo decir que cumpl� mi
palabra. Posteriormente transcrib� los di�logos a mi diario y borr� aquella
cinta. Cristina se estaba moviendo al son de la m�sica con movimientos lentos y
sensuales y Javier me mir�, a lo que yo le dije que se olvidaran de que yo
estaba y fueran a lo suyo.



El agarr� a Cristina de la cintura y empez� a bailar con
ella, peg�ndose lo m�s posible un cuerpo al otro. Javier met�a una de sus
piernas entre medio de las piernas de Cristina d�ndole cada vez que giraba sus
hombros con ella a Cristina en su sexo y haciendo que los muslos de Cristina con
el movimiento, sintieran su polla. Tras unos minutos en esa situaci�n, empez� a
acariciarle el culito a Cristina mientras su boca y su lengua se met�an en la de
ella.



Al cabo de unos minutos, arrim� a Cristina a la pared y
empez� a pasar sus manos por los pechos de Cristina.




�As� que te gusta que te digan lo puta que eres?, le
dijo.


S�, le respondi� sensualmente Cristina moviendo con
insinuaci�n su cuerpo.


Y te gusta que te toquen las tetas, �eh viciosa...?


S�, le volvi� a responder Cristina.





Javi volvi� a besarla mientras masajeaba sus pechos a fondo.
Cristina desliz� una de sus manos hacia el miembro de �l. Comprob� perfectamente
como en medio del beso ella abr�a los ojos con cara de sorprendida como si
hubiera tocado algo muy especial, cosa que en seguida pude comprobar por qu�.


Cuando acabaron el beso, Cristina no pudo dejar de acariciar
aquello que estaba acariciando. Se la notaba caliente.....




Uhmmmm.... vaya rabo...... le dijo, con cara de vicio.


�Quieres verlo?


Me muero de ganas, le respondi� ella.





El le propuso entonces que si se quitaba la ropa, �l se
quitar�a la suya. Cristina empez� a hacerlo inmediatamente qued�ndose
completamente desnuda en un tiempo record. Javier a su vez empez� a quitarse la
suya, a menos velocidad que Cristina y al fin, qued� completamente desnudo.



Se�ores, tengo que decir que efectivamente, es verdad. No
habr� muchas como dice Cristina pero, s� es cierto que existen pollas de m�s de
20 cent�metros. Desde luego yo no saqu� un medidor para medir aquella polla y
menos en aquellos calientes momentos. Podr�a poner que la polla de Javier era de
25 o incluso podr�a poner de 30 ya puestos a exagerar. La verdad es que no lo s�
exacta porque no la med�, pero que pedazo de polla se�ores, de verdad. Cristina
y yo, despu�s de haber pasado, hemos agarrado un metro de medir de esos
enrollables que tenemos en casa, de los que usan alba�iles, electricistas y
oficios as� y m�s o menos, hemos puesto el tama�o aproximado de la polla de
Javier. Calculamos, as� a ojo, que su polla debe de estar alrededor de 25
cent�metros, cent�metro para arriba o para abajo, pero era impresionante. En el
momento en que se desnudaron y qued� a nuestra vista, deb�a de tener unos 19 o
20 cent�metros, como las de Rodolfo o Josemi m�s o menos, pero se ve�a
perfectamente que no hab�a alcanzado todav�a el m�ximo de erecci�n.



Cuando vio aquello, Cristina se mordi� los labios. Not� como
su cuerpo se movi� con un deseo loco de sentir por primera vez en su vida algo
como aquello. Javier le propuso que fu�ramos a la habitaci�n, que en a cama
estar�an m�s c�modos. Cristina le agarr� de la mano, llev�ndolo a nuestro
cuarto. Yo les segu� y me qued� observando en la puerta, colocando el mini
casette en la mesilla de la habitaci�n. En esos momentos, creo que ellos no
sent�an en absoluto mi presencia ya que estaban totalmente a lo que estaban.



