Relato: Mi cu�adita, mi consuelo





Relato: Mi cu�adita, mi consuelo

A medida que el avi�n se alejaba, perdi�ndose en el
horizonte, pod�a sentir c�mo una multitud de emociones se manifestaban en mi.
Iban a ser dos a�os durante los cuales ella, mi esposa, iba a estar lejos de mi.
Hab�amos hablado mucho de ello, hablamos bastante al respecto, lo suficiente
para que al fin decidieramos que no nos iba a afectar el hecho que ella se fuera
a estudiar una maestr�a en el extranjero.



Aun no ten�amos hijos, a pesar de tener cuatro a�os de
casados. Ambos hab�amos acordado en enfocarnos en nuestras carreras antes de
convertirnos en padres de familia, aunque nunca pensamos que llegara a pasar
algo como esto, y justamente esa era la mejor parte, el estar separados por
tanto tiempo no iba a afectar a nadie m�s que a nosotros.



Sent�a que me iba a hacer mucha falta, pero al final me iba a
terminar acostumbrando a su ausencia. Por otro lado, algo que sab�amos muy bien
era que ninguno de los dos era de hierro y que en alg�n momento �bamos a
emparejarnos con alguien, yo con una hembra aqui y ella con alg�n tipo por all�.



El viaje del aeropuerto hasta la casa fue tranquilo, lo
suficiente como para ir pensando en ella y en la nueva fase de mi vida. Estaba
casado, y solitario por dos a�os a partir de aquel dia. Mis ideas todavia no
estaban tan claras.



Esa misma noche encend� la computadora y revis� mi e-mail.
Como lo esperaba, hab�a un mensaje de ella.



"No sabes c�mo me haces falta. Cr�eme que lloro al momento
de escribir estas lineas, porque me gustar�a tenerte conmigo aqui y ahora. Estoy
completamente desnuda, revisando cada una de las marcas que me dejaste en todo
el cuerpo. Es una l�stima que s�lo durar�n unos cuantos dias ahi, teniendo mas
de 700 por delante. Aun tengo mis partes hinchadas y enrojecidas de tanto que
las chupaste anoche. Tambi�n me duele mucho el ano, y me encanta porque ese
dolor me ayuda a recordarte, pero a la vez me recuerda que pasar� mucho para
poder sentir tu pene de nuevo ahi.


Mi amor, te necesito tanto, te extra�o, te deseo�te amo.


Mejor no sigo porque me siento morir, cuidate mucho. Te
escribir� cuando me sienta con fuerzas de nuevo.
"



Sent� que la sangre me quemaba, que la cabeza me daba
vueltas. Ni siquiera apagu� la computadora, ni siquiera cerr� la casilla de
correo. Me fui a la habitaci�n y me qued� ahi, sinti�ndome miserable, sabiendo
que hab�a una hembra enamorada de mi, tan lejos, de la que yo estaba enamorado
tambi�n y que por tanto tiempo no iba a poder tener en mis brazos.



La noche anterior hab�a sido una de las m�s fogosas que
hab�amos tenido. Tuvimos que ir a un hotel en las afueras de la ciudad, con
habitaciones especiales a prueba de ruido. Fue maravilloso desde que llegamos.
Esa noche hicimos el amor quizas unas ocho veces. Ella tuvo como unos veinte
orgasmos fuertes, y algunos silenciosos que talvez habr�n sido unos diez. Llen�
sus nalgas y piernas con muchas marcas que hice con mi boca y mis dientes.
Tambi�n sus pechos quedaron llenos de las mismas marcas, y sus pezones los chup�
tantas veces esa noche, hasta que ella misma me dijo que sent�a ardor, y aun asi
segu� chup�ndolos mucho m�s. Fue lo mismo con su conchita, la chup� tanto que
lleg� a hincharse. Hice que se corriera muchas veces en diversas ocasiones
mientras me com�a su conchita una y otra vez. Igualmente bes� y chup� su ano,
haci�ndola gritar de placer. Ella tiene el ano muy sensible, muchas veces se ha
corrido mientras se lo beso o le meto un dedo. La penetr� vaginal y anal tantas
veces, y ya por �ltimo, cuando nos quedamos sin fuerzas, me qued� masturb�ndola
con mis dedos hasta que se qued� dormida. Despu�s de horas y horas de gritos,
jadeos, suspiros y gemidos, por fin reinaba el silencio en aquella habitaci�n.



