Hola me llamo Viviana tengo 47 a�os, y este ultimo a�o me
dedique a cuidar abuelitos, lo que les voy a contar es un resumen de los cuatro
�ltimos meses.

Despu�s de atender un par de se�oras mayores, me llaman para
cuidar al abuelo de una intima amiga m�a, sin problemas voy a la entrevista con
sus nietos, y me cuentan que de salud esta mejor que bien, tiene 76 a�os, fue y
seg�n me contaron un gran deportista y un amante de la buena vida y de una salud
de hierro, pero hab�a ca�do luego de su viudez en una gran depresi�n, dejo de
visitar a sus amigos y familiares, y no cuidaba de sus comidas ni de su salud,
estaba como disperso, y no se le conoc�a una sonrisa en los �ltimos meses.

Desde ya lo que me ofrec�an era muy buena plata, el horario
de 10 de la noche a 9 de la ma�ana, cuatro veces por semana, tenia un par de
enfermeros a disposici�n las 24 horas, pero ven�an a ba�arlo y suministrarle sus
medicinas a eso de las 9 de la noche.

Mi funci�n especifica era leerle, hacerle un caf� todas las
noches, y acostarlo, por la ma�ana era despertarlo con un buen desayuno,
comentarle las �ltimas noticias del diario y si tenia alg�n problema llamar al
m�dico, a los enfermeros y en todo caso a la familia.

El hombre en cuesti�n era delgado, bien conservado por el
ejercicio, algo canoso, cosa le quedaba muy bien, muy buen aspecto general, en
su juventud debe haber roto m�s de un coraz�n.

El tema en si es que el primer mes lo pase aburrid�sima, ni
una palabra, no hacia un gesto, y para pedirme algo, solo monos�labos y gestos
adustos.

Todos los d�as despu�s de acostarlo y darle su caf�, yo
limpiaba los utencillos y me acomodaba en un sill�n en la habitaci�n justo
frente a la suya, por cuestiones de seguridad deb�a dejar la puerta de su pieza
abierta, pero yo entrecerraba la m�a por una cuesti�n de intimidad, aunque el
menor ruido que se produc�a yo pod�a escucharlo.

Al principio dorm� vestida, era invierno y la verdad es que
cre� que me iba a levantar cada dos minutos, pero con el correr de los d�as me
di cuenta que eso no solo no hab�a sucedido, sino que no iba a suceder, Don
Alberto as� lo llamaba, no necesitaba de nadie y menos de mi, por lo menos hasta
ese tiempo.

Un d�a ya primavera, hacia mucho calor y decid� ir a trabajar
con un vestidito de algod�n muy liviano, luego de la cena y del caf� llevo a Don
Alberto a su habitaci�n y lo ayudo a acostarse, le doy su caf�, apago la luz de
la habitaci�n y me dirijo a la m�a luego de higienizarme. Me daba no se que
acostarme con un vestido tan lindo y arrugarlo, como imagine no tener que
levantarme de urgencia, y como nunca hab�a sucedido, decid� quit�rmelo, les
comento que tra�a solo puesta una tanguita de leopardo que me encanta y me hace
sentir muy sexy y un corpi�o de encaje negro.

Cuando tengo el vestido ya a la altura de mi cabeza, siento
que me est�n observando, miro hacia la puerta de mi habitaci�n y noto que hab�a
olvidado cerrarla, estaba abierta de par en par trato de ver un poco m�s all�, y
noto dos ojos que me est�n clavando la vista sin pesta�ar, al mismo tiempo que
me doy cuenta de esto, Don Alberto que me llama, Vivi por favor veni r�pido, sin
m�s y sin pensarlo, adem�s era la primera vez que me llamaba con urgencia, voy
as� como estaba, me paro frente a el, y lo �nico que me dice es gracias. Con una
sonrisa en los labios me dice gracias Vivi, fue sin querer, pero no me perd� ni
por un instante del placer de verte as�, sos mi primer alegr�a en meses, yo no
sabia si estar molesta, sonrojada, el comentario me hab�a pegado, detr�s de su
imagen tan ruda y adusta, hab�a aparecido el hombre.

Don Alberto, que le paso, disculpe si hice algo indebido. Por
el contrario, me contesto, no me hubiera atrevido nunca a ped�rtelo, pero me
dorm�a todas las noches pensando en tu cuerpo desnudo. Epa, esto era m�s de lo
que me pod�a imaginar que me suceder�a y menos con Alberto.