Cristina se ech� encima de �l en la cama y bes�ndolo agarr�
con ansia aquel pedazo de ca��n que ten�a empezando a manose�rselo. El mientras
tanto, no dejaba de acariciar el culo de Cristina. Luego, ella se fue hacia uno
de los pezones de �l, empezando a pasarle la lengua con ansia y sin dejar de
acariciarle la polla. Aquel miembro, empez� a subir un poco m�s hasta alcanzar
su plena erecci�n. En esos momentos, no s� si eran 24 o si eran 26, pero aquello
era lo m�s grande que yo hab�a visto en mi vida. Y miren que he practicado
deporte y me he cambiado con mis compa�eros en los vestuarios. Se puede decir
que he visto muchas, pero ciertamente, ninguna as�.



Cristina empez� a bajar. Se dio prisa. Estaba como loca por
llegar con su boca a aquel miembro y cuando lo hizo, empez� a darle suaves
chuponcitos con la lengua sobre la punta, bajando todo a lo largo de �l, como si
quisiera tomarle la medida con la lengua. De vez en cuando levantaba los ojos
hacia �l mir�ndole con esa cara de vicio que sabe poner. Javier se pon�a muy
cachondo.




Vamos viciosa..... com�tela..... m�tela en tu boca de
golfa......




Cristina no se lo hizo de rogar. Abriendo la boca, comenz� a
meterse aquella vara dentro y chup�ndole con movimientos circulares. Apenas se
met�a unos 8 o 10 cent�metros a lo sumo de aquella polla larga, gorda y dura,
haciendo movimientos circulares con su boca pero con un vicio fant�stico..




�Te gusta......putita?, le dijo Javier.





Cristina no respondi�. Solo hizo un sonido de asentimiento,
como un uhmmmmm, sin dejar de mamarla.




Me encanta la cara de guarra que me pones... le dijo
Javier, a lo que Cristina respond�a chup�ndosela con mas ganas y mir�ndole
con vicio. Par� unos segundos sac�ndola de su boca pero continuando
masaje�ndola con su mano arriba y abajo para decirle....


Vaya rabo que tienes..... nunca prob� algo as�.... y
volvi� a meterlo en su boca.


Sigue comi�ndomela zorra.... quiero correrme en tu boca
de viciosa....


Quiero sentirla dentro de mi, le dijo Cristina,
preocupada quiz�s porque se corriera y no pudiera darle placer donde ella
deseaba.


No te preocupes, le dijo Javier. La noche es larga y
habr� para todo. Sigue..... viciosa...





Cristina empez� a com�rsela con ganas. Su boca entraba en
aquel miembro y aun le quedaba la mitad para que su mano lo masajeara. Me mov�
un poco intentando ver un poco mejor la cara y vi como cerraba los ojos. Deb�a
de estar tremendamente excitada por sentir aquello tan gordo y duro en su boca.



Unos diez o quince minutos m�s de mamada y Javier empez� a
excitarse m�s de lo debido, esa excitaci�n que sufre el hombre que est� viendo
que de un momento a otro se va a correr.




Sigue viciosa..... com�mela a fondo.... joder.... que
puta eres...... que buena.... ohhhh... joder..... ohhhh.... chupa zorra�.
Chupa m�s.... ohhhh....ohhhhhh. ohhhh.
Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh...... descarg� toda su leche en la boca de
Cristina, que se la trag� toda.





Cristina se qued� tras la corrida masaje�ndola un poco con
las manos. Estaba caliente como una perra, si bien, la polla not� el esfuerzo y
empez� a perder un poco de su fortaleza. Javier le coment� que le diera un
cuarto de hora o media hora para recuperar todas las fuerzas y que ten�an toda
la noche por delante. Se levant� y me dijo a mi, si pod�a tomar algo. Yo le
acompa�� a la cocina, pregunt�ndole qu� deseaba. Me pidi� simplemente un buen
vaso de leche y unas galletas. Mientras se lo tomaba, estuvo hablando conmigo,
yo haciendo comentarios acerca del pedazo de miembro que �l ten�a y �l acerca de
lo buena y cachonda que era mi mujer. Me dijo que la mamada le hab�a encantado.