Fue asi, recordando todo lo que hab�a pasado, todo el sexo y
la pasi�n de la noche anterior, que me qued� dormido, so�ando que ella estaba
ahi conmigo, en la misma cama, aunque en el mismo sue�o sab�a que no era as�.



Casi un a�o despu�s las cosas andaban bastante mejor en lo
sentimental. No voy a decir que habia logrado reemplazarla, pero si habia tenido
una que otra aventura puramente sexual con algunas chavas. Sin embargo lo mejor
estaba por venir, y yo mismo no pod�a ni sospechar de donde vendr�a.



Un dia s�bado regresaba del gimnasio, pensando en tomar una
ducha caliente para relajarme un poco. Llegu� a casa y al entrar a mi habitaci�n
me encontr� con una bolsa de viaje y las ropas de alguien en el suelo. Se
trataba de unos zapatos deportivos, una remera, unos pantaloncillos cortos, y
una bragas muy sexy. Por unos instantes me qued� perplejo, tratando de entender
aquello, aunque casi inmediatamente me percat� de lo que ocurr�a. Aquellas ropas
yo ya las hab�a visto antes. No pude resistir y tom� aquellas bragas en mis
manos. Las desdobl�, comprobando que eran en verdad diminutas y muy sexy.
Instintivamente las acerqu� a mi nariz para olfatear el aroma que se desprend�a
de la entrepierna. Todav�a hab�a algunos vellos p�bicos en ella.



Tuve ganas de ir a la ducha para tratar de contemplar a la
hembra que ahi se encontraba, tomando un ba�o. Sin embargo no lo hice. Pudo m�s
el temor de verme en una situaci�n embarazosa, en especial porque no ten�a ni la
menor idea de c�mo pod�a reaccionar aquella chava.



Se trataba de mi cu�ada de tan s�lo 14 a�os. A su edad, ten�a
1.60 de estatura, pechos medianos, caderas un tanto estrechas todav�a, hermosas
piernas y un trasero muy bonito. Su piel de un color canela claro, cabello lacio
hasta los hombros, rostro agradable y armonioso, con unos ojos bellos y
expresivos.



Hac�a un par de a�os que hab�amos tenido que sacar un juego
de llaves nuevo porque las de mi esposa se hab�an extraviado. Semanas despu�s
fueron encontradas en casa de mis suegros. Casi todos los dias me acordaba de ir
a buscarlas, y siempre terminaba sin hacerlo, hasta que decidimos que mejor se
quedaran alla, ya que a la larga pod�a resultar mejor que ellos tuvieran ese
juego de llaves en su casa.



Eso explicaba c�mo mi cu�ada hab�a logrado entrar a la casa.
Todav�a faltaba responder a la pregunta: Qu� hace ella aqu�?.



En muchas ocasiones hab�amos hablado y hasta bromeado un poco
acerca de varios temas. En los �ltimos meses nos hab�amos estado escribiendo con
cierta frecuencia por e-mail. M�s que nada le ayudaba con sus deberes cuando le
asignaban investigar uno que otro tema, aunque no desaprovechaba para tornar los
mensajes un poco m�s p�caros de vez en cuando, aunque siempre con mucha cautela.
Ella por su parte nunca hab�a dejado de responder a mis mensajes, y siempre me
segu�a el hilo de lo que le hab�a enviado. Hasta el momento, yo ya sab�a por
mensajes de ella misma, que ya no era virgen, que hab�a tenido un par de novios,
que de vez en cuando miraba una que otra pelicula porno cuando todos dorm�an,
hasta me hab�a enviado una foto de ella en traje de ba�o.



A pesar de todo eso, todav�a no me atrev�a a iniciar algo con
ella. En muchas ocasiones al llegar a casa de mis suegros, ella sol�a
comportarse de forma evasiva, trataba de no quedarse a solas conmigo, aun si se
trataba de lugares amplios como el comedor o la terraza. Era como si ella no
quier�a propiciar algo. Justamente eso era lo que m�s me extra�aba de aquella
situaci�n, ya que ahora ella se encontraba en mi casa, s�lo conmigo.



Decid� ir a ver un poco de tele, no sin antes avisarle a ella
que ya me encontraba en casa. Ella me respondi� desde la ducha que no tardaba en
salir, y que disculpara que no hab�a tenido tiempo para avisarme de su visita.
Le respond� que no se preocupara, que hablar�amos despu�s, cuando ella terminara
y se vistiera.



