Relato: Sexo en las cavernas





Relato: Sexo en las cavernas

SEXO EN EL NEOL�TICO.



LOS HOMBRES SIEMPRE FUERON CALIENTES, ANTES AHORA Y SIEMPRE.



El frio de la ma�ana, les erizaba la piel a los cazadores que
avanzaban entre la alta maleza, en busca de presas. La partida de caza estaba
compuesta por dos pu�ados de hombres, ya que seg�n los tab�es del clan las
mujeres ten�an prohibido cazar. Es mas para venerar a los esp�ritus de los
animales que cazar�an, durante la noche antes no compart�an las pieles de
dormir, si no que los hombres dorm�an juntos en la cueva de los solteros. De la
misma manera que durante los periodos en que sus esposas sangraban no
cohabitaban juntos ya que era tab� tener contacto con la sangre menstrual. As�
que era practica com�n que en las fr�as noches del neol�tico los j�venes
iniciados compartieran las pieles de dormir con los cazadores mas mayores,
calent�ndoles las pollas aparte de las camas.


En el clan exist�a una fuerte jerarqu�a entre sus miembros.
Primero del hombre con respecto a la mujer y luego del mas viejo al mas joven.
Jerarqu�a que todos acataban y respetaban sin poner en duda el orden establecido
desde el principio de los tiempos.. Y luego sobre este orden preponderaba el
estatus, en funci�n de la fuerza y puesto de poder que tuviera cada miembro,
dentro del clan. El sexo como tal era considerado como algo normal se practicaba
sin verg�enza aun delante de los dem�s. Se le daba el tratamiento de cualquier
otra necesidad f�sica comer, beber, ect..... Los requerimientos sexuales de un
hombre hacia una mujer era acatados por esta sin oposici�n y de igual forma si
el requerimiento era de un hombre de mas edad o mayor rango a uno de menor. El
sexo era utilizado como medio de sometimiento sobre todo entre los hombres. �l
follarte a tu contrincante ya fuera de tu clan o de uno rival era una forma de
mostrar superioridad, no hab�a nada m�s placentero que atrevesar con tu tranca
el esf�nter de tu enemigo.


Los hombres de la partida de caza avanzaban en l�nea recta
uno detr�s de otro. Al final de la fila iba Jart era �l mas joven del grupo
hab�a sido iniciado y aceptado en el grupo de cazadores a finales de la
primavera cuando cumpli� sus tres pu�ados de a�os m�s tres inviernos. Aun
rememoraba su ceremonia de iniciaci�n y cada vez que lo hacia su agujerito se
humedec�a de tan solo recordarlo. El clan de Jart era conocido como el clan
Caballo se llamaba as� por su animal tot�mico. Durante la iniciaci�n de los
j�venes se simulaba el apareamiento entre un semental y su yegua. Al iniciado le
tocaba el papel de yegua, siendo el semental �l chaman del clan. A los chamanes
del clan se les seleccionaba adem�s de por sus poderes para contactar con los
esp�ritus, por tener una polla que rivalizara con la del animal que era el t�tem
tribal. Durante la iniciaci�n de Jart lo condujeron con los ojos vendados a un
sitio desconocido por �l. Una vez que llegaron a su lugar de destino le quitaron
la venda de los ojos y se vio en cueva amplia y de techos altos donde hab�an
hecho un cercado con maderas. All� lo condujeron y lo dejaron solo dentro del
redil a cuatro patas y como �nica vestimenta los signos sagrados que habian
dibujado en su piel. En alg�n lugar de la cueva que no pod�a precisar alguien
comenz� a toca un tambor de forma cadenciosa, con un ritmo mon�tono, que le
excitaba y erizaba la piel.