Pas� como una media hora y Javier volvi� a la habitaci�n.
Cristina le recibi� con la cara de puta que est� deseando continuar la sesi�n.
Javier se ech� sobre ella y le dijo:




Bien, mi peque�a zorra.... ahora me toca a mi hacerte
disfrutar a fondo... te lo voy a comer todo putita.......





Tras besarla, empez� a apretarle los pechos con fuerza y a
pellizcar los gordos pezones de Cristina. Ella le rodeaba con sus manos la
cabeza, acarici�ndole el pelo y respondiendo con su lengua a la de �l como una
loca excitada. Enseguida, Javier desliz� su mano hacia la almeja de Cristina
buscando y encontrando r�pidamente el cl�toris y enterrando su boca en uno de
los pechos de Cristina, la cual, empezaba a soltar gemidos de vicio y deseo.





Joder.... que tetas tienes...... c�mo me gustan,
zorra..... le dec�a mientras su dedo segu�a acariciando el cl�toris de
Cristina.


Com�melas.... com�melas, le repet�a ella con ansia y
deseo.





Volvi� a chup�rselas con ganas disfrutando de los gordos
pezones de Cristina y sin dejar de masajearle el cl�toris.




uhmmmmm..... vicioso..... qu� bien me tocas..... c�mo me
gusta..... le dec�a Cristina con vicio.





El empez� a bajar, pasando lentamente su lengua por todo su
cuerpo. Lleg� a la almeja de Cristina y metiendo las manos por debajo de su
culo, se lo levant� un poco empezando a darle con sus labios suaves besitos y
empezando a sacar un poco la puntita de su lengua. Cristina segu�a excit�ndose
mientras ella misma se apretaba las tetas y se agarraba los pezones...




uhmmmmm..... vicioso..... c�meme.... c�meme a fondo.....
ohhhhhhh.... que viciosa me pones.....





Entonces su boca y su lengua empezaron a funcionar a fondo.
Su lengua se mov�a con la mayor velocidad posible y su boca, se abr�a y cerraba
sobre la almeja de Cristina como si se la estuviera devorando a bocados. El
m�ximo lleg� cuando uno de sus dedos se meti� dentro de la almeja de Cristina
mientras su boca chupaba el resto que pod�a chupar. Ah� Cristina empez� a gemir
y moverse como una loca, mientras una de sus manos se iban a la cabeza de �l.
Ahora fue ella la que empez� a sentir el placer anterior que sienten antes del
orgasmo. Todo qued� grabado....




S�iii.... s�iiii.... sigue�.. m�s�.m�s�.. uhmmmmm....
ahhh..... ahh.... m�s�. M�s� uhmmmm� uhmmmmm�..
ouahnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn.





�Qu� explosi�n de placer!. S� que para muchos ser� un bicho
raro pero.... c�mo disfruto cuando la veo esa explosi�n. No puedo evitarlo pero
me encanta. No deber�a, lo s�, no es normal, pero...... joder como me gusta
verla.



Javier volvi� a besarla y masajearle las tetas, lo cual
aprovech� Cristina para llevar su mano abajo y acariciarle su miembro, el cual,
volv�a a estar otra vez listo como una ametralladora. Los movimientos de ella
eran los de una viciosa que se mor�a de ganas. Creo que buscaba la forma de
met�rsela dentro de ella, aunque Javier no se lo permit�a. No s� si quer�a
hac�rsela desear o si quer�a que recuperara un poco, el caso es que no lo hizo.
Volvi� a comerle los pechos, mientras sus dedos volv�an a tocar la almeja de
Cristina y su cl�toris. Pasados unos cinco minutos m�s o menos, Cristina parec�a
haber recuperado todas las ganas de nuevo.




F�llame.... la deseo..... m�teme ese pedazo de
polla.....hazlo cabr�n.......





