Relato: Risqui bisnes



Relato: Risqui bisnes

Desde que con trece a�os tuve mi primera erecci�n viendo un
comic de segunda mano, en el que la protagonista de una de aquellas truculentas
historias era una investigadora transexual; quien, entre caso y caso, se follaba
a todo t�o macizo con el que se tropezaba; me han atra�do morbosamente los
hombres vestidos de mujeres. En la soledad adolescente de mi cama, aferrado a mi
falo para no perder el rumbo, fantaseaba sobre los mil ocultos placeres que me
ser�an revelados el d�a que consiguiera encontrarme con alguno de aquellos
fen�menos de la naturaleza.


No obstante, siendo consciente de lo extravagante de mis
preferencias sexuales, guard� celosamente mi secreto. No pod�a compartirlas con
mis amigos y durante la adolescencia era muy dif�cil poder encontrar un objetivo
acorde con ellas. Los a�os, afortunadamente para m�, fueron pasando mientras yo
mataba el tiempo sac�ndole brillo a mi enano cabez�n, tema en el que, si hubiese
habido reconocimiento oficial, habr�a sido doctor Honoris Causa por varias
universidades de ambos lados del oc�ano.


Para satisfacer mi curiosidad, despu�s de cumplir los
diecis�is, cuando se pon�a el sol cog�a mi MRX, bajaba de Sant Just y me
acercaba petardeando al campo del Bar�a, me escond�a donde Dios me daba a
entender y, si ten�a suerte, espiaba agazapado como follaban los travestidos o
como se la meneaban a una pe�a de gordos sebosos, para a continuaci�n hacerme
una pajilla r�pida y regresar a casa. Si no ten�a suerte, lo m�s probable era
que acabase corriendo perseguido con patente hostilidad hacia mi persona por
alg�n chulo rumano malcarado o alg�n cliente agresivo que no comprend�a mis
inclinaciones. Pero, si ten�a verdadera mala suerte, delante de quien acababa
corriendo era la Guardia Urbana, lo que me acojonaba bastante m�s, no solo por
las hostias que me iban a propinar sino por las explicaciones que hubiera tenido
que dar.


Sin embargo, todo esto termin� cuando hace un par de a�os, al
terminar el primer curso en la universidad, mi familia, como premio, me regal�
quinientos euros para hacerle unos arreglillos a la moto, pero yo,
inmediatamente, supe que otro fin les dar�a. Esa misma noche, me arm� de valor,
y en mi moto me fui a la Campo del Bar�a. Hab�a decidido que aquella ser�a la
noche de mi bautizo.


Estuve un rato dando vueltas por ah� para tranquilizarme,
hac�a calor y era muy agradable sentir correr el aire sobre la MRX. La avenida
era un r�o de luces de coches, frente a m� descendiendo las luces traseras
brillaban con un rojo intenso, en la direcci�n contraria, ascendiendo, de un
blanco cegador. A los lados se alineaban las travest�s, pero era dif�cil
adivinarlas a trav�s de la muralla de coches estacionados que intentaban hablar
con ellas.


De pronto, vi a una morenaza que estaba muy buena. Era una
negra alta; luc�a una cabellera larga, color azabache, que lanzaba destellos
azulados bajo la fr�a luz de los fluorescentes urbanos; ten�a unos pechos
enormes y un culo prieto, rotundo, curvil�neo, delicioso y excitante. Me detuve,
las manos me sudaban bajo los cubremanetas de pl�stico, me quit� el casco y me
puse a hablar con ella intentando ocultar mi nerviosismo.


� �C�mo te llamas? �le pregunt�, sin saber muy bien
como empezar.


� Carla� �me respondi�, al tiempo que me miraba
sorprendida


� �Esto �bueno ��De d�nde eres? �insist�, todav�a
planeando como encarar el tema de la contrataci�n.


� Del Brasil� �Y t�? �volvi� a responder con una
sonrisa amplia que me permiti� admirar la admirable blancura de su dentadura,
que parec�a pintada con Tipex.


� De Barcelona� Bueno, �Cu�nto me costar� pegar un polvo
contigo?
�me atrev� a decir.


� �Es la primera vez, no? �me pregunt� ella a su vez
intuyendo con clarividencia que se las ten�a que ver con pardillo primerizo.


� S� �le respond�.


� Voc� � virgem? �insisti�


� S�, s�.. soy virgen



� Estou excitad�ssima. Passei o dia de pau duro.... As�
que como me gustas te har� una rebajita. Te lo dejo en cincuenta euros
�
agreg�.


� �D�nde podemos ir? �le pregunt�


� S�beme en la moto y un par de calles m�s arriba hay un
parque p�blico
�respondi�.


Cuando llegamos all�, me dijo que aparcara la moto. Ella
descabalg�, entr� en el parque sin siquiera mirar si la segu�a y se dirigi� a
unos �rboles que estaban cerca. Yo empiton� la moto y con el casco en la mano la
segu�.


Recuerdo v�vidamente su cadencioso contoneo, como bamboleaba
su poderoso culo de jugadora de rugby bajo una minifalda imposiblemente corta.
Cuando llegamos, dej� el casco en el suelo, sobre la pinaza seca, y le di
cincuenta euros. Ella se quit� la camiseta que llevaba puesta y la mini,
qued�ndose tan solo con unas diminutas bragas lilas, rid�culamente peque�as
sobre sus formidables cuadriceps, y unos zapatos de tac�n de aguja. Pude as�
admirar libremente la herc�lea anatom�a que mal pod�an disimular sus exiguas
ropas. Se acerc� a m� me acarici� con dulzura e hizo que me quitara la camisa
que llevaba. Al notar sus largas u�as pintadas de rojo deslizarse sobre mi
pecho, mi polla se puso tan dura como misil bal�stico intercontinental.


Carla me castigaba con unos leng�etazos m�nimos sobre mis
tetillas, y me lam�a el cuello con la devoci�n de una perra en celo. Yo ya
estaba completamente excitado y busqu� la humedad de sus labios. Ella se neg� y
sigui� lami�ndome el pecho. Con una mano me abri� la bragueta y mi pene como un
resorte se dispar� hacia el exterior. Yo nunca hab�a sabido que ten�a un buen
miembro, hasta que ella la cogi� y me dijo:


� Es como una pala excavadora �lanzando un silbido
admirativo


� �O, Dios que placer! �pude responder yo �nicamente,
al sentir sus dedos sobre miembro, tanto tiempo anhelante de aquel tipo de
contacto


�Querido, voc� est� excitado, heim?� Y sin m�s, se
arrodill� y se la meti� en la boca.


Apenas dos minutos y le tuve que avisar que me iba a correr.
Se levant� y mientras ella me hac�a una paja me corr� en su mano, momento que
ella aprovech� para darme su lengua y morrearnos durante largo rato. Paramos al
o�r un ruido de cristales rotos, pero se trataba �nicamente de la habitual banda
de gitanos rumanos reventando una cabina telef�nica en la linde del parque.
Afortunadamente no nos hab�an visto ocultos entre los �rboles.


A�n no se muy bien porqu�, pero me arrodill� sobre la pinaza
del parque urbano y rebusqu� en su entrepierna, encontrando una serpiente negra
larga y delgada. La tom� con mano temblorosa y como ella me la met� en la boca y
empec� a mam�rsela. Carla, notando mi inexperiencia, me dec�a como ten�a que
hacerlo. Estuve bastante rato mamando aquella verga que ya no cab�a en mi boca.
Me levant� y la volv� a besar en la boca.


� �Quieres follarme? �le pregunt�


� S� �respondi�, al tiempo que sus manos se dirigieron
a mi culo


Nos volvimos a fundir en un beso y, poco a poco, me dio la
vuelta. Se arrodill� detr�s de m� y sumergi� l�quidamente su tibia lengua en mi
culito, hasta entonces cerrado como culo de mu�eca, haci�ndome intuir las
bondades del para�so. De su bolso cogi� un tubo de crema y me lubric� el
contorno del ano.