Minutos despu�s lleg� hasta donde yo estaba, vestida con una
bata y calzada con unas pantuflas. Nos saludamos con un beso en la mejilla, y
despu�s de elogiar lo bien que ella se veia, nos sentamos y ella procedi� a
decirme lo que ocurr�a.



Mis suegros hab�an hecho un viaje a una ciudad del interior
del pais, y hab�an salido en horas de la ma�ana. En realidad se trataba de una
visita a la familia de mi suegra, es decir los suegros de mi suegro. Mi cu�ada
ten�a pr�ctica de f�tbol esa misma ma�ana y para cuando lleg� a casa, sus padres
ya se hab�an ido. No era la primera vez que se quedaba sola en casa, pero
decidi� que mejor me pod�a hacer compa��a ya que yo me encontraba solo tambi�n.



Le agradec� aquel gesto de su parte, a lo cual me respondi�
que mejor no se lo agradeciera, porque tambi�n ten�a un deber escolar para el
cual necesitaba de mi ayuda. Fue entonces que le dije que ya me parec�a rara
aquella visita social, a lo que ella solo se carcaje� mientras su rostro se
pon�a deliciosamente ruborizado.



Esa noche pedimos una pizza, y mientras le ayudaba con sus
deberes, habl�bamos de cualquier cosa. Hubo un momento en que tocamos el tema de
la ropa interior, a lo que ella me dijo que sab�a que yo hab�a estado tocando
sus bragas, las que hab�a dejado en mi habitaci�n con el resto de sus ropas. Me
dijo que ella sab�a que las hab�a dejado enrrolladas y las habia encontrado
desdobladas y puestas sobre la cama. Entonces supe que era verdad, que en
realidad habia cometido aquel descuido. Yo s�lo atin� a poner la t�pica cara de
quien acaba de ser descubierto. Ella s�lo se carcaje� mientras me se�alaba con
el dedo. � Quiero mostrarte algo � me dijo. Y acto seguido se puso de pie, y se
quit� la bata, dej�ndola caer al suelo. Tenia puesto un traje de ba�o que dejaba
ver su figura de deportista a la perfecci�n, su abdomen plano, sus hermosas
piernas, sus pechos que se apreciaban m�s llenos de lo que en realidad son,
debido a la forma en que el top se los moldeaba. Me qued� como un idiota
contemplandola, mientras ella solo sonreia, hasta que me pregunt�: - No lo
recuerdas? - . De pronto me percat� que en realidad se trataba del mismo bikini
de la fotograf�a que ella me hab�a enviado.




Una vez me dijiste que no me veia mal en el, y que te
encantar�a verme con el puesto en vivo, que si asi de bien me veia en la
fotograf�a, en persona me debia de ver fenomenal. Ya veo que no ment�as, has
botado la baba al verme asi.




Nuevamente se ri� mientras se agachaba para recoger la bata,
misma que nuevamente se puso cubriendo su adolescente anatom�a con ella. Quise
decirle que se quedara as�, pero pens� que mejor era no presionar las cosas. En
mi vida siempre ha funcionado el dejar las cosas caer por su propio peso, y en
este caso no iba a hacer nada diferente.



Finalmente terminamos con sus deberes, despu�s de hablar de
cualquier cosa mientras los hac�amos. Bromeamos un poco m�s de otros temas hasta
que ella sugiri� que vi�ramos si habia alguna pel�cula interesante en la tele.



Estuvimos viendo algunas pel�culas que ya hab�amos visto
desde antes. Leyenda urbana, Acoso sexual, Spiderman, etc. Naveg�bamos entre los
canales, viendo retazos de las pel�culas que nos encontr�bamos. Finalmente
llegamos a un canal en donde estaba American Pie 2. Estaba justamente en la
escena en que Stifler llega repartiendo revistas y pel�culas porno a sus amigos.
Nos quedamos ahi como un par de minutos cuando ella se levant� y me dijo que ya
volv�a.



Cuando regres�, traia un video cassette en la mano, y en sus
labios reprim�a una sonrisa, casi una carcajada. Se puso delante del tele,
bloque�ndolo a mi vista, y mientras levantaba el cassette me dijo:




Prom�teme que nunca le dir�s a nadie de esto.




Yo la mir� con cara de p�caro y le dije:




Es eso lo que pienso que es?




Ella me respondi�:




No se lo que est�s pensando, pero si le dices a alguien
sobre esto ser�s hombre muerto.