Javier sonre�a y segu�a chupando sus pechos y acarici�ndola
con sus dedos....




uhmmmmm..... vicioso..... f�llame..... met�mela toda.....
quiero sentirla.......





El entonces coloc� la punta de aquella polla impresionante
sobre la entrada de la almeja de Cristina acarici�ndola con la punta pero sin
meterle ni el m�s m�nimo mil�metro. Ella se mov�a como empujando hacia delante,
muerta de deseo y de ganas de recibirla....




Ya.... f�llame.... pen�trame........


Di que la deseas.....zorra.... vamos..... quiero oir como
la deseas..... quiero sentir lo cachonda que est�s......


S�iiiiiiiiiiiii.... estoy cachonda..... estoy
viciosa..... pen�trame, golfo..... m�temela... quiero sentirla toda......





Entonces Javier empez� a meter poco a poco aquella salvajada
dentro de la almeja de Cristina, agarr�ndose a sus caderas para poder ir
haciendo m�s fuerza.... Cada penetraci�n, cada cent�metro que iba entrando
dentro de ella era un gemido, un movimiento de Cristina y un abrir la boca como
queriendo coger aire.... Al fin, y no me explico como, la tuvo dentro
totalmente. Javier se qued� con ella totalmente dentro moviendo su culo con
movimientos circulares, haci�ndosela sentir toda. Cristina se hab�a agarrado al
culo de �l y se lo apretaba de tal manera que parec�a no querer que aquello
saliera lo m�s m�nimo.




ohhhhhhh..... qu� buena..... qu� vicio.... ohhhhhh.....
c�mo la siento..... qu� polla......





Javier puso sus manos a los lados de la cama quedando en una
posici�n como el que se prepara para hacer flexiones y entonces empez� a sacar
la mitad de su gran polla para fuera, volviendo a introducirla para dentro. Era
un movimiento de subida y bajada constante y lento, mientras sus manos sosten�an
el peso de su cuerpo. Cristina segu�a....




ohhhhhhh.....uhmmmm.... qu� rabo.... c�mo me follas.....
dios..... me vuelvo loca......ohhhhhhh.....ohhhhhh.....
ohhhhh...ohhhhhh....no puedo m�s.......





Al o�r lo �ltimo, Javier le pregunt�




�Prefieres que te la saque...... putita.....?


No, no, no, no, respondi� Cristina intentando cerrar sus
piernas sobre las nalgas de �l como queriendo no dejarla escapar. Deb�a de
ser demasiado grande para esa posici�n porque unos segundos despu�s, sus
piernas volv�an a abrirse lo m�ximo que pod�an mientras sus manos se
aferraban al culo de Javier apret�ndolo como el ave rapaz que por nada
quiere que se escape su presa.





Me estoy saltando todos los ohhhhh, ahhhhh, uhmmmmm... etc de
Cristina porque callada no se estaba ni un segundo. Llenar�amos folios y folios
con todos sus gemidos si pusiera la grabaci�n entera tal cual. De repente, los
gemidos cesaron y solt� un gru�ido cuando aquel rabo impresionante aparato sali�
de dentro de ella. Javier le dijo que solo quer�a cambiar de postura y la orden�
ponerse en posici�n de perrita, a cuatro patas sobre la cama. Cristina se coloc�
enseguida, record�ndole como a todos que no le gustaba el sexo anal. El le dijo
que no se preocupara. Una vez en posici�n, Javier volvi� a introducir su polla
en la almeja de Cristina, la cual entr� con una facilidad pasmosa para su
tama�o. Nuevamente empez� con su bamboleo hacia dentro y hacia fuera. Cristina
volvi� a sus habituales gemidos que no podr�a poner sin llenar hojas y hojas.
S�lo les menciono aquellas veces en que la conversaci�n se sali� de los
gemidos......




Toma polla..... puta viciosa.... t�mala.... tr�gala a
fondo cabrona...... Vamos viciosa.... dime que te gusta.... hazlo putita...