� Ha..ha..ha...temos aqui um cabacinho...ui..vou adorar
meter os dedos em seu cuzinho
�dijo


Un dedo, otro, hasta que logr� introducirme tres dedos a la
vez. A m� me dol�a, pero no dec�a nada tan solo cog�a aire y lo soltaba muy
despacio. Me pidi� que se la volviera a mamar. Cuando la tuvo en su pleno apogeo
me dio la vuelta de nuevo y me dijo:


� Echa el cuerpo un poco hacia delante.


Puso la punta de su descomunal "rey de bastos" en mi entrada
y apret� muy despacio.


� �Por la puta calavera de Caif�s� me est�s destrozando el
culo!
�aull� rabioso de dolor


� Est� bien, est� bien, voy a parar, pero no la sacar�
para se te dilate bien el esf�nter
�respondi�


Poco a poco sigui�, aunque a m� me segu�a doliendo. Despu�s
de un rato que me pareci� interminable, advert� como sus test�culos rozaban mis
nalgas. Ella me susurr� al o�do:


� Ya la tienes toda dentro. Ahora me mover� muy despacio
para no lastimarte. Quero te ver gozar, amor. Cuanto m�s te lo follen, m�s
placer te dar� que lo hagan y te correr�s antes por el culo.



En cuesti�n de un par de minutos, el dolor desapareci� y un
placer indescriptible me llen� por completo, tanto que ya no pod�a parar de
bramarle:


� �F�llame! �Por Dios�! Me encanta tener toda tu polla
dentro mi culo� No pares� ahora no pares� M�s fuerte� m�s fuerte� mucho m�s
fuerte
.


Carla cada vez se excitaba m�s, clav�ndome sus u�as en mi
espalada y d�ndome palmadas en mis nalgas, mientras me dec�a:


� Goza meu amor que quero te matar de tanto gozo!



Yo estaba inmerso en un oc�ano de placer que nunca hubiera
cre�do que pudiese existir. Empez� a anunciarme a que se corr�a por lo que sus
envites eran m�s fuertes hasta que sent� como su verga se hinchaba dentro del
anillo de mi esf�nter anal y ella se corr�a con dos o tres contracciones
s�bitas. Al poco me solt� y yo ca� al suelo inmerso en un �xtasis m�stico.


Carla se sent� encima de mi camisa y me bes� en la boca. Su
aliento, despu�s de haber lamido mis hemorroides era parecido al de una hiena
con halitosis. Me acarici� con sus largas u�as y se volvi� a meter mi morcilla
en su boca. Aunque mi erecci�n fue inmediata, le dije:


� Me encanta como la chupas, pero me he matado a pajas
so�ando que un travest� como t� me desvirgaba el culo con la dulzura con que t�
lo has hecho. Esta ha sido para m� una noche perfecta
.


Nos vestimos y salimos hacia la carretera. Cuando ya estaba
sentado en la moto, de nuevo me bes� y me dijo:


� �Quieres pasar esta noche conmigo y con dos amigas m�s?
Vivo en un piso compartido.



� �Co�o, por supuesto que s�! � le contest�.


� Entonces regresa a buscarme dentro de tres horas �me
orden�.


Sac� de su bolso un consolador, y d�ndomelo me aconsej�:


� Vete a casa, m�tetelo con mucha crema que el esf�nter
siga dilatado
.


Me guard� el artilugio, arranqu� la moto y me fui del lugar.
Antes de remontar hacia la Diagonal me entretuve dando una vuelta por las
cercan�as. Inesperadamente entrev� a otro mulato travestido, alto, de hombros
anchos y ya sin miedo alguno, par� y me puse a conversar con ella.


� �C�mo te llamas? �le pregunt�


� Marcela �respondi�


� Marcela, �Cu�nto quieres por un completo? �pregunt�,
esta vez con bastante m�s aplomo� �Eres activa? �quiero que me follen
�inquir�, pues quer�a volver a probarlo


� Sesenta euros �respondi�, y al ver mi expresi�n de
desacuerdo, a�adi� � que eu cobro, dos euros por cada centimetro que eu vou
enfiar no seu rabinho, paixao



Me re� de su ocurrencia, pero estuve de acuerdo. Sub� a mi
nueva amiga en la moto a pesar de las protestas de los amortiguadores de gas que
llevaba montados. La llev� hasta el parque, tal y como hab�a aprendido, aparqu�,
volv� a empitonar la moto y segu� a este nuevo travest�.


Marcela era m�s joven que Carla, ten�a un par de gl�teos
musculados, enjutos y fibrosos de corredora ol�mpica de mil quinientos metros;
una espalda amplia; unas piernas robustas, con unos muslos masivos y unos
gemelos abombados; el cabello te�ido de rubio, o quiz� fuera un peluca; y
delante de ella brincaban alegremente un par de descomunales tetazas.


Nos apartamos del camino y me dijo:


� Ahora dame los sesenta euros.



Le di su dinero y empez� a quitarse la poca ropa que llevaba.
Se qued� con mini tanga negro con encaje, que apenas pod�a esconder un tremendo
bulto en la entrepierna, y con unas botas negras de tac�n que le llegaban por
encima de la rodilla. Me arrodill� y liber� su pene de la prisi�n de tela. Si
con Carla mi mano hab�a temblado, ahora mi pulso era tan firme como el de un
ladr�n de panderetas.


� Abre a boquinha� n�o engole ainda �sugiri� ella


As� que yo me lo introduje en la boca y empec� a mamarlo.
Estaba semi erecta pero de improviso se puso a cien y aquello apenas me cab�a en
la boca. La sopese con mis manos y pude v�rsela en su m�ximo esplendor.


Tendr�a como veintis�is cent�metros de largo y era grueso,
muy grueso. Ella me orden�:


� Abre a boca que eu vou te dar o meu presente



Se�alando que me lo metiera en la boca. Como me vio
dubitativo, a�adi�:


� Chupa meu pau!!!



Sin embargo, apenas me cab�a la mitad, me rozaba en la
campa�illa y me vinieron arcadas, por lo que empec� a darle largos leng�etazos.


En un momento dado, flexionando los abultados m�sculos de sus
extremidades superiores, me levant� en el aire con sus poderosos antebrazos de
Popeye, me desabroch� el pantal�n y al igual que Carla me afirm� que yo tambi�n
iba muy bien armado. Me puso un cond�n y se la meti� en la boca, haci�ndome una
mamada fascinante, pues a la vez que la chupaba, me met�a una par de sus largos
dedos en mi ano.


� Relaxa esse rabinho, deixa eu alargar ele um pouquinho
pra eu te comer bem gostoso, seu cuzinho � realmente virgem, to loquinha pra
tirar o seu cabacinho.



Par�, sac� de su bolso un cond�n y una crema. Me lubric� el
ano y me puso en posici�n. Sin miramientos me la meti� de un solo golpe, por lo
que grit� como un cerdo y le supliqu� que la sacara, que me dol�a mucho, pero
ella haciendo caso omiso de mis lamentos sigui� foll�ndome sin compasi�n, a la
vez que me insultaba, dici�ndome:


� Isso puta, rebola no meu caralho, voce � meu agora, vai
dar pra mim direto, quero que voce seja meu cuzinho oficial!!



El dolor poco a poco despareci� y empec� a sentir de nuevo un
exquisito placer, tanto que le dej� hacer todo lo que quiso, entonces pregunt�:


� Voc� ag�enta meu pau?



� S�, s�, as� ll�name el culo, cabr�n �le respond�


Marcela me la clavaba con un �mpetu salvaje. Yo notaba como
sus test�culos como se estrellaban contra mis nalgas. Yo por mi parte le
suplicaba:


� �D�jame saborear tu leche!



Como, quien paga, manda, cuando estaba a punto de correrse,
me la sac�, me agach� y me la meti� en la boca de nuevo, pregunt�ndome:


� Voc� quer o meu leite?



Asent� con la cabeza y, al poco, percib� en mi boca tres o
cuatro borbotones espesos y caldosos de lefa grumosa, que embuch� gustosamente.
Segu� un buen rato mam�ndosela, ten�a un sabor dulz�n que me volv�a loco.