OK, est� bien, he captado el mensaje � le dije, levantando
las manos y poniendo cara de bobo.




Acto seguido ella introdujo el cassette en el VCR y lo puso
en PLAY. En realidad yo esperaba ver una pel�cula porno, de hecho pensaba que
eso justamente era lo que ella no quer�a que le dijera a nadie, que �bamos a ver
una pel�cula de esas los dos juntos y a solas.



Durante los primeros segundos solamente se veia
interferencia, luego aparecieron las im�genes. Casi inmediatamente pude
reconocer mi habitaci�n. Iba a decir algo cuando ella se acerc� y puso su dedo
en mis labios, mientras me dec�a � Shhhh, s�lo observa � . Luego acomod� su
cabeza en mis piernas y se qued� asi, acostada en el sof� viendo hacia la tele.
En el fondo se escuchaba una m�sica suave, bastante sensual. De pronto apareci�
ella misma en escena, vestida con un bonito conjunto que consistia en una blusa
verde y una falda color beige. La p�cara miraba hacia la c�mara y bailaba
sensualmente, mientras poco a poco se iba despojando de las ropas, haciendo un
strip tease. Obviamente era algo con calidad amateur, pero yo no solo veia el
baile, sino que tambien la veia a ella, mientras mov�a aquel cuerpo suyo con la
sensualidad de una mujer llena de deseo.



Ya su hermana me hab�a regalado varias sesiones de baile de
ese tipo, que obviamente hab�an terminado en la cama con los dos sudorosos y
satisfechos despues de una o dos horas de sexo. Pero en esta ocasi�n se trataba
de mi cu�ada de s�lo 14 a�os, algo que de pronto se iba eclipsando en mi mente,
poco a poco. Estaba empezando a verla como a una mujer�y tambi�n la deseaba.



A medida que el baile continuaba, mi verga crec�a y
justamente eso me ten�a un poco inc�modo, ya que ella ten�a su cabeza sobre
ella, justamente su mejilla izquierda estaba muy cerca de ella. Sin embargo, me
propuse jugarme el todo por el todo, al final aquella chica no era ninguna
virgencita inocente.



Cuando en el video ella se miraba quit�ndose el bra, pens�
que por fin iba a echarle un buen vistazo a esos pechos medianos pero bien
formados. Sin embargo ella se las ingeni� para cubrirlos con sus manos,
qued�ndose asi y con solamente las bragas, las mismas que hacia horas yo hab�a
olido.



Para ese entonces mi verga ya estaba al cien por ciento, y
ella ya la hab�a notado. Se puso sobre su abdomen, con una mano tocando mi
herramienta t�midamente, mientras me miraba a los ojos, como expectante, atenta
a lo que fuera a ocurrir. En la tele la pel�cula habia terminado, ahora nos
tocaba a nosotros continuar.



Comenc� a acariciar su cabello, rozando sus mejillas y
tocando sus labios con mis dedos. Ella no dejaba de mirarme y acto seguido se
incorpor� para sentarse sobre mis piernas, posando su trasero justamente sobre
mi verga ya completamente erecta.




Ya veo que tu visita no fue precisamente para ayudarte con
tu tarea.



T� tienes la culpa. Esos e-mails tuyos me animaron mucho.
Quiz�s demasiado. A veces me pon�a a fantasear sobre nosotros, en especial
ahora que mi hermana est� ausente.



Oye, no me quieras poner a mi como el �nico culpable. Yo no
te he chantajeado para que est�s aqui ahora.



Yo se que no. Yo tambi�n quiero estar aqu� contigo. Quiero
que esto pase. Hace mucho tiempo estoy queriendo que pase.




Acerc� su rostro al m�o, mientras sus manos se manten�an
sobre mis hombros. Sus labios rozaron los mios, y yo correspond�, probando por
fin aquella juvenil boca. Un suspiro, o quiz�s un gemido acompa�� a aquel beso.
Mis manos comenzaron a acariciar su piel por debajo de la bata, recorriendo sus
hombros, bajando por su espalda, a la vez que desplazaba la tela de la bata
hasta dejar su torso al descubierto. Sus pechos aun estaban aprisionados por el
top del bikini, situaci�n que me dispuse a corregir inmediatamente. Con un solo
movimiento de mis dedos deshice el clip que manten�a unidas ambas copas en su
pecho, para dejar caer la pieza dejando asi sus hermosos pechos libres al fin.
Eran bellos, bastante llenos en realidad, con aureolas color caf� claro y
pezones peque�os. Me gust� mucho descubrir un peculiar lunar en uno de ellos,
como a un cent�metro arriba de la aureola del seno derecho. Antes de tocarlos,
lo que hice fue darle un beso mordel�n a aquel lunar. Ella s�lo suspir� y dej�
escapar un leve gemido.