S�iiiii, s�iiii.... me gusta..... ohhhhh... chulo...
ohhhhh.... vicioso... putero.... ohhhhh.... como follas cabr�n..... uhmmmmm,
que polla..... que rabo tienes..... ohhhhh.....





Javier le masajeaba las tetas a fondo mientras su polla
segu�a entrando y saliendo sobre Cristina.....




Buenas tetas..... golfa..... como me gusta toc�rtelas
mientras..... te meto mi polla.


Uhmmmmm.... me gusta..... t�came las tetas.....
f�llame...... vicioso.... vicioso.... ohhhhh....ohhhhh.....





Cristina empez� a moverse r�pido y con ganas. Me di cuenta
que el orgasmo le ven�a otra vez. Si normalmente ya es golfa, en esos momentos,
se convierte en una aut�ntica perra enviciada.




Ohhhhhh.... m�s..... m�s..... no pares..... ohhhh...
ohhhh..... m�s..... m�s..... m�ssssssss......que cachonda me pones
golfo......





A pesar de que Javier notaba que el orgasmo de Cristina ven�a
otra vez, no por ello aceler� sus movimientos. Su polla segu�a entrando y
saliendo de Cristina con la misma fuerza y cadencia que anteriormente. Cristina
se corri� como una loca...




Ahhh.... s�iiiii...m�s..... sigue....
uhmmmmm.....uhmmmm..... ohhhhhh.... ya.... ya.... ya...
ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh





Tras dejarla orgasmear a fondo con la polla a fondo dentro de
ella, Javier la sac�, tumb�ndose sobre la cama. Cristina hubiera deseado quiz�s
descansar un poco, pero estaba ansiosa por hacerlo correrse y disfrutar dentro
de ella. Se fue hacia �l y fue ella quien se subi� encima. Unos segundos
despu�s, volv�a a tener la polla de Javier dentro de su vagina. En los primeros
bamboleos no dijo nada, s�lo puso cara de vicio y de placer mientras la sent�a
dentro y se escuchaban los jadeos de Javier. Al cabo de unos minutos, nuevamente
los gemidos continuos de Cristina empezaron de nuevo. Ya estaba de nuevo
sintiendo la polla de Javier y disfrut�ndola como una loca.




Vamos vicioso.... c�rrete..... quiero que te corras
dentro de mi, cabr�n..... quiero sentir toda la leche que me das......





Javier segu�a jadeando con fuerza, agarrando a Cristina de
las caderas pero resistiendo sus embites. No parec�a que fuera a correrse como
Cristina deseaba. Parec�a como si la mamada de Cristina hubiese agotado la
cantidad gorda de leche que guardaba y ahora le costara m�s. Pero no por ello,
su polla perd�a la m�s m�nima fuerza en la erecci�n. Ech� mano a las tetas de
Cristina mientras �sta cabalgaba sobre su polla como una loca.




Vamos putita..... f�llame ahora tu a mi..... demu�strame
lo golfa y lo zorra que eres......





Y Cristina gem�a m�s, se mov�a m�s, le pon�a una cara de
vicio como loca. Y no era una cara forzada. Era la cara de la mujer que est�
sintiendo un vicio impresionante.




Eres una golfa Cristina.... vamos.... dime lo golfa que
eres.....





Cristina segu�a subiendo sacando la mitad de la polla para
fuera y bajando y meti�ndola toda dentro. Cada bajada con la polla hasta el fin
iba acompa�ada de un ohhhhh o un ahhhh o cosas as� de los t�picos y cada subida
era aprovechada para decir un s� soy una zorra.... soy una golfa.... soy tu
puta.....o llamarle chulo, cabr�n o vicioso o cosas as�. Gemidos y frases, polla
entrando, polla saliendo, m�s gemidos y m�s frases.... Yo ya me hab�a sentado en
la butaquita que hay para dejar la ropa y estaba completamente fascinado. Mi
polla estaba superdura y sin embargo, no me hac�a la t�pica paja que cualquiera
se hubiera hecho en mi lugar. S�lo miraba.... miraba y disfrutaba de la
estupenda pel�cula en vivo.