De pronto de una esquina de la cueva apareci� un hombre
vestido �nicamente, con un tocado de crines de caballo y un cintur�n con una
cola colgante del mismo animal que le ca�a entre sus poderosas nalgas. Entro al
redil con Jart y poni�ndose tambi�n a cuatro patas, comenzo a piafar y emitir
ruidos imitando a un semental en celo y una enorme polla comenz� a erectarse
entre sus piernas, Jart quedo paralizado por el asombro nunca hab�a visto en
toda su vida una polla de ese tama�o, tendr�a que medir mas de 30 cm. Ahora pudo
comprobar con sus propios ojos que la fama de los chamanes de su tribu no era
cosa de leyenda. Acerc�ndose a Jart comenz� a olisquearle la espalda haciendo
los gestos de un gara�on cuando quiere montar a una hembra. Fue descendiendo por
su espalda hasta llegar a sus nalgas donde introdujo su lengua, Jart dio un
respingo al sentir aquel contacto h�medo e inicialmente �spero en su culo. El
chaman tenia una lengua larga y fuerte que se introduc�a invasoramente entre sus
cachas separ�ndolas hasta alcanzar el agujero. Se lo masajeo y lubrico con
saliva, transportando a Jart al s�ptimo cielo este nunca pens� que aquello fuera
tan placentero. Se sorprendi� de sus propias sensaciones que lo dominaban hasta
hacerle perder los restos de verg�enza o miedo que pudiera sentir, abandon�ndose
l�nguidamente al placer que aquella lengua c�lida le estaba proporcionando. Sus
caderas cobrando vida propia comenzaron a moverse al ritmo del mete y saca de la
lengua del chaman. Este de la lengua paso a introducirle un dedo mientras con la
otra mano acariciaba la polla de Jart haci�ndole una paja, las molestias del
dedo en su culo fueran menores debido al masajeo que su polla estaba recibiendo.
De un dedo paso a dos y m�s tarde a tres, hasta conseguir que Jart pidiera a
gritos algo m�s contundente dentro del y el Chaman no se hizo de rogar. Lo
cubri� con su cuerpo subi�ndose a su espalda como lo har�a un animal y dirigi�
su prodigiosa herramienta de caballo a la entrada de Jart que excitado dio un
respingo pegando su espalda al pecho de su jinete. Un mar de sensaciones
desconocidas por el hasta ese momento lo recorrieron. Lo que s� sabia, es que a
partir de all� no podr�a vivir sin aquel placer que quemaba sus entra�as.


La polla enorme hizo presi�n en la entrada de Jart que
humedecido por la saliva y la excitaci�n no hizo ascos a la hora de aceptarla en
su interior. El dolor que en ese momento lo recorri� lo hizo parar en seco, pero
el chaman diestro en esas lides se detuvo para que el esf�nter se acostumbrara a
su nuevo invitado dilat�ndose y amoldandose a el. Lo mas que le gustaba de su
trabajo eran las iniciaciones, el montar por primera vez a un chico abri�ndole
la puerta a un mundo nuevo de sensaciones, de deseos, hacerle descubrir el
placer por primera vez, placer que no pod�a compararse a nada que ellos hubieran
sentido hasta ese momento y que los cambiar�a para siempre. Los culos v�rgenes
se apretaban sobre su gran polla proporcion�ndole un placer, que lo volv�a loco,
adem�s del gusto a�adido de la inexperiencia de sus monturas. Despu�s de unos
minutos sin moverse, el chaman continuo su empuje introduciendo su miembro,
mientras que para calmar a Jart le acariciaba con una mano las tetillas
pellizc�ndoselas y masaje�ndoselas y con la otra le acariciaba la polla. Una vez
acostumbrado el esf�nter, comenz� un movimiento inicialmente lento al ritmo de
los tambores que aun sonaban en la cueva, estos empezaron a sonar a un ritmo m�s
r�pido y fren�tico, que el chaman sigui� con su polla introduci�ndola mas y m�s
r�pido hasta que se corri� copiosamente dentro de Jart que al sentir los
espasmos del chaman tambi�n se corri� sin poderse contener por mas tiempo.