Cuando termin� me levant�. Ella me rog�:


� Me chupa os peitinhos... �B�same las tetas! Eso me
vuelve loca



Me abalanc� como un lobo hambriento sobre aquellas suculentas
esferas de cacao y con mi lengua recorr� muy despacio sus pezones, s�lidos como
canicas, mientras ella estrujaba los m�os. Yo estaba s�per salido, por lo que le
dije:


� �Cu�nto me costar�a acostarme contigo?



� Olha gatinho , o programa � 100 � e eu sou o que voc�
quizer
�me dijo.


� �Hecho! �D�nde vamos?



� A una pensi�n muy discreta que est� en el centro, pero
luego me tienes que traer de nuevo aqu�
�me respondi� cambiando al
castellano


Mont� en mi moto al estilo amazona y nos dirigimos a la
pensi�n cruzando el tr�fico y, de paso, provocando algunos accidentes cuando los
conductores de los coches que adelantaba ve�an el rabo de mi pasajera colgando
entre las piernas. Ella durante el camino no paraba de tocarme el pepino por
encima del pantal�n. Por suerte para ambos, llegamos en un santiam�n. La pensi�n
result� que estaba realmente, en el centro, cerca de la calle dels Angels, en un
t�pico callej�n del casco viejo de Barcelona; de esos tan llenos de sabor, que
si tuvieran techo ser�an una cloaca.


Al llegar, aparqu� la moto y de la mano nos encaminamos al
portal de un edificio algo antiguo y arruinado. Antes de entrar me pidi� que le
pagase. Lo hice y llam� al timbre. Pidi� una habitaci�n, la pag�, nos dieron
s�banas y dos toallas, cosa que no acab� de entender. La habitaci�n que nos toc�
en suerte era una pocilga que ol�a a meados, pero ten�a un lavabo y un bidet,
pero no water, as� que me dirig� al lavabo comunal a vaciar mi vejiga. La comuna
parec�a una piscina, el water y el lavabo estaban embozados y flotaba en este
�ltimo una sustancia viscosa e irisada muy del gusto de las moscas. Cuando
regres� a la habitaci�n, puse el pasador en la puerta, Marcela me orden� que me
desvistiera y as� lo hice, por su parte, ella tambi�n se quit� la ropa
qued�ndose solo con sus botas.


Con la luz de la habitaci�n, pude admirar su cuerpo entero y
not� un cosquilleo me recorr�a todo el cuerpo ante aquel �mulo mulato de Arnold
Schwarzenegger con tetas: la larga melena te�ida de rubio sobre su piel morena,
una boca y labios grandes y carnosos, descomunales pechos con unas aureolas muy
marcadas. Un fornido cuerpo de atleta sin un gramo grasa. Manos femeninas con
largas u�as pintadas de blanco. Una cintura divina. Un culo con dos hermosas
nalgas redondas de nadadora, el�sticas y prestas y un rabo de impresi�n. Unas
piernas de acero pulido, largas y depiladas, lisas como la piel de una rana con
alopecia.


Extendimos las s�banas, nos lavamos y nos acostamos en la
cama. De su bolso sac� algunos condones y un bote de crema. Me hizo tumbarme
boca arriba y se ubic� encima de m�. Me empez� a palpar el pecho y a chuparme
las tetillas y los pezones, que r�pidamente se pusieron como balas. Con su
lengua empez� a bajar por mi cuerpo, agarr�ndome la zanahoria con una mano. Le
dio un par de besitos y empez� a lamerla. Yo ve�a todo y me pon�a muy cachondo.
A trav�s de los tabiques se o�an expectoraciones, jadeos y, espor�dicamente,
unos pedos atronadores.


Marcela por su parte me miraba a los ojos, con una mirada
llena de morbosidad. Comenc� a gemir, sintiendo como su lengua recorr�a mi falo.
Me pregunt�:


� �Te gusta?



� S�, me encanta� sigue� no pares�



� Quero meterla na tua bunda �me dijo


� �En d�nde�? �pregunt� yo


� En tu culo� na tua bunda� respondi�.


Se retiro, cogi� un cond�n, me lo puso y se sent� encima de
m�. Yo ve�a como le entraba y le sal�a.


El movimiento de su polla, enorme y oscura como una anaconda,
y como se la agarraba. Sus pechos se bamboleaban a la par. Y su lengua recorr�a
sus labios, haci�ndome volver loco de placer. Le dije que estaba a punto de
correrme por lo que ella par� y se movi� m�s despacio. Se la sac� y me mand� que
se la chupara. Me incorpor� y como un poseso me la met� en la boca y empec� a
mam�rsela. Ella asi� mi trabuco y tambi�n me lo lami�. Busc� su bote de
lubricante KY y se puso en los dedos.


Mientras se la chupaba empez� a clavarme los dedos en el ano.
Todo a la vez, yo se la chupaba, ella me la chupaba y me follaba con sus dedos.
As� estuvimos un buen rato. Paramos y de su bolso sac� algo parecido a una
pir�mide en peque�o, pero de goma. Me hizo chap�rsela de nuevo y con mi culo a
su entera disposici�n, empez� a meterme ese "juguete" que ella llamaba
consolador.


Notaba con mi ano se abr�a y se cerraba. Y as� durante un
buen rato. En un momento dado, Marcela se levant� y busc� algo en su bolso,
momento que yo aprovech� para palparme el ano. �Incre�ble, lo ten�a tan dilatado
que pude meterme cuatro dedos sin dolor alguno! De nuevo me la met� en la boca
mientras ella segu�a con su "masaje" tan particular. Al cabo de diez minutos. Me
pregunt�:


� �Querido, has probado alguna vez el fist fucking?



Yo le respond� que no sab�a que era eso pero que estaba
dispuesto a dejarme hacer lo que fuera.


Ella se tumb� en la cama boca arriba y se puso un cond�n,
haci�ndome sentar sobre su pene, el cual penetr� sin problema alguno. Mientras
ella me follaba, yo le tocaba los orondos senos pellizcando sus pezones. Me di
la vuelta y segu� con el mete saca. A la vez me agarraba la tranca que estaba a
punto de reventar. No quer�a correrme, por ahora. Ella me detuvo y extrajo su
r�gida palanca de cambios de mi ano.


Me puso a su derecha y me dijo que siguiera comi�ndole el
pene. Al fin pude ver lo que buscaba en su bolso. Era un guante de l�tex, de los
que se usan en los hospitales. Se lo coloc� y me busc� el ano. Se puso m�s crema
y empez� de nuevo a introducirme los dedos. Yo segu�a mam�ndole la oscura y
nervuda tranca y ella sollozaba de placer, hasta que en un momento me dijo:


� �Te est� gustando, putinha? Ya Tienes cuatro dedos
dentro del culo�



� S�, por favor, sigue �le respond�


Poco despu�s, me comunic�:


� Ya tienes los cinco dedos dentro, pero ahora debemos de
cambiar de postura.



Me puso boca arriba y me coloc� la almohada debajo de las
nalgas, haci�ndome subir y abrir las piernas. Se puso m�s crema y sigui�
meti�ndome los dedos. Lo hac�a muy despacio. Hasta que sent� de nuevo dolor.


� �Hostias, c�mo duele! �exclam�


� Respira profundamente que ya voy a hacerlo �fue su
respuesta


Cog� aire y lo hizo. Me meti� su mano enguantada en mi ano y
volv� a gritar. El dolor en pocos segundos despareci� y de nuevo empec� a sentir
placer. Marcela no paraba de mover su mano en mi interior.


Primero muy despacio y r�tmicamente, despu�s pisando el
acelerador. La sac� y puso m�s aceite lubricante en mi ano, volvi�ndola a meter.
Yo estaba en el cielo, y sin poder remediarlo y sin tocarme me corr� de la forma
m�s feroz y bestial que conoc�a. Mi cuerpo empez� a tener espasmos mientras que
de mi pene emerg�a como un surtidor toda la lefa que ten�a acumulada. Cuando
termin�, ella segu�a con su mano en mis entra�as. Sac� el guante todo manchada
de excrementos y me pregunt�:


� �Te ha gustado, cielo?



Le dije que si, que me hab�a encantando. Se puso de nuevo
boca arriba y me conmin�:


� �Agora, chupa a pica da Marcela!