Prom�teme que esto quedar� solamente entre nosotros. Que
nada de lo que hoy ocurra se sabr�. Lo que menos quiero es problemas con mis
padres, ni mucho menos con mi hermana. Dime que lo prometes.




Aquello era un ruego, una s�plica. Me tom� de las manos,
mirando a mis ojos, en espera de mi promesa. Finalmente le dije: - Lo prometo.



La tom� en mis brazos y la llev� a mi habitaci�n. En el sof�
quedaron la bata, las pantuflas y su top. El resto lo llevaba yo en mis brazos:
una catorcea�era caliente y lista a disfrutar de una noche de sexo conmigo, con
tan s�lo la otra parte del bikini.



La deposit� en la cama, y en seguida me desvest�. Ella se
qued� mirandome ahi, desnudo delante de ella. Me acost� a su lado y nos fundimos
en un largo y apasionado beso en el que nuestros labios, lenguas y alientos se
encontraron de muchas formas. Ambos gem�amos y suspirabamos al tomar un poco de
aire para poder seguir con aquel delicioso beso. Mis manos ya se hab�an
apoderado de sus pechos y los masajeaban suavemente, pellizcando de vez en
cuando los pezones, lo cual hac�a que ella gimiera y me besara con m�s pasi�n
todav�a. Una de sus manos estaba detr�s de mi cabeza, mientras que la otra
estaba en posesi�n de mi erecto pene. Mis manos recorr�an ahora su espalda
desnuda, hasta llegar a sus nalgas que todav�a estaban protegidas por el resto
del bikini. Me dispuse a quitar aquel estorbo de tela de mi camino cuando ella
tom� mis manos y las gui� de nuevo a sus pechos, sin interrumpir el beso. Supuse
que ella quer�a sentir m�s caricias en sus pechos antes de seguir, asi que me
deje llevar y volv� a masajear aquel par de peque�os c�ntaros de miel. Romp� el
beso para bajar por su cuello, besando y mordisqueando hasta llegar a su pecho,
para seguir bajando un poco m�s hasta tomar en mi boca su pez�n derecho. Lo
chup� con suavidad, masaje�ndolo con mi lengua varias veces. Ella respiraba con
fuerza y gem�a, arqueando su espalda como queriendo que me metiera a la boca su
seno completo. Me mov� un poco para cambiar de seno y esta vez le toc� al
izquierdo. El efecto fue el mismo, ella respond�a a mis caricias bucales con
todo el calor de una hembra que est� disfrutando de lo que le hacen.



Nuevamente me dispuse a retirar el resto del bikini y esta
vez ella no se opuso, pero si cambi� de posici�n, yaciendo sobre su espalda, con
las piernas bastante cerradas, con apenas espacio para poder retirarlo. Se lo
saqu� y lo arroj� lejos, casi fuera de la habitaci�n. Ella me mir� con cara de
preocupaci�n, con una sonrisa un tanto forzada. Supuse que tendr�a miedo de
quedar embarazada o algo asi, por lo que le dije que no hab�a problema, que solo
me pondr�a un preservativo y listo. Ella me dijo que no era eso lo que le
acongojaba.




No se c�mo lo vayas a tomar. Quedar embarazada no me
preocupa. De hecho mi per�odo pas� hace muy poco, as� que no hay peligro. Es
s�lo que�



Qu�? � La interrump�. � Tienes una nalga m�s grande que la
otra? � Le dije, provocando una sonrisa en su rostro.



No, no es eso. T� sabes que no � dijo ella, esbozando una
leve sonrisa. - Acaso no me viste en el video?



Entonces? No es tu per�odo tampoco. Qu� es entonces?



J�rame que no me har�s sentir mal, que no comentar�s esto
ni dir�s nada. Si en algo te molesta, s�lo d�jame que me vista y me vaya a
casa.



De acuerdo, lo juro. Han sido muchos juramentos esta
noche.� Le dije, levantando mi mano derecha.