Los hombres del grupo iban concentrados en lo que estaban
haciendo o sea en la caza pero la mente de Jart estaba en otros derroteros
recordando su ceremonia de iniciaci�n. Al estar al final de la fila pod�a
observar con tranquilidad al grupo de hombres que caminaba delante del, sin que
estos se dieran cuenta. Los movimientos de los hombres estaban perfectamente
acompasados y milimetrados no hac�an ruido alguno, para pasar desapercibidos a
los animales que intentaban cazar. La fila la encabezaba Rord que tenia dos
pu�ados de inviernos mas que �l y que durante la fiesta del caballo sagrado de
ese a�o hab�a retado al hasta entonces jefe del clan por el liderazgo. Aquel que
quisiera la jefatura del clan deb�a enfrentarse en una lucha cuerpo a cuerpo al
actual jefe y si la ganaba, adem�s del liderazgo ganaba el derecho a follarselo
como muestra de poder�o. Jart aun recordaba al anterior jefe, sobre todo la
primera noche que comparti� con �l sus pieles de dormir, su mente se fue hasta
aquel momento ------ "La voz del jefe son� ronca por el deseo cuando lo llamo,
invit�ndolo a acercarse a el. Levanto la piel de bisonte con la que se tapaba
dejando ver su polla tiesa por el deseo pegada a su estomago. Jart se quito
lentamente las pieles que le cubr�an mostrando su cuerpo lampi�o y delgado pero
fibroso. Lo que provoco que la polla del hombre se moviera espasm�dicamente y
lucubrara copiosamente anticip�ndose a la corrida. El hombre tira del chico,
poni�ndolo bajo su cuerpo de macho que lo cubri� por completo, ya que era un
hombre ancho hasta decir basta. Gran pecho, grandes brazos, amplia cadera que
cubr�a por completo al joven, que a su lado parec�a m�s peque�o de lo que
realmente era. Le comenz� a besar apasionadamente introduciendo su lengua de
forma precipitada en la boca del joven que respondi� cual puta ansiosa
sorprendiendo gratamente al hombre que esperaba mas recato en su pareja.


El joven resulto estar mas ducho de lo que el pensaba en las
lides del amor. Tiro de las pieles qued�ndose ambos a la vista de todos, los que
estaban en la cueva de los hombres solteros, que ahora si pod�an admirar sin
impedimentos aquellos cuerpos. El del hombre, grande, amplio pero voluptuoso y
el del joven delgado, fibroso pero recio. El sudor que les empez� a cubrir,
hacia que sus cuerpos brillaran mas a la luz de las hogueras que iluminaban la
cueva, donde el resto de los hombres con las pollas tiesas como palos observaban
la escena. El chico se sent� a horcajadas sobre el hombre, con una mano dirigi�
su polla a la entrada de su agujero y con la otra le acariciaba el pecho y le
pellizcaba las tetillas logrando arrancar fuertes gemidos de placer de su
montura. Lo comenz� a cabalgar primero lentamente, sub�a y bajaba controlando el
ritmo como si fuera una danza, hipnotizando con ella al publico. Para ir
aumentando el ritmo fren�ticamente y luego volver a disminuirlo cuando sent�a
que su pareja estaba a punto de correrse, logrando as� retrasar ese momento.


Cuando vio que el hombre ya no aguantar�a mucho mas lo
desmonto y mojando su mano con saliva le lubrico la polla y le hizo una paja de
r�pidos movimientos con una mano a la vez que con la otra le acariciaba los
grandes y peludos huevos masaje�ndoselos en c�rculos hasta que no pudiendo
aguantar mas el jefe se corri� copiosamente chingadolo todo de semen. El joven
se acaricio extendi�ndose el semen que le hab�a ca�do en el pecho y estomago y
con la otra mano se introdujo un dedo primero, luego dos y m�s tarde tres en su
esf�nter delante de todos, mientras con la lengua lam�a las gotas de semen que
quedaron en la comisura de sus labios. El masaje a su esf�nter fue aumentando en
intensidad y profundidad hasta que se corri� entre gritos de placer sin tocarse
la polla. El resto de hombres de la cueva se hab�an sacado sus miembros y se
masturbaban abiertamente, corri�ndose ruidosamente llenando la cueva de gritos y
gemidos de placer.