De nuevo a su derecha me la met� en la boca con verdaderas
ansias. Marcela me introdujo de nuevo la mano y se puso a follarme con ella. Me
anunci� que se iba por lo que aceler� mi ritmo. Esta vez expuls� algunos litros
menos de esperma hirviente que, no obstante, segu�a estando delicioso. Como
antes estuve un rato chup�ndosela hasta que ella me par�. Sac� la mano de mi
culo. O� como se descorcha una botella de champ�n y me sent� en la cama,
mientras segu�a acarici�ndola. Se levant� y se sent� en el bidet a lavarse.
Cuando ella termin�, yo ocup� su sitio.


El agua me quemaba el ano pero me sent�a satisfecho. Mientras
estaba sec�ndome, Marcela me dio un poco de crema hidratante para que me la
esparciera en el ano. Me aconsej� que comprase m�s crema y que me la pusiera
durante unos d�as. Yo le dije que quer�a que mi ano siguiera dilatado, pero que
no sab�a como hacerlo.


� Antes de llevarme a donde me has encontrado, me
acompa�ar�s a un "sex shop" para decirte lo que tienes que comprar para que tu
ano est� siempre listo
�me dijo


En la calle y de la mano, llegamos a uno que est� en la calle
de l�Hospital. Entramos y dej� que ella pidiera. Pagu� y salimos a la calle.
Cerca de la moto nos sentamos en un banco tapizado de cagadas y paloma donde
ella me explic� con paciencia como deb�a de utilizar los dildos y dem�s
parfernalia, despertando el inter�s de un vagabundo que dormitaba la borrachera
junto a nosotros. Deposit� la bolsa en el malet�n de la moto, arranqu� y la
lleve de nuevo junto al Nou Camp. Me desped� de ella con un suave beso, me dio
su tel�fono y qued� en volverla a llamar.


Despu�s sub� hasta donde me hab�a encontrado a Carla y
despu�s de esperar un rato, le devolv� el consolador que me hab�a prestado y
excus�ndome, explic�ndole que me hab�an llamado por tel�fono, me desped� de ella
no sin antes tomar nota tambi�n el n�mero de tel�fono. Carla me dio un
apasionado morreo con lengua incluida. Sin m�s, me dirig� a la salida y me fui
para mi casa. Me di un ba�o relajante y me met� en la cama con mis nuevos
juguetes. Me puse lubricante y me met� un consolador.


Despu�s de estar en mi habitaci�n, casi sin salir,
dilat�ndome a tope mi ano, decid� llamar a Carla. Llam� al mediod�a, sobre las
cuatro de la tarde. Me contest� una voz so�olienta y femenina, y pregunt� por
Carla. A su vez me preguntaron de parte de quien. Tras un par de minutos de
espera se puso al aparato.


� Perdona si te despertado o molestado �me disculp�


� No pasa nada, no tiene importancia. Ya era hora de que
me levantase de la cama
�respondi�.


Sin m�s entre directo al grano y le dije:


� Quiero verte.


� �Cu�ndo? �me contest� ella


� Hoy por supuesto �repliqu�.


� �A mi sola o con mis amigas?



� Primero a ti sola y luego con quien quieras
�repliqu�.


Me dio la direcci�n. Quedamos esa misma tarde en su casa.
Viv�a en Les Corts, cerca de una parada de metro. Ten�a que estar en su casa a
las nueve en punto. Nos despedimos y colgamos.


Volv� a Sant Just, all�, de nuevo en mi habitaci�n, me puse a
enredar con mis reci�n adquiridos juguetes. Para los dos m�s peque�os apenas
necesitaba crema lubricante, pero con los dos mayores la cosa era diferente,
pues aunque s� pod�a introduc�rmelos, tan solo me cab�a la punta, y notaba que
mi ano necesitaba algo de ayuda.


Me penetr� con el consolador mediano, y me lo estuve metiendo
y sacando durante una media hora, hasta que me corr�. Tal y como me hab�a dicho
Marcela, pod�a dejarlo dentro de m�, siempre que me pusiera un slip para que no
se me saliera.


En la casa solo estaba nuestra sirvienta b�lgara, que ten�a
el mismo morbo que la comuni�n de Tint�n, por lo que decid� pasar de pellizcarle
el culo, me puse el traje de ba�o y baj� a la piscina.


Me met� en el agua, me apoy� en el borde, y empec� de nuevo a
jugar con el consolador. La sensaci�n era maravillosa, no solo por el roce del
consolador contra mi ano, sino por sentir el agua en mi esf�nter. Me dije "esto
lo tengo que probar, pero con una buena salchicha caliente
".


Sal� y me puse a tomar un poco el sol. Sin darme cuenta me
dorm�. Cuando despert� eran cerca de las seis. Sub� a mi habitaci�n, y me
prepar� para mi "misi�n imposible". Ver�is el consolador m�s grande, lo apoy� en
una silla y me unt� el ano con gel. Me acerqu� a la punta, y poco a poco empec�
a met�rmelo.


Despacio sin prisas. Al principio todo iba muy bien, me quedo
insertado sin problemas pero al moverme el consolador no se quedaba quieto, por
lo que cog� un pegamento de contacto y lo pegue a la silla. Esper� un poquito, y
de nuevo me lo empec� a meter.


Ahora si que pod�a moverme sin problemas, el consolador
estaba bien pegado y yo gozaba como un loco, ten�a mis brazos libres y pod�a
tocarme el resto de mi cuerpo sin problemas.


Despu�s de un rato de estar foll�ndome con el consolador, di
por terminada la sesi�n. La silla era plegable por lo que la guarde en mi
armario sin problemas. Me met� en el ba�o y me rap� al cero. Despu�s me rasur�
los pelos de mis partes, y me met� en el ba�o. La entrepierna me picaba por lo
que decid� darme un poco de gel de aloe vera para calmarme el picor. Empec� a
vestirme. Ya sab�a que ropa me iba a poner. Me puse unos calzoncillos Calvin
Klein que tienen un par de cintas traseras dej�ndote las nalgas sin cubrir. Un
pantal�n vaquero s�per roto. Unas zapatillas de deporte y una camiseta un poco
ajustada.


Me desped� de la sirvienta, y le dije que me iba a dar una
vuelta con unos amigos y que tal vez no vendr�a a dormir, para que se lo dijera
a mis padres. Ella respondi� afirmativamente con la misma frialdad que un
guardia fronterizo en el tel�n de acero.


Serian las siete y media, a�n ten�a tiempo. Me fui a casa de
Quim, un amigo que no sabe nada, y le compr� algo mar�a, porque el siempre tiene
canela fina. A las ocho me dirig� hacia casa de Carla. Llegu� un poco pronto,
por lo que decid� darme una vuelta por el Campo del Bar�a. Casi en el mismo
sitio vi de nuevo a Marcela. Par� la moto y me puse a hablar con ella.


� �Vaya mierda de tarde! F�jate la hora que es y a�n no he
hecho nada. �T� quieres hacer alguna cosa? Solo para ver si me estreno
�me
dijo al abordarla


� Me gustar�a ayudarte, pero no s� si llevo suficiente
dinero
�le respond�, aunque era mentira, ya que llevaba cien euros en el
bolsillo


� �Cu�nto tienes? �me pregunt�.


� Apenas diez euros �ment� como un bellaco


� �Me regalas un cigarrillo?



� S�, claro



Saqu� mi paquete de Ducados y le di uno. Lo encendi� y me
ech� el humo en la cara, diciendo:


� Ven, deja ah� la moto y acomp��ame.



Inmovilic� la moto y la segu� detr�s de unos �rboles. Me
dijo:


� Tengo ganas de correrme de una puta vez, llevo toda la
tarde pensando en pollas y voy a cien



Por lo que ni corto ni perezoso me inclin�, extraje su poll�n
y empec� a mam�rselo con devoci�n mariana.


� Engula tudo� p�e tudo na sua boquinha �me
orden�


En un momento se puso tan duro como la cara de Aznar. Ella
mostr� un cond�n, me lo dio y yo se lo puse con la boca, un poco torpe, pero se
lo puse. Me di la vuelta, me baj� el pantal�n y le supliqu� que me follara. En
cuanto advert� su polla en mi agujero, ella se qued� sorprendida:


� �Garoto, veo que me hiciste caso! �Ahora si lo tienes
como una verdadera putinha!