Yo segu�a paradita delante de �l media en bolas y no sabiendo
que hacer, adem�s sentida lago muy raro dentro de mi, lo estaba mirando a los
ojos casi llorosos y de pronto, sin m�s me quito el corpi�o, lo pondo sobre la
silla y tomando las dos tiritas de mi tanga leo pardina, me doy vuelta y
comienzo a baj�rmela muy despacito, cuando llego a destapar mis muslos
completamente me voy agachando y mostr�ndole el culito limpio y abierto todo
para �l, me doy vuelta nuevamente y otra vez frente a el le pido me haga un
lugar en la cama.

Por favor me dice, soy yo quien te suplica entres en la cama
conmigo de dice. Cuando corre las sabanas noto que se ha sacado su ropa interior
y decidimos sin decirnos nada quitar completamente las sabanas, no se imaginan
como me impacto ver el cuerpo de este hombre desnudo, nada que ver con lo que me
hab�a imaginado, no solo no me produjo ninguna reacci�n desagradable sino que
por el contrario era realmente un cuerpo viril, bien mantenido, y ni se imaginan
cuando pude notar el tama�o de su miembro, no hab�a visto nada igual en mi vida,
ni mi marido, ni mi jefe creo que ni en videos aparece semejante pija.

El se dio cuenta al instante que su verga me impact�, de
inmediato comenz� a acariciarme, muy dulcemente, se notaba mucha experiencia, en
un momento me toma de la mano y me gu�a a que lo acaricie yo a �l, como se
imaginaran empezamos por esa poronga, si muerta ya me parec�a algo especial,
cuando empez� a crecer, i lo hizo muy despacio, mis ojos no pod�an creer lo que
ve�an, y ni les cuento como empec� a mojarme, en un momento sin darme cuenta ya
lo estaba pajeando, y minutos despu�s y sin tomar conciencia de ello, lo tenia
metido en la boca.

La situaci�n era, �l recostado casi sentado sobre el respaldo
de la cama , con las piernas abiertas, yo de rodillas entre sus piernas, con la
cabeza metido en su ingle y con las dos manos tirando de esa pielcita para
atr�s, para pod�rmela meter toda en la boca, les cuento esto porque su cabeza
era impresionante, me costaba abrir la boca para met�rmela. Bueno ya era hora,
saque su pija de mi boca lo bec� en los labios, le ped� que se acomodara bien en
la cama, cerro sus piernas y luego de un abrazo muy cari�oso y sin desprenderme
de �l, lo fui montando de a poco, muy despacito, sub� una pierna por sobre su
vientre, mientras el me acariciaba el busto y luego las nalgas con ambas manos.

Una vez que estuve sobre Alberto, lo llene de besos, el
jugaba con mis pezones hasta ponerlos duros como carozos de aceituna, despacito
y con dulzura comenc� una paja en �l como para lograr la rigidez necesaria y
luego con la ayuda de la misma manito, comenzamos entre los dos a introducir
semejante pija en mi pagina, era viejo zorro, un poquito la cabecita adentro, y
luego afuera como no pudiendo o queriendo, otro intento, la cabecita dentro y
otra vez afuera y vuelta a empezar, cuando ya me desesperaba de la calentura, y
cre� que empezaba otra ronda de jueguito, de golpe un empell�n y la pija hasta
el fondo, me ocupaba toda, no quedaba un lugar, ni de lado ni de fondo, sent�
que me presionaba las partes m�s profundas, tome un respiro, el tambi�n, y
comenzamos un vals, que acompa�amiento, toda la experiencia de sus a�os en un
polvo que me marco, nada conocido igual, lo tome de los hombros me incorpore lo
mas que pude, el comenz� otro juego con mis orejas pechos y pezones, y ya el
movimiento comenz� a ser m�s sensual, cada vez me la sacaba m�s pero en la otra
oleada era m�s adentro, empec� a sacar mi lengua se�al que estoy por acabar, sus
ojos comenzaban a quedar cada vez m�s en blanco, hasta que por fin le ped� por
favor que me acabara, y lo hizo, no se de donde saco fuerzas, semen y voz para
gritar, pero acabamos en un alarido, si los dos. Cuando me separe de el y me
recost� toda en la cama sent� como de mi vagina sal�an chorros de semen, un
tesoro por Alberto guardado para ese d�a.

Y ese fue el primer d�a de cuatro meses de locura. Un beso
Viviana