Otro de los momentos que Jart recordaba con pasi�n fue, el
del reto de Rord al actual jefe, la lucha era cuesti�n de vida o muerte, no
tanto de la vida f�sica en s�, sino de su vida sexual y viril, ya que el jefe
tenia derecho sobre todos los miembros restantes de la tribu, derechos de
apareamiento. El d�a del enfrentamiento los hombres delante y las mujeres detr�s
hicieron un circulo alrededor de ambos contrincantes, que situados en el centro
del mismo y solamente vestidos con un taparrabos, se miraban cautelosamente
calibrando mutuamente sus fuerzas. El taparrabos de Rord, se amoldaba
perfectamente al monstruo que escond�a dentro, monstruo que hab�a despertado
bajo el efecto de la adrenalina que recorr�a el cuerpo de su due�o ante el
inminente enfrentamiento.


La piel del escueto taparrabos pareciera que fuera a romperse
de un momento a otro por la presi�n que el miembro ejerc�a en ella. Los dos
contrincantes se movieron en c�rculos buscando el punto d�bil del otro, aunque
el jefe era mas grande y ancho que Rord, este tenia a su favor una mayor
agilidad y rapidez de movimientos. Se estrecharon en un abrazo intentando
derribarse, pero como en fuerza estaban igualados, lo �nico que consiguieron fue
magrearse mutuamente, haciendo que sus pollas se frotaran, consiguiendo que
estas crecieran por momentos asomando por encima de los taparrabos, que a duras
penas pod�an contenerlas. Rord safandose del abrazo consigui� ponerse detr�s del
Jefe y estrechandolo con sus fuertes brazos intento derribarlo. Su polla tiesa
como un palo se acomodo entre las grandes nalgas de su contrincante. Rord
disfruto de aquella sensaci�n placentera de tener a su adversario a su
disposici�n y froto su polla contra aquellas nalgas tan provocativas y calientes
que lo atra�an irresistiblemente. Introduciendo un pie entre los del jefe logro
que este perdiera el equilibrio y cayera al suelo. Sin dejar de sujetarlo callo
sobre �l y aprovechando la ventaja que la sorpresa de la ca�da le produjo al
jefe, cogi� sus brazos y sujet�ndoselos a la espalda, lo inmovilizo agarrandole
las manos y poniendo su peso sobre �l. Con una mano le bajo el taparrabos
dejando al aire aquel hermoso culo que tanto deseaba, aquel gesto ya lo nombraba
vencedor y al jefe solo le quedo aceptarlo as� eran las reglas del desafi�. Rord
incorpor�ndose expuso su polla erecta ante todos y la restreg� contra la cara
del vencido d�ndole peque�os azotes con la misma. A un gesto suyo el exjefe
abri� la boca aceptando aquel miembro descomunal en su interior. Comenz� a
chuparlo inicialmente con timidez, pero a medida que su lengua lo acariciaba y
la boca babeaba comenz� a hacerlo con mas inter�s y �nfasis.


Los gemidos de placer de Rord eran audibles para todos no era
tanto el placer de la inexperta mamada que esta recibiendo como el erotismo y
excitaci�n que le produc�a la situaci�n en si, ver a su contrincante a sus pies
con su polla en la boca y humillado ante el. Le saco la chorreante polla de la
boca y haciendo que se inclinara hacia delante le obligo a poner el culo en
pompa expuesto y a su disposici�n. Sobo su polla en la entrada para intentar
lubricarla algo con la saliva de su mamador, y haciendo presi�n se la meti�.
Rord sinti� como los pliegues de aquel culo virgen se apretaba en torno a su
miembro, produci�ndole un gusto impensable, sin poderse contener comenz� a
moverse contoneando su cuerpo con un excitante movimiento de caderas. Para el
antiguo jefe lo que empez� como un sufrimiento al sentirse taladrado, termino
poco a poco convirti�ndose en un placer que lo exasperaba y que le hacia mover
el culo incontrolablemente yendo a la busca de la polla de Rord. Un grito de
placer le sali� de la derramandosoe agitadamente, mientras Rord continuaba
d�ndole por culo. Rord tambi�n se corri� como hacia tiempo que no hacia,
inundando de leche las entra�as, del antiguo jefe. Al sacar su polla de aquel
lugar c�lido y estrecho, su polla quedo algo hu�rfana, aun chorreando de semen,
Rord cansado se dejo caer sobre su rival.