� �Dame por el culo! �F�llame!... Lo necesito �le
supliqu� agobiado por la necesidad


Empez� a moverse r�pido mientras me nalgueaba, yo gem�a:


� Soy tu putita. Mi culo estar� abierto para ti siempre
que quieras



Ella, despu�s de casi diez minutos de joderme, tambi�n empez�
a gemir. Me dijo que s� ven�a, por lo que me la saqu�, le quit� el cond�n y me
la met� en la boca. Enseguida percib� mi boca atiborrada de semen, que tragu�,
relami�ndome lo que se escapaba entre las comisuras de mis labios. Ella dio por
terminada la sesi�n.


� Tengo que ponerme a trabajar �se despidi�.


Me dio un beso y se despidi�, dici�ndome que no me olvidara
de llamarla. Yo me qued� entre los �rboles, arregl�ndome y li�ndome un petardo
de mar�a.


Cuando estaba en plena fumata, la vi de nuevo en la lejan�a.
Estaba hablando con otra travest�. Una enorme mulatona con una peluca rubia, de
formas desproporcionadas. Cerr� los ojos y me desvari� unos instantes tratando
de imaginar a esa otra mulata penetr�ndome. Deb�a tener una p�rtiga interminable
colgando entre sus muslos superdesarrollados.


Mir� el reloj: las ocho y veinte... a�n me quedaba tiempo. A
m� me gusta llegar a todos los sitios puntualmente. Segu� disfrutando del mega
canuto que me hab�a fabricado. De pronto vi como Marcela ven�a hacia m�
acompa�ada por la impresionante mulata. Llegaron hasta donde yo estaba y las
salud�. Marcela me pidi� el porro, y se lo di. La otra se present�:


� Ol� como se chama ? �me pregunt�


� Jos� Antonio� �respond�


� Bianca da Silva



Nos dimos un beso en la mejilla y seguimos entre los tres
fumando el canuto. Prepar� otro y lo encend�, pero esta vez se lo di primero a
Bianca. Me mir� y me gui�� un ojo. No s� porque pero mi mano s� fue a su
entrepierna y empec� a tocarla por encima de la mini que llevaba. Ella se dejaba
hacer, no dejaba de parlotear con Marcela y de beneficiarse el porro. Me inclin�
y le saqu� el pistol�n. Me qued� hipnotizado, aquello era enorme, monumental,
inhumano� y a�n no estaba en erecci�n. Empec� a hacerle una paja. Me acarici� la
cabeza y sonri� al decir:


� �Esse � meu clit�ris, amor ..!



No lo dud� y empec� a chup�rsela mientras ella chupaba el
canuto con la misma fruici�n sobre mi cabeza. Yo estaba alucinado, su pepino se
hac�a m�s y m�s grande por segundos. Es dif�cil afirmarlo, porque quiz� hab�a
pillado un ceguer�n de mar�a que me hac�a ver la realidad distorsionada, pero
aquello deb�a de medir casi treinta cent�metros. A m�, desde luego, no me cab�a
en la boca, por m�s que quisiera. As� que me deleit� en comerme su cabezota, que
ella sola ya era monumental. Bianca se arrim� al �rbol, abri� m�s las negras
piernas y con una mano en mi cabeza, empez� a follarme la boca.


Mientras Marcela, tocaba los pechos de la reci�n llegada.


� Quiero follarte por el culo, a ver si es verdad lo que
me ha dicho mi amiga
� me dijo Bianca.


Me di la vuelta y me baj� de nuevo los pantalones, dejando a
su entera disposici�n mis nalgas.


� �Bonito culo! Vamos a ver como es tu agujerito�



Y sin m�s apunt� a mi dilatado esf�nter y empez� a
introduc�rmela.


� Fique bem quieto, relaxe que eu vou meter. nem adianta
tentar parar que eu nao vou parar enquanto minhas bolas n�o tocarem sua bundinha



Le hice caso y sin esfuerzo su polla ingres� en mi ano. No
del todo porque sent� como me tocaba algo por dentro. Empez� a follarme,
mientras yo me sujetaba en las caderas de Marcela, musitando:


� Quiero que me partas el culo�


Bianca, siempre atenta a mis ruegos, me la meti� toda de un
golpe notando sus cojones golpearme las nalgas. Yo di un respingo y le dije que
me dol�a.


� Qu� bien putinha m�a, tu pediste y yo te complac�.
Cuando regreses a tu casa te doler� ese culito de zorra y te acordar�s de m�

�respondi� ella


Pero, naturalmente, no me apart�, lo �nico que hice fue
suplicarle que fuera un poco m�s despacio. Tambi�n esta vez me hizo caso y
sigui� foll�ndome con m�s lentitud. Sent�a en todo mi cuerpo un placer enorme.


Aquello era el para�so del profeta. Yo me solt� de Marcela y
me arque� un poco hacia Bianca. Entonces vi como las dos se daban la lengua y se
magreaban las tetas, unos senos ingentes. Se pellizcaban los pezones y se los
lam�an. Bianca me estaba follando sin cond�n. Se lo dije pero me contest� que
ella estaba limpia, y yo, lo siento mucho, no deseaba sacarme aquello de mi
interior. De pronto me agarr� m�s fuerte de mis caderas.


� Me voy a correr. �Hostias, qu� bueno! �bram� a mis
espaldas


Yo segu�a culeando y ella no paraba de nalguearme. Cuando
empec� a sentir como su rechoncho banano se hinchaba todav�a m�s, me prepar� y
le supliqu�:


� �Dame toda su leche! Quiero sentirla dentro de m�.


Se corri�, por lo menos estuvo dos minutos corri�ndose sin
parar mientras le devoraba la boca a su amiga. Me la sac� y me mand� que se la
limpiara. De nuevo en mi boca, chup� con mucho ardor aquella tremenda manga
pastelera, notando a un tiempo el sabor dulz�n de su crema de leche y el amargo
de mis intestinos. Not� como de mi culo sal�a la leche de Bianca y como
resbalaba y goteaba como una catarata espesa por mis muslos.


Cuando acab�, Marcela me dio un pa�uelo de papel y me limpi�
lo mejor que pude. Me volv� a vestir y unimos los tres nuestras lenguas en un
beso durante un par de minutos.


� Hoy quiero follarte en una cama �me dijo Bianca�
�Pero otro d�a no dejes de llamar a Marcela
�continu�, gui��ndole un ojo a
su amiga


� �Yo tambi�n quiero meterte ni mano! �a�adi�.


Y, sin m�s, se fueron de all�, dej�ndome con un placer
exquisito y con el rabo p�treo ya que a�n no me hab�a corrido. Mir� el reloj y
vi que solo faltaban diez minutos para las nueve. Sal� de los �rboles, desenlac�
la moto y sal� zumbando el taco hacia casa de Carla.


Estaba llamando al interfono a las nueve en punto. Ella misma
me respondi� y me pidi� que subiera. Sub� hasta el segundo piso, donde ella
viv�a. La puerta estaba abierta, entr� y la llam�. Me contest� desde el otro
extremo de la casa rog�ndome que entrara y me acomodase en el sal�n. Me sent� en
un sill�n. La sala estaba vac�a. Por fin apareci� en la puerta. Estaba de
esc�ndalo. Llevaba un tanga blanco con encaje de hilo dental, con ligueros y
medias, todo en color blanco. Unos zapatos de tac�n de aguja tambi�n blancos,
que se abrochaban con unos cintas que le llegaban hasta por debajo de las
rodillas. Un sujetador que dejaba al aire sus bonitos pechos y por encima una
especie de tul blanco transparente.


� �Pareces una diosa! �exclam� �Estas muy bonita!



� �Te gusto? �pregunt�.


� S� y mucho.



� �Quieres beber algo?



� Una birra, por favor.


Se fue hacia la cocina y o� como preparaba algo. Al rato
tra�a en una peque�a bandeja dos vasos de birra y un cuenco con un poco de man�.
Se sent� en el sof�, cruzando sus largas piernas y me dijo:


� �Ven si�ntate ac�!