De veras que ahora me empezaba a preocupar. Por un momento
supuse que se tratar�a de alguna enfermedad o alguna deformidad, pero nada de
eso era aparente. Su cuerpo era m�s que perfecto, con m�sculos el�sticos y
firmes gracias a las pr�cticas de f�tbol.



- Ve a encender las luces, y luego regresa aqu� conmigo.



Cuando regres� a la cama, ten�a las piernas abiertas y con
sus manos separaba los labios de su sexo, dej�ndome amplia una vista de su
tesoro. Fue entonces que vi lo que tanto la preocupaba. Inmediatamente le di un
beso y acarici� su cuerpo mientras lo hac�a. Ella gem�a y las l�grimas rodaban
por sus mejillas.




Mi amor, eso que tienes ahi es un regalo que muy pocas
mujeres tienen. Me imagino que ya sabes qu� es, cierto?



Si, lo se. Y no me gusta para nada. Desde ni�a mis propias
amigas me han hecho toda clase de bromas al respecto. Los chavos que han
salido conmigo, al verlo me han dicho toda clase de cosas, desde burlas hasta
ofensas. Me he sentido muy mal por esto desde hace tiempo.



Esos chicos no han sido m�s que idiotas que no saben la
mina de oro que han dejado escapar. Eso que tienes ahi es la mejor parte de
ti, lo que hace que seas mujer, no lo confundas con otra cosa. Eso te hace ser
m�s mujer que muchas otras.



En serio? � Me dijo ella, con la cara ya un poco m�s
compuesta y animada. Por toda respuesta la bes� nuevamente en la boca,
mientras mis manos exploraban su conchita.




Todo el motivo de su zozobra, su temor, su preocupaci�n, era
una sola cosa: su cl�toris. La nena lo ten�a muy desarrollado, tanto asi que
daba la impresi�n de ser un diminuto pene. No tendr�a ni una pulgada de tama�o,
o talvez si lo ten�a, lo cierto es que aquel cl�toris super desarrollado era la
causa de sus penas. Sus novios anteriores le hab�an hecho sentir muy mal al
respecto. Seguramente se trataba de chicos acostumbrados a ver zorras en el
internet con sus panochas bien afeitadas y con cl�toris de tama�o normal. Por
eso, al ver el cl�toris de mi cu�adita pensaban en un pene y nada m�s.




Ya ver�s mi cielo, ese clit tuyo me va a ayudar a hacerte
gozar. Te har� alcanzar el �xtasis. � Le dije, mientras empezaba a recorrer su
cuerpo, desde su abdomen, bajando hasta llegar a su conchita con escasos
vellos finos y suaves.




Con mis manos separ� primero sus piernas, mientras le sonreia
tratando de hacerla sentir con m�s confianza. Luego me coloqu� con mi cara justo
sobre su conejo, y empec� mi labor.



Tom� su cl�toris en mi boca, atrap�ndolo por completo. Con la
punta de mi lengua lo acariciaba r�pidamente y eventualmente lo chupaba con
delicadeza. La chica gozaba como nunca, gimiendo con fuerza, casi gritando,
mientras manten�a sus manos sobre mi cabeza, como para evitar que me fuera a
alejar de ella. Sent�a sus dedos crisparse sobre mi cabeza, a la vez que mov�a
sus caderas hacia arriba, como si estuviera ya de pleno en el acto sexual. No
dur� mucho m�s, porque unos cuantos segundos despu�s empez� a gritar y a gemir
mientras se convulsionaba, cayendo v�ctima de su primer orgasmo de la noche.





Ahh�...aahhh��aaaaaaahhhhhh��aaaaaaaaaaahhhhhhhhh��amor��aaaaaaahhhhhhhhh��amor��aaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh��




Me detuve por unos instantes, luego subi hasta su boca para
besarla. Ella me correspondi�, chupando mis labios, probando sus propios jugos
que todav�a estaban frescos.




Ya ves?. No estuvo nada mal, cierto? Y eso es para empezar.
� Le dije, mientras la miraba recuperar el aliento, reponi�ndose de un orgasmo
supremo.



Eres el primero que me hace algo as�. Yo solo habia oido
hablar del sexo oral, pero nunca nadie me lo hab�a hecho. Al menos te he
regalado esa virginidad.