Jart saliendo de sus enso�aciones se concentro en observar a
Rord mientras lo miraba pensaba que con solo mirarlo uno se daba cuenta que era
un hombre seguro de si mismo se notaba en la forma de caminar, en sus gestos, en
definitiva en su lenguaje corporal, su cuerpo destilaba por todos sus poros
aplomo y una exultante virilidad. Jard no pod�a evitar que sus ojos recorrieran
el cuerpo del jefe de la expedici�n de caza. Rord era un hombre alto en
comparaci�n con el resto de los miembros de la tribu, una melena corta de
cabello negro descansaba alborotadamente en una espalda que se ensanchaba en los
hombros para ir estrech�ndose hasta llegar a la cintura, donde unas nalgas
perfectas por redondas y duras le pon�an fin. Sus largas piernas, de muslos bien
torneados sosten�an aquel cuerpo que parec�a cincelado en roca por uno de los
artesanos del clan. Si Rord se hubiese dado la vuelta, Jart hubiera podido
contemplar lo que ya hab�a visto en incontables ocasiones, (y que no por ello
dejaba de sorprenderle cada vez que lo ve�a) y que por lo tanto pod�a imaginar
con todo lujo de detalles sin temor a equivocarse.


Un pecho bien formado y amplio que parec�a invitarte a apoyar
la cabeza en �l, coronado por dos pezones grandes y puntiagudos rodeados de una
aureola morena, amplia y llamativa. Su estomago estaba dispuesto en duras tiras,
perfectamente delimitadas hasta llegar al pubis donde una hermosa polla era el
punto focal de aquella delantera maravillosa, ideal en proporci�n y forma. Por
los cuchicheos que hab�a o�do entre las chicas y chicos, todos se peleaban por
compartir sus pieles de dormir ya que por los visto Rord no solo tenia un buena
herramienta si no que sabia utilizarla dejando encantado a la afortunada-o del
momento. Jart despistado en sus pensamientos no se dio cuenta que la formaci�n
hab�a parado y choco estrepitosamente con su compa�ero de delante.


Rord que siempre estaba atento a todo aunque pareciera que no
fuera as� lo miro recriminatoriamente pero con un gui�o de complicidad en la
mirada, que hizo que un suave rubor apareciera en sus mejillas a la vez que un
escalofri� de gozo recorr�a su columna vertebral. Avistaron un b�falo solitario
que pastaban tranquilamente en medio de la alta hierba de la meseta, a una se�al
del jefe el grupo de cazadores se abri� en circulo rodeando al animal, que
continuaba paciendo, sin inmutarse. De vez en cuando el animal levantaba la
cabeza olisqueando el aire pero los cazadores se hab�an acercado a el de forma
que el viento no le llevara su olor. Rord se mov�a silenciosamente, acerc�ndose
a la presa, a cada uno de sus movimientos los m�sculos se le marcaban dejando
adivinar sus perfectas formas. A una se�al del los hombres salieron de entre la
maleza y mientras parte de ellos empujaban al animal hacia un grupo de �rboles
donde el resto de sus compa�eros se hab�an apostado, estos les disparaban sus
lanzas. Rord de un golpe certero atraves� con la suya el pecho de b�falo que
callo redondo al suelo.