Me levant� del sill�n y me acomod� a su lado. Bebimos de
nuestros respectivos vasos e hicimos un brindis.


� �Por ti! �dijo ella.


� �No por los dos! �exclam� yo.


Le ofrec� un cigarrillo y le di fuego. Yo la miraba y casi no
pod�a cre�rmelo. �Vaya mujer que ten�a a mi lado! Le acarici� el muslo que
quedaba m�s a la vista y con un dedo le toque un pez�n. Me mir� y cerr� los
ojos. Se acerc� buscando mi boca, nos besamos entrelazando nuestras lenguas.
Mientras nuestros labios no paraban de besarse, nuestras manos corr�an locas por
nuestros cuerpos. Met�a sus largas manos en mi pecho y acariciaba mis tetillas.
Yo por mi parte no dejaba de tocarle por detr�s de la nuca y de sobarle a
conciencia la teta derecha. Poco a poco fui bajando y le mim� su entrepierna.
Ella par� y me dijo:


� Hum...taradinho...voc� me quer?



� Claro �le respond� yo


� Mesmo sabendo que sou boneca?



� Claro



Me quit� la camiseta y empez� a chuparme con su lengua todo
mi pecho. Dej� de tocarle la teta y abriendo su tul me dispuse a chuparle sus
grandes pezones y a darle peque�os mordisquitos que hac�an que empezara a gemir.
Me cogi� de la cabeza y nuevamente nos besamos.


Se levant� y d�ndome la mano la segu�. Llegamos a una
habitaci�n abri� la puerta, pas� y ella cerro tras de m�. Ca�mos a la cama
abrazados y ah� desemboc� todo nuestro ardor. Sentados en la cama y de frente
empec� a quitarle el tul y el sujetador. Con ambas manos sopes� sus pechos y
met� mi cabeza entre ellos. Mi lengua no daba abasto.


Ella se tumb� en la cama, y yo poni�ndome a su lado izquierdo
la empec� a acariciar y a besarle aquel sorprendente cuerpo. Lentamente le baj�
el tanga, descubriendo la manga de riego que me hab�a desvirgado. La introduje
en mi boca y se la mam� muy despacio, deleit�ndome como si fuera un caramelo.


� �O, querido, qu� bien lo haces! �me dec�a� �Sigue
as�, no pares, putinha!



Ya con la polla erecta, mis movimientos cada vez eran m�s
r�pidos. Me sent�a muy bien con aquel chupete en mi boca. Alargu� una mano y le
introduje dos dedos en la boca, que ella lami�. Los saqu� y le toque su pez�n
hasta pon�rselo bien duro. Me detuve y la admir�. Era como una diosa de �bano.
Con su melena negra, sus pechos, dos esferas descomunales, sus piernas duras y
musculadas, y la ropa que llevaba, acompa�ando a un pene que me enloquec�a, en
un perfecto cuerpo de mujer. La bes� de nuevo y empez� a quitarme los jeans y
las zapatillas.


� �Me enloquece como hueles, meu garoto!



� �O, qu� coqueto! �exclam� riendo cuando descubri� mi
calz�n.


Empez� a tocarme por encima de la tela, aunque no hacia falta
porque yo estaba como una moto de salido. Cu�ndo me desnud� del todo cogi� mi
falo y se lo trag�, �del todo! Mis ojos no pod�an creer lo que ve�an pero as�
era. Mi capullo rozaba con sus am�gdalas y la sensaci�n nueva para mi, me
gustaba tanto que la ped� que parase, pues quer�a saber como lo hacia. Me
explic� que ten�a que ponerme tumbado en la cama y que ella me la meter�a en mi
boca poni�ndose por detr�s de mi cabeza. Al principio me costo acostumbrarme,
pero lo logro y por fin pude introducirme todo su pene en mi boca. Ella se ech�
sobre mi cuerpo y comenzamos con un rico sesenta y nueve.


Mientras est�bamos dedic�ndonos a estudiar los secretos de la
aritm�tica y pasar del sesenta y nueve al setenta, distingu� como se abr�a la
puerta y aparec�a una travest� de piel muy negra, color carb�n, vestida solo con
unas botas de vinilo rojo de tac�n.


� Posso participar? �pregunt� educadamente



� Claro que pode �le respondi� Carla


� Que bom, querida �respondi� ella a su vez


Le alargu� mi mano y se uni� a nosotros. Ten�a unos pechos
muy duros pero no eran tan grandes como los de Carla y, a pesar de un f�sico de
culturista, su polla tampoco parec�a como la de aquella aunque estaba
morcillona. Ya encima de la cama, se puso acariciar el culo de su amiga, y a
lam�rselo. Los suspiros de Carla pronto empezaron a sonar en la habitaci�n.


La amiga empez� a meterle un dedo por su ano, mientras segu�a
acarici�ndole las nalgas. Nosotros paramos de hacer el sesenta y nueve


� Jos� Antonio, te presento a Jacinta� Jacinta, este es
Jos� Antonio
�nos present�


La reci�n llegada sac� su dedo del ano de mi amiga, me dio la
mano y nos besamos cort�smente, a continuaci�n se incorpor� plenamente a nuestra
sesi�n de sexo recreativo. Carla me pregunt�:


� �Quieres algo especial?


� S�, �Quiero follarme a Jacinta mientras t� me follas a
m�!
�yo le contest�


Como locos nos empezamos de nuevo a meter mano, yo le mamaba
el culo gustoso a Jacinta y �sta se lo chupaba a Carla. �sta, por su parte,
enterraba tres dedos en mi ano hambriento. Era el goce sublime. Paramos y
Jacinta busc� un bote de crema lubricante KY que unt� en su ano y en mi chorizo.
Me lo pas� a m� y yo me puse un poco en mi agujero, a sabiendas de que no lo iba
a necesitar. Carla, se puso un poco sobre su picha. Jacinta se coloc� a cuatro
patas y me mostr� su apetitoso agujero separ�ndose las nalgas con las manos,
mientras me dec�a:


� P�e em mim tamb�m, eu quero sentir esse pau.



Yo s� la met� de una sola vez y empec� a moverme. Carla se
puso tras de m�, y tras decir:


� Vamos fazer um trenzinho, eu no seu e voc� no dela...


Me la introdujo. Aquel tren era simplemente maravilloso, pues
mientras yo me follaba a Jacinta, Carla me follaba a m�. Los fren�ticos envites
de Carla y a trav�s de mi pija iban a parar contra los gl�teos de bailarina de
Jacinta que no paraba de gemir y vociferar:


� Quero, enche minha bunda de leite quente!



No tard� mucho en correrme, vaciando, como se me ped�a, todo
el l�cteo contenido de mis test�culos dentro del culo de Jacinta, que lo recibi�
culeando m�s r�pidamente. Como yo ya me hab�a ido, cambiamos las posiciones.


Jacinta me follaba a m� y Carla se follaba a su amiga.
Aquello dur� alrededor de diez minutos m�s. A un lado de la habitaci�n hab�a un
espejo, no muy grande pero lo suficiente como para poder vernos los tres
mientras foll�bamos. Recib� la segunda corrida de mi vida dentro de mi culo
mientras que Carla tambi�n eyacul� en el ano de Jacinta. Nos desacoplamos y
r�pidamente me puse debajo del ano de Jacinta para chuparle el aceitoso hilillo
semen que resbalaba por su rico y oscuro agujero de chocolate. A su vez Carla
hizo lo mismo conmigo. Cuando acabamos, nos quedamos los tres abrazados y
sudorosos encima de la cama. Nadie dec�a nada, tan solo nos acarici�bamos y de
vez en cuando busc�bamos la boca de uno u otro. Al final, Carla me pregunt�:


� Gostou lindinho..?



� ���Ha sido de puta madre!!! �respond� entusiasmado


Nos levantamos pasado un rato y nos fuimos a duchar de uno en
uno, ya que la ducha era muy peque�a. Carla me invito a quedarme a cenar.
Mientras ella se fue a preparar algo a la cocina, nos quedamos solos en el ba�o
Jacinta y yo.