La expresi�n de su rostro al decirme aquellas �ltimas
palabras, con aquellos ojazos tan expresivos, me dej� totalmente bajo su
hechizo. Sent� que en verdad estaba enamorado de aquella chava en ese momento.
Nuevamente nos besamos y esta vez me coloqu� sobre ella, con mi instrumento en
medio de sus piernas, justo sobre su anhelante sexo. Mi verga estaba al rojo
vivo, deseosa de entrar en aquella cuevita de amor que ya estaba m�s que lista
para recibirme.



Al tiempo que nuestras lenguas jugaban entre si, comenc� a
penetrarla. Lentamente fui metiendo la punta de mi espada de carne dentro de
ella, sintiendo c�mo su canal de amor separaba sus paredes para dar paso al
invasor. Ella s�lo gem�a y jadeaba a medida que iba entrando mas y mas en ella,
hasta que finalmente entr� por completo. Mis siete pulgadas estaban todas dentro
de ella, disfrutando por fin de aquel rico bollo que solo hab�a podido
contemplar apretado bajo la tela del bikini en aquella foto.



Me qued� as� por unos instantes, para darle chance a ella a
que se acostumbrara a mi grosor. Finalmente, le pregunt� si estaba lista, a lo
que me dijo que si. Entonces empec� el mete y saca, suave y despacio al inicio.
Era una delicia total el poder sentir su vagina tan lubricada y tan firme a la
vez, sujetando mi barra sin la menor intenci�n de soltarla. Al principio, con
las primeras embestidas ella solo gem�a con los dientes apretados, de manera que
sus gemidos sonaban un tanto ahogados. Luego aceler� el ritmo y entonces ella
comenz� a gemir con m�s fuerza, ya sin apretar los dientes. Sus pies acariciaban
mis piernas, y a veces los sub�a hasta mis nalgas, donde me empujaba tratando de
seguir mi ritmo. Yo aceler� aun m�s y entonces ella comenz� a gritar, con
fuerza, cada vez que yo embest�a. Sent� su vagina humedecerse nuevamente y
entonces supe que estaba corri�ndose de nuevo. Yo todav�a estaba lejos de mi
orgasmo, asi que segu� bombeando hasta que la chica me rog� que me detuviera.



Me levant� y me apoy� sobre los brazos, sin sac�rsela. Me
dijo que estaba sintiendo que esa era la mejor cogida de su vida. Me acomod� un
poco para poder ver su cl�toris, el cual estaba super hinchado, producto de
tanto la exitaci�n como de la chupada que le habia dado hacia un rato. Tambi�n a
eso hab�a que a�adirle que al haber estado cogiendo con ella abajo, al rozarse
con mi pubis tambi�n hab�a estado recibiendo m�s estimulo, lo cual ayud� a que
ella se viniera m�s r�pido, con tan s�lo unos cuantos bombeos. Fue entonces que
tuve la idea.




Ven, vamos a la sala. Quiero que lo hagamos en el sof�. �
Le dije.




La llev� al sof�, sent�ndome yo primero e indic�ndole que se
sentara en mis piernas, para que se ensartara ella misma, solo que d�ndome la
espalda. El gemido que dej� escapar cuando se sent� en mi verga, hundi�ndosela
en un solo movimiento hasta el tope de su vagina fue encantador. La abrac� desde
atr�s, masajeando sus pechos y besando y mordisqueando su cuello. Luego le dije:




En esta posici�n lo vas a disfrutar por m�s tiempo antes de
venirte. Tu cl�toris no va a estar en contacto con nada, asi que este orgasmo
va a ser puramente vaginal.




Luego le roc� un poco el cl�toris con mis dedos. Ella suspir�
profundamente en respuesta.




Aunque si quieres un poco m�s de est�mulo, s�lo p�demelo, o
lo resuelves t� misma. � Le dije, y tomando una de sus manos la coloqu� en su
conchita. Ella dejo escapar una risita nerviosa pero luego procedi� a
estimularse con �nimo, usando sus dedos, mientras suspiraba profundamente y
gem�a con suavidad. Rozaba su cl�toris con sus dedos, teniendo mi verga
completamente enfundada en su vagina. Su respiraci�n y gemiditos me indicaban
que lo estaba disfrutando. La chica sab�a lo que estaba haciendo.




De pronto se detuvo y llev� ambas manos hacia atr�s,
levantando los brazos hasta colocarlos por encima de mis hombros, con las manos
detr�s de mi cabeza. Luego comenz� a mover su cuerpo, arque�ndose de forma
magistral, moviendo las caderas hacia adelante y hacia atr�s, sacandose mi verga
casi por completo para luego dejarse caer y ensartarse toda de nuevo.