Los cazadores se acercaron a la pieza con cuidado, para
comprobar que estuviera definitivamente muerta. Ahora venia el trabajo mas duro
de una cacer�a que era descuartizar al animal y ahumar la carne para que durara
y poder transportarla con facilidad, a las cuevas donde viv�a todo el clan.
Parte de los hombres se pusieron a la tarea de cortar y trocear carne mientras
otros preparaban las hogueras para el ahumado. Todos trabajaban a una, eficaz y
r�pidamente antes de que llegara la noche y que los dem�s depredadores vinieran
al olor de la carne.


Terminada la tarea, los hombres por turnos acudieron a un
riachuelo cercano para lavarse. Cuando Jart acudi� a asearse estaba solo ya
todos los hombres hab�an terminado, o al menos eso pens� �l. Estaba
desvisti�ndose cuando una voz a su espalda le pregunto que si necesitaba ayuda,
Jart no necesitaba darse la vuelta para saber de quien se trataba, la voz
masculina y viril de Rord era inconfundible. Se le acerco lentamente mir�ndolo
como mira una fiera a su presa, y con una sonrisa entre divertida y enigm�tica
dibujada en sus labios. Jart sin poder reaccionar lo dejo hacer, Rord le ayudo a
quitarse la ropa que aun le quedaba puesta, muy lentamente como si un padre
desvistiera a su hijo para el ba�o nocturno. El calor de sus manos Jart lo
sent�a en su piel como si quemara. Un agradable cosquilleo lo recorri�, cuando
Rord le susurro al o�do, que se relajara que se dejara llevar, que �l lo
cuidar�a, que le har�a disfrutar como nadie lo hab�a hecho.


Apart�ndose un poco de Jart, ahora le toco el turno a Rord
que empez� a desnudarse lentamente sin dejar de mirarlo a los ojos. Lo hacia de
forma sensual y provocadora, proporcion�ndole un espect�culo excitante a su
espectador, que a duras penas controlaba sus ganas de abalanzarse sobre �l, pero
Rord llevaba el control y habr�a que hacerlo a su manera. Para cuando termino de
desnudarse la polla de Jart ya apuntaba al cielo, de la excitaci�n, aunque la de
Rord tampoco estaba para menos. Ver aquellos 25 cm de virilidad enhiestos era
todo un lujo, que le hacia la boca agua a Jart. Cogiendose de la mano, se
introdujeron en una charca de aguas tibias por el calor del d�a, Rord situ�ndose
a la espalda de su amante comenz� a frotarle y acariciarle los hombros, la
espalda, sus prominentes nalgas, se las apretaba, y sobaba introduciendo un dedo
entre ellas hasta llegar a su agujerito, donde se entretuvo, toquete�ndolo y
estimul�ndolo como si su dedo fuera un peque�o pen�. El contacto h�medo de sus
pieles dentro del agua a�adido al tratamiento que estaba recibiendo Jart hacia
que este se estremec�era de placer, anhelando que aquello no tuviera fin. Su
espalda se pego al pecho de Rord, sintiendo sus tetillas erizadas por la
excitaci�n y su polla dura entre sus nalgas sobandose.


El comenz� a moverse acarici�ndosela aun m�s si cab�a,
mientras Rord le besaba los l�bulos de las orejas y le frotaba su pecho
pellizc�ndole las tetillas. Saliendo del agua se acostaron en la orilla sobre la
ropa que se hab�an quitado momentos antes. Jart acostado boca arriba se abri� de
piernas y le ofreci� su abertura a Rord que sin demora se abalanzo sobre �l sin
poderse contener, se dispuso a lam�rsela y lubric�rsela con su saliva.
Situ�ndose sobre Jart en la posici�n del misionero, le introdujo sus 25 cm. A
Jart le encantaba aquella posici�n el sentir el peso de aquel macho sobre el que
lo abrazaba pegado a su cuerpo bes�ndole en la boca mientras se mov�a
r�tmicamente metiendo y sacando su polla de su culo casi lo mata de placer, los
dos se corrieron casi a la vez, entre jadeos de placer. Permanecieron un rato
mas all� tumbados tranquilamente el uno al lado del otro disfrutando del
momento, antes de unirse al resto del grupo.



FIN.-


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Relato: Sexo en las cavernas
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