Apenas bast� una mirada para que me arrodillara y me pusiera
a mamarle su pija. En poco tiempo se endureci� como una columna de hormig�n. Me
di la vuelta y le ped� que me la metiera. Ella se sent� en la taza del excusado
y me dijo:


� Si�ntate encima de m�



Me introduje su polla y empec� a cabalgar como un poseso
mientras le lam�a los pechos. Las u�as de Jacinta me ara�aban la espalada y
nuestras bocas en un momento se juntaron para no volverse a separar hasta que
ella me gru�� que se iba a correr. Me levant� y me met� su polla en la boca,
trag�ndome todo de lo que ella sal�a. Me incorpor� y la bes�.


� �M�tete en la pileta! �me orden� repentinamente. Y
continu� �Ponte de rodillas!



Me imaginaba lo que iba a hacer por lo que abr� la boca y me
acerqu� a su verga ya fl�cida.


� Toma chuva dourada! �exclam�


De repente, ella empez� a orinar y yo como pod�a recog�a todo
el or�n y lo tragaba con desesperaci�n. Mucho de �l cay� por mi cara y mi
cuerpo. Pero lo que pude alcanzar lo sabore� y me lo tragu�, como si fuera el
don m�s preciado. Me di una nueva ducha y sal� del ba�o.


Carla hab�a preparado unas croquetas congeladas y patatas
fritas. Nos sentamos los tres desnudos en la mesa y dimos buena cuenta de la
comida. Despu�s ayud� a recoger la mesa y me ofrec� a lavar los platos. Eran
cerca de las doce.


� Me tengo que prepara para ir a trabajar �inform�
Jacinta


Nos quedamos solos Carla y yo en el sal�n, desnudos. Li� un
canuto algo cargadito y ella yo nos pusimos a fumar y hablar de mil y una cosas.


Hacia la una y media de la madrugada, o�mos ruidos de llaves
en la puerta, por lo que nos tapamos con unos cojines. La luz del recibidor se
ilumin� y aparecieron en la puerta del sal�n dos nuevas amigas de Carla: Sabrina
y Ricarda. La �ltima parec�a bastante perturbada y ten�a el vestido roto.


Despu�s de tomarse una manzanilla y m�s calmada nos cont� lo
que hab�a pasado. Una hueste de travest�s nuevas de aspecto vampiresco se hab�a
trasladado a su zona, por lo que Ricarda les llam� la atenci�n y les dijo que
all� no pod�a estar. Las nuevas en vez de amilanarse telefonearon a alguien y al
cabo de diez minutos apareci� una horda de gitanos rumanos que se liaron a
hostias con Ricarda, por lo que tuvo que irse de la zona en cuesti�n, buscar a
Sabrina y pedirle que la acompa�ara a casa.


Carla, despu�s de o�r el relato, se enfad� mucho.


� �Esto no va a quedar as�! �Se va a enterar la puta esa
de qui�n somos nosotras!
�vocifer�


Cogi� el m�vil, marc� un n�mero con rapidez y se puso a
hablar con un tal Manolo, explic�ndole lo que hab�a pasado. Quedo con �l en la
casa en media hora. Yo segu�a desnudo y con el coj�n encima de m�. Carla se fue
a la habitaci�n y se visti�. Sali� con unos jeans y una camiseta.


� Bajo a esperar a Manolo a la calle� �afirm�
recogiendo su bolso. Me dio un beso y se fue. Me qued� solo con Sabrina y
Ricarda.


� Yo necesito relajarme �dijo Ricarda y�ndose hacia su
cuarto.


Yo fui a la habitaci�n de Carla y me puse los pantalones.
Sal� de nuevo al sal�n y me puse a hacerme un porro de hierba jamaicana que me
hab�a tra�do un colega.


� Voy a buscar a Ricarda �dijo Sabrina.


Unos minutos despu�s volvieron a salir las dos, Ricarda
llevaba un chaleco de cuero negro ajustado y unas braguitas del mismo color. Su
compa�era, por su parte, se puso una camisa de camuflaje que ocultaba un poco su
amplio t�rax y sus superdesarrollazos deltoides que yo supuse fruto del cultivo
del f�sico e imagin� que ella ser�a fiel seguidora de m�todos de desarrollo
corporal por correspondencia y compradora de ballestas, gomas y ruedecitas para
hacer gimnasia. Compartimos el porro entre los tres y charlamos un rato.


� Me puedes hacer uno para m�, quiero darme una ducha y
fum�rmelo despu�s tranquilamente
�me pidi� Ricarda


� Claro �respond�, poni�ndome manos a la obra


Se lo li� y ella se lo llev�, dej�ndonos solos a Sabrina y a
m�. �sta se sent� a mi lado para terminar el canuto anterior y me pregunt�:


� �T� eres amigo de Carla?



� S�, algo m�s que amigo �le dije gui��ndole un ojo�
y tambi�n conozco a Jacinta.



� Pero, �eres cliente? �insisti�


� No, no soy cliente



Como parec�a muy interesada en saber que hacia all�, le cont�
todo lo que hab�a pasado con pelos y se�ales. Not� que se turbaba con mi relato
pero yo quer�a esperar su primer paso.


� Lo que ha hecho Carla no es normal. Es la primera vez
que ha tra�do a un chico a casa
�me confes� y continu� Lo que s� le
gusta es comportarse de manera muy activa� Todas nosotras ya hemos follado con
ella. Ninguna ha podido resitirse a meterse el pene de Carla. Al mismo tiempo es
muy cari�osa y dulce en la cama y follar con ella es un placer especial.



Sabrina cada vez estaba m�s cerca de m�, hasta que not� como
relajaba su cuello encima de mi hombro y me acariciaba la cara con una mano. Yo
la pregunt�:


� �Y contigo follar tambi�n es un placer?


Busqu� su boca y la empec� a morrear. Le met� la mano por
debajo de la camisa y encontr� unos pechitos muy peque�os.


� Hace muy poco que estoy con un tratamiento de hormonas.
Pero yo tambi�n soy toda una mujer
�me dijo


� �No lo dudo! �respond� Vayamos a tu habitaci�n
�le ped�.


� Duermo en la misma que Ricarda. �Te importa?
�respondi�


� �No, claro que no!



� La �nica que tiene habitaci�n propia es Carla y con cama
de matrimonio. Yo la comparto con Ricarda. Y Jacinta lo hace con una chica que
ahora est� en Madrid
�me explic�


Nos metimos en la habitaci�n y cerramos la puerta. Ricarda
aun segu�a en la ducha. Yo me sent� en una cama y ella se arrodill� y me abri�
la bragueta empezando a comerse mi polla, que en poco tiempo estaba m�s dura que
el caparaz�n de las tortugas Ninja.


Me gustaba como la chupaba. Nos subimos a la cama y tras
quitarnos la ropa busqu� su pene. Este era min�sculo, con unos test�culos
enanos, pero me lo met� en la boca. Mientras est�bamos en pleno sesenta y nueva,
Ricarda abri� la puerta y nos pill�. No dijo nada, tan solo se quit� la camiseta
y las bragas y se sent� en su cama mir�ndonos y toc�ndose su polla. El pene de
Sabrina creci� muy poco, por m�s que se lo chupe y chupe. Ella me dijo:


� Soy solo pasiva, lo que me encanta es disfrutar de una
buena polla dentro del culo.



� �C�mo la m�a? �le pregunt�.


� �S�, como la tuya! �me contest�.



� Pues a m�, me gusta correrme con la polla dentro de
un buen culo. Es una sensaci�n total, el ano se contrae y me aprieta la polla,
es como si me la chupara hacia dentro
�a�ad�


Me recost� sobre la cama para que Sabrina me pudiera lamer
mejor mi polla. Era una experta lamedora.


� �Co�o! �La chupas como los propios �ngeles! �le
coment� admirado


� �Es mi pasi�n comer pollas! �me asegur�.


Mientras Ricarda segu�a masturb�ndose, pude contemplarla
mejor. Ten�a unos pechos parecidos a los de Jacinta pero era un poco m�s gruesa
y su polla era mediana. Con mi mano la invit� a que se uniera al fest�n. Se puso
en pie y se sent� a mi lado, uni�ndose a la comida que Sabrina me estaba
haciendo.