Yo acariciaba sus pechos, su cintura, sus piernas, pellizcaba
sus pezones, y mordisqueaba sus orejas y su cuello. El ruido del sof� armonizaba
con las culeadas que ella se daba a si misma, y se acompa�aba tambi�n de su
respiraci�n agitada y sus gemidos. Estuvimos as� como unos tres minutos mas o
menos, hasta que finalmente la sent� desfallecer nuevamente, fue entonces que la
tom� de la cintura y la ayud� a terminar de correrse, movi�ndola de arriba hacia
abajo, haci�ndola sentir mis siete pulgadas entrar y salir una y otra vez.
Nuevamente los gritos y gemidos fuertes llenaban la casa. Mi cu�adita estaba
experimentando un orgasmo vaginal, despu�s de haber tenido dos con ayuda de su
super cl�toris. Despu�s de descansar un poco le dije:




Vamos al comedor, quiero hacertelo en la mesa.




Se sac� mi verga de su conejo, dejando escapar un "ahh" al
hacerlo. Nos fuimos a la mesa del comedor. Ella sola se acomod�, quedando con
sus nalgas al borde de la mesa, con los pies en el aire, en espera de que yo los
tomara, lo cual hice, para colocarlos en mis hombros. Mi verga no necesitaba de
guia ya que aquella mesa ten�a justo la altura requerida. Era precisamente por
eso que mi esposa y yo la hab�amos comprado. En muchas ocasiones, despu�s de la
cena, ella hab�a sido mi mejor postre en esa misma mesa.



Una vez m�s la punta de mi pija entraba por aquella peque�a
gruta h�meda, esta vez con mucha m�s facilidad que antes ya que se encontraba
mucho m�s lubricada que al inicio.




Que rico! � dijo ella al sentirse totalmente empalada por
mi verga. � De haber sabido me habr�a guardado para ti. T� hubieras sido mi
primer hombre. Pero tengo algunas virginidades para ti todavia. Ser�s el
primero en llenarme de esa rica leche que ustedes los hombres tienen.



Qu� otras virginidades ocultas tienes todav�a?



Jijiji��no arruines la sorpresa�ahora c�geme, quiero sentir
tu leche llen�ndome toda�anda




Aquello fue como una orden para mi. Empec� a bombear, sacando
y metiendo mi barra, taladrando su conchita una vez m�s. Ella por su parte no se
quedaba del todo pasiva, ya que con sus dedos masajeaba con gusto su cl�toris,
mientras sent�a mi verga perforar sus entra�as una y otra vez.



Sus gemidos, nuestras respiraciones agitadas, la vista de una
hermosa muchacha catorcea�era con las piernas abiertas, con mi pija entrando y
saliendo de su rica conchita adolescente, sus pechos bambole�ndose al ritmo de
mis culeadas, todo eso fue m�s que suficiente para hacerme estallar.



Dej� salir mi torrente de lava seminal y sin misericordia
alguna la llen� con el. Cada vez que soltaba un chorro la embest�a con renovada
fuerza, haci�ndola gemir muy alto, casi gritar, mientras yo segu�a llen�ndola de
mi semen, chorro tras chorro, inundando su adolescente y firme vagina. Era tanto
que se sal�a de su conchita y llegaba hasta la mesa misma, mojando sus nalgas y
su culo tambi�n. Finalmente mi caudal se sec�.



Ella respiraba agitada todav�a, pero aun as� me dijo:




Con que asi se siente hacer el amor con un hombre��de veras
que mi hermana no solo tiene suerte��sino que buen gusto tambi�n��ella aprecia
lo que tiene?



Por supuesto. Hemos tenido muchas noches que han sido casi
interminables, llenas de sexo y lujuria.



Wow!. Qu� bueno que todavia falta un a�o para que ella
regrese a retomar lo que es suyo. Quiero volver a tener una noche como esta,
muchas m�s.



Mi cielo, esta es s�lo la preliminar. Lo que est� por venir
es aun mejor.




Durante los siguientes meses la chava y yo nos las ingeniamos
para dormir muchas noches juntos. En realidad, dormir fue lo que menos hicimos.
La parte dura iba a ser el tener que dejar de vernos cuando mi esposa regresara.
Pero eso lo ibamos a atender en su momento. Hasta entonces, ella y yo �ramos
amantes de tiempo completo.



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Relato: Mi cu�adita, mi consuelo
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