Otros quince minutos todo igual. No me explico como Javier
pod�a resistir tanto. El caso es que nuevamente Cristina empez� a gemir, a
hablar y a moverse como una pose�da y nuevamente otra vez volvi� a tener un
orgasmo derriti�ndose de placer. Sali� de �l y se tumb� sobre la cama.





�por qu� no te corres?, pregunt� a Javier, totalmente
sofocada.


No s�.... me est� costando.... pero no creo que tarde
mucho m�s..... �Quieres descansar?





Realmente Cristina lo necesitaba. Pero era tal el ansia por
conseguir que se corriera que le dijo que no, que la penetrara de nuevo, lo
cual, hizo Javier nuevamente.



Los gemidos y frases de Cristina disminuyeron. Su cara y su
boca pon�an la expresi�n de la mujer que la est�n taladrando hasta romperla. No
s� si era placer o dolor, pero apenas dec�a ya nada. S�lo su cara expresaba el
momento en que la polla entraba hacia dentro.


Not� que estaba algo cansada, quiz�s demasiado. Miren...
cuando leo por ah� relatos de mujeres que se corren seis, siete u ocho veces y
se quedan tan frescas, me cuesta cre�rmelos. Entiendo que ellas aguantan m�s
generalmente que nosotros, que se recuperan mucho m�s r�pido que nosotros, pero
se�ores, un orgasmo es un orgasmo, es una explosi�n de todo donde uno o una
suelta una energ�a muy poderosa. Es posible que si Javier se hubiera corrido
tres veces, no pudiera follar mientras Cristina s�, pues fisiol�gicamente son
m�s fuertes, pero tambi�n es cierto que Cristina llevaba tres orgasmos, uno
mientras le chup� y comi� la almeja y dos con la polla de �l dentro. Y despu�s
de tres explosiones de energ�a como esas, se le notaba que la energ�a que le
quedaba no era la misma. Empezaba a flaquear, incluso como digo, ya no se daban
casi gemidos, s�lo caras, caras no s� si de placer o de molestia.



Reaccion� cuando vio que Javier empezaba a aumentar sus
movimientos y jadeos. Se dio cuenta que era su oportunidad y eso la dio de nuevo
un ansia y una vitalidad con la esperanza de que al fin, la llenara. Agarr� con
sus manos las nalgas de �l, como empuj�ndole a seguir mientras le animaba todo
lo que pod�a.....Sab�a que era el momento, que o lo consegu�a ahora o realmente
desfallecer�a...




Vamos.... vicioso..... sigue..... m�s.... m�s.....
m�s..... m�s..... s�iiii....s�iiiii... que bien.....





En esos momentos, Javier ech� su cabeza hacia atr�s.
Comprimi� su cara como la del hombre que est� haciendo un supremo esfuerzo y
explot� dentro de ella. Cristina lo recibi� apret�ndole las nalgas con
satisfacci�n y a la vez con descanso. Realmente, estaba exhausta.



Me fui a la cocina a beber un poco de agua y les dej� a los
dos tumbados, recuper�ndose. No sab�a si la cosa continuar�a pero me parec�a que
Cristina no estaba para m�s ejercicio aquella noche. Cuando volv� vi que Javier
estaba ya poni�ndose la ropa.




Es muy tarde, me dijo. No s� si encontrar� un taxi.
�puedes acercarme al hotel?


S�, por supuesto, le dije.





Se despidi� con un beso de Cristina. Ella se qued� tumbada en
la cama, ni siquiera sali� a la puerta a despedirnos. Llev� a Javier al hotel
pues al d�a siguiente temprano se volv�a. Durante el trayecto me hizo
comentarios acerca de lo hermosa que era Cristina y lo bien que follaba y
tambi�n preguntas o comentarios sobre mi placer por mirar y sobre si yo hab�a
disfrutado.