Con mi mano derecha le acarici� el pene y empec� a
masturbarla. Mientras una se la tragaba, la otra me lam�a los huevos y
viceversa. Dej� de tocarle el pene a Ricarda y puse mi mano en su culo.
Introduje un par de dedos y empec� a follarla con ellos. A Sabrina tambi�n le
introduje un par de dedos en su acogedor y c�lido ano y empec� a moverlos. Las
dos culeaban como hembras en celo, hasta que Sabrina par� de mamar, me pidi� que
le pusiera saliva en el ano y se puso a cuatro patas, mostr�ndome la oscuridad
insondable que conduc�a a su recto, invitaci�n que no pude rechazar. Se la
insert� de un solo le�azo, movi�ndome como una bestia en celo.


Ricarda, se arrodill� detr�s de m�, empez� a lamerme el ano y
me meti� un dedo que hizo danzar con sublime maestr�a en mi interior,
alegr�ndome la pr�stata. Sabrina se dio la vuelta y coloc� sus piernas en mis
hombros y de nuevo se la met�.


� �As� cari�o, metela toda! �As� la siento toda en mi
cola!



Y empez� a jadear y gemir. Ricarda se puso en pie y de un
caj�n cogi� un consolador que se lo meti� y mientras se follaba con �l nos
acariciaba y chupaba a los dos. No pude resistir mucho y le dije que me iba


� �En mi culo no! �Hazlo en mi boca!



La saqu� y de nuevo Sabrina se la embuti� en la boca. Cuando
empec� a eyacular la sac� y la comparti� la calenturienta bebida con Ricarda,
mientras yo recog�a el consolador y se lo introduc�a de nuevo a esta �ltima.
Termin� y ca� rendido en la cama. Ellas hicieron otro tanto.


Al rato escuchamos la rid�cula cantinela de un tel�fono
m�vil. Era Carla que dec�a que iba a tardar un poco y que me dijeran que no me
fuera, que volv�a en unos minutos.


Volv� a ducharme, me sequ� y me fui a la habitaci�n de Carla.
Me met� en la cama. Mi intenci�n era esperarla despierto pero al final me dorm�.
La sent� cerca de m� un rato despu�s. Me abraz� y nos quedamos pl�cidamente
dormidos.


Unos meses despu�s, hacia finales de noviembre, Carla y yo,
determinamos, embarcarnos en una aventura comercial nueva. Ella ya estaba
cansada de trabajar en el Nou Camp y yo hac�a un mes que hab�a empezado de nuevo
las clases, por lo que con el dinero que yo ten�a y con la plata que ella hab�a
reunido, decidimos, cambiar de aires. Ella dej� el piso de Les Corts y su
trabajo en la zona y despu�s de buscar bastante encontramos un piso en la calle
de les Ramalleres.


Era un piso muy antiguo, pero enorme: siete habitaciones, m�s
un sal�n espacioso, tres cuartos de ba�os en bastante mal estado y una terraza
min�scula, que despu�s de unas reformas tambi�n se convirti� a su vez en la
octava habitaci�n. Decoramos con mucho esmero y delicadeza el nuevo lugar. Basta
decir que sus antiguas compa�eras de piso no quisieron venirse con nosotros y
que se quedaron en la zona de trabajo ya mencionado. Nuestra intenci�n era hacer
de ese piso nuevo, nuestro lugar para vivir y el negocio para seguir con la
profesi�n de Carla, puesto que como ella siempre dice:


� Yo soy puta de los pies a la cabeza y jam�s dejar� de
serlo. Me gusta mucho mamar, que me la metan y meterla
.


Lo primero y m�s importante era encontrar a quien se quisiera
venir a trabajar con nosotros. Y no fue tarea dif�cil. Una noche y en mi moto
nueva, llegamos a la zona de Wellington en busca de las nuevas inquilinas. Hab�a
unas cuantas travest�s pero dos de ellas nos llamaron la atenci�n por su
espectacular cuerpo. Nos acercamos a las mismas y les ofrecimos la posibilidad
de trabajar con nosotros. Se llamaban Ang�lica Rodrigues y Susana Soares. Eran
tambi�n brasile�as, y, tanto activas como pasivas. Negras, altas, delgadas, con
un buen par de senos cada una y culo resping�n, capaz de hacer las delicias de
cualquier hombre. Quedamos con ellas en el piso al d�a siguiente. Pero nos
faltaba otra m�s, puesto que la idea era que hubiera por lo menos tres
travest�s. Nos paramos en un bar para tomar un caf� y pensar como ten�a que ser
el tercer travestido.


� Sin ninguna duda, amor m�o, mulata y bien dotada, para
que sea un equipo homog�neo
�afirm� Carla


� Yo conozco a una que creo que te va a encantar
�respond� yo, ni corto ni perezoso.


Despu�s de tomar las consumiciones nos dirigimos a la Campo
del Bar�a en busca de Bianca.


La encontramos r�pidamente y nos pusimos a hablar con ella.
Yo le hice un par de gui�os con los ojos para que no me descubriera, cosa que
entendi� a la perfecci�n y en un momento est�bamos los tres intentando resolver,
que ella fuera nuestra tercera "trabajadora". Bianca no se hizo mucho de rogar
pero nos impuso una condici�n, acababa de llegar y estaba caliente como una gata
en celo.


� Necesito que alguien me la mame, porque as� me quedar�
m�s relajada
.


Yo, tal vez porque conoc�a de sobras el poll�n de Bianca y
porque ten�a unas ganas locas de comer huevo, fui hacia ella


� No, ahora quiero ver c�mo se las comes a tu amiga
�dijo Bianca


Carla puso cara de extra�eza, pero enseguida pude observar en
sus ojos que no iba a poner ninguna traba en la condici�n de su nueva amiga. Nos
metimos un poco entre los �rboles, y Carla desabroch�ndose la cazadora de cuero
que llevaba y dejando al aire sus excelsos pechos de �bano se agach�, y rebusco
en la entrepierna de Bianca. No le cost� mucho sacar el enorme huevo de la
mulata y menos a�n empezar a darle una mamada espectacular. Y la defino as�,
porque era una delicia ver como Carla se tragaba la enorme polla de Bianca y
como esta de inmediato se puso a gemir, como una loca.


En poco tiempo el m�stil de Bianca ya estaba totalmente
erecto y m�s duro que los empastes de Hulk y a�n as� Carla no paraba de chupar y
lamerlo de arriba abajo. Yo me puse a tocarle las tetas a Bianca y a apretarle
los pezones. Con una mano le apretaba uno de sus pechos y con la otra mojada en
su saliva le buscaba el culo. Cuando la encontr� le empec� a meter dos de mis
dedos. Enseguida not� como entraban y sal�an sin problemas por lo que me dispuse
a meterle otros dos m�s. Bianca no paraba de gemir de placer mientras que
insultaba a Carla dici�ndole:


� �Sigue putinha, sigue! �mama mi huevo!



Carla no dec�a nada. Tampoco pod�a con esa monstruosa polla
dentro de su boca.


Bianca hizo levantarse a Carla y buscando su boca las dos
empezaron a besarse como pose�das. Yo por mi parte ocupe el lugar que hab�a
dejado Carla, mientras segu�a con mis cuatro dedos en su cola, movi�ndolos sin
parar. Con la mano que me quedaba libre me desabroch� el pantal�n y me lubriqu�
mi ano. Saqu� los dedos del ano de Bianca y me puse entre las dos, con mi culo
en pompa para recibir la grandiosa polla aquella mulata. Mientras Bianca y
Carla, no dejaban de meterse mano entre las chichis, de estrujarse los pezones y
besarse.


Cuando mi pareja se dio cuenta de lo que pretend�a, me hizo a
un lado, ocupando ella mi lugar. Se quit� los pantalones que llevaba, que
cayeron al suelo, se aparto la tanga a un lado y con un poco de su saliva se
lubrico su hoyo. Le cogi� el huevo a Bianca y sin contemplaciones se la meti�,
hasta el fondo, empezando a culear de una manera descomunal.


Baj� su cabeza hasta mi pene

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Relato: Risqui bisnes
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