Cuando volv� a casa, Cristina segu�a en la cama. Deb�a de
estar algo adormilada, pero despert� un poco cuando encend� la luz. Me acost� a
su lado.




�Qu� tal?, pregunt�.


Joder.... �qu� polla!..... ahora entiendo a Maria
Isabel..... que pedazo de.....


Cris, dime una cosa..... �Es tan importante el
tama�o?.....


S�, pero.... no es lo m�s importante. Lo m�s importante
de una polla es su dureza. Si una polla est� super dura, aunque sean s�lo 12
o 14 cent�metros, ya gozas un mont�n. Hab�a veces hoy que no ten�a dentro
m�s que eso, pero la dureza, la dureza es lo que te llena.....


Entonces el tama�o no sirve para nada, pregunt�.


No es eso, respondi� Cristina. Cuando est�s excitada y
como loca y deseas sentir eso dentro de ti, cuanto m�s te metan, mejor.
Sientes que te llega hasta el fondo y que te va a atravesar. S� es
importante, pero no es lo m�s importante. Lo mejor de una polla as� es que
te puedes poner de una manera, de otra, puedes hacer mil posturas diferentes
y ponerte de mil maneras. Una polla peque�a se saldr�a si la postura es
demasiado forzada pero con una como esa, siempre tienes al menos diez
cent�metros dentro por dif�cil que lo hagas.


Has disfrutado mucho, le dije sonriendo.


Joder.... cre� que no acababa nunca, me respondi� ella.
Me ha hecho correrme tres veces como una loca. Cre� que me mataba de placer.





Me dio un beso y se ech� sobre la cama. Me di cuenta que
estaba cansada. Yo no ten�a sue�o y agarr� el mini cassette en el que hab�a
grabado todo y al que hab�a tenido que cambiar la cinta durante la noche, ya que
no bast� con una sola. Empec� a transcribirlo todo al diario. Volv� a excitarme
oyendo de nuevo los gemidos y frases de Cristina. La mir� y ella se estaba
escuchando y me sonri� dici�ndome




�qu� pedazo de puta!





Continu� apretando la tecla, escuchando, d�ndole al pausa y
transcribiendo al diario, volviendo a dar a la techa para continuar. Unos cinco
minutos despu�s mir� a Cristina y vi que se hab�a quedado completamente dormida.
Sonre� de ver su cara de �ngel durmiendo. Cualquiera dir�a que hac�a una hora
aproximadamente era la de una zorra cachonda.



Cuando acab� de escribirlo todo, Cristina llevaba dos o tres
horas durmiendo. Volv� de nuevo a darle para atr�s y escuchar un poco los
gemidos de placer de Cristina. Not� como me excitaban y pens� que si me quedaba
las cintas podr�a excitarme siempre que quisiera. Pero luego, record� que hab�a
prometido borrarlas y pens� que a mi me gustaba que no me enga�aran y cumplieran
las promesas. As� que, con cara de pena, me fui a la cocina, arroj� las cintas
al suelo y empec� a golpearlas con algo duro que encontr� hasta dejarlas rotas e
inservibles. Luego, las mir� por �ltima vez y las arroj� al cubo de la basura.



Hasta aqu� creo que voy a llegar de momento contando las
andanzas de mi mujer. Ando ahora muy atareado y de momento no pienso escribir
m�s. Espero que os hayan gustado. Posiblemente a partir de ahora, cuente otros
relatos pero probablemente ya no sean reales como estos pero que seguro que
algunos os gustar� leer, pero ser� cuando vuelva a tener tiempo. Si quer�is
pod�is mandarme alg�n correo poniendo en unas peque�as l�neas alg�n argumento
que os gustar�a leer y yo lo desarrollar�a, pero ya os digo que si quer�is.
Buena suerte a todos y gracias sobre todo a mis lectores.



Un saludo


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Relato: Me encanta que sea tan zorra (